miércoles, 29 de septiembre de 2021

“ESTAR JUNTO A LA CRUZ”

 

¿Cómo estar junto a la cruz, acogerla y abrazarla cuando se nos invita a la diversión, al no pensar, a la distracción, a la fiesta…? “Es mejor no mirar la propia cruz o la de los otros para no sufrir”, “Para dos días que dura esta vida… ¿Qué necesidad tenemos de amargarnos viendo nuestra realidad o de preocuparnos por lo que no es nuestro? Allá que cada uno vea”

La cruz nos habla de:

  • Debilidad, fragilidad humana, heridas, dolor, miseria, pequeñez… De la propia, de la ajena… ¿Cuál es el afán por huir de todo eso? ¿Cuánto tiempo podemos estar escapando de todo eso? ¿Hay alguna receta eficaz que nos libre de la cruz, de sentir y experimentar todo eso?. Es doloroso enfrentarse con la propia miseria pero es necesario aceptar la condición humana para vivir plenamente.
  • Amor, misericordia… hacia mí, entregados por mí, regalados a mí.



Estar junto a la cruz, lejos de lo que muchos pueden llegar a creer o pensar, es sanador y liberador y ayuda a salir del amor propio pues permite reconocer la propia miseria

Estar junto a la cruz es la mayor prueba de un amor que se da a pesar de todo, de un perdón que se regala porque sí.

Cuando todo parecía perdido, que no había marcha atrás, que ya no se podía hacer algo… María y otros se mantuvieron junto a la cruz porque creyeron contra toda esperanza, porque sabían que no era el final sino el comienzo de algo distinto.

 

domingo, 26 de septiembre de 2021

“EL AUTOPERDÓN, ASIGNATURA PENDIENTE”

 

Una de las asignaturas pendientes, en la vida de muchas personas, que esclaviza e incluso enferma es la del autoperdón.

La negación a perdonarse a sí mismo se concreta en el auto rechazo, en el desprecio y agresión personal (emocional y/o física) por las faltas o errores cometidos, por los fracasos obtenidos, por la incapacidad de aceptar la propia debilidad, pobreza, miseria…

No es algo muy diferente a lo que le ocurrió al bueno de Pedro tras negar a Jesús tres veces. Él que había estado tan cerca de Jesús, él que había sido elegido para una misión tan especial e importante, él en el que confiaba tanto el Maestro… le traicionó. Tras darle la espalda surgieron los sentimientos de culpa, fracaso, odio hacia sí mismo… todavía había mucho amor propio en su vida y necesitaba purificarse de todo esto

¿Cómo perdonarse Pedro algo así? ¿Merecía Pedro acaso el amor y el perdón de Jesús después de lo que hizo? Seguramente Pedro lloró largamente su falta, se recriminó, se enojó contra su debilidad, se sintió decepcionado de sí… Quizás al imaginar el encuentro con su Amigo pensó en ponerse de rodillas, suplicarle perdón, justificar su reacción…

¡Todo fue tan diferente….!. Jesús no le reclamó, no le pidió explicaciones, no le castigó… Lejos de todo eso tan solo le hizo una pregunta: “¿Me amas?”. Y no una sino por tres veces. Tres veces para que Pedro cayera en la cuenta de que a Jesús lo único que le importaba era que si seguía amándole y lo único que deseaba era que le amara.

Si Jesús no lleva cuentas de tu pasado, no reprocha tus errores… ¿Por qué tanta dureza y crueldad para contigo?. Si Él no te condena: ¿Por qué insistes en condenarte?. ¿Hay mayor prueba del amor que te tiene que el hecho de morir en una cruz?. No te enfoques tanto en tus miserias y centra tu atención en lo único que quiere de ti y que te va a liberar, sanar y dar vida: que acojas su amor y le ames en todo y en todos.

Como en el caso de Pedro, y con tus limitaciones, miserias, fracasos…, sigue confiando en ti y te sigue amando

miércoles, 22 de septiembre de 2021

“NO MEREZCO EL AMOR DE DIOS”


Esta creencia, tal vez por la formación recibida, puede estar bien arraigada en el inconsciente de muchos pero ¿acaso Dios nos ama solo cuando hacemos bien las cosas o somos buenos?. ¡Qué lejos estamos de conocer el amor de Dios que afortunadamente no sigue criterios humanos y tiene otra lógica!. Y es que su amor es incondicional, gratuito, se da en cada momento, no lleva cuentas del mal, no castiga, no recrimina, no amenaza, no chantajea…

Tal vez revisando tu propio pecado, caídas, fragilidad, debilidad o pobreza puedas sentirte bloquead@, cerrad@ a su amor. Ésta es la actitud de Judas. La realidad es que tus actitudes y obras, sean las que sean, no condicionan ni cambian su amor por ti

El Amor es presente. No recuerda qué sucedió ayer, ni siquiera hace un rato, eres tú quien sigue dándole vueltas y recriminándote.

El Amor es presente. Cada día vuelve a amanecer, se te da la oportunidad de abrirte a su amor, acogerlo… y soltar, dejar ir eso que te daña (culpa, odio, no aceptación de tu pequeñez…)

https://youtu.be/_f8G4_-D0No

Es increíble que Alguien a quien negamos, traicionamos, abandonamos… a quien le damos tan poquito… siga amándonos y se siga dando

Definitivamente su lógica es otra lógica por eso se nos hace difícil entenderlo y aceptarlo desde nuestros esquemas reducidos y limitados. Un amor que no lleva cuentas del mal, que perdona siempre y todo, que sigue confiando… escapa a la razón, solo puede ser acogido, abrazado y agradecido.




domingo, 19 de septiembre de 2021

“¡QUÉ CONDENA!”

 

Conozco a una mujer de más de 70 años, soltera, que cuida de su madre de 98 años. Doña “S” tiene muy buena memoria pero está totalmente dependiente. Su hija sale todas las mañanas a darle una vuelta en silla de ruedas. No tiene más ayuda que la de sus hermanos que llegan a levantar y acostar a su madre y una mujer que le ayuda a asearla. Pasa las 24 horas del día pendiente de ella y prácticamente sola con esta labor.


Viendo esta situación y pensando en la hija, escuché a una persona hacer la siguiente valoración: “¡Qué condena!”. Y bueno… tal juicio quedó resonando en mi interior. Si se mira desde criterios humanos: disfrutar de la vida, hacer vida social, viajar, ir a la piscina o a la playa… realmente es una condena porque la buena mujer no tiene tiempo para todo eso, está volcada al cien por cien en su madre. Pero hay otra manera de ver y vivir esta realidad: como una misión, como un camino de realización y santificación. De cómo se mire dependerá el vivirlo como una carga, una contrariedad, un fastidio y por consiguiente con tristeza y enojo o como una oportunidad y en consecuencia con alegría y esperanza

¿Cuáles son nuestros criterios para valorar las situaciones que nos toca vivir?

¿Rechazamos y nos peleamos con lo que nos sucede o lo acogemos, aceptamos y abrazamos como parte del plan misterioso de amor de Dios?

 

viernes, 17 de septiembre de 2021

“LA CAÑA CASCADA”

 

Me compartía ayer una joven lo siguiente: “El Señor quiere de esta caña cascada una caña nueva”. Me quedó resonando esta frase. Lo más curioso es que, después de unos diez minutos hablando, terminó diciendo: “Lo que encuentro de mí no me gusta”.


Voy a comenzar con esta última afirmación: “Lo que encuentro de mí no me gusta”. Es algo normal. No es agradable ver la propia miseria. Se hace problema cuando me enfoco en todo lo que veo en mí y no acepto, rechazo e incluso me culpo por ello. Por supuesto que todos tenemos algo que no nos gusta pero podemos acogerlo, abrazarlo y aceptarlo como parte de nosotros o vivirlo de modo que nos esclavice y haga infelices. ¿Por qué no enfocarnos más en el amor y la misericordia del Señor que en nuestras propias miserias? ¿Por qué no ver nuestra pequeñez y fragilidad como oportunidad para que se manifieste la grandeza del Señor? ¿Acaso no crecemos en humildad al descubrir nuestras flaquezas y puntos débiles?

Si creo en un Dios que solo ama las cañas perfectas y espera que todos nos convirtamos en eso, es obvio que lo que no me gusta lo viva con desazón, preocupación, hostilidad, violencia… Es comprensible que piense que tengo que esforzarme para que desaparezca todo eso  que no acepto en mí y poder recibir el amor de Dios. Pero el amor de Dios es gratuito, incondicional y lo regala a todos con independencia de que encuentre cosas más bonitas o feítas en mi haber. No tiene en cuenta si la caña mide ocho metros o solo unos centímetros, tampoco si está derecha o torcida, mucho menos si está enterita o cascada


https://youtu.be/relu4AJM_kE

Dichosos quienes se sienten caña cascada y se aceptan como son

Dichosos quienes confían en el amor y la misericordia del Señor y ponen su mirada en Él

Dichosos quienes saben dar gracias cuando descubren y son conscientes de sus miserias

Dichosos quienes creen que por medio de su debilidad y pequeñez puede el Señor hacer grandes cosas

jueves, 16 de septiembre de 2021

“LA MOTA EN EL OJO AJENO”

 

¡Qué fácil ver la mota en el ojo ajeno! ¡Qué frágiles y débiles somos para juzgar desde nuestros criterios! ¡Qué lejos estamos quizás de tener una mirada contemplativa! ¡Cuánto daño podemos llegar a hacer!

Sin necesidad de mediar palabras, y tan solo con una mirada, podemos expresar odio, inconformidad, rechazo, intolerancia, desaprobación, indiferencia… Tal vez las actitudes o comentarios de los otros provoquen en nosotros algo de todo eso pero no justifica nuestra mirada. ¿O es que el cómo mire a los demás va a estar condicionado por si les caigo o no bien, si me aceptan o no, si me alaban o critican? ¿Por qué ceder el poder de mi mirada a los actos, actitudes, hechos o comentarios de los otros?

Yo elijo cómo quiero mirar, qué tanto deseo amar al otro “a pesar de” (a pesar de lo que piense de mí, diga o haga en contra mía)

Los fariseos salían al paso de Jesús para cuestionarle y ponerle a prueba, los discípulos le abandonaron, Pedro le llegó a negar, Judas le traicionó… Fue perseguido, golpeado, humillado y hasta clavado en una cruz pero ¿quién vio en Él, en su mirada, el menor resquicio de rencor, odio, desprecio… por alguien?.

Y es que la mirada de Jesús no juzga a las personas. Esto no quiere decir que “todo se vale” porque sí está en contra de las injusticias, desigualdades, violencia, corrupción, hipocresía, abusos…

Por medio de su mirada: acepta, acoge, abraza… a cada uno. Ante su mirada se puede ser uno mismo, sin caretas ni disfraces.

Que nos dejemos alcanzar por su mirada y podamos ver a los otros como Él nos mira, como Él les mira.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

“BUSCARLE SIEMPRE”

 

El encuentro, la relación íntima con el Señor, va transfigurando a la persona, va despertando su divinidad. “Subió Jesús a la montaña a orar y pasó la noche orando a Dios…”

Cuando el “Yo” es el que actúa, el que se esfuerza… puede hacer muchas y grandes obras pero el fruto es pequeño, hueco, estéril

Cuando el “Yo” se va transfigurando, fruto de la relación íntima con Dios, fruto del encuentro y del estar… las cosas se hacen y se viven de forma distinta. Ya no se tiene en cuenta la cantidad de las obras sino el amor con que se realizan. Y los frutos, aunque tal vez menos visibles según criterios humanos, son mayores

La raíz, el cimiento, la base… la vida de oración

Los frutos, los resultados… son consecuencia de esa vida de oración

Pero la vida de oración no se mide por el número de horas sino por la disposición y las actitudes en ella (amor, desapego, humildad). Tampoco se mide por el esfuerzo o el sacrificio que me suponga


La intensidad de la vida oración, la transformación que el Espíritu vaya obrando en cada alma, dependerá de la gracia pero de nosotros está el poner los medios.  El Maestro siempre se retiraba a orar, a estar con su “Abba”… se fue convirtiendo en aquello que tanto contemplaba y su vida fue reflejo de ello: amor y misericordia esparcidos a raudales.

lunes, 13 de septiembre de 2021

“EL SEMÁFORO EN ROJO”

 

Ayer vi como un joven venía por la acera en bicicleta. Al acercarse al semáforo pulsó al botón para poder cruzar pero al ver que no había carros no esperó. Los que tuvieron que detenerse fueron los carros porque el semáforo se les puso en rojo. Ningún peatón cruzó en el tiempo que estuvieron esperando la luz verde. El muchacho pasó a mi lado con la bicicleta y me faltó muy poquito para llamarle la atención, algo me detuvo. ¿Y si era necesario que esos carros esperasen un ratito?



Uno, dos minutos… es tiempo más que suficiente para evitar una desgracia, salvar una vida, producirse o evitar un encuentro… Y me acordé de aquella historia en la que un joven le reclama a Dios, mientras mira la cruz, el guardar silencio y no hacer algo. El caso es que Jesús le propone subirse a la cruz pero le pone una sola condición: permanecer en silencio. Ante todo lo que ve, llega un momento que no puede callar y precisamente por hablar provoca un desastre.

No te enojes si te quedas dormid@, si te encuentras con alguien por la calle y te atrasas con tus planes, si dejaste el celular en casa, si el carro no arranca o se te “punchó” la llanta, si se te rompió la sandalia, si el clima te impidió viajar, si te enfermaste y no pudiste ir a trabajar, si alguien llegó tarde a una cita o te la canceló, si no pasaste la entrevista, si había demasiada gente en el supermercado, si… TODO pasa por algo

Todo forma parte de un misterioso plan de amor que no entendemos muchas veces y contra el que en ocasiones llegamos a rebelarnos. Para quien nos ha creado, ama y desea lo mejor para nosotros: TODO tiene sentido, TODO tiene su razón de ser.

Abandónate y confía porque TODO lo hace bien


https://youtu.be/M214nWD-8mA

domingo, 12 de septiembre de 2021

“AHÍ ESTÁ”

 

¿Hay algún lugar donde poder escapar de su Presencia?

¿Acaso no busca nuestra felicidad, ofrecernos su Amor?

¿Por qué entonces seguimos otros caminos? ¿Por qué incluso en ocasiones le damos la espalda? ¿Por qué vivimos, hacemos, hablamos, tomamos decisiones… como si no existiera?

“Ahí está” pero no siempre somos conscientes de esta verdad por andar distraídos, por miedo a dejar “nuestras cosas”, por creernos autosuficientes…

Y quizás sí somos conscientes de su existencia pero no de su Presencia que habita y envuelve todo. No es lo mismo saber que experimentar. Podemos saber que existe la India pero mientras no viajemos allá será solo conocimiento, una creencia más. Necesitamos viajar, visitar ciudades, pueblos… recorrer aquel país para poder tener experiencia de que realmente existe.

“Ahí está”: en el tiempo de descanso y de trabajo, en nuestro encuentro con alguien, cuando leemos un libro o preparamos un tema, cuando comemos, paseamos, oramos, escuchamos música…

Pidamos la gracia de experimentar esa Presencia en nosotros, en lo que vivimos, en las relaciones, en nuestros quehaceres, en los acontecimientos… en nuestro camino

https://youtu.be/Ouj_ANi16Q4

viernes, 10 de septiembre de 2021

“PATINANDO SOBRE HIELO”


¿Sabes patinar sobre hielo? Yo no tengo ni idea. Hace unos años se empeñó mi sobrina en ir un día a patinar. En aquel tiempo ella iba a clases y participaba en competiciones. Me animé una tarde y salimos a la pista. Mientras ella daba vueltas y vueltas a gran velocidad y hacía giros sobre sí misma, yo permanecía agarrada a la barandilla tratando de sostenerme en pie. Ella me animaba: “Tía, vamos, es muy fácil”. Me parecía misión imposible. Disfruto viendo a otros patinando sobre hielo, me transmite una sensación increíble de libertad pero a mí me da mucho miedo. El tiempo fue pasando y decidí poco a poco lanzarme.

A mi ritmo di unas tres o cuatro vueltas por toda la pista. Me pasaba las de Pedro: Cuando agarraba un poco de velocidad y creía haber logrado el control, aparecían mis miedos y tambaleaba. A punto de caerme estuve varias veces, una me alcanzaron al vuelo, otra nada ni nadie pudo evitarlo.


Comienzo con esta historia para contarte ahora que, anoche escuchando un comentario del “Libro de la Vida” de Santa Teresa de Jesús, un carmelita contaba que la conversión más fuerte le llegó a la santa cuando puso toda su confianza en el Señor. Después en mi oración antes de acostarme leí providencialmente sobre la confianza en Dios de Santa Teresita, de Abraham… Y a las 2.20am me despertó un sueño. Una pista de hielo inmensa y Alguien experto en patinaje que me agarra y me invita: “Vamos”. Yo no quería y le dije que tenía miedo. Insistió en que me dejara llevar y… ¡qué gozada!

Así es el Señor… tal vez no conozcamos el terreno que pisamos, quizás surjan miedos, seguro que no controlamos lo que tenemos entre manos, a lo mejor no sabemos a dónde vamos… pero: “Nos sostiene y agarra fuerte”, “Tan solo hay que abandonarse, confiar y dejarse llevar”. Es de esta forma que desaparece el miedo en nuestra pista de hielo. Y con tan experto patinador ¿quién no se anima?

Ocho días después de escribir esto, me encuentro en un libro (“¿Hacia dónde mirar?”. Espiritualidad en la vida cotidiana) una reflexión de un sacerdote llamado Miguel Márquez Calle titulada “Bailad con Él”. En esta historia cuenta que había estado viendo en televisión patinaje artístico sobre hielo. Te voy a compartir algunas de las cosas que escribió:

“¿Por quién, con quién bailaría yo así (aunque sea en sueños)?. Soy sacerdote… El patinaje de ayer me recordó que he dejado de bailar con Dios… Tantos gestos dormidos… Tantas celebraciones sin el brillo de la ternura… Cómo me olvido de bailar con mis hermanos

Hoy voy a ensayar a bailar para Él, a dejarme llevar por Él, abandonarme a su querer y acariciar su querer. No os olvidéis de bailar, desterrad la ternura dormida”


lunes, 6 de septiembre de 2021

“¿VAS A TENER ENVIDIA PORQUE SOY BUENO?”

 

¿Alguna vez te han achacado o criticado el ser bueno con otros, el hacer cosas que se salen de lo “normal”? ¿Has escuchado alguna vez el “pero ¡qué tont@ eres!”

Así le pasó a un propietario que pagó a los últimos que trabajaron en su viña lo mismo que a los que llegaron a primera hora. ¿Acaso no se construye así el Reino? La invitación es a ser distintos, a anteponer el amor a todo lo demás, a vivir desde la bondad porque sí, a no esperar algo de los otros

Pero vamos más allá. ¿Te has sorprendido alguna vez reclamando o juzgando a otros por ser buenos con “sus cosas”, con su tiempo?. A unos les cuesta más que a otros el creer en un Dios bueno con todos, independientemente de sus obras, pero presenciar esta actitud en alguien cercano también fastidia porque toca los propios intereses y los pone en peligro. ¿Nos duele cuando los otros son buenos con los demás especialmente si pensamos que no se lo merecen? ¿Acaso los otros no tienen libertad para hacer lo que quieran con lo que les pertenece?



El Reino de Dios lo construimos cuando vivimos desde el amor, cuando actuamos movidos por el amor y no en función de las expectativas, deseos o comentarios de los otros.

¿Vas a tener envidia porque Dios es bueno o porque haya personas que antepongan el amor a lo que hace la mayoría, a la norma…?

“Haz el bien y no mires a quien”… sin importar las críticas, sin llevar cuenta de lo que aparentemente pierdes, sin esperar ni siquiera agradecimiento, sin medida… Solo así serás como el propietario de la viña, solo así estarás colaborando en la construcción del Reino.

 

miércoles, 1 de septiembre de 2021

“HACERNOS COMO NIÑOS”

 

No deja de sorprenderme escuchar comentarios de personas que descuidan su oración porque están cansadas o tienen sueño,  porque habían discutido con alguien y estaban enojadas, porque algo les preocupa, porque tienen muchos quehaceres, porque no sienten nada y les parece una pérdida de tiempo, porque aseguran que Dios no les escucha... El Señor nos espera así como estemos: tristes, contentos, angustiados, agotados, con dudas, en crisis de fe, desesperados…

Jesús alaba la actitud de los niños que se acercan a Él con esa inocencia, sencillez, con confianza, con esperanza, con fe… Solo buscan en Jesús que les imponga sus manos y rece por ellos.

El no considerarnos perfectos o dignos, el pecado, la desconfianza, el no creernos merecedores de amor… son obstáculos para el encuentro con Jesús. ¡Vamos, que no hay mayor obstáculo que nosotros!

Jesús no puede hacer algo por los sanos, por los intachables… Todo lo pueden hacer y conseguir por ellos mismos. Jesús espera y abre sus brazos a los heridos, a los que se sienten rotos, a los que son esclavos. Jesús es para los que se sienten “pequeñitos” y reconocen su grandeza en amor y misericordia.


Cuando algo te impida ir a Jesús, recuerda la espontaneidad de los niños. Ellos no se andan complicando, ni cuestionando, ni juzgando, ni quebrando la cabeza… con sencillez y humildad, con esperanza y su poquito de fe, se acercan hasta Él y se produce el milagro.