Lo
que verdaderamente transforma es el encuentro. Quien encuentra un tesoro en el
campo, o una perla fina de gran valor, es capaz de vender todo lo que tiene
porque ha encontrado algo grande.
“Venderlo todo” solo es posible y no cuesta cuando se ha producido el encuentro
“Venderlo
todo” por imposición, por resignación, por miedo, a la fuerza, como una
condición para ser amados o para el seguimiento a Cristo… es consecuencia de
una falsa idea de Dios, crea sentimientos de impotencia, frustración, culpa…
Mientras
no hay encuentro no hay transformación. Cualquier acción estará motivada por el
ego, por creencias irracionales, requerirá mucho trabajo, energía… llegará a
cansar e incluso a quemar a la persona.
Se
puede creer en Dios, hacer muchas cosas santas, rezar horas y horas, cumplir
los mandamientos… pero no haberse producido el encuentro. Por esto las
resistencias, la dificultad y la negativa a venderlo todo. Somos humanos ¿quién
se va a arriesgar a dejarlo todo sin haber encontrado algo de más valor?. Eso
le pasó al joven rico y sigue sucediendo. Era muy buena gente pero no fue capaz
de soltar y no sin razón… el encuentro con Jesús fue muy superficial y no
transformó su corazón. ¿Cómo son nuestros encuentros con Él? ¿Va cambiando en
algo nuestra vida?
Hay
quienes han tenido la dicha de encontrar sin buscar pero no dejemos todo a Dios
y pongamos los medios. Continuemos buscando porque el tesoro y la perla esperan
ser hallados.