domingo, 24 de abril de 2022

“LA PAZ PROFUNDA ES DEL SEÑOR”

 

Jesús se encuentra con los discípulos y les dice: “Paz a vosotros”. Jesús nos da su paz, nos bendice con su paz… una paz que solo puede venir de Él.

¿Por qué te angustias? ¿Por qué te preocupas? ¿Por qué te inquietas? ¿Por qué tienes miedo? ¿Por qué surgen dudas en tu corazón?. Él es la paz. Sus propuestas y sus invitaciones, aunque supongan renuncias, incomprensiones o incluso persecuciones, siempre dejan una paz de fondo.

Y cuando no nos lo terminemos de creer, cuando sospechemos de si realmente esa paz proviene de Él, siempre podremos confirmarlo allá donde los discípulos le encontraron:

  • En las heridas de las manos y pies. En el dolor y sufrimiento del ser humano
  • En las comidas compartidas. Eucaristía
  • En la Escritura. Palabra, oración

Lo que llena nuestro corazón de paz profunda, alegría verdadera, aumento de fe y esperanza, consuelo… solo puede ser del Señor

Lo que invita a crecer en las virtudes, a ser Evangelio vivo… solo puede ser del Señor

Quien es el Camino no nos garantiza la ausencia de tentaciones, pruebas, dificultades, obstáculos… pero sí su Presencia, sí la paz y alegría profundas

miércoles, 20 de abril de 2022

“HAY COMPAÑEROS Y COMPAÑEROS”

 

No podemos caminar solos con las propias luchas, preocupaciones, miedos… pero también es cierto que ni todos son buenos compañeros de camino ni somos siempre esos deseados compañeros que otros necesitan

Hoy los discípulos de Emaús regresan a casa, tras el fatal desenlace ocurrido en Jerusalén, con un montón de emociones en su haber: tristeza, decepción, dudas, enojo tal vez… Alguien se cruza con ellos y se une al camino y a sus vidas. Ese compañero podía haberse presentado desde el principio, haberles sacado de su profunda desolación, pero respetó el proceso de ellos y permitió, con su acogida, con su saber estar y con su respeto, que ellos se encontraran y descubrieran la verdad que a sus ojos permanecía oculta.


Un buen compañero no tiene prisa, no adelanta procesos, no da soluciones ni respuestas, no juzga, no fuerza, no se desespera por el ritmo de comprensión del otro, no hace comparaciones, no da su opinión sobre lo que haría si estuviera en lugar de otro, no condiciona, no dirige…

El sentirse escuchado, acompañado, acogido, respetado… permite reconocer y expresar todo lo que hay en el propio mundo interior, descubrir la verdad que se anda buscando. Expresar en voz alta y escucharse ayuda a caer en la cuenta. Un buen acompañamiento prepara para el encuentro con uno mismo y con el Señor

Los compañeros de camino se eligen, también es cierto que contamos con Uno incondicional que siempre está. Quienes quieren ayudarnos siempre lo hacen de buena fe pero no siempre aciertan con las palabras o con su forma de estar. ¿Qué hacer entonces?. Escucharse. “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” – se preguntan los de Emaús.  ¿Qué siento ante esto que me dicen? ¿Cuáles son mis motivaciones, mis miedos, mis dudas…? ¿Qué es lo que realmente desea mi corazón?. Es importante escuchar lo que late en lo más profundo, acompañar la propia realidad, encontrar la verdad por sí mismo.

Podemos ser testigos de muchas voces, pronunciadas por personas muy “santas” pero, contradictorias entre sí. ¿Cuál es en medio de todas esas voces la que el Señor tiene para nosotros?. Aquella en la que “arda el corazón”, aquella en la que se sienta consuelo, paz profunda, alegría verdadera, aumento de esperanza. No atendamos tanto a quién nos lo dice sino a lo que pasa en el interior ante esas palabras, y estemos atentos para ver si todo eso que sentimos permanece en el tiempo. El Señor habita en nosotros y ahí se encuentra la confirmación de si es o no de Él eso que nos viene de afuera.

lunes, 18 de abril de 2022

“EN LAS REALIDADES DE MUERTE TAMBIÉN SE PUEDE ENCONTRAR LA VIDA”

 

Después de mi primer año en Honduras regresé a España. Era septiembre, pronto llegaron las fiestas de San Mateo (salir con amigos, trasnochar, música, gente, ruido…). Una de esas noches, sin buscarle… me encontró. Y fue en un bar lleno de gente, sería algo más de la 1am, la música a todo volumen. De repente empezaron en mi mente a pasar imágenes, como si de una película se tratase, de experiencias que había vivido ese año, personas, realidades… Entonces me pregunté: “¿Qué hago acá?”, “¿Voy a seguir perdiendo el tiempo con tanto por hacer en este mundo?”. Esa noche tomé la decisión de regresar a Honduras. Sumida en una realidad de muerte, en la que supuestamente me la estaba pasando bien, me encontré con Él, con el mismo resucitado que ahora celebramos

María Magdalena caminó hasta el sepulcro para estar con el Señor ya muerto. Cuál fue su sorpresa que se produjo el encuentro con el Dios vivo.

¡Qué misterio tan grande!. Hay quien le busca y no le encuentra. Hay quien anda perdido o distraído y se cruza en su camino. Nos ha podido pasar un poco de todo en la vida porque por Él no queda y aprovecha todo lo que nos acontece para hacerse el encontradizo. Quien ama desea estar, permanecer, con el amado. ¿Qué tan vivo está ese deseo en mí?

Todos tendremos un montón de anécdotas que contar de encuentros con el Señor. Si bien es cierto que por mucho que lo deseemos no podemos forzar la experiencia, sí que depende de nosotros estar atentos y disponernos buscando los medios que faciliten el encuentro o evitando aquello que lo dificulte o impida.

El encuentro se da cuando quiere (en la mañana o en la noche, en la juventud o en la ancianidad como le pasó a Simeón…), como quiere (por medio de una canción, una propuesta, una lectura, un acontecimiento…), donde quiere (caminando con nuestras desolaciones, miedos, dudas, como los discípulos de Emaús… en la oración, en el tiempo de descanso o de ocio, en la rutina de cada día… encerrado como los discípulos, en realidades de muerte como María Magdalena…). Cualquier tiempo, modo o lugar puede ser el momento oportuno para que se produzca el encuentro.

Desea encontrarse con todos porque nos ama a todos. No se valen las excusas, justificaciones, resistencias o pretextos para cerrarnos a ese amor que se quiere regalar. “Es que…”. “Pero si yo…”. “¿Y si…?”. “Ya es muy tarde”. “Eso no va conmigo”. “Yo estoy bien así”. “No me va a aportar nada”. “No lo necesito”... El Amor desea ser acogido, recibido… ahora. ¿Por qué o para qué esperar más?

martes, 12 de abril de 2022

“PARA TI TAMBIÉN HAY UN PEDACITO DE PAN”

El otro día me compartía una amiga su “decepción” por esperar de dos amigos algo que no se dio. “Si a mí me lo hubiesen pedido, yo lo hubiera hecho pero ellos no… solo les pedí esto…”. Se sentía traicionada. Con uno de ellos ya había hablado y reconoció que no se pudo callar y fue fuerte expresando su malestar, estaba pendiente de hablar con la amiga para también reclamarle. ¿A quién no le ha sucedido esto alguna vez?. ¿Qué hemos aprendido de ello?. Y nosotros… ¿Cuántas veces hemos “traicionado” a otros?. Sí, sí… Los otros también se crean expectativas respecto a nosotros y se sienten frustrados ante nuestras reacciones, actitudes, decisiones…

"Para ti también hay un pedacito de pan"

Hoy Jesús sabe que uno de los discípulos le va a traicionar pero no por ello deja de darle, como a los demás, su pedacito de pan.

Así como Judas traiciona a Jesús, Pedro le niega, los otros le abandonan… también nosotros contamos en nuestro haber: traiciones, negaciones y abandonos a Jesús. Y alguno se dirá: “Yo no”. Pues tú sí y yo también. Pero ante esta realidad, Jesús no pregunta, no reclama, no pide explicaciones, no impone castigos, no se enoja… sino que se nos sigue dando, nos continúa ofreciendo un pedacito de pan. Nada es obstáculo  para que Él nos siga amando. Nada condiciona su amor por nosotros.

¡Qué grande e incomprensible este amor!. ¡Qué lejos de lo que vivimos muchas veces como amor!. Se olvida de lo de ayer, vuelve a dar otra oportunidad. Espera, confía, no se rinde, no pide, nos busca… y todo y tan solo por amor. Solo quiere amarnos y para eso pone a nuestro alcance los medios para mostrarnos ese amor. Desgraciadamente en medio de las distracciones, ruidos, proyectos, preocupaciones, tareas… vamos con el piloto automático. Sumergidos en la rutina y los afanes, ni lo descubrimos, ni nos abrimos a ese amor.

Siempre es buen momento para pedir perdón por tanto amor traicionado, rechazado, negado… por tantos obstáculos a dejarnos amar… por tantas excusas y justificaciones para recibir ese amor…

Siempre es buen momento para comenzar, para estar atentos, para abrirnos a la sorpresa, para volver nuestros ojos y vida a quien se nos da, para abajarnos y con humildad recibir lo que se nos quiere regalar, para agradecer por tanto y todo.


domingo, 10 de abril de 2022

“UNA IMAGEN”


No sé si alguna vez has participado en la dinámica de salir al campo y escoger algo que se identifique contigo. La consigna es: “No elegirlo sino dejar que “la cosa” te elija”. Se trata de no pensar, tan solo de contemplar… no obsesionarse con encontrar algo sino disfrutar de lo que se mira… cuando te relajas, cuando vas sin expectativas, es cuando algo te atrapa, algo consigue llamar tu atención y hablarte.

Pues bien, te cuento esto para compartirte la siguiente anécdota. Entre sus consejos para orar, Santa Teresa recomienda contemplar un cuadro o una imagen de Jesús, especialmente de su rostro. Parece algo sencillo pero no lo es. Yo sí que hace tiempo me puse a la búsqueda y hay imágenes que me hablan más que otras pero hasta este momento ninguna había conseguido conquistarme. Internet, librerías… y nada. Unas muy dulzonas, las otras muy divinas… No me dan ninguna devoción, no siento empatía con ellas, no me inspiran la oración.

Hace tiempo que dejé de buscar y lo encontré. Visité con una amiga la capilla donde está enterrado San Juan de la Cruz, y junto a esa capilla hay otra en la que tan solo hay un cuadro, el cuadro ante el que oraba este santo. Me quedé muda, no sé el rato que permanecimos allá… en silencio, tan solo contemplando. Ahí estaba la imagen que tanto tiempo he estado buscando, la imagen que me hablaba hasta acallar mi pensamiento, la imagen que atrapaba todo mi ser. Cuando salimos de la capilla pensé en buscarla en internet, imprimirla, plastificarla…

Regresé a casa, encontré la imagen, la puse de perfil de whatsapp y… me escribe una religiosa Carmelita de San José hondureña diciéndome que tiene un cuadro con esa imagen para mí. Algunos dirán: “¡Qué casualidad!”. A mí se me hacen agua los ojos, me sonrío del guiño que me ha hecho el Señor y doy las gracias por tanto y todo. Vive, sigue actuando… y hablando. Más allá del hecho externo providencial hay todo un mensaje encerrado que guardo en mi corazón.

Ya tengo el cuadro en mi cuarto. A ella se lo regalaron y pensó en que yo sería la destinataria final. Así tenía que ser, así fue. Lo más gracioso fue lo que me dijo: “A mí esa imagen no me dice nada pero no crea que se lo doy porque a mí no me guste”. Es bien divertida y muy sincera. Gracias Blanca


domingo, 3 de abril de 2022

“ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO”

 

El otro día me quedé en la Eucaristía después del viacrucis y resultó que se celebró el  funeral de un señor con sus cenizas allí presentes. En la homilía el sacerdote insistió mucho en que la vida no nos pertenece, en que somos de Dios. Y también nos invitó a cuestionarnos sobre lo siguiente: “Si hoy fuera el momento de encontrarte definitivamente con el Señor, ¿Qué le dirías?”. 

Pero no ha llegado ese día y hoy Él nos dice: “No recuerdes lo de antaño, no pienses en lo antiguo, mira que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notas?”


Si no vemos lo que el Señor hace en nosotros cada día es porque nos anclamos en el pasado, en nuestros errores, en nuestras omisiones… Y de ahí surge la culpa, el encerramiento, el ensimismamiento… Y todo ello nos impide vivir el momento presente, abrirnos al Amor que se nos regala ahora

Cada día es una nueva oportunidad para amar, para ser amados… para mirar adelante con los ojos puestos en el Señor y la vida centrada en Él… para agradecer que sigue actuando, que algo nuevo está ya brotando aunque a veces no seamos conscientes… para volver a comenzar. Todavía no ha llegado ese día… todavía estamos a tiempo. Nada de lamentaciones. Pongámonos en camino… hacia la meta como dice San Pablo. Y que lo que nos mueva no sea el miedo o la recompensa esperada, sino solo y únicamente el amor.

sábado, 2 de abril de 2022

“A SER HUMILDE SE APRENDE…”

 

La frase que resonó en mi corazón en las charlas cuaresmales de este año fue: “A ser humilde se aprende contemplando al Humilde”. Con esto me quedo, que no es poco, y es que ¿se puede ser humilde por puro esfuerzo o con tan solo desearlo?

“Te conviertes en aquello que contemplas”. ¿Dónde está nuestra mirada?

“Contemplas aquello a lo que dedicas tiempo”. ¿En qué o en quién ponemos nuestro corazón? ¿A qué le damos importancia en nuestra vida?

Se ha escrito y puede escribirse mucho sobre la humildad pero ¿No es Jesús el mejor modelo de humildad? Nace y vive en la más absoluta pobreza, sirve y se abaja, pasa desapercibido, no alardea de sus hazañas y milagros, no presume de quién es, guarda silencio ante las humillaciones, no se defiende con su poder, no utiliza la violencia cuando es agredido, carga con la cruz sin rechistar… “Yo no puedo hacer nada por mí mismo”. Sabe que no es el protagonista de su propia historia, reconoce su dependencia, se sabe necesitado, instrumento en manos del Padre,… se deja hacer, le deja ser… se abandona y confía.

A ser humilde se aprende: Estando, contemplando y escuchando al Humilde, si dejamos que sus palabras y actitudes se impregnen y calen nuestras pobres vidas. Todos estamos llamados, invitados a ese encuentro, a la conversión.