miércoles, 30 de julio de 2025

“¿QUÉ PERLA PREFIERES?”

 

En nuestra vida podemos ir atesorando pequeñas perlas finas. Te invito a que pongas nombre a esas perlas, te ayudo con algunos ejemplos: “Alabanzas, afectos de las criaturas, títulos, salud, cosas materiales, aplausos, trabajo, éxito, cualidades…”.

Si tuvieras que elegir entre un montón de perlas pequeñas, finas y preciosas o una de gran valor ¿con cuál te quedarías?.

Como somos humanos podemos desear y apegarnos a aquello que es más perceptible a nuestros sentidos. Hacemos acopio de perlas finas creyendo que tenemos algo cuando en realidad, es una falsa ilusión, bien sabemos que hoy están y mañana no.

Si esas perlas finas pierden su brillo, tememos perderlas o desaparecen de nuestras vidas, surgen la tristeza, el enojo, la frustración, la impotencia, la incomprensión. Poner en ellas la confianza, la seguridad, la esperanza o la felicidad, es una pérdida de tiempo, es necedad.

Pudiendo tener la “PERLA” nos contentamos con un montón de perlas brillantes pero muy chiquititas. La suma de todas las perlas finas que podemos acumular no se iguala con el valor de la gran “PERLA”. Es más, la “PERLA” no hay peligro de perderla, permanece.

¿Queremos seguir atesorando perlitas?. Elegir la “PERLA” supone renunciar a ese montón de perlitas, las que están y las que deseamos. Hay que optar. ¿Somos capaces de entregarlas todas para quedarnos con la “PERLA”?.

Cada vez que sufres, plantéate si no es porque has perdido una perlita o temes perderla. Tu atención y tu corazón andan centrados en ella y no ves más allá.  

Cuando las situaciones adversas aparezcan, recuerda que tienes una PERLA preciosa de valor incalculable, y dirige tu mirada y tu corazón hacia ella. Deja ir esas perlitas, ponlas en Sus Manos. Preséntate ante Él con las manos vacías, porque la realidad es que es una falsa ilusión creer que posees algo. La realidad es que nada tienes, nada te pertenece, ni siquiera tu vida. Extiende tus manos, una PERLA de gran valor se ofrece y desea ser recibida.

jueves, 17 de julio de 2025

“NO ENTIENDO NADA”

 

El otro día entró un señor en la librería diciendo una y otra vez: “No entiendo nada”. Estaba abrumado por una situación que estaba viviendo en su parroquia. Fue a buscar consuelo en un religioso y para colmo ya se había ido de la ciudad para no volver. A su “no entender” se sumó otro “no entender”.

He escuchado a otros desde ese día con la misma canción: “No entiendo nada”. Y la mayoría lo viven con sufrimiento. Queremos tener todo bajo control y todo se nos escapa. Nuestro entendimiento es incapaz de abarcarlo todo.

Ante las circunstancias inesperadas que sobrevienen no hay muchas opciones, de nosotros depende cuál escoger. De la elección dependerá el seguirnos enredándonos, hundirnos o volar.

Hay quien opta por enojarse con Dios, con todos y consigo mismo.

Otros prefieren negar lo que sucede, no querer verlo, pensar en otras cosas o huir buscando alternativas que satisfagan los propios deseos o colmen su vacío.

Si se nos ha regalado el don de la fe, contamos con la opción de trascender “eso” que decimos no entender. La unión con Dios no la lograremos por el entendimiento, ni por los sentimientos, ni por los gustos. Hay que dar un paso adelante. Abandonarnos. Rendirnos. Acoger y abrazar “eso”. Dios sabe lo que hace y todo lo hace bien. No se trata de entender sino de confiar en que todo forma parte de un plan de amor y “eso” es necesario.

¿Qué más da si entiendo o no?. ¿Es cuestión de razonamiento o de confianza?. ¿Es cuestión de control, o de abandono y aceptación de la voluntad de Dios?. ¿Es cuestión de cabeza o de corazón?.

El sábado no tuve otra opción que participar en una eucaristía de principio a fin en eusekera. Se lo estaba contando la otra mañana a un sacerdote y su pregunta fue: “¿Y ya te enteraste de algo?”. Respondí: “De lo principal, que Jesús estaba ahí”. Tras eso, se hizo el silencio.

El don de la fe te permite dar el salto. Quizás no haya que entender todo, a lo mejor no es necesario ni siquiera entender un poquito. Te abandonas y, cuando te das cuenta, ya estás volando.

domingo, 13 de julio de 2025

“¿QUÉ MÁS DA EL LUGAR?”

 

El lugar en el que estás es el que el Señor quiere para ti en este momento. El lugar tan solo es un medio, un medio para amarle, servirle y acoger su amor. Visto así… ¿Qué mas da el lugar?. ¿Acaso no está ahí?.

Hacer su voluntad pasa también por acoger ese lugar que Dios ha dispuesto para ti: Una habitación de hospital, una residencia de mayores, un trabajo, una parroquia, la celda de una prisión o de un convento, la casa y a las personas con las que convives…

En ese lugar en el que estás, también está Él.

A veces pensamos o anhelamos otros lugares, los consideramos incluso más perfectos y no terminamos de aceptar aquel que el Señor ha dispuesto para nosotros. Renegamos, nos quejamos y a veces huimos buscando otros escenarios en los que poder satisfacer nuestras necesidades o llenar nuestros vacíos.

El lugar es el que es, éste es el que nos toca en este momento.

El lugar es relativo, es transitorio, como todo lo demás. Todos somos peregrinos en esta tierra y tarde o temprano ya no estaremos donde ahora permanecemos.

En esos espacios concretos, en los que nos movemos en el día a día, somos invitados a realizar nuestra misión, a encaminarnos a Él, a “pegarnos” más a Él, a perseverar aunque aparezcan dificultades, a esperar y darlo todo mientras no disponga otra cosa.

Ese lugar en el que estamos es el que Él ha pensado para nosotros en este momento, es el ideal para que su voluntad sea por medio nuestro. Abrazarlo y acogerlo es abrazar y acoger a Jesús y la voluntad del Padre, es abandonarnos, dejarnos amar por Él.

Amar ese lugar, y ofrecer nuestra alma, nuestra vida y nuestro corazón en él, es amar a Dios.

sábado, 28 de junio de 2025

“LA ENCERRONA DE ANTONIO”

 

Ha tenido que fallecer Antonio CMF para que aquellos jóvenes de hace 30 años nos volviéramos a encontrar, compartir y celebrar, y providencialmente en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Abel CMF, repitió en varias ocasiones que “Antonio nos había tendido una encerrona”. El comentario nos hizo sonreír a todos porque creo que así lo sentimos.

Fueron años de crecer a todos los niveles y de tomar decisiones cruciales, y en medio de todo ello estaba Antonio. Con el tiempo, cada uno agarró su camino y nos fuimos dispersando como grupo.

En este reencuentro hubo recuerdos de anécdotas, de buenos y difíciles momentos compartidos, de experiencias… pero sobre todo una gran mezcla de emociones.

Se repitió varias veces que con Antonio siempre nos perdíamos y eso suponía un montón de kilómetros extra sin embargo siempre llegábamos a nuestro destino. Creo que como grupo y a nivel personal, Antonio tenía muy claro hacia dónde quería llevarnos y a cada uno nos orientó proponiendo aquello que más nos acercara a Él según nuestra realidad y nuestros deseos más profundos.

Ayer el Señor, por medio de Antonio, se sirvió para que todos volviéramos “a casa”, para que recordáramos qué es lo realmente importante, hacia dónde debemos mirar y hacia dónde caminar, cuál es la Fuente que realmente puede saciar nuestra sed de plenitud.

Antonio nos señalaba el Sagrado Corazón de Jesús. Ahí estaba ese Gran Corazón  desbordando todo su Amor y a la espera de encontrarse con algún corazoncito dispuesto a abrirse, acogerlo y abrazarlo.

Si hemos acertado o no con las decisiones tomadas, si estamos cerca o nos hemos alejado… No es momento de aplaudirnos, de culpabilizarnos, de alegrarnos o entristecernos. Es una oportunidad para pararnos todos, ver dónde estamos, preguntarnos qué o quién es el centro de nuestra vida, hacia dónde caminamos…

Vivimos un ritmo desenfrenado, y entretenidos en un sinfín de actividades. Necesitamos estos pequeños “toques” que nos zarandeen un poco y nos hagan encontrar la señal que nos ubique otra vez en el camino y nos lleve a la meta.

Ahora el testigo está en nuestras manos. Independientemente de nuestra realidad la invitación es para todos la misma: “Vivir pegados a Jesús porque es el único que puede dar sentido a nuestras vidas y colmar nuestros deseos más profundos”… como lo hizo Antonio y tantas y tantas personas que hemos conocido.

Y no nos cansemos de dar gracias a Dios por todos aquellos que con la entrega generosa de su vida nos han acercado más a Jesús.

domingo, 22 de junio de 2025

“ESCRIBE UNA CARTA”

 

La semana pasada hubo peregrinación a Lourdes. Desde la parroquia se nos ofreció la oportunidad de escribir una carta a la Virgen. Me pareció una ocurrencia divertida del Espíritu y no la desaproveché.

Me pregunté – “¿Qué le digo a María?”. Siempre digo que es “mi gran olvidada”. Estoy más que segura que tú, que estás leyendo estas líneas, la amas más que yo.

Reconozco que ha estado presente siempre en mi vida y me ha acompañado en mi camino de fe: “Corazón de María”, “Suyapa”, “Guadalupe”, “Milagrosa”, “María Auxiliadora”, “Virgen del Carmen”.

Nos han enseñado que María nos lleva a Jesús. En mi caso siento que María, presente siempre, se ha “apartado” desde el principio para que mi atención, mi mirada y mi corazón estuviesen puestos sólo en Jesús. Y cuando la miro, rápido me reubica y resuena en mi corazón el “ocúpate de Él”.

Con todo esto podrás entender que mi carta fue un contar mis cosas, un agradecer… Y en cuanto a pedir… sólo por ti, nada para mi, porque… ¿Qué puedo pedir a quien se hace a un lado para que me enfoque sólo en Él?. ¿No es su Hijo lo mejor que me puede regalar?.

María conoce cada corazón y lo que cada uno necesita. Que Élla interceda para que los deseos más profundos de tu corazón sean colmados.

jueves, 19 de junio de 2025

“VIVIR PEGADOS A DIOS”

 

Me recordaba la hermana María, el fin de semana pasado, la importancia de vivir pegados a Dios.

Éste es uno de mis deseos. Deseo vivir pegada a Él hasta el final, que nada se interponga entre Él y yo.

Deseo vivir pegada a Él cada momento, en todo lo que hago, en cada decisión que tomo.

Deseo vivir pegada a Él para que otros le conozcan, le amen, le sigan, le sirvan.

Deseo vivir pegada a Él sin importar las consecuencias, aunque otros no entiendan.

Deseo vivir pegada a Él y así poder hacer frente a las dificultades, a las pruebas, a las tentaciones.

Deseo vivir pegada a Él para crecer más en el amor y compartirlo a manos llenas.

Deseo vivir pegada a Él por amor a Él, a los otros.

Que mi única preocupación sea vivir pegada a Él, abandonarme a su voluntad, dejarle ser y hacer en mí, confiar en su infinita misericordia… porque eso es lo realmente importante, porque eso es lo que irradia a Cristo, porque eso evangeliza… lo demás se da por añadidura.

Mi querida amiga Nieves se emocionó ayer en la adoración. No sé lo que vio o sintió, pero yo si sé lo que realmente aconteció y por eso te lo comparto. Una pobre alma deseando fundirse con su amado y diciéndole desde su pequeñito corazón que desea vivir pegada a Él.

viernes, 6 de junio de 2025

“SOLO QUIERO TU SANTIDAD”

 

Hace muchos años que lo conozco pero nunca nos habíamos sentado a hablar. He tomado dos veces café con él. La primera vez me propuso un proyecto muy bonito. Se puede ayudar a mucha gente y es un medio de evangelizar. Ya de primeras mi corazón ni se inmutaba y para mí es muy importante el cómo resuenan en él las invitaciones. Peor cuando me dijo que el día de mañana habría mucha gente que estaría muy agradecida conmigo por el bien que les hubiera podido hacer. Algo feo se me revolvió por dentro.

El caso es que el segundo café era para darle una respuesta. No me anduve con rodeos, no sé poner flores cuando tengo que decir que no, prefiero ir directa al grano. De todas formas si tarde o temprano vas a decir “no”, cuanto antes mejor. No tuve que justificarme, tampoco me pidió explicaciones, tan solo dijo en varias ocasiones: “No te preocupes, yo solo quiero tu santidad”.

Personas así vale la pena tenerlas cerca y como amigas. No trató de convencerme. Sin saber qué ronda en mi corazón y en mi alma respetó mi decisión y entendió que mi camino es otro. Eso supone que no va a poder contar conmigo, que tendrá que seguir buscando quién se sume a su proyecto, pero sabe que si es de Dios saldrá y pondrá a la/s persona/s con las que llegar a realizarlo.

Son un tesoro esas personas que te dan libertad para ser tú… personas que te aceptan y asumen tus decisiones aunque eso les suponga no tenerte en su equipo o incluso perderte… personas que aunque no entiendan la forma o el camino por el que el Señor te lleva, desean tu santidad por encima de sus intereses particulares.

Eso es amor verdadero, amar al otro tal y como es, tal y como está.

viernes, 30 de mayo de 2025

“NO SUFRAS… ES LA PUERTA”

 

¿Cuántas veces has visto o vivido las circunstancias adversas como una fatalidad, un castigo, un problema?.

Decía el otro día un carmelita: “La noche oscura es el camino estrecho del Evangelio por el que nos invita Jesús a caminar”.

Hay infinidad de situaciones que podemos vivir como noche oscura pero voy a referirme a ésas que no provocamos sino que nos vienen dadas sin buscarlas.

En esas noches pueden surgir el rechazo, la culpa, la impotencia, la frustración… tocamos de cerca nuestra pequeñez, nuestra limitación, nuestra dependencia, nuestras heridas… Podemos llegar a angustiarnos y desear salir cuanto antes porque lo vivimos como algo negativo, algo que hay que superar, algo que rompe nuestros esquemas o proyectos, algo que nos hace perder el control… En realidad nos pone frente a nuestra verdad.

Esa noche, desde la fe, es una bendición. El Señor se vale de ella para encontrarse con nosotros, para que le abramos nuestro corazón y le permitamos llenarnos con su amor.

Esa noche, desde la fe, es la puerta pero nosotros tenemos la llave. Una carmelita me enseñó hace unos días una puerta y me dijo: “Fíjate en esta puerta, solo desde dentro puede abrirse". Nuestro corazón también tiene una puerta que solo desde dentro se abre. Si no le abrimos al Señor, con independencia de lo que estemos viviendo, seguiremos girando en torno a nosotros y nuestras circunstancias o “desgracias”. 

Esa noche, desde la fe, es una oportunidad de crecimiento, de unirnos al Señor, de poner nuestra mirada y todo nuestro corazón sólo en Él. 

Resistirnos, negar, rechazar, luchar… es ponernos en el centro. Así no hay manera de salir.

Agradecer, reconocer y aceptar nuestra pequeñez, nuestra limitación, nuestra miseria, y abrir la puerta al Amor es la única manera de que se produzca el encuentro, la unión, y podamos vivirlo todo en plenitud.

Él quiere iluminar esas zonas de sombra, sanar nuestras heridas, cubrir nuestras carencias.

El Amor no se cansa de buscarnos porque quiere llenarnos, aprovechemos todas las situaciones que se nos presenten para dejarle ser y hacer en nosotros.

domingo, 25 de mayo de 2025

“SE LO MERECE”

 

Al terminar ayer la eucaristía alguien se acercó a preguntarme: “¿Has dado un abrazo a Sonia?. Se lo merece”. Respondí: “A Sonia siempre la abrazo”. Y Sonia, que alcanzó a escuchar, dijo riéndose: “Hoy ya tres veces”. No se me ocurre pensar: “Hoy la abrazo porque se lo merece pero mañana si no se lo merece no”. Abrazo a Sonia porque es mi amiga, mi hermana, y la quiero mucho. Mi abrazo lo tiene asegurado triunfe o fracase, haga o no haga… le fastidie o no, porque la verdad es que dice no ser muy de abrazos pero sé que muy en el fondo le encantan.

Me levanté pensando en esto. ¿Tengo que abrazar a las personas sólo cuando se lo merecen, cuando hacen o dicen algo según mis criterios y mis expectativas?. Confieso que no a todas las personas a las que saludo con abrazo son de mi agrado y otras sé que no soy de su agrado. No lo hago por hipocresía ni por ganarme su afecto sino porque creo en el amor de Jesús, ese que me tiene loca y que me mueve a ello. Hace años otra amiga y hermana me enseñó algo que me repitió una y otra vez hasta que lo llegué a hacer vida: “Al que no te quiere dale amor”. No hay día que no me acuerde de esto y tenga que aplicarme el cuento.

Volviendo a lo de antes. Me da mucha tristeza cuando pienso en nuestras relaciones en términos de utilidad. Te quiero, te abrazo, te agradezco… pero mientras me aportas algo.

Te admiro, me gustaría contar contigo, tienes muchos dones, encajas perfectamente en mi proyecto pero no tengo en cuenta la persona que eres, tus necesidades, tu realidad, tus inquietudes o problemas… solo mis intereses particulares.

Y si le das la vuelta, crees que los otros te quieren porque te alaban, han pensado en ti, te aplauden y a lo mejor solo están cerca porque respondes a lo que esperan de ti. Y un día puedes perder todos los puntos y tu torre de cristal hacerse añicos. Y los mismos que te aclamaban con palmas, como a Jesús, te crucifican con miradas y comentarios poco gratos, o simplemente dejan de contar contigo porque apareció alguien de quien pueden sacar mayor y mejor partido.

Bendito sea Dios que no nos ama en función de nuestros méritos.

Bendito sea el Dios de Jesús que está siempre dispuesto a colmarnos de su amor con independencia de que respondamos o no a su voluntad.

Bendito sea Dios que nos ama tal como somos y estamos.

Pidamos al Espíritu Santo que penetre su amor en nuestros corazones para que nos relacionemos como hermanos y no en función de nuestros intereses particulares.

Y busquemos solo amar a Dios, en todo lo que hacemos y en todas las personas que se cruzan en nuestro camino.

sábado, 17 de mayo de 2025

“¿QUÉ HAY AL OTRO LADO?”

 

Voy a contar esta historia con el permiso de la protagonista. Es de nacionalidad rumana y de religión ortodoxa. Nos hemos encontrado por la calle últimamente más porque lleva varios meses de baja en su trabajo. Un día la invité a la adoración de los miércoles en la parroquia y, desde entonces, sólo falta por razón de fuerza mayor.

El miércoles al terminar, se acercó para decirme que al día siguiente la operaban. Ayer, después del retiro, me fui hasta el hospital. No podía imaginar el regalo que me tenía el Señor preparado, te lo comparto.

La encontré cenando. Su cara radiante, sus ojos brillaban. “Ay Gloria, te tengo que contar” – decía una y otra vez. Quiso dejar la cena y yo le insistí una y otra vez en que terminara.  Viendo su emoción me anticipé a lo que iba a ocurrir: “Creo que me vas a hacer llorar”.

Llegó el momento, la escuchaba atenta sentada junto a su cama. Comenzó contándome de su operación, de que la confundieron con otra paciente del mismo nombre y la bajaron para operarle de otra cosa después de que ya le habían puesto la anestesia. Gracias a Dios ella les advirtió de que se estaban equivocando y pudieron rectificar a tiempo aunque ya llevaba una dosis de medicación en su cuerpo que no le correspondía.

La operación que tenía que durar dos horas se complicó y duró más de cuatro. Reacción alérgica y casi se les va. De esto se dio cuenta después cuando se quejó de que le costaba tragar y le contaron que la habían tenido que entubar,

Y ya me preguntó: “Gloria, esa estrella que hay los miércoles entre José y María ¿qué es?”. ¡Qué ternura!. Me sonreí de la inocencia, de la sencillez, de la humildad. “Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”. Le expliqué lo que era, no sé si me entendió ni si hace falta que lo entienda. Ella vivió su propia experiencia con “la estrella” y “la luz” que hay en el centro.

En lo que estaba sedada ella pasó por “la estrella”, atravesó  “la luz”. Al principio pensaba “Soy muy grande y el hueco es muy pequeñito”. Evangelio puro: “La puerta estrecha”. El caso es que cruzó al otro lado y allá todo era paz, armonía, luz, felicidad… “¡Qué bien se estaba allí!”. La escuchas contándolo y te habla de todo verde, los pájaros cantando, las flores… pero lo mejor es verle la cara, los ojos, la alegría que transmite... te metes en la escena sin esfuerzo alguno.

Por la luz llegó a la luz y a este otro lado veía montón de caras, unas conocidas y otras no tanto, y de pronto la reanimaron: “¡Despierta, despierta..!”. Los médicos estaban preocupados y ni imaginaban que ella se encontraba en el paraíso.

Después del paseo que me dio con la imaginación me despedí de ella. Anochecía cuando regresaba a casa y volvía con el corazón contento y agradecido. Como Jesús daba gracias al Padre por haber ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, por revelárselas a la gente sencilla y por hacerme testigo de ello.

domingo, 4 de mayo de 2025

“¿ME AMAS?”

 

Hasta tres veces hace Jesús la misma pregunta. ¡Cómo si uno estuviera sordo o no entendiese!. La realidad es que estamos lejos de comprender cómo quiere que le amemos.

Haciendo los primeros “pinitos” en eso de amarle, comenzamos a hacer muchas cosas. A más obras interpretamos que más le amamos: Rezos, compromisos en la iglesia, voluntariado... El/la protagonista de la historia soy yo, y el fin son las obras. Para iniciarse no está mal, para caminar primero hay que aprender a gatear. Pero también en el amor hay que crecer.

Con la madurez y la gracia de Dios, llega un momento en el que caemos en la cuenta de que el fin no pueden ser las obras sino el amarle a Él. Mira que hemos oído veces lo de: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con…”. Siendo así: En el hacer o en el descanso, en cualquier relación, en las tareas más vistosas o en las más escondidas a los ojos de otros, en cualquier acontecimiento… puedo amarle. El fin pasa a ser amar a Dios y el hacer o no hacer se ha convertido en un medio. Sin embargo aún estoy a medio camino porque el/la protagonista sigo siendo yo.

Si la estrella sigo siendo yo, y todo depende de mi intención y esfuerzo, no me puedo quedar ahí. Es posible dar un paso más. Amar todo desde Él: Lo que sucede, a la persona que está delante de mí, lo que me toca hacer… Dejarle ser y hacer en mí, ceder el control de la barca. En resumen: “Que sea Él quien ame en mí”. Llegar a esto es lo más. En este caso ya podemos decir, cantar o gritar como San Pablo: “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí”.

Si Jesús insiste en preguntar una y otra vez si le amo es porque quiere que descubra por mi mism@ cómo puedo amarle. Nos lo podía poner más fácil y decir cosas así:

-      “Mientras tú seas el/la protagonista de tu vida, yo no podré amar en ti y no me amarás”

-      “No quiero tus obras, quiero tu corazón”

-      “Cuando te pido tu corazón, lo que deseo es que me dejes ser en ti, hacer por medio de ti”.

 

Pero como buen Maestro no nos da la solución, quiere que la hallemos y cada uno deberá hacer el proceso, recorrer el camino. Ante todo y sobre todo, no nos quedemos en pañales y avancemos para poder amarle como realmente quiere ser amado.

sábado, 3 de mayo de 2025

“NO DEJES QUE SE INTERPONGA ENTRE ÉL Y TÚ”

Una persona me compartía esta mañana, antes de entrar en la iglesia, sobre la importancia no solo de ser constante sino de tener un horizonte claro. Me quedó resonando. Es cierto… si no se tiene un horizonte en la vida, o te estancas o avanzas al sol que más calienta dejándote llevar por gustos, apetencias o quereres.

Entré en la iglesia, me arrodillé y, con los ojos puestos en el sagrario, le compartí al Señor mis deseos más profundos. En eso estaba cuando entró una mujer con una diadema con cuernos rojos de diablo y se sentó entre Él y yo. ¡Con lo grande que es la iglesia!.

Volví a mis deseos y me sonreí al caer en la cuenta de las astucias del mal espíritu. Así trabaja, así funciona, no descansa. Quieres entablar una relación de amor con tu Dios y crecer en ella, y se interpone entre Él y tú. Con cada uno lo hace de una manera porque bien conoce de qué pie cojeamos o cuál es nuestro punto débil. Su objetivo: Distraernos, que pongamos la mirada y el corazón en él, quitarnos la paz…

Retomando lo de antes, es importante tener claro el horizonte, conocer los deseos más profundos del alma y poner los medios para que se hagan realidad. No podemos dejar todo al azar o a la providencia de un Dios que resuelve mientras yo me quedo de brazos cruzados esperando que obre el milagro.

Y en ese poner de nuestra parte, no olvidemos que alguien busca la manera de interponerse porque está interesado en frenar nuestro avance y desviarnos de nuestro camino.

Horizonte y deseos sí pero recordando la invitación a ser perseverantes, a poner los medios.

Y por otra parte: Confianza en el Señor. Los deseos que despierta en el corazón pueden llegar a realizarse.

Confiar siempre y sobre todo en Él para quien todo es posible.

Confiar en quien venció a la muerte, vive, está con nosotros acompañando nuestros pasos y desea ser en nosotros.


lunes, 21 de abril de 2025

“¡VIVIR DE AMOR!”

 

Está claro que para morirse no hay edad pero ¿Qué más da joven o mayor si nos encontramos en gracia y de la mano del Señor?. Pánico me da solo el pensar en que ese día me encuentre la muerte apartada del amor de Dios porque me descuidé y agarré otros caminos.

Esto me hace recordar la importancia del “estar preparados porque no sabemos el día ni la hora”. La muerte no nos agarrará por sorpresa si vamos muriendo día a día a gustos, apetencias, quereres… si vamos anteponiendo las necesidades de los otros a nuestros caprichos… si respondemos a la voluntad de Dios en las pequeñas y grandes decisiones y no a lo que se nos antoja o a lo que nos conviene.

Entregar la vida al amor es lo que llena de sentido la vida. No es un acto o una disposición que se realiza en un momento o lugar concreto. Entregar la vida al amor es de todos los días, es aceptar la realidad que es y desde ella darlo todo (lo que se tiene, lo que se es). Esta soy, esto tengo, esto puedo… y con todo ello me entrego.

En esa ofrenda voy dando un poco de mí, y en ese darme muero un poco a mí, me entrego al Amor que lo da todo por mí. ¿Y mañana?. No sé lo que el Señor me permitirá o regalará vivir, ni dónde, ni de qué manera, pero se presentarán muchas ocasiones en las que morir de amor y por amor, de mi parte estará el dejarlas pasar o responder con mi vida.

Ojalá cuando llegue el final y miremos atrás, podamos sonreír y nos digamos: “¡Cristo está vivo, verdaderamente ha resucitado! Ha estado conmigo siempre y mi vida ha tenido sentido. Ya no me queda nada por entregar porque en el camino lo fui dando todo”

No enfoquemos nuestra mirada en lo que pasó y no fue, en el tiempo perdido, en los errores cometidos… Mañana amanecerá un nuevo día, se nos ofrecerá otra oportunidad para comenzar, para estar atentos, para darlo todo allá donde nos ha colocado el Señor… cada uno en sus circunstancias, con sus dones… Porque este mundo está sediento de amor, del amor de Dios que habita y muchas veces se queda ahogado en nuestro corazón porque no le permitimos ser.

Vivir de amor, morir por amor… Habrá veces que muchos se percaten y otras solo Dios será testigo. Habrá ocasiones en que nos aplaudirán y otras nos tacharán de “tontos” pero ¿Y qué más da lo que otros digan si nuestros ojos y nuestro corazón están fijos en Jesús y sabemos por quién lo hacemos?

“Este es mi cielo… Ése es mi destino: ¡Vivir de amor!” Así decía Santa Teresita y así lo vivió, y también otros muchos. ¿Te apuntas?

lunes, 14 de abril de 2025

“Y TÚ ¿QUIÉN ERES?”

 

Vamos a situarnos en la escena: “Domingo de Ramos, entrada de Jesús en Jerusalén aclamado y vitoreado con cantos, alabanzas y palmas”.

¿Con quién te identificas?: “Jesús, el burro, el pueblo, el sol, las palmas…”.

Ayer por la tarde di más de una vuelta a esto. Pensaba que no me sentía digna ni de sentirme burrito porque eso supone cargar con Jesús… y ni de cerca. En todo caso quizás con una pulga del burrito pero tampoco… falsa humildad creerlo así. Nadie repara en las pulgas porque cuesta verlas y además son muy fastidiosas. Seguí contemplando la escena y me dije: “A lo mejor soy una mosca que revolotea en torno a Jesús y el burrito...” pero tampoco, también son molestas y no tienen ningún atractivo.

Esta mañana mientras caminaba a encontrarme con el Señor en la eucaristía volví a darle vueltas a la historia. Retrocedí la secuencia e imaginé a Jesús camino a Jerusalén, avanzando despacio y en silencio. Y en medio de todo contemplando todo lo que le rodeaba, todo lo que Dios había creado. A él que le llamaba la atención las aves del cielo, los lirios del campo, las higueras, la vid y los sarmientos, las ovejas… no le pasaron ese día desapercibidas las flores silvestres que crecían al lado del camino. Y se detuvo para cortar una de ellas y colocársela en su túnica

Al entrar en Jerusalén la gente se fijó en él, y en el burrito sobre el que iba montado, e incluso en la florecilla que adornaba su ropa. Esa flor, contemplada y admirada, sabía que tenía sus días contados. Tras ser arrancada de su tierra fue perdiendo lentamente su brillo, esplendor y vida. Y cuando a Jesús le despojaron de sus vestiduras, con ellas se fue su flor.

La flor dejó de ser vista y admirada por la gente pero nunca dejó de ser querida y amada por su Señor porque fue la que Él escogió para colocarla cerca de su corazón, y eso la hizo diferente.

Salí de la eucaristía feliz porque había encontrado quién era en esa historia y lo compartí con la primera persona que me encontré, una religiosa a la que quiero mucho y hacía ya unas semanas que no veía. Me escuchaba bien atenta mientras se reía de mis ocurrencias. Y terminó diciéndome: “Yo soy la alfombra sobre la que pasaba el burrito”. Así que te pongo tarea: “Y tú ¿quién eres?”


viernes, 4 de abril de 2025

“ABRAZAR NUESTRA DEBILIDAD”

 

Hace unos meses llegó una amiga a comprar unos libros, me habló del mucho trabajo que tenía, de lo cansada que estaba y… dos días después me llamó para contarme que se cayó y se lesionó una pierna. Con motivo del accidente se ha sometido a varias operaciones y ya son más de cuatro meses los que lleva de baja.

Hoy pasó por la librería, también otra amiga que ha tenido que ingresar a su padre en una residencia porque ya está muy dependiente y no podían tenerlo más tiempo en casa. Cada día escuchamos casos de personas que viven muy de cerca la limitación, lo frágil de la condición humana.

Una enfermedad, una rotura que nos limita el movimiento, la edad, el deterioro o la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, un desastre natural, una pandemia… son algunos ejemplos de lo que nos puede poner en contacto estrecho con nuestra realidad.

Tarde o temprano a todos nos toca vivir algún acontecimiento que nos hace sentir vulnerables, dependientes, frágiles, necesitados. Junto a ello es inevitable que aparezca también la impotencia, la frustración, el enojo, la tristeza. Caemos entonces en la cuenta de que nada somos, nada podemos, nada controlamos. Todo lo que creíamos ser y hacer se desvanece.

¡Qué triste cuando nos quedamos mirando el hecho o lo que nos provoca lo que está aconteciendo!. ¡Qué sufrimiento cuando tratamos de luchar contra “eso” sin lograr resultado alguno!. ¡Qué error querer huir en vez de mirar cara a cara con valor aquello que nos asusta!. Lamentarnos, culpabilizar a otros o a Dios, enojarnos con el mundo, resignarnos o llorar nuestras penas, no nos llevará a nada.

El problema es ver nuestra fragilidad o vulnerabilidad como un fin y no como un medio, es anclarnos en ella y no trascenderla. Ese Dios se abaja desde el principio y nos lo demuestra encarnándose en un bebé para recordarnos que está en lo más pequeño y débil de nuestra condición humana, que ahí nos espera para mostrarnos su amor, para abrazarnos, tal como somos, tal como estamos. En esas condiciones o circunstancias podemos descansar en El, en su amor, y también darle gloria.

Cada uno elige cómo vivir lo que le pasa  porque no es tanto el hecho en sí sino la actitud que tomamos ante eso que nos sucede. Pero eso sí, si crees en el Dios de Jesús, sal de tu enredo y mira más allá de lo que tus ojos ven, acoge su amor y déjate abrazar por Él. Todo un Dios se abaja hasta ti para recordarte que ahí, en esa realidad que te toca vivir en este momento, también está contigo.

domingo, 23 de marzo de 2025

“SIEMPRE NOS GANA EN GENEROSIDAD”



El otro día, en la librería, un sacerdote comenzó a toser. Saqué del bolso un caramelo de menta, me acerqué a él y se lo di. Se sonrió, lo agarró, y mientras metía su mano en el bolsillo del pantalón me decía: “Que yo también tengo, te cambio”. Me reí y le dije: “Qué gracioso, como si fuesen cromos”. Abrió la mano y… me regaló dos caramelos. Ahí ya me eché la carcajada y me salió un…“Uy qué bien, si encima he salido ganando”.

A mediodía bajaba para casa recordando la simpática anécdota a la vez que pensaba: “Así es Dios. Siempre nos gana en generosidad”. Y es que Él siempre es más, siempre da más, siempre ama más.

A veces nos preocupamos demasiado por los números, por los resultados, por los frutos. Perdemos el norte por descuidar lo esencial. Lo importante no es tanto la cantidad sino la calidad de lo que hacemos, no es tanto el qué sino la intención y la disposición del corazón. Y que no falte la espontaneidad, la naturalidad, la sencillez, porque es en esas cosas pequeñas en las que se puede reconocer y descubrir la presencia de Dios y el gran amor que nos tiene.


jueves, 20 de marzo de 2025

“NO ES SUFICIENTE”

 

Hay quien vive con dolor y culpa el no poder hacer más por el Señor. Unos por salud, otros porque no tienen dones, otros porque no tienen tiempo suficiente, otros…

¿Acaso el hacer es lo importante?. Para amar y servir al Señor no es tan importante la salud, las cualidades, el tiempo… Se puede amar y servir en cualquier lugar, momento y circunstancia. Lo importante no es tanto el qué sino la disposición del corazón en todo aquello que nos toca.

Respondiendo a un Dios exigente nos forzamos a hacer más de lo que podemos según nuestra realidad. Otras veces el compararnos con otros, a los que creemos más perfectos, nos puede frustrar y angustiar. Todo ello no son sino sutiles tentaciones del mal para que nos enredemos y pongamos nuestra mirada en nuestras miserias, esquemas e ideas erróneas de la perfección, perdiendo de vista el amor que Dios nos tiene.

Dar gloria a Dios con nuestra vida está al alcance de todos, no es tarea de unos cuantos elegidos o privilegiados.


Independientemente de la edad, de si estás en activo o eres una persona enferma o dependiente, de si acumulas una gran fortuna o vives al día, de si estás en la cárcel o fuera de ella, de si eres consagrado o laico. Todos podemos dar gloria a Dios con nuestra forma de ser, de relacionarnos, de hablar, de actuar… En cualquier lugar y circunstancia. Recuerda que lo importante en todo esto es la disposición del corazón y no tanto lo que hagas.

sábado, 15 de marzo de 2025

“CADA UNO A SU RITMO”

 

Cada uno tiene su ritmo pero a veces no somos respetuosos, o queremos que todos vayan a la par nuestra, o creemos que lo que hacemos es lo mejor y bueno también para otros.

En aras de ayudar a otros podemos hacerles daño. Unas veces aceleramos procesos y llegamos a agobiar a los otros consiguiendo el efecto contrario al que deseábamos. Otras veces nuestras invitaciones, por santas que parezcan, pueden desviarles de su propio itinerario.

No se trata de no proponer. En nosotros está ofrecer lo que para nosotros es bueno pero siempre respetando el momento, la realidad, el ritmo de la otra persona. No forzar, no insistir, los otros no son sordos.

Por otro lado, si eres de los que te sientes irrespetado en tus decisiones o no te sientes comprendido en tus opciones, ten paz en tu corazón. Recuerda que a quien tienes que responder es al Señor, independientemente de lo que los otros piensen, sientan. Sé fuerte y mantente fiel a la voluntad de Dios.

A veces por no quedar mal, por el qué dirán… nos dejamos llevar por invitaciones de otros y pasamos la vida como marionetas en manos de los demás. No podemos ser esclavos de los otros. Hemos sido creados para ser libres y la libertad solo es posible respondiendo a Aquel que nos creó.

sábado, 8 de marzo de 2025

“SUBÍ A VALVANERA A DEJARLO TODO”

 

El otro día se nos invitó en la adoración a dejar, entregar, al Señor nuestro “todo”. Mientras pasaba el Santísimo cerca nuestro íbamos ofreciéndole todo aquello que no nos deja ser, que nos bloquea, que nos oprime, que nos angustia… hasta el punto de que ese día, según dijo el sacerdote, la custodia pesó como nunca. Se nos sugirió también que fuésemos a presentar todo eso en el sacramento de la reconciliación como ofrenda y para cerrar lo que había sido, de alguna manera, simbólico.

Tenía programado subir hoy al monasterio de Valvanera así que pensé que sería un buen lugar para tener la oportunidad de terminar lo que comencé el miércoles en la adoración.



Subiendo en el coche, le comenté al amigo con el que subí que quería confesarme y le pregunté con quién podía hacerlo. Me dio el nombre de uno. Al llegar, y en la mera puerta, se encontró con el sacerdote que le acompaña y se quedó con él. Entré en el monasterio, allá no había nadie así que estuve un ratito en oración y me levanté a buscar un sacerdote. Me encontré un cartel que indicaba que había que tocar un timbre y esperar y dije: “Señor, elige por mí al sacerdote”. Al momento llegó y entró en el confesionario.                                            

Siempre llevo mi lista escrita para no dejarme ni una coma. Todo bien, todo tranquilo. Al terminar de hablar me dijo: “Todo te lleva al abandono en Dios”. Ya me dio en mi punto débil, solo de Santa Teresita me acordé. Esta niña se me hace presente hasta en el confesionario. ¡Qué pasada!. No quedó ahí la cosa, siguió hablando y hablando el sacerdote y en un momento, por si no me había enterado, menciona a mi querida Teresita. ¡Con la de santos y santas que tiene el santoral…!. Y ahí sí que ya iba lágrima tras lágrima sin poderlas detener y mucho menos reprimir.

Al terminar la confesión me fui hacia el altar y para mi sorpresa me encontré con un amigo. Él más sorprendido que yo porque para nada esperaba verme ahí. Tras el abrazo me preguntó si estaba acatarrada. “¡Qué va, que me acabo de confesar y me he hartado de llorar!”. Como sabe de mi relación y cariño por Teresita le invité a salir fuera para contarle pero me dijo que estaba lloviendo así que nos dimos unas cuantas vueltas al claustro. Le compartí mi experiencia en la confesión y terminó diciendo: “Es que tú Gloria, eres una romántica”. Ja, ja, ja… Estuvo bien el comentario para echarme la carcajada. Creo que ni él mismo sabía por dónde salir o como explicar lo que quería decir con tal juicio. Terminó confesando que cuando me ve en oración ve que pongo todo el corazón a lo que le dije, otra vez entre lágrimas: “Pero yo quiero poner el corazón en todo”.

Esta mañana la Eucaristía fue más que nunca de acción de gracias y es que el Señor no deja de sorprendernos, donde menos lo esperamos, cuando menos pensamos.

No sé inventar historias, solo escribo de lo que vivo, de lo que pasa en mi interior, de lo que el Señor hace en mí y por mí. Sé que es arriesgado, que a veces puede llegar a malinterpretarse, ser criticado, resultar ridículo o hasta romántico, pero no me importa.

Cuando hablamos sin máscaras, sin tratar de dar una imagen… Cuando hablamos desde lo profundo, desde el corazón… Todos somos iguales, conectamos, desde ahí podemos crecer y ayudarnos. Así que si a alguien le sirve… Bendito sea Dios.

La experiencia de Dios está al alcance de todos, cualquiera puede percibir Su Presencia en su vida, encontrarle en cualquier lugar, momento y circunstancia… solo hace falta abrir los ojos, los oídos y, lo más importante, el corazón.

martes, 4 de marzo de 2025

“¡CÓMO HA JUGADO EL SEÑOR CONTIGO!”

 

Este escrito es el número “1000”. Es curioso porque justo en éste he tenido que echar la mirada para atrás. ¿Casualidad?. No recuerdo haber creído alguna vez en las casualidades.

El otro día, compartiendo con un sacerdote al que conozco hace muchos años, me dijo: “¿Te das cuenta Gloria como ha jugado el Señor contigo?”. Se me aguaron los ojos, sólo de Santa Teresita me acordé, de su sentirse pelotita en las manos del Niño Jesús.

Ya han pasado más de dos semanas y sigue resonando en mí, y me hace sonreír la expresión. Reviso mi historia y me veo de acá para allá y de allá para acá. Unas veces más cerca y otras más lejos, unas veces sola y otras más acompañada, unas veces en sus manos y otras metida en un hoyo, unas veces arrinconada en una esquina y otras siendo rescatada… pero en todo ello, su mirada no se ha apartado ni un solo momento de mí, no ha dejado de preocuparse y de desear lo mejor para mí, y si ha permitido ciertas situaciones, que he podido vivir como negativas, no ha sido para otra cosa que crecer en el amor, caer en la cuenta de qué es lo importante y enderezar el camino que me conduce a Él. Y todo… por pura gracia.

Enlazo todo esto con algo que me sucedió el otro día en la mañana. Imagina que sales de casa y a la primera persona que te encuentras te abraza y te dice que te quiere, que respeta las decisiones que tomes y aun así te asegura que vas a permanecer siempre en su corazón. Te vuelve a abrazar y en lo que te alejas te repite: “Te quiero”. ¡Como para no ir sonriendo un buen rato…!. Y en ese caminar por las calles, iluminadas todavía por la luz de las farolas, le decía al Señor: “¡Qué bonito!. Esto es lo que me dices todos los días, solo que ahora ha sido en directo”.

¡Cómo ha jugado el Señor conmigo!. Que siga jugando y que siga inspirando para seguir escribiendo o abrir caminos o… lo que sea. Sé que estoy en su corazón y que me quiere y me lo recuerda de mil maneras. Y todo… por pura gracia.

jueves, 27 de febrero de 2025

“BUSQUEMOS LA EXCELENCIA”

 

En las cosas del mundo hay quien busca lo más y quien se conforma con poco o con lo justo. Hay quien se arriesga y pone todo de su parte por conseguir sus objetivos y quien se esfuerza lo mínimo o lo suficiente. La excelencia se traduce en ser más que, tener, llegar a ocupar puestos reconocidos, brillar, ser aplaudido… Lo triste es cuando se nos olvida que no somos dueños sino simples administradores de eso que hemos recibido o conseguido. ¡Qué dicha luchar por la excelencia cuando se tiene en cuenta el bien común!, desgraciadamente no siempre es así.

El otro día en la adoración se nos cuestionaba sobre buscar la excelencia en nuestra vida cristiana pero… ¿Qué es lograr la excelencia en la vida cristiana?. A veces lo confundimos con hacer muchas cosas, tener muchos compromisos, ocupar puestos de responsabilidad, cumplir con los ritos o rezos, estar mucho tiempo metido en la iglesia, quedar bien ante el superior, el obispo, el párroco, el coordinador del grupo… Nos quedamos en los medios olvidando el fin. Y esto pasa cuando nos buscamos a nosotros mismos… Así no llegamos ni al aprobado.


Para mí la excelencia en la vida cristiana no es otra que hacer la voluntad de Dios allá donde te encuentres: En la casa, en el trabajo, en la calle, en el supermercado… La excelencia en la vida cristiana supone tener en cuenta la voluntad de Dios a la hora de tomar decisiones, de comprometerte en algo, de servir, de relacionarnos con los otros… La excelencia en la vida cristiana tiene que ver con el amor.

Buscar la excelencia no es decir a todo que “Sí”, o a lo que los otros quieren o esperan de ti, sino responder a lo que Él quiere de ti en todo momento y con independencia de las consecuencias.

Quien persigue la excelencia en la vida cristiana es libre frente al qué dirán porque solo busca agradar y responder a Dios. Unas veces le aplaudirán y otras le criticarán, unas veces le tendrán en cuenta y otras prescindirán de él, pero no le afecta porque sabe para quién trabaja y a quién sirve.

Si eso que haces te provoca tensión, nerviosismo, preocupación, enojo… ¡Detente!. Cuestiónate a quién respondes ¿a ti, a una persona, a un grupo de personas…?. ¿No será que quieres dar una imagen buscando en los otros reconocimiento, afecto…?.

Y si te das cuenta de que no te mueves bajo la mirada de Él sino de los otros o de ti mismo… ¡Rectifica!. Deja “eso” (porque a lo mejor no es lo que te toca o no es el momento) o cambia de actitud.

Lograr la excelencia en la vida cristiana solo es posible respondiéndole a Él y dando el “100”, cada uno según sus capacidades, dones...

Perseguir la excelencia en la vida cristiana es desear en todo momento lo que Él quiere y realizarlo.