domingo, 23 de marzo de 2025

“SIEMPRE NOS GANA EN GENEROSIDAD”



El otro día, en la librería, un sacerdote comenzó a toser. Saqué del bolso un caramelo de menta, me acerqué a él y se lo di. Se sonrió, lo agarró, y mientras metía su mano en el bolsillo del pantalón me decía: “Que yo también tengo, te cambio”. Me reí y le dije: “Qué gracioso, como si fuesen cromos”. Abrió la mano y… me regaló dos caramelos. Ahí ya me eché la carcajada y me salió un…“Uy qué bien, si encima he salido ganando”.

A mediodía bajaba para casa recordando la simpática anécdota a la vez que pensaba: “Así es Dios. Siempre nos gana en generosidad”. Y es que Él siempre es más, siempre da más, siempre ama más.

A veces nos preocupamos demasiado por los números, por los resultados, por los frutos. Perdemos el norte por descuidar lo esencial. Lo importante no es tanto la cantidad sino la calidad de lo que hacemos, no es tanto el qué sino la intención y la disposición del corazón. Y que no falte la espontaneidad, la naturalidad, la sencillez, porque es en esas cosas pequeñas en las que se puede reconocer y descubrir la presencia de Dios y el gran amor que nos tiene.


jueves, 20 de marzo de 2025

“NO ES SUFICIENTE”

 

Hay quien vive con dolor y culpa el no poder hacer más por el Señor. Unos por salud, otros porque no tienen dones, otros porque no tienen tiempo suficiente, otros…

¿Acaso el hacer es lo importante?. Para amar y servir al Señor no es tan importante la salud, las cualidades, el tiempo… Se puede amar y servir en cualquier lugar, momento y circunstancia. Lo importante no es tanto el qué sino la disposición del corazón en todo aquello que nos toca.

Respondiendo a un Dios exigente nos forzamos a hacer más de lo que podemos según nuestra realidad. Otras veces el compararnos con otros, a los que creemos más perfectos, nos puede frustrar y angustiar. Todo ello no son sino sutiles tentaciones del mal para que nos enredemos y pongamos nuestra mirada en nuestras miserias, esquemas e ideas erróneas de la perfección, perdiendo de vista el amor que Dios nos tiene.

Dar gloria a Dios con nuestra vida está al alcance de todos, no es tarea de unos cuantos elegidos o privilegiados.


Independientemente de la edad, de si estás en activo o eres una persona enferma o dependiente, de si acumulas una gran fortuna o vives al día, de si estás en la cárcel o fuera de ella, de si eres consagrado o laico. Todos podemos dar gloria a Dios con nuestra forma de ser, de relacionarnos, de hablar, de actuar… En cualquier lugar y circunstancia. Recuerda que lo importante en todo esto es la disposición del corazón y no tanto lo que hagas.

sábado, 15 de marzo de 2025

“CADA UNO A SU RITMO”

 

Cada uno tiene su ritmo pero a veces no somos respetuosos, o queremos que todos vayan a la par nuestra, o creemos que lo que hacemos es lo mejor y bueno también para otros.

En aras de ayudar a otros podemos hacerles daño. Unas veces aceleramos procesos y llegamos a agobiar a los otros consiguiendo el efecto contrario al que deseábamos. Otras veces nuestras invitaciones, por santas que parezcan, pueden desviarles de su propio itinerario.

No se trata de no proponer. En nosotros está ofrecer lo que para nosotros es bueno pero siempre respetando el momento, la realidad, el ritmo de la otra persona. No forzar, no insistir, los otros no son sordos.

Por otro lado, si eres de los que te sientes irrespetado en tus decisiones o no te sientes comprendido en tus opciones, ten paz en tu corazón. Recuerda que a quien tienes que responder es al Señor, independientemente de lo que los otros piensen, sientan. Sé fuerte y mantente fiel a la voluntad de Dios.

A veces por no quedar mal, por el qué dirán… nos dejamos llevar por invitaciones de otros y pasamos la vida como marionetas en manos de los demás. No podemos ser esclavos de los otros. Hemos sido creados para ser libres y la libertad solo es posible respondiendo a Aquel que nos creó.

sábado, 8 de marzo de 2025

“SUBÍ A VALVANERA A DEJARLO TODO”

 

El otro día se nos invitó en la adoración a dejar, entregar, al Señor nuestro “todo”. Mientras pasaba el Santísimo cerca nuestro íbamos ofreciéndole todo aquello que no nos deja ser, que nos bloquea, que nos oprime, que nos angustia… hasta el punto de que ese día, según dijo el sacerdote, la custodia pesó como nunca. Se nos sugirió también que fuésemos a presentar todo eso en el sacramento de la reconciliación como ofrenda y para cerrar lo que había sido, de alguna manera, simbólico.

Tenía programado subir hoy al monasterio de Valvanera así que pensé que sería un buen lugar para tener la oportunidad de terminar lo que comencé el miércoles en la adoración.



Subiendo en el coche, le comenté al amigo con el que subí que quería confesarme y le pregunté con quién podía hacerlo. Me dio el nombre de uno. Al llegar, y en la mera puerta, se encontró con el sacerdote que le acompaña y se quedó con él. Entré en el monasterio, allá no había nadie así que estuve un ratito en oración y me levanté a buscar un sacerdote. Me encontré un cartel que indicaba que había que tocar un timbre y esperar y dije: “Señor, elige por mí al sacerdote”. Al momento llegó y entró en el confesionario.                                            

Siempre llevo mi lista escrita para no dejarme ni una coma. Todo bien, todo tranquilo. Al terminar de hablar me dijo: “Todo te lleva al abandono en Dios”. Ya me dio en mi punto débil, solo de Santa Teresita me acordé. Esta niña se me hace presente hasta en el confesionario. ¡Qué pasada!. No quedó ahí la cosa, siguió hablando y hablando el sacerdote y en un momento, por si no me había enterado, menciona a mi querida Teresita. ¡Con la de santos y santas que tiene el santoral…!. Y ahí sí que ya iba lágrima tras lágrima sin poderlas detener y mucho menos reprimir.

Al terminar la confesión me fui hacia el altar y para mi sorpresa me encontré con un amigo. Él más sorprendido que yo porque para nada esperaba verme ahí. Tras el abrazo me preguntó si estaba acatarrada. “¡Qué va, que me acabo de confesar y me he hartado de llorar!”. Como sabe de mi relación y cariño por Teresita le invité a salir fuera para contarle pero me dijo que estaba lloviendo así que nos dimos unas cuantas vueltas al claustro. Le compartí mi experiencia en la confesión y terminó diciendo: “Es que tú Gloria, eres una romántica”. Ja, ja, ja… Estuvo bien el comentario para echarme la carcajada. Creo que ni él mismo sabía por dónde salir o como explicar lo que quería decir con tal juicio. Terminó confesando que cuando me ve en oración ve que pongo todo el corazón a lo que le dije, otra vez entre lágrimas: “Pero yo quiero poner el corazón en todo”.

Esta mañana la Eucaristía fue más que nunca de acción de gracias y es que el Señor no deja de sorprendernos, donde menos lo esperamos, cuando menos pensamos.

No sé inventar historias, solo escribo de lo que vivo, de lo que pasa en mi interior, de lo que el Señor hace en mí y por mí. Sé que es arriesgado, que a veces puede llegar a malinterpretarse, ser criticado, resultar ridículo o hasta romántico, pero no me importa.

Cuando hablamos sin máscaras, sin tratar de dar una imagen… Cuando hablamos desde lo profundo, desde el corazón… Todos somos iguales, conectamos, desde ahí podemos crecer y ayudarnos. Así que si a alguien le sirve… Bendito sea Dios.

La experiencia de Dios está al alcance de todos, cualquiera puede percibir Su Presencia en su vida, encontrarle en cualquier lugar, momento y circunstancia… solo hace falta abrir los ojos, los oídos y, lo más importante, el corazón.

martes, 4 de marzo de 2025

“¡CÓMO HA JUGADO EL SEÑOR CONTIGO!”

 

Este escrito es el número “1000”. Es curioso porque justo en éste he tenido que echar la mirada para atrás. ¿Casualidad?. No recuerdo haber creído alguna vez en las casualidades.

El otro día, compartiendo con un sacerdote al que conozco hace muchos años, me dijo: “¿Te das cuenta Gloria como ha jugado el Señor contigo?”. Se me aguaron los ojos, sólo de Santa Teresita me acordé, de su sentirse pelotita en las manos del Niño Jesús.

Ya han pasado más de dos semanas y sigue resonando en mí, y me hace sonreír la expresión. Reviso mi historia y me veo de acá para allá y de allá para acá. Unas veces más cerca y otras más lejos, unas veces sola y otras más acompañada, unas veces en sus manos y otras metida en un hoyo, unas veces arrinconada en una esquina y otras siendo rescatada… pero en todo ello, su mirada no se ha apartado ni un solo momento de mí, no ha dejado de preocuparse y de desear lo mejor para mí, y si ha permitido ciertas situaciones, que he podido vivir como negativas, no ha sido para otra cosa que crecer en el amor, caer en la cuenta de qué es lo importante y enderezar el camino que me conduce a Él. Y todo… por pura gracia.

Enlazo todo esto con algo que me sucedió el otro día en la mañana. Imagina que sales de casa y a la primera persona que te encuentras te abraza y te dice que te quiere, que respeta las decisiones que tomes y aun así te asegura que vas a permanecer siempre en su corazón. Te vuelve a abrazar y en lo que te alejas te repite: “Te quiero”. ¡Como para no ir sonriendo un buen rato…!. Y en ese caminar por las calles, iluminadas todavía por la luz de las farolas, le decía al Señor: “¡Qué bonito!. Esto es lo que me dices todos los días, solo que ahora ha sido en directo”.

¡Cómo ha jugado el Señor conmigo!. Que siga jugando y que siga inspirando para seguir escribiendo o abrir caminos o… lo que sea. Sé que estoy en su corazón y que me quiere y me lo recuerda de mil maneras. Y todo… por pura gracia.