sábado, 6 de diciembre de 2025

“¿BAJO QUE MIRADA VIVES?”

 

Se puede vivir bajo la mirada de uno mismo. Depende de lo exigente que uno sea, esa mirada será más o menos dura. Cuando te culpas, te frustras o te enojas por algo, cuando te flagelas por un error cometido… vives bajo el peso de tu mirada. La casa la tienes cimentada sobre arena.

Cuando vives bajo la mirada de los otros, te vuelves dependiente y esclavo de ellos. Haces o dejas de hacer, dices o callas, buscando la aprobación, valoración o afecto de los demás. Eres una marioneta en sus manos y tu vida pareciera estar en una montaña rusa en la que asciendes o bajas en función de los comentarios o reacciones de los otros. Vivir bajo la mirada del público es muy cansado, se consume mucha energía y nunca das gusto a todos. También esto es construir la casa sobre arena. Puedes levantar un gran rascacielos pero no tardarás en que se hunda en tu propio terreno.

Hay otra opción: Vivir sólo bajo la mirada del Dios de Jesús. Tristemente se tienen otras ideas o imágenes deformadas del verdadero Dios que no nos ayudan.

Contémplate en todo lo que haces y vives bajo la mirada del Dios de Jesús que te ama incondicionalmente y cuya misericordia es infinita.

Contémplate bajo su mirada de ternura y bondad que te acoge, te abraza y te regala una sonrisa allá donde estás, así como estás.

¿Quieres construir tu casa sobre roca?. Contémplate bajo esa mirada, es la que te va a sanar y liberar. Déjate atrapar por esa mirada y sigue caminando volviendo una y otra vez, cuando te despistes, a poner tus ojos y tu corazón en esos ojos que solo hablan de amor, que no llevan cuenta de tus errores, fracasos y caídas, que te dan siempre otra oportunidad, que te aceptan tal y como eres, que te quieren feliz…

miércoles, 3 de diciembre de 2025

“LA VIDA ES UN REGALO”

 

Nuestra vida es un gran regalo. El problema es cuando ponemos toda nuestra atención en el envoltorio y en el lazo, olvidando quién es el dador y lo que hay en su interior.

Preocupados por el lucir ante los demás y las opiniones de los otros, descuidamos lo más importante. Empleamos esfuerzo, tiempo, dinero… en parecer buenos, perfectos, trabajadores, serviciales, sin defectos… y eso nos cansa, nos estresa, nos frustra, nos genera ansiedad. Vivir hacia afuera, vivir desde la superficie y pendientes de gustar, caer bien, ser reconocidos o queridos, nos va minando hasta destruirnos.

Lo más importante y valioso no es el papel, ni el lazo, ni el tamaño del regalo, sino el regalo en sí mismo, lo que hay dentro. Este mundo sería distinto si viviéramos desde el interior, conectados con lo que hay dentro, y no desde la fachada o la máscara fabricada.

Si fuésemos conscientes de que no hay nada que buscar afuera que no tengamos ya, no viviríamos obsesionados por un constante hacer.

Si fuésemos conscientes de que la verdadera riqueza y fuerza está en nuestro interior… no buscaríamos tener más cosas, poder, cargos, compromisos… no pelearíamos puestos, no nos apegaríamos a nada ni a nadie.

Si fuésemos conscientes de que estamos habitados por una Presencia que quiere dar sentido a todo, no viviríamos queriendo conquistar a los otros o al mismo Dios.

Si fuésemos conscientes de que el AMOR que buscamos afuera ya lo tenemos, seríamos libres y la paz reinaría en nuestro corazón.

Cuando algo te duele, te enoja, te molesta… Cuando te descubres culpando a los otros de tus propias emociones o desgracias… Cuando peleas territorio, atención, afecto… Es porque vives desde el envoltorio o mirando el lazo de tu regalo.

Vuelve tus ojos al regalo, a tu interior, ahí está tu riqueza.