lunes, 14 de abril de 2025
“Y TÚ ¿QUIÉN ERES?”
Vamos a
situarnos en la escena: “Domingo de Ramos, entrada de Jesús en Jerusalén
aclamado y vitoreado con cantos, alabanzas y palmas”.
¿Con
quién te identificas?: “Jesús, el burro, el pueblo, el sol, las palmas…”.
Ayer por
la tarde di más de una vuelta a esto. Pensaba que no me sentía digna ni de
sentirme burrito porque eso supone cargar con Jesús… y ni de cerca. En todo
caso quizás con una pulga del burrito pero tampoco… falsa humildad creerlo así.
Nadie repara en las pulgas porque cuesta verlas y además son muy fastidiosas.
Seguí contemplando la escena y me dije: “A lo mejor soy una mosca que revolotea
en torno a Jesús y el burrito...” pero tampoco, también son molestas y no
tienen ningún atractivo.
Esta
mañana mientras caminaba a encontrarme con el Señor en la eucaristía volví a
darle vueltas a la historia. Retrocedí la secuencia e imaginé a Jesús camino a
Jerusalén, avanzando despacio y en silencio. Y en medio de todo contemplando
todo lo que le rodeaba, todo lo que Dios había creado. A él que le llamaba la
atención las aves del cielo, los lirios del campo, las higueras, la vid y los
sarmientos, las ovejas… no le pasaron ese día desapercibidas las flores
silvestres que crecían al lado del camino. Y se detuvo para cortar una de ellas
y colocársela en su túnica
Al entrar
en Jerusalén la gente se fijó en él, y en el burrito sobre el que iba montado,
e incluso en la florecilla que adornaba su ropa. Esa flor, contemplada y
admirada, sabía que tenía sus días contados. Tras ser arrancada de su tierra
fue perdiendo lentamente su brillo, esplendor y vida. Y cuando a Jesús le
despojaron de sus vestiduras, con ellas se fue su flor.
La flor
dejó de ser vista y admirada por la gente pero nunca dejó de ser querida y
amada por su Señor porque fue la que Él escogió para colocarla cerca de su
corazón, y eso la hizo diferente.
Salí de
la eucaristía feliz porque había encontrado quién era en esa historia y lo
compartí con la primera persona que me encontré, una religiosa a la que quiero
mucho y hacía ya unas semanas que no veía. Me escuchaba bien atenta mientras se
reía de mis ocurrencias. Y terminó diciéndome: “Yo soy la alfombra sobre la que
pasaba el burrito”. Así que te pongo tarea: “Y tú ¿quién eres?”
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Gloria, tu pregunta está complicada ya me diste el guion para la semana Santa. Cada detalle de la escena es demasiado profundo como para ubicarme en uno de ellos sin pensar. TKM. Feliz semana Santa.
ResponderEliminar¡Qué hermoso y reflexivo texto has compartido! Me encanta la forma en que narras la escena del Domingo de Ramos y cómo te adentras en tus propios sentimientos sobre la identidad en esa historia. La manera en que describes tu proceso de reflexión es sincera y auténtica, lo que hace que sea fácil conectar contigo.
ResponderEliminarMe parece especialmente conmovedora la imagen de la flor elegida por Jesús; es un recordatorio precioso de que, aunque a veces nos sintamos invisibles, siempre tenemos un valor especial a los ojos de Dios. También me hizo sonreír la parte al final sobre la alfombra; es un toque divertido que nos deja pensando en la importancia de cada uno en el gran esquema de las cosas. ¡Sigue compartiendo tus pensamientos! Son verdaderamente inspiradores.
Gracias Gloria, por esta hermosa reflexión
ResponderEliminarMegustaria ser esa florecilla, sencilla, pero escogia por Jesús para estar cerca de Él
Feliz Semana Santa
Lo que Dios quiera!!
ResponderEliminarGracias Gloria