viernes, 9 de septiembre de 2016

"AMOR INFINITO"



Se nos habla del amor infinito de Dios y ¿cómo lo traducimos en nuestras vidas?. Para mí es la suma de todo el amor que nos muestran y manifiestan todos aquellos que nos aman… y más. ¿Y cuánto es ese más? “A saber”… porque como es infinito, como es ilimitado… no se puede medir ni calcular.

Dios nos expresa su amor a través de las personas que pone en nuestro camino. 

Creemos en el amor de Dios y anhelamos sentir ese amor. Sin embargo no hay nadie en el planeta que pueda regalarnos ese amor porque es demasiado amplio y grande como para que una sola persona pueda aportárnoslo.

Caemos en un error cuando exigimos a los otros que nos amen de determinada forma. Lo único que estamos expresando inconscientemente es nuestro deseo de sentir el amor ilimitado de Dios. No hay persona sobre la faz de la tierra con quien pueda experimentar todo ese amor… porque somos humanos… 

Podemos acariciar un poquito de ese amor que Dios nos tiene cuando recibimos una llamada, una carta… cuando nos visitan, cuando escuchamos nuestro nombre desde lejos, cuando reclaman nuestra presencia, cuando nos dan un regalo, cuando alguien quiere compartir con nosotros un café, un paseo, una comida, su celebración de cumpleaños, un día en la playa… cuando nos tienen en cuenta para alguna actividad, cuando nos dan las gracias, cuando alguien nos sonríe, cuando nos dan un abrazo, cuando nos dicen que nos quieren o que nos echan de menos… Todos ellos son pequeños gestos y muestras de amor. Ni siquiera sumándolos todos, ni siquiera sumando a todas aquellas personas que nos aman… da como resultado el amor de Dios.

En este cuento hasta las matemáticas fallan. Uno + uno + uno + uno +… + todo lo que no recibimos de los otros = Infinito

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EL AMOR DE DIOS ES COMO EL OCÉANO.
PUEDES VER DÓNDE COMIENZA PERO NO DÓNDE TERMINA.
¡Qué ingenioso es Dios!. Así lo creo porque a través de cada uno expresa su amor de una manera diferente. ¿Quién me quiere más?. No hay nadie que me quiera más que… cada uno de una manera distinta… así lo quiere Él. A nosotros nos corresponde dejarnos querer y reconocer que siempre habrá en nuestro interior un vacío que ningún humano podrá llenar… Dejemos de tratar de llenar ese vacío reclamando y exigiendo a los otros aquello que no pueden darnos. Y confiemos en que Él pondrá en nuestro camino, en cada momento, las personas que crea convenientes para amarnos.

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