lunes, 26 de diciembre de 2022

“NO LES TENGAS EN CUENTA ESTE PECADO”

 

Estas fueron las últimas palabras de Esteban cuando algunos curiosos ya tenían piedras en las manos y sus principales perseguidores comenzaban a lanzárselas hasta matarlo. Hace falta estar lleno del amor y la misericordia de Dios para perdonar incluso a tus asesinos.

Cuando nuestra humanidad simplona y egoísta se cierra al amor comienzan los rencores, los deseos de venganza, el odio, los malos deseos… y muchas veces surge la esperanza de que la justicia divina haga su obra, adjudicando a Dios la sentencia de “los crímenes y barbaridades” de otros cuando no tiene otro poder que el del amor y la misericordia.


En vez de lanzar a los otros a la justicia divina, que entendemos de aquellas maneras. ¿Por qué no los ofrecemos y entregamos a su misericordia?. ¿Acaso la gracia del amor y la misericordia no es para todos?. ¿No vino para darse y quedarse con todos?.

A la unión con Dios se llega mediante la identificación con Jesús pero sólo será posible si vamos dando cabida en nuestra vida a su amor y su misericordia y comenzamos a practicarla en las grandes y pequeñas acciones de cada día. Eso implica: Ser humilde, perdonar, acoger, confiar, dejarse llevar por el Espíritu, desprendimiento, sufrir críticas, burlas, menosprecios… Y todo esto no se consigue por el puro esfuerzo sino por pura gracia. Pidamos entonces la gracia de amar y perdonar como Él, como tantos otros han hecho después a imagen y semejanza suya. Si es este nuestro deseo, Él lo ha puesto en nuestro interior y no tardará en convertirse en una realidad porque nada es imposible para Él.

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