lunes, 18 de julio de 2016

"¿QUIÉN ESCUCHA A LOS/AS NIÑOS/AS?"

Los/as niños/as en tiempos de Jesús no tenían importancia social ni legal… no se les tomaba en cuenta… “no valían”… Dos mil años después me encuentro en una realidad en la que los/as niños/as no son nada, no pintan nada, son un estorbo

Escucho historias desgarradoras, dolorosas… de niños/as de 12 a 15 años  todas las semanas. Detrás de un mal comportamiento en el aula, de una falta de respeto, de una exagerada manera de llamar la atención… me encuentro con corazones que han sufrido y siguen sufriendo, corazones que lloran internamente y que se han endurecido para no seguir sintiendo y para que no les afecten las circunstancias, corazones rotos… Y todo eso se ve reflejado en los rostros de dureza que muestran muchos de ellos

¿Qué hay en esas vidas? Abusos y violaciones sufridas en silencio, maltrato… con palabras expresan su necesidad de ser escuchados, de ser queridos por sus padres, de ser tenidos en cuenta, de ser valorados y sobre todo de ser creídos. No entiendo por qué muchas madres creen antes a alguien de la calle que llegue contando un “chisme” que a los propios hijos.

A veces, después del testimonio escuchado, y de las lágrimas de las que soy testigo, yo misma les pregunto: “Y yo ¿en qué le puedo ayudar? ¿qué puedo hacer por usted?” Me siento todavía peor cuando me responden: “Nada, solo escucharme, necesitaba hablarlo con alguien y en mi casa no me escuchan y no me creen”. Siento un profundo dolor en mi corazón cuando entre lágrimas un niño/a me dice algo así.

Pero con todo esto, creo que me duele aún más escuchar a un/a niño/a decir: “Yo ya no lloro hace tiempo, ya me hice fuerte”. Qué pesar me da. Yo les cuestiono: “¿tanto ha sufrido en su vida para convertir su corazón de carne capaz de conmoverse y de ser sensible ante todo, en un corazón de piedra?”. Y ahí es cuando alguno/a se quiebra y comienza a llorar y a hablar y a hablar y a hablar y a contar lo que siempre han guardado y nunca se han atrevido a contar


Todos necesitamos hablar, expresar lo que hacemos, vivimos, sentimos… compartir lo que nos alegra, lo que nos enoja, lo que nos duele, lo que nos asusta… Tal vez como adultos hemos aprendido a lo largo de la vida a abastecernos de recursos y personas que nos permitan canalizar todo esto. Pero ¿y estos niños/as tan indefensos y vulnerables? No es de extrañar que muchos para evadir y huir de todo aquello que sufren en la casa o para encontrar aquello que no reciben en ésta, opten por vías no adecuadas como la droga, la sexualidad… o hasta quitarse la vida

En las escuelas públicas en los grados de 7º a 9º se encuentran jóvenes que compran y venden droga, muchachas que quedan embarazadas… y los hay que tienen marcas en los brazos de cortadas de cuchilla. Al salir esta tarde de una escuela había cerca del portón cuatro mareros, seguramente esperando a algún muchacho que ya está en la mara o a algún otro que quieren que forme parte del grupo.

¿Qué está pasando en las familias? ¿por qué no se dedica tiempo a los/as hijos/as? ¿por qué no se les escucha? Hay tanto por hacer… hagamos como Jesús… dejemos que los/as niños/as se acerquen a nosotros/as… escuchémosles… y sobre todo, como decía Don Bosco, que lleguen a sentirse queridos.


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