A los discípulos se
les olvida llevar el pan. Cuando se dan cuenta de que en la barca solo hay un
pan comienzan a discutir. Jesús les cuestiona: “¿Por qué discuten que no tienen
pan? ¿Todavía no entienden ni comprenden?”
Preocupados por lo
material olvidan lo más importante. Deja de ser el centro Jesús para serlo la
comida. ¿Cuántas veces nos ocurre algo parecido? Nos preocupamos por cómo
llegar a fin de mes, cómo pagar las tarjetas, dónde celebrar el cumpleaños del
hijo, qué vestido vestirá nuestra hija en la graduación o en su fiesta de
quince años, dónde iremos a veranear, cómo ascender de cargo en la empresa o
qué hacer para tener un mejor salario… nos preocupamos por comprar el último
celular que ofrece el mercado, lucir el carro, dar una imagen que dista de lo
que siente nuestro corazón… Todo esto genera angustia, preocupación, estrés…
que pueden dar lugar a emociones que hagan daño a otros o a nosotros mismos
El mundo de lo
material, de la vanidad, del poder, del honor, del éxito… nos conduce a
perdernos además de a experimentar un terrible vacío en nuestro interior
Jesús dice:
“¿Todavía no entienden ni comprenden?. Estoy yo… ¿qué más necesitan? ¿qué tan
preocupante es eso que te distrae y te quita la paz”. Si Él está con nosotros
¿qué nos puede faltar?.
Enfoquemos la
mirada y la vida lo realmente importante, en Aquello que nos da esperanza y
confianza, en Aquello que empuja y alienta nuestras pobres vidas, en Aquello
que siempre permanece… Solo así podremos tener vida.
Realmente es tener esperanza y confianza amar la vida creer mas en Dios
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