Así le dicen Pedro y los otros discípulos a Jesús: “Todos
te están buscando”. ¿Qué era lo que realmente buscaban: sanación física, un
sentido a su vida…? ¿Acudían por curiosidad, por necesidad… que les movía a
acercarse a Ti?
Y hoy… ¿Qué buscamos? ¿A quién buscamos? ¿Te buscamos?
¿Por qué te buscamos: necesidad de un milagro, de resolver un problema, de consuelo,
de esperanza…?
La respuesta a la pregunta: ¿qué busco cuando me acerco a
Él?, dependerá de la idea o imagen que tenga de Él.
¿Quién es para mí el Dios de Jesús? ¿Le busco como
aquella gente de entonces? ¿Me acerco a Él, en qué ocasiones? Este Dios nuestro
solo entiende de amar. Todos queremos estar con las personas a las que amamos y
en ese “estar” no buscamos nada, únicamente disfrutar de la compañía de quien
sabemos nos ama. ¿Por qué nos cuesta entonces buscar a Jesús, desear estar con
Él? ¿Será que todavía no nos hemos enamorado de Él, que no hemos experimentado
su amor y el gozo de simplemente estar con Él?
Toda idea de “dios” que no se corresponde con el Dios de
Jesús nos lleva a buscarle cuando estamos mal o necesitados, y a alejarnos
cuando todo va bien o no responde a nuestras expectativas
Tal vez sea un buen momento para cuestionarnos sobre
esto, ir purificando nuestra imagen de Dios y empezar a tratar con quien
sabemos nos ama y con quien podemos encontrarnos en el silencio, en el otro y
en todo
No hay comentarios:
Publicar un comentario