lunes, 28 de noviembre de 2022

“AGRADECER SIEMPRE, SIEMPRE”

 

Desde ayer se nos recuerda el estar atentos, el no perder la capacidad de asombro, y es que "nos acostumbramos” a lo que tenemos, lo sentimos como un derecho o como nuestro, lo consideramos como algo que nos pertenece, y se nos olvida lo que tiene de don inmerecido, y el amor que hay escondido en todo eso que hay de bueno en nuestro haber.

Escuchaba hace un rato que el Papa Emérito Benedicto XVI dijo una vez que tendríamos que ayunar de comulgar para que lo valoráramos más. Ni él podía llegar a imaginar que sus palabras se cumplirían un día al enfrentarnos a la dura realidad de una pandemia que vino sin avisar a nuestro mundo. Cuando algo que se vive como algo cotidiano y “normal” te falta, no hay duda de que caes en la cuenta de lo que significaba para tu vida.  

Son muchas las razones por las que dar gracias cada día: un trabajo, la salud, la memoria, cualidades, personas (familiares y amigos), una casa, una oportunidad de crecer, un encuentro, una llamada, una buena noticia, el descanso, la comida… la fe, el perdón, el amor… Tristemente, y como decía al principio, “nos acostumbramos” y caemos en la cuenta de su valor cuando nos faltan. Tal vez algo de eso podamos volver a recuperarlo pero otras cosas, con las que creíamos contar, se irán de nuestra vida para siempre.

Escribo esto justo ahora que me falta algo que me ha impedido hoy hacer cosas que para mí son importantes. Precisamente por eso, quizás por esto. No quiero caer en el fatalismo quedándome en lo negativo o quejándome sino ver lo positivo de esta experiencia, el amor del Señor, el que me ha servido para reflexionar y escribir, el caer en la cuenta una vez más de lo bendecida que soy y la invitación a cultivar la actitud de agradecimiento. 

Todo momento es bueno para comenzar a agradecer. Quizás ya hayamos perdido o dejado ir ciertas realidades pero hoy nos quedan otras muchas por las que dar gracias, y mañana surgirán otras nuevas por las que también dar gracias. Ojalá tengamos la capacidad de abrir los ojos y la lucidez para estar atentos y valorar cada pequeño regalo envuelto de amor que se nos ofrece. Y volvamos a vivir, y a contagiar la alegría que brota de un corazón agradecido y amado. Porque aunque todo nos faltara, siempre nos quedará el amor de quien habita en nuestro interior y cuida de nosotros.

No nos anclemos en el pasado, en lo que fue y ya no está, si no es para agradecerlo y dejarlo ir. Abramos los ojos a lo que es y vendrá y agradezcamos todo lo bueno que tenemos y llegará a nuestras vidas compartiéndolo con los demás.

4 comentarios:

  1. Que bonitas palabras y que Bonita reflexion¡¡¡

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  2. Es de bien nacidos ser agradecidos.

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  3. Estar despiertos para entender, que no de todo lo que tenemos o gozamos, es por merecerlo. No acostumbrarnos a ello, como si fuera, un derecho. Dar gracias a Dios por ello.

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  4. Gracias Dios por la vida de Gloria gracias Gloria por tu amistad. Tkm.

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