Seguir a Jesús es darnos al 100%... nada de a
medias tintas… nada de a ratos… El “sígueme” implica dar la vida, salir de uno
mismo… AMAR… Sí… AMAR con mayúsculas
Amar, sea cual sea la vocación a la que hemos
sido llamados, es entregarse completamente. Sería bueno que revisáramos nuestra
entrega… ¿nos damos únicamente cuando tenemos tiempo?, ¿nos damos después de
“hacer nuestras cosas”?, ¿nos damos con medida por miedo a perder algo?, ¿nos
damos a medias porque no queremos sacrificar nuestros proyectos o nuestros
planes?, ¿nos damos pero después de satisfacer nuestros caprichos? ¿eludimos el
darnos por miedo a perder el control?…
Seguir a Jesús es renunciar a lo que me apetece,
a lo que me gusta, a lo fácil, a lo cómodo… por amor a Él
Podemos caer en la tentación de creernos que
estamos respondiendo a este amor al que hemos sido llamados y en realidad dar
solo unas migajas de ese amor
Podemos incluso tranquilizar nuestra conciencia
“haciendo algunas cosas” por otros cuando en realidad no amamos
El amor ha de incluir siempre el amor a Dios, el
amor a uno mismo y el amor al prójimo. Si en una relación se dan estos tres
amores… es amor. Si falla alguno de estos tres amores, entonces no es amor.
Al final de la vida nos examinarán del amor.
Solo se nos pide amar pero ¡qué complicado!. Amar como amó Jesús no es tarea
fácil. Tendremos que pedir la gracia para que Él nos enseñe.
Amar es darlo todo… nuestra vida… nuestro
tiempo…
Amar es compartir nuestras cosas,
prioritariamente con aquellos que nunca nos las van a poder regresar
Amar es no medir, no calcular, no controlar…
Amar es arriesgar, es aventurarse a lo
desconocido, es lanzarse, es saltar al vacío…
Amar es atreverse a cambiar, a dejarse
transformar
Amar es dejar de girar en torno a mí para girar
en torno a los otros
Amar es ayudar a los otros a ser felices
Amar es…
No hay comentarios:
Publicar un comentario