Recuerdo
más de cuatro veces al Padre Saturnino cuando, en son de broma, decía “no sé si
el Señor nos encontrará unidos pero reunidos seguro que sí”. Nos reíamos y él soltaba una gran carcajada pero, qué triste realidad cuando
es lo que vivimos muchas veces en nuestra iglesia y comunidades.
Sería
bueno evaluar el tiempo que pasamos en el templo participando en sacramentos,
horas santas, reuniones de formación, programación o evaluación… a la vez que
la calidad de nuestras relaciones
Lo
más irónico es cuando en la iglesia peleamos puestos… o servicios… para que nos
vean, para lucirnos… O cuando no permitimos abrirnos a nuevas propuestas
“porque siempre se ha hecho así” o “porque siempre lo ha hecho Fulanito”. O
cuando no cedemos la posibilidad de que otros nos sustituyan en un servicio
porque ya tenemos tiempo de hacerlo. Surgen así rencillas, envidias,
rivalidades… que nos alejan del Reino de Dios. Reunidos sí… bajo el mismo
techo… pero ¿unidos? ¡Qué triste!
¿Qué
tanto nos preocupamos de l@s herman@s?
¿Qué
tanto criticamos a los que no llegan o no participan o no colaboran?
Mientras
pasamos afanados en “nuestras cosas”, olvidamos que ahí afuera hay mucha gente
de otras o de ninguna religión que está esperándonos. Ellos también son hij@s
de Dios, también tienen sus heridas, sus dolores, sus sufrimientos… necesitan
una palabra, compañía, que alguien les escuche, cubrir sus necesidades…
Reunámonos
pero unidos… Y salgamos… no para atraer a la gente y encerrarla en el templo
sino para construir Reino, para hacer la voluntad del Padre… porque todavía hoy
tiene hambre, sed, está enfermo, en la cárcel… y está esperándonos. Que no se
nos vaya la vida reunidos y desunidos.
Me ayuda mucho sus reflexiones.
ResponderEliminarTambién lo comparto con otras personas que sé les ayudará mucho.
Gracias Gloria.
Unidos reunidos si en la misma.fe.donde conocemos.el amor.yreunidos para seguir sirviendo para para hacer crecer el.amor misericordia de nuestro amor misericordioso de jesus
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