Conozco a un muchacho de 15 años que
este año se puso a estudiar los domingo a distancia. Los demás días de la
semana ha estado desde febrero que comenzó “haciendo nada”… en la calle. Y
todos saben lo que hay en la calle en un país como Honduras. Desaprovechó el
primer semestre y dejó la mitad de las materias. Fue a "pasear" al colegio. Le he
seguido la pista desde que comenzó y todas sus andanzas: rotura de un pie por
escapar de otros mareros que le iban siguiendo para matarle, salir a escondidas por la noche de casa
para estar cuidando el barrio y regresar en la madrugada cuando sus padres ya
se habían ido a trabajar, una semana preso en un centro penitenciario de
menores (le condenaron a cuatro años pero la mara pagó unos 160 euros por él y
lo dejaron el libertad, así funciona acá la justicia).
Hoy llegó su padre al colegio, un
hombre super humilde, sencillo. Trabaja en el mercado vendiendo verduras de 5am
a 5pm y todo para que a su familia no le falte la comida. Por supuesto que
desconoce todo lo que ha vivido su hijo. Lo que no sé es cómo explica que el
muchachito lleve un reloj de casi 100 euros y un cinturón de otros tantos
euros. Su preocupación era saber si su hijo estaba faltando al colegio y cómo
iba con las notas. Cuando se le informó de su deficitario rendimiento casi se
le saltaban las lágrimas, peor cuando se dio cuenta de que había faltado a
clase… El hombre se sintió engañado por su propio hijo. Él había puesto toda su
confianza en él…
¿Acaso no nos ha pasado algo parecido?
¿Cuántas veces nuestros padres han puesto toda su confianza en nosotros y les
hemos traicionado? Y voy más lejos… Viendo a este señor tan triste y
decepcionado, con lágrimas en sus ojos… me imaginé a Dios cuando le fallamos.
Él pone toda su confianza en nosotros porque nos ama incondicionalmente y
nosotros… le fallamos. Y le fallamos por andar adorando otros dioses: el del
dinero, el del poder, el de lo fácil, el del placer, el de la comodidad, el de
la seguridad, el de la diversión, el de la vanidad, el del consumismo…
Sí… Dios nos da libertad… pero desea
que hagamos un buen uso de la libertad… sabe que cualquier camino que no nos lleve
a amar y servir, nos conducirá a nuestra perdición… Pero calla… porque respeta
nuestra libertad…Sin embargo no puedo dejar de imaginar su tristeza al ver que
escogimos el camino equivocado y que nos llevó a no dar fruto, a hacernos daño
o a hacer daño a otros, a vivir desde lo superficial y lo inmediato, a vivir
una vida sin sentido, a girar en torno a nosotros.
Afortunadamente nuestro Dios nos da
una y otra oportunidad… porque nos ama incondicionalmente. Siempre estamos a
tiempo de volver a ubicarnos en el camino. La decisión nuevamente es nuestra.
No me quito la imagen de este señor de
la mente. ¡Estaba tan triste…!. Solo me queda pedir perdón a Dios por tantas
veces que le he fallado y espero que la próxima vez que tenga la ocasión de
caer, recuerde el rostro y especialmente los ojos de este hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario