He
oído muchas veces afirmar que “Jesús sabía cómo iba a morir”. Tal vez los
últimos días de su vida sí pero ¿antes? No lo creo. Y entonces cuando afirmo
rotundamente que yo creo que no, me dicen: “Pero Dios sí”. Y me pregunto “¿Dios
sí?”, tampoco lo creo
Ahora
voy a explicar por qué pienso que Dios no sabía cómo Jesús iba a terminar. Dios
no dirige nuestra historia… Él no maneja nuestra vida… Nosotros construimos
nuestro futuro con las decisiones que vamos tomando cada día. Dios nos ha hecho
libres y nos da libertad para escoger, respeta nuestras opciones. Dios dio
libertad a Jesús y también nos la da a nosotros. Dios quiere un camino de
libertad basado en el amor y el servicio porque eso es lo que nos va a dar la
felicidad. Dios nos invita a recorrer ese camino pero no nos obliga, no nos lo
impone, la decisión última es nuestra. De otra forma seríamos marionetas en
manos de un Dios que nos maneja a su antojo.
Podemos
cambiar el curso de nuestra historia. La única seguridad que tenemos es que no
nos va a faltar el amor incondicional de Dios: hagamos lo que hagamos,
acertemos o fallemos, sigamos a Jesús o lo que el mundo nos ofrece.
Les
suelo decir a los jóvenes que cuando nacemos es como que venimos con un libro
en el que todas las páginas están en blanco. Los primeros capítulos los
escriben nuestros padres y los adultos que nos rodean pero llega un momento en
que nosotros con responsabilidad y decisión tenemos que agarrar la pluma y
comenzar a escribir la historia tal y como la soñamos, o al menos poner los
medios. Qué paz y gozo mirar para atrás cuando estemos escribiendo el último
capítulo si nuestra vida ha dejado huella en muchos corazones, si tenemos la
experiencia de que nuestra vida valió la pena vivirla, si contribuimos con
nuestra presencia, nuestras palabras o actos a la felicidad de otros, si
pasamos por este planeta amando y sirviendo. Estamos todavía a tiempo. Nada
está escrito. Dios no conoce nuestro final porque no nos maneja, nos ha creado
libres. Nosotros decidimos no lo olvides.
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