jueves, 16 de agosto de 2018

"LEVÁNTENSE Y OREN..."


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“Levántense y oren para que puedan enfrentar la prueba”, así se dirige Jesús a sus discípulos en el monte de los Olivos. Y ellos… se quedaron dormidos

Dios es presente, Dios es ahora… la historia se repite. En este momento Jesús nos vuelve a decir: “Levántense y oren para que puedan enfrentar la prueba” y quizás nosotros, como los discípulos, estamos dormidos



Permanecemos dormidos cuando…
  • creemos que solos podemos, confiamos solo en nuestras propias fuerzas
  • nos desanimamos y tiramos la toalla
  • vivimos como si Dios no existiera
  • contamos con Él solo cuando tenemos problemas o dificultades para que acabe con ellos
  • nos quedamos de brazos cruzados esperando que haga el milagro
  • alguien sufre y no aliviamos su dolor
  • contribuimos a crucificar a Cristo con nuestras palabras o actos
  • no somos capaces de descubrir su presencia en todo lo creado
  • nos quedamos en la ley, en la forma, en lo establecido y nos olvidamos del amor
  • vemos las pruebas como contratiempos y no como oportunidades de crecimiento y maduración


Permanecer dormido es lo mismo que no entender nada. Permanecer dormido es tener a Dios a tu lado y no percatarte de su presencia. Permanecer dormido es tener una imagen de Dios que nada tiene que ver con el Dios con el que se relacionaba Jesús



“Levántense y oren para que puedan enfrentar la prueba”. No se trata de echarle a Dios nuestros problemas para que Él los resuelva. Se trata de encontrar en la oración la paz, la fortaleza, la esperanza, la luz… que necesitamos para nosotros mismos solucionarlos. A mayor prueba o entrega, más tiempo de oración. Oren, oren… en los días de sol y en los días grises… oren… entren en comunión con quien les creó con la certeza y la seguridad de que les escucha, de que les comprende, de que está ahí
Humanamente es complicado hacer frente a determinadas pruebas, solos no podemos pero solos no estamos ¿por qué no descansamos en Él nuestras pobres vidas? ¿cómo podemos decir que queremos seguir a Jesús o que somos cristianos si no tenemos una vida de oración? Jesús nos enseñó con su ejemplo la importancia de la oración en la vida. Despertemos ya de este letargo y vivamos esa comunión con Él en lo profundo de nuestro ser para poderlo encontrar en los otros y en todo lo creado.

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