martes, 28 de agosto de 2018

"¿QUÉ ES LO QUE HACES?"


 Ver las imágenes de origen


Seguramente alguna vez te han preguntado: “¿qué es lo que haces?”. Creo que es la pregunta que menos me gusta escuchar. Si me callo parezco descortés pero si cuento lo que hago, mi corazón se queda triste y me inunda una sensación de vacío interior.

Hoy venía caminando para la casa e iba reflexionando en lo que había pasado en la mañana y meditaba en esta pregunta.
¿Qué es lo que haces?. ¿Realmente es importante lo que hacemos?. Nos preocupa lo que el otro hace cuando valoramos a los otros, y a nosotros, en función del hacer. Pocas veces preguntamos o nos preguntan: ¿Cómo está tu corazón? ¿Cómo te sientes? ¿Eres feliz?... Tal vez nos da miedo lo que vamos a escuchar o que nos devuelvan la pregunta pero ¿acaso eso no crearía relaciones humanas más profundas y duraderas?

Y ahora voy más allá… ¿qué es más importante, qué tiene más valor: lo que hacemos o lo que Dios hace a través nuestro? Esto me cuestiona sobremanera porque nuestro hacer la mayoría de las veces, si no todas, puede ser producto de motivaciones puramente humanas de búsqueda de uno mismo, de satisfacción de necesidades afectivas, de valoración, de aceptación… Ese hacer no da fruto o muy poco porque contamos solo con nuestras fuerzas o capacidades. Es un hacer estéril, vacío...

Afanados en el hacer y en los quehaceres, nos estamos perdiendo lo más importante: dejar a Dios ser en nosotros. ¿De qué nos sirve terminar la jornada agotados si no le dejamos ser? ¿Pero cómo dejarle ser? Si no hay un encuentro con Él en lo más íntimo de nosotros mismos: complicado. El hacer de Dios tiene su raíz en lo más hondo del corazón humano, allá donde la persona se encuentra en el silencio y la soledad con el Dios de Jesús. El hacer de Dios es producto de ese encuentro. Si no cambiamos nuestra mirada, si no miramos con otros ojos, difícilmente vamos a poder dejarle ser, difícilmente vamos a descubrir lo que Dios hace en nosotros. Afanados en “nuestras cosas” vivimos en lo superficial, en lo externo, en lo que tiene valor para la mirada humana. Nos estamos perdiendo lo más importante. Buscamos fuera cuando tenemos un tesoro en nuestro interior que espera ser descubierto.

No nos preocupemos tanto por el hacer. El hacer no puede ser producto de una imposición, de una exigencia… El hacer de Dios viene solo y no supone esfuerzo o sacrificio. Bucea a las profundidades del corazón, allá te está esperando. Solo cuando nos encontremos con Él, seremos capaces de dejarle ser y obrar milagros

No hay comentarios:

Publicar un comentario