martes, 28 de abril de 2020

“NO LE RECONOCIERON”



Ni María Magdalena, ni los de Emaús, ni tantos otros le reconocieron. Y es que con los ojos físicos no volvieron a ver más a Jesús. A Jesús resucitado solo es posible verlo con otra mirada: la de la fe… con otros ojos: los del corazón

Ayer, hoy y siempre sigue cruzándose en el camino y acompañándonos en nuestros desalientos, en nuestras luchas, decepciones, angustias…
Verle y descubrirle presente en nuestras vidas es un don que podemos pedir y del que podemos gozar en la medida que estamos atentos a la realidad, que le escuchamos a través de la Palabra… porque Él siempre busca la manera de hacerse el encontradizo para acompañarnos en nuestro peregrinar.
Está ahí pero nuestros esquemas rígidos y cuadriculados, nuestra razón, “nuestras cosas”… nos impiden reconocerle
Ampliemos nuestra mirada, nuestra escucha… pongamos atención… ensanchemos nuestro corazón… y descubriremos la Presencia del Señor escondida pero también velada a lo largo del día

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