martes, 30 de junio de 2020

“TODO ES LUGAR DE ENCUENTRO CON ÉL”


Puede que, por nuestra mente racional y limitada, queramos encasillar a Dios o ubicarle en lugares específicos y concretos. Esto reduce nuestra posibilidad de encuentro con Él a determinados momentos u ocasiones.
Dios está en todo y todo puede ser lugar de encuentro con Él: la adversidad, los quehaceres diarios, el trabajo, el descanso, la relación con los otros, la lectura de un libro, una canción, una película, un paseo por la naturaleza, la atención a los “más pequeños”…

¿Qué me impide encontrarme con Él? ¿Apegos, adicciones, creencias limitantes, exceso de actividad, preocupaciones, dinero, miedos, mis “quereres” y caprichos, perfeccionismo, culpa, resentimientos…?
¿Qué personas hay en mi vida que también están obstaculizando y entorpeciendo mi encuentro con Él? ¿Quiénes me enredan y desvían de lo que realmente da vida y es bueno y lo mejor para mí?
¿Qué medios pongo para que se produzca el encuentro? El ciego gritó, Zaqueo se subió a un árbol, María (la hermana de Marta) se sentó a escucharle, Nicodemo salió en la noche a buscarle, los amigos del paralítico abrieron un boquete en el techo de la casa…
¿Acaso hay algún obstáculo infranqueable que te impida encontrarte con Él?
Quien desea encontrarse contigo, te está esperando. Tú decides si buscarle o buscarte, si seguir su camino o el tuyo, si vivir con Él o sin Él. Eres protagonista de tu vida y tú escribes tu historia.

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