domingo, 23 de mayo de 2021

“¿QUÉ TIPO DE CUENCO ERES?”

 

Escuchaba el otro día a alguien la importancia de sentirnos cuencos, de recibir, de llenarnos del amor de Dios. Me gusta la imagen del cuenco únicamente si tiene grietas. Un cuenco perfecto se quedaría con todo lo que hay en su interior, se creería dueño y poseedor del contenido, lo cuidaría y protegería, se vanagloriaría de él, tendría miedo incluso de perderlo. Sin embargo, un cuenco con grietas no podría retener lo que posee, se vaciaría igual que se llenó sin que pudiera hacer algo por evitarlo.



Definitivamente me quedo con la imagen del cuenco con grietas porque en él se pueden ver muy bien las tres virtudes que deben cultivarse en la vida de todo creyente:

  • La humildad. El cuenco no es consciente de su función por eso no se enorgullece de ella, no presume de su labor, ni siquiera siente satisfacción. Podemos caer en la tentación de querer ser perfectos, de no querer tener grietas pero es gracias a esas grietas que somos conscientes de nuestra nada y puede así manifestarse la grandeza de Dios.
  • La caridad. Lo importante del cuenco con grietas es que está abierto para recibir pero a la vez comparte lo que hay en su interior con la misma rapidez con que llega
  • El desasimiento o desapego. Es gracias a sus grietas que nada puede retener, todo lo que llega: fluye, se va… No se aferra a lo que no le pertenece.

El valor del cuenco con grietas se lo da el contenido. Quien le da la razón de ser y de existir es el contenido. El cuenco no vale por lo que hace, por su forma, por su belleza… El cuenco vale por lo que llega a él y pasa a través de él. Y el cuenco con grietas no tiene que hacer nada, tan solo dejarse hacer. Estar abierto para recibir, y compartir a través de sus grietas.

Todo nuestro quehacer se resume en: abrirnos y llenarnos del amor de Dios para  compartirlo. Así se manifestará la gloria y grandeza del Señor. Y esto solo será posible desde el reconocimiento de nuestra pequeñez, de nuestra fragilidad, de nuestras caídas, de nuestros fracasos… y desde la aceptación de nuestras heridas.


https://youtu.be/NaqX3yBk2CQ

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