lunes, 22 de noviembre de 2021

“¡BIENVENIDO, JESÚS!”

 

Hace unos años me contó una amiga-hermana lo que le pasó a su hija el día de su Primera Comunión. Parece ser que el catequista pasó un detalle por alto. No les dijo a los niños qué tenían que responder cuando se acercaran al sacerdote y éste les dijera “El Cuerpo de Cristo”. Así que podéis imaginar lo que sucedió. Ellos y su espontaneidad. Unos dijeron lo primero que se les ocurrió y otros perplejos, por no saber o por el susto, se quedaron callados. Reímos mucho cuando me compartió las ocurrencias de los niños y estoy más que segura que también hicieron reír al Señor ese día

Recordé esta anécdota porque hay una señora en mi parroquia que cuando se acerca a comulgar (a pesar de que por la pandemia se nos repite hasta la saciedad que no respondamos en voz alta), siempre dice: “¡Bienvenido, Jesús!”. La primera vez que la escuché, me impactó. La quedé viendo y ella a mí, le sonreí, me sonrió… nuestras miradas se quedaron clavadas unos segundos. ¡Me pareció tan bonito, tan profundo…!. Pero lo que más toca mi corazón es el cómo ella vive lo que dice… realmente es muy consciente del gran acontecimiento del que es partícipe. No puedo evitar, desde ese día, seguirle con mi mirada cada vez que alguien le acerca en su silla de ruedas hasta el altar. Y me encanta, si no alcanzo a escucharle, ver como sus labios exclaman sonriendo: “¡Bienvenido, Jesús!”

Providencialmente, el otro día en un grupo, una mujer se preguntaba y nos preguntaba para qué va la gente a la Eucaristía: ¿Para celebrar? ¿Para escuchar?... Esta anciana en silla de ruedas de la que te he hablado seguramente respondería: “Para recibir a Jesús en mi vida, en mi corazón”

Que nos abramos a su amor, que le dejemos morar en nuestro interior y transformar nuestras pobres vidas, que le acojamos siempre con la alegría de quien recibe a un buen amigo al que se ama.

3 comentarios:

  1. El 10 de diciembre tendré que impartir a los jóvenes un retiro Eucarístico, te aseguro que daré a conocer está experiencia de amor y fe,de esa hermana de tu parroquia. Tkm Gloria.

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  2. Si cada uno de los que se acercan a recibir a CRISTO JESÚS SEÑOR con verdadero deseo y Fe, la transformación cristiana sería un acontecimiento que movería a otros a querer recibirlo con gran anhelo. Desgraciadamente, no ocurre así, por no recibir al Cuerpo y Sangre de CRISTO con verdadera Fe y confianza.

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  3. Cuando somos realmente consientes de a quien recibimos nuestra alma no puede con tan grande presencia, quisiera siempre ser como esta señora...

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