domingo, 23 de diciembre de 2018

“TODAS LAS GENERACIONES ME LLAMARÁN DICHOSA, FELIZ, BIENAVENTURADA…”


A una mujer en un retiro le resonó esto. Su compartir fue muy interesante. A María le pasó de todo… se queda embarazada del Hijo de Dios ¡qué escándalo en la aldea!... da a luz en un lugar humilde, no en un hospital ni siquiera en una casa con todas las comodidades y asistida por personal médico… le toca salir huyendo… Jesús se le pierde cuando ya es un poco más mayor… Podría seguir enumerando las mil y una dificultades y pruebas por las que pasó María hasta que llegó la última y más complicada: ver como humillaban a su hijo, cómo lo maltrataban y finalmente cómo lo asesinaban


Esta mujer compartía que nosotr@s, con mucho menos, nos estamos quejando e incluso nos enojamos con Dios.

Razón no le falta. ¿Por qué María a pesar de todo fue feliz?. Porque su centro, su Absoluto, era Dios. Porque tenía su seguridad y confianza en Dios.
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Nuestras preocupaciones son preocupaciones en la medida que nuestro centro somos nosotr@s mism@s
Nuestras enfermedades son un problema en la medida que nuestro centro somos nosotr@s mism@s
El no éxito, el fracaso, el no reconocimiento, el rechazo, el abandono… son un problema en la medida que nuestro centro somos nosotr@s mism@s
El deseo de poder, de fama, de cosas, de seguridad, de placer… nos ata en la medida que nuestro centro somos nosotr@s mism@s
Los talentos, dones y cualidades recibidas se convierten en trampas en la medida que los convertimos en nuestro centro y nos vanagloriamos de ellos.
Lo malo que le sucede a la gente a la que queremos se transforma en tragedia cuando los convertimos en nuestro centro

María fue feliz porque encontró el tesoro enterrado en el campo, Dios, y pasó a ser su Absoluto
María fue feliz porque desde ese día todo lo demás fue relativo y tan solo un medio, sintiéndose libre frente a todo y a todos
María fue feliz pero podemos caer en el error de divinizar a María olvidando que fue humana. Y sí, fue feliz pero también fue humana y como humana también rió, lloró, tuvo dudas, miedos, sintió dolor, impotencia…
No es imposible para nosotr@s. Solo es que ubiquemos bien nuestro centro para que algún día puedan decir de nosotr@s que a pesar de todo lo que vivimos… fuimos felices.

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