Nunca había jugado a la wi que hace unos años se puso muy de moda entre los niños. Llegué a casa de mi hermana y Lucía, mi sobrina, ya tenía la televisión encendida y los mandos dispuestos para colocárnoslos en las muñecas. Yo no atinaba al principio con las teclas y hasta que me hice con el control, tuve que perder unas cuanta partidas. Se trataba de una carrera de coches, competíamos unos 6 coches. Quedaba la última o la penúltima, Lucía igual que yo.
Tras unas partidas, tratando de comprender el juego y familiarizándome con las teclas, comencé a mejorar mis marcas: la cuarta, la segunda y la siguiente vez quedé la primera. Lucía no se lo podía creer, me preguntaba una y otra vez: “¿Cómo lo haces?”. Yo no le respondía, mi admiración era tan grande como la suya, yo tampoco me lo podía creer y me daba hasta risa.
De camino a casa fui tratando de comprender cómo era posible que hubiera ganado.
Y di con la respuesta: mi única preocupación era no salirme del camino, permanecer en él, me era indiferente quedar la primera o la última, quería hacerlo bien, no me importaban los otros coches o motos, su velocidad o sus marcas. Lucía sin embargo continuamente se fijaba en la vuelta por la que iba, en si yo iba delante o detrás, en si le adelantaba o me adelantaba…
A los días hablamos sobre el juego y le conté “mi secreto”. Tanto en el juego como en la vida hay que estar centrado en lo que se está, hay que disfrutar del camino. Si me preocupo por alcanzar la meta y me obsesiono con ello o con llegar a ser el primero, no es muy probable que lo consiga y de remate habré perdido el tiempo porque sacrifiqué mi presente en aras de un futuro idealizado. Si me inquieto por cómo van los demás, lo que consiguen, el ritmo que llevan y trato de imitarles o adelantarles, me pierdo, me descentro… cada uno tiene su misión, todos vamos a llegar si ponemos los medios pero cada uno tiene un vehículo distinto, unos dones, unos talentos… no se trata de competir, se trata de ser
Lucía puso en práctica lo aprendido y mejoró sus marcas en el juego. Sigo esperando que así lo haga en su vida.
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