domingo, 17 de enero de 2021

“¿TE CUESTA PONER LÍMITES?”

 

¿Eres de las personas que te cuesta poner límites? ¿Por qué permites a otros que invadan tu espacio? ¿Tienes miedo a que se alejen de ti, a que hablen mal de ti, a que se formen una imagen errónea o distorsionada…?

¿Qué hay de tu sentimiento de culpabilidad cuando no pones límites? Sabes que te estás haciendo daño, que sufres ¿por qué sigues permitiéndolo?

¿Qué hay de tu sentimiento de culpabilidad cuando los pones porque te dices lo “mala persona que eres” por hacer algo así?

Tienes una dignidad como Hij@ de Dios que no debes permitir que atropellen ¿por qué sientes esa culpabilidad malsana y tan poco cristiana?. Tienes un espacio que debes defender contra quienes quieran dañarte física o emocionalmente, contra quienes quieran abusar de tu vulnerabilidad y fragilidad.

San Pablo dijo a los Filipenses: “¡Cuídense de los perros, cuídense de los obreros malos, cuídense de los que se hacen incisiones!”. En definitiva: Cuídate de quien no te respete, de quien se quiere aprovechar de ti, de quien te responsabiliza de cargas que no te corresponden, de quien te maltrata de cualquier forma, de quien te quiere engañar, de quien… No eres mal cristian@ por poner límites… todo lo contrario: un cristian@ tiene que ser astuto, tener los ojos puestos en Cristo, y no dejarse embaucar, seducir, engañar, aplastar, atropellar…

Cuídate… pon límites… no sólo no pierdes nada sino que ganas mucho. Los demás llegan en tu vida hasta donde tú les permites. La responsabilidad es tuya. Dejarles entrar no es amor a uno mismo, facilitarles el acceso no es cristiano. Defiende tu dignidad, eres Hij@ amad@ de Dios y tu valor es infinito. De ti depende que los otros invadan o no tu territorio. Date tu lugar. Marca tus límites y dalos a conocer.

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