martes, 12 de enero de 2021

“LA BELLEZA QUE NO SE MARCHITA”


Lo bello no siempre tiene que ver con lo estéticamente bonito o lo que marcan los cánones de la sociedad de consumo. La verdadera belleza tiene una connotación más profunda y nuestros sentidos corporales no son capaces de captarla

Lo bello se relaciona con la bondad y pureza del corazón, con la mirada limpia y transparente, con los deseos e intenciones orientados al bien de los otros

Lo bello tiene que ver con todo lo que es compasión, ternura, amor

Percibimos la belleza de las personas, de las cosas, de los acontecimientos… cuando somos capaces de descubrir: la Presencia del mismo Dios en ellos, el amor escondido pero a la vez manifestado

Podemos contemplar la belleza en el ser más violento, en la situación más dolorosa… con otra mirada, con el corazón abierto y para ello es preciso pedir la gracia al Espíritu Santo.

No malgastemos el tiempo y la energía en atesorar y mantener la belleza que se marchita. Vivir en la superficialidad nos ciega y nos hace sufrir. Cultivemos la belleza que lejos de perderse se hace más luminosa con el tiempo. La belleza externa es caduca, desaparece, acaba muriendo y no puede hacerse nada por impedirlo. La belleza interna atrae, contagia, irradia y permanece. Solo tenemos una vida. Otro año ha quedado atrás. ¿En qué y en quién vas a invertir el tiempo que te queda?


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