sábado, 26 de junio de 2021

“¿MEREZCO QUE ME QUIERAN?”

 

Seguro que muchos al leer esta pregunta han respondido rápidamente: “Sí”. Vamos a ver si lo crees realmente.

¿Eres de las personas que te cuesta aceptar algo que te ofrecen o regalan, unas palabras bonitas, un premio…? ¿Tal vez te apropias de lo que te dan pero buscas la manera de compensar el gesto que tuvieron contigo?

¿Eres de las personas que no piden ayuda escondiéndose en mil y una justificaciones del tipo: “No quiero molestar”, “Pasa muy ocupado”…?.



Estos casos no hablan de tu bondad o de tu humildad, sino de una falsa creencia arraigada en ti: “No lo merezco”. No merezco que me quieran, que me den algo, que me dediquen tiempo… Cuando vives desde esta creencia ¿quién es el centro?: “Tú”. Te gusta que los demás te tengan en cuenta cuando necesitan ayuda, te llena el ser útil a otros, tratas de estar siempre disponible… pero no das la oportunidad a otros de hacer lo mismo contigo por otra falsa creencia añadida a la anterior: la de autosuficiencia.

Si no crees merecer el amor de los otros, bloqueas el encuentro, pones barreras en la relación… te cierras al amor.

Así como vives tus relaciones con los otros la vives con Dios. Si no crees merecer el amor de otros tampoco crees merecer el amor de Dios. El amor de los otros y de Dios se convierte en objeto de conquista mediante buenas obras, sacrificios… que no son sino obstáculos que impiden: que puedas recibirlo gratis e incondicionalmente

En la medida que te abres al amor de los otros, te abres al amor de Dios y viceversa. Mientras sigas rechazando lo que otros quieren o pueden ofrecerte, estarás bloqueando el encuentro con Dios. Y si te cierras a recibir el amor de Dios difícilmente podrás establecer relaciones sanas con los demás basadas en la bondad y en la mutua donación

Convéncete de que mereces ser amad@ y ábrete a ese amor que se te regala desinteresadamente a través de los otros, de las circunstancias… de Dios.

1 comentario: