miércoles, 21 de julio de 2021

“LA ROSA INSATISFECHA”

 

Érase una vez una rosa que tenía miedo de presentarse ante su Creador porque estaba convencida de que le pediría ser orquídea. Es por esto por lo que consciente, o tal vez inconscientemente, se exigía ser orquídea. Sus intentos frustrados lo único que conseguían era que permaneciera en un estado de continua insatisfacción.

Nuestra querida rosa no solo estaba descontenta con su fracaso sino que hacía partícipes de su malestar a las otras flores del bosque exigiéndoles ser como ella: una bella rosa. “No puedo ser orquídea pero te exijo ser rosa a ti que eres una campanilla, y a ti que eres una azucena, y a ti que eres un geranio, y a ti que eres…”. Se esforzaba mucho por cumplir y agradar a las demás, no tanto por el mero hecho de darse sino esperando la misma respuesta cuando se viera en necesidad. Esto solo le trajo siempre amargura, frustración, decepción, enojo y tristeza porque la campanilla, la azucena, el geranio y las otras flores continuaban siendo ellas mismas.

¿Acaso una rosa, por más que se empeñe, llegará a ser orquídea?

¿Acaso una rosa puede lograr que otras flores sean como ella?

¿Acaso cada flor no ha sido creada para ser lo que es?

¿Por qué esta bella rosa no se centra en su Creador y se enfoca en lo que es y ha venido a ser, en lugar de exigirse ser lo que no es o esperar que otras flores sean como ella?

Nuestra querida rosa alcanzará la plenitud cuando reconozca quién es, cuando se ame tal cual es (aún con espinas y todo), cuando se enfoque en ser lo que es y cuando acepte el bello jardín de múltiples colores en el que está inserta y descubra la riqueza y particularidad de cada flor

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