Zaqueo deseaba encontrarse con Jesús ¿tú lo deseas?. Zaqueo
puso los medios, corrió y se subió a un árbol ¿qué medios estás poniendo para
encontrarte con Él?.
Entre la multitud y el ruido, Jesús consigue ver a Zaqueo… y
Jesús le mira, y Zaqueo mira a Jesús. ¿Cómo sería ese cruce de miradas? ¿Qué
sentiría Zaqueo en su corazón ante la mirada de Jesús? Lo que está claro es que
esa mirada no hablaba de condenación ni de reproche… Jefe de los cobradores de
impuestos y muy rico pero esa mirada solo hablaba de amor. ¿Me he puesto alguna
vez ante la mirada de Jesús? ¿Me atrevo a dejarme mirar por Él? ¿Qué obstáculos
pongo a esa mirada: auto exigencia, soberbia, perfeccionismo, vergüenza, culpa,
miedo, ideas de un “dios” que distan del Dios de Jesús…?
“Hoy quiero quedarme en tu casa”… ¡Qué buen mensaje en este
momento que, quienes podemos, estamos en casa!. Así le dijo Jesús a Zaqueo
cuando le vio subido en aquel árbol. Y hoy te dice: “Quiero quedarme en tu
casa, en tu corazón”. Pero ¿para qué quiere quedarse contigo? Para alentar tu
esperanza, para darte alegría en medio del dolor, para sanar tus heridas, para
consolarte, para liberarte, para ser uno contigo, para compartirlo todo
contigo, para ser desde ti, para hacer a través tuyo, para…
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría… ¿Acaso el
amor puede ser recibido de otra forma? ¿Acaso rechazas a quien quiere amarte?
¿Cómo te sientes con quien te ama, te acepta y valora tal y como eres?
El encuentro de Zaqueo con Jesús fue lo que transformó su
vida. Sólo el encuentro con Jesús puede hacer posible la conversión de nuestros
corazones. Solo la experiencia de sentirnos amados incondicionalmente puede
liberarnos
Que
como Zaqueo te busquemos
Que
nos dejemos alcanzar por Tu mirada
Que
nos miremos como Tú nos miras
Que
te hospedemos en nuestra casa
Y
que ese encuentro y tu amor transformen nuestras pobres vidas
Amén
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