lunes, 30 de diciembre de 2024

“¿DÓNDE SE RECOSTÓ AL NIÑO?”

 

Al comenzar el Adviento, se nos invitaba en la parroquia a preparar la cuna para recibir al Niño Jesús. Un amigo ayer me compartía su duda de si realmente se le había recostado en un pesebre.

Los símbolos son medios para ayudarnos. Si nos quedamos solo en lo que nuestros ojos ven, o nuestro cerebro entiende, nos quedaremos siempre cortos. Hay que ir más allá.

La cuna, o el pesebre, o la mantita, o… lo que fuera que acogió al Niño, es hoy nuestro corazón.

Un corazón lleno de sí no tiene capacidad de acoger al Niño y por tanto se cierra al Amor. Un corazón lleno de sí busca tener siempre la razón, que las cosas se hagan de una determinada manera, se sirve de los otros, hace lo que quiere, escoge lo que más le gusta, y huye de lo complicado, de lo poco vistoso a los ojos de los otros, de las tareas menos agradables, busca que le alaben, se jacta de lo que hace o dicen de él… A mayor “YO” menos “ÉL”, más egoísmo, menos capacidad de amar.

El Niño necesita un lugar donde estar, donde crecer, donde ser.

El Niño sigue buscando corazones que le hagan espacio, que se abran a su amor infinito.

Nunca es tarde. Cada día es una nueva oportunidad para ir desalojando del corazón todo lo que está obstaculizando que Él reine en él.

Va a comenzar otro año, quizás ya estás haciendo la lista de propósitos. ¿Qué tanto de amor propio o de generosidad hay en ellos?. ¿Te buscas o le buscas en todo lo que emprendes o haces?.

¿Qué tal si este año dejamos espacio en nuestro corazón al AMOR?. ¿No crees que, si todos persiguiésemos el mismo objetivo, este mundo comenzaría a ser distinto?.

lunes, 23 de diciembre de 2024

“LLEGÓ EL NIÑO”

Sucedió al día siguiente de pedir, al Niño dios, un corazón abierto, generoso y dispuesto a acoger TODO lo que Él me quiera regalar.

Llegaron a la librería dos grandes cajas de artículos: “Nacimientos, Misterios, Niños Jesús…”. Lo primero es revisar cada artículo para ver si está en perfecto estado. Me llevé una sorpresa cuando al ir sacando una por una las piezas de un nacimiento, encontré dos Niños Jesús. Me hizo sonreír. Pensé y dije: “Este es para mí”. Lo sentí como la confirmación de mi petición. Y me lo traje para casa.

Ayer domingo se bendecían los Niños en las iglesias así que lo llevé a la parroquia.

El Niño ahora está en mi mesilla. Esta mañana en mi rato de oración me quedé contemplando al Niño a la derecha de Jesús en la cruz y recordé algo que escribí una vez sobre “Jesús siempre con los brazos abiertos”. (vuelaysefeliz.blogspot.com "Los brazos de Dios" 15 de enero de 2015)

Es curioso, cuando la gente compra un Niño por lo general reparan en la carita: “Este tiene una cara muy infantil, “Este otro la tiene demasiado moderna”, “A mí me gustaban más antes”… Sólo unos pocos se fijan en los brazos y, cuando lo hacen, no quieren un Niño de brazos abiertos porque tiene más peligro de que al caérseles se le rompa un brazo.

A mí me llegó un Niño de brazos abiertos, así fue Jesús toda su vida. El Jesús de brazos abiertos es el que me habla. En sus brazos abiertos, tanto en la cuna como en la cruz, veo su amor, su generosidad, su deseo de dármelo TODO, y su misericordia para acogerme así como soy, así como estoy. Esos mismos brazos abiertos me recuerdan su invitación a “Abrirme a su amor y dárselo todo a Él, porque todo es suyo, porque nada me pertenece”.

“Llegó el Niño”, antes de la fecha, y con Él… EL AMOR.


lunes, 16 de diciembre de 2024

“¿QUÉ LE PIDES AL NIÑO DIOS?”

 

Ayer comenzó en la parroquia la Novena al Niño Dios. Niños y adultos nos reunimos junto al nacimiento para orar y cantar villancicos. De repente se lanzó una pregunta para que cada uno pudiera expresar su necesidad. “¿Qué le pides al Niño Dios?”. Me quedé en blanco, no supe responder ni por salir del paso. Me dejó “noqueada”.

Al terminar el encuentro subí con una amiga a San Bartolomé para estar un ratito con el Señor. Y delante de Él volvió a resonar la pregunta en mi interior… Sólo encontré silencio. No hubo intercambio de palabras, únicamente presencia consciente.

No volví sobre el tema pero cuando me acosté y apagué la luz, otra vez resonó la pregunta y de pronto me escuché diciendo: “¿Qué le puedo pedir a quien me lo da TODO?. Y fue entonces cuando, en medio de la oscuridad y el silencio, llegó la respuesta: “Un corazón dispuesto a acoger TODO lo que Él me quiera regalar”.

Esta mañana seguía resonando todo esto. Pensaba en María, la buena de María ni imaginaba lo que suponía, con su primer “Sí”, acoger y disponerse a recibir TODO. Pensaba también en los santos, en Teresita que lo quería “todo, TODO”. Y también pensaba en que las pruebas, las dificultades… y, en definitiva, “las noches oscuras” también son parte de ese TODO. Necesario todo ello para purificarnos de tanto amor propio y poder llegar a la unión con Dios.

Acoger ese TODO no es fácil. Para seguir a Jesús se necesita un corazón abierto, generoso y dispuesto a acoger TODO. Esto es lo que pido este año al Niño Dios.

martes, 3 de diciembre de 2024

“NECESITO UN ABRAZO”

 

Esta mañana, mientras lavaba los trastes del desayuno, recordaba el whatsapp que recibí anoche de una amiga: "Necesito un abrazo". Simple y sencillo. No hacen falta más palabras. Cuanto más claro sea el mensaje más fácil que haya entendimiento.
Muchas veces nos molestamos porque los otros no responden a nuestras necesidades cuando quizás no somos concretos en la exposición de lo que queremos y esperamos que los otros adivinen lo que ronda por nuestra cabeza y/o corazón.

¡Cómo cuesta expresar lo que queremos!. Y no hablemos del mundo de los sentimientos, eso ya es para nota.

Muchos malos entendidos, enojos y conflictos, son fruto de no ser claros, de no ser naturales, espontáneos y sencillos.

Nos necesitamos. Reconocerlo es la primera tarea. Ponerlo en práctica es la siguiente pero para eso hay que abajarse, ser humilde y pedir aquello que deseamos y que sabemos que la otra persona nos puede dar. Y sobre todo evitar que la mente empiece con argumentaciones sobre  qué van a pensar, qué van a decir... porque de esta manera nos quedaremos solo con el deseo.