martes, 28 de abril de 2015

"MIRAR DENTRO" - "LOOKING INSIDE"


“María Magdalena mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro” Juan 20, 11
Así nos ocurre cuando estamos en profunda desolación, cuando nos atrapa la tristeza, la angustia, la desesperación, las preocupaciones, el miedo… Como María Magdalena nos inclinamos para mirar dentro y... lo que vemos es “nada”… “vacío”… “silencio”… y todo ello acompañado de dudas, confusión…
Aprovechemos estas oportunidades porque es en estos momentos de desolación extrema cuando, al mirar dentro en nuestro interior, somos conscientes de que nada somos sin Él, de que nada podemos sin Él…
Y si anteriormente nos creíamos capaces, seguros, fuertes… es entonces cuando descubrimos nuestra pequeñez, nuestra fragilidad… y humildemente reconocemos que la seguridad conviene que la pongamos en Él, que la fortaleza nos la regala Él y que en definitiva todo el bien que hacemos: es obra suya.
La resurrección solo es posible tras la muerte, por consiguiente, si queremos resucitar y encontrar lo que de vida hay en nosotros, primeramente tenemos que mirar dentro, porque solo si miramos dentro podremos morir. Y morir no es otra cosa que:
-         ser capaces de vernos y acogernos con todo lo que somos y a la vez dejar ser al amor que nos habita
-         reconocer y aceptar nuestra limitada humanidad
-         dejar que el amor sea quien decida a pesar del dolor que suponga debido a las renuncias que haya que hacer o perdidas que se produzcan
-         atrevernos a dejarnos mirar y abrazar por Jesús, escuchar como pronuncia nuestro nombre… para “recomenzar”

Y es entonces cuando se produce el encuentro: se disipan las dudas, se desbloquean aquellas situaciones que nos tenían enredados, se desarman todos nuestros esquemas y las falsas seguridades
Y es entonces cuando te inunda un gozo profundo que solo se experimenta cuando el amor ha triunfado sobre la muerte
Y es entonces cuando resucitamos a la vida, a lo que da vida, comenzando a ser portadores de vida y de esperanza
¿Deseamos mirar dentro, nos sentimos capaces de ello? Si la respuesta es “no” pidamos a nuestro Jesús Resucitado la fortaleza y el valor suficiente.
Te comparto la letra de una canción que providencialmente escuché en una oración el día siguiente de escribir todo esto:

Mírame, mira mi cruz. Lo que no dejo ver, míralo Tú
Mi cuerpo herido, mi cansancio, mis errores, mis vacíos
Míralo Tú y abrázame Señor
Mírame, vuelve a mirar, lo que María ya miró, de nuevo te sigo Señor
Quiero hablar de Ti,
decir que es amor la fuerza que me lleva a volver a empezar
Quiero levantar otra vez mi voz,
llevar los corazones de nuevo a tu calor
Y recomenzar, besar mi dolor,
y así correr el velo, aceptarme como soy
Abrázame Señor, abrázame Señor, abrázame Señor

 

Mirar dentro con el mismo amor, acogida y aceptación con la que Él nos mira

Mirar dentro para reconocer la verdad de la naturaleza humana y divina de nuestro ser. Dejar de ser nosotros (morir a nuestro orgullo, soberbia, prepotencia, deseos del ego…) para dejarle ser a Él, dejarle hacer a Él.
Mirar dentro para recomenzar, levantar otra vez la voz, llevar los corazones de nuevo a su calor…

Mirar dentro para que se abra nuestro entendimiento y así poder experimentar, gritar y transmitir con palabras y obras: “Es el Señor… yo le he visto… y VIVE”. Que así sea.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
“As Mary Magdalene cried, she bent to look inside the sepulcher” John 20, 11.
This is what happens to us when we feel deeply devastated; when sadness, anguish, despair, concerns or fear get hold of ourselves… Just like Mary Magdalene, we bend to look inside and… what we see is “nothing”… “emptiness”… ”silence”… as well as doubts, confusión…
Let´s make the most of these opportunities, because it is in these moments of extreme despair when, looking inside ourselves, we are aware of the fact that we are nothing without Him, that we can do nothing without Him…
And if we considered ourselves capable, self-assured or strong before, now we discover our smallness, our frailty… and humbly we recognize that we should trust in Him, that He gives us strength, that all the good things we do are works of God.
Resurrection is only possible after the death. Therefore, if we wish to resuscitate and find out how alive we are, firstly we have to look inside, for only that way will we be able to die. And dying is merely:
·         Being able to see and embrace ourselves the way we are and, at the same time, letting the love that lives in us be.
·         Recognising and accepting our limited humanity.
·         Letting love decide, despite the harm caused by the refusals or losses.
·         Daring to being looked and embraced by Jesus, listening how he pronounces our name… “to restart”.
And that´s when the encounter takes place: doubts fall apart, confusing situations unblock, molds and false certainties break.
And that´s when a deep joy takes over ourselves, something we can only feel when love has triumphed over death.
And that´s when we resuscitate life and what gives life, by being bearers of life and hope.
Do we wish to look inside? Do we feel able to do it? If our answer is no, let´s ask risen Jesus for strength and to be brave enough.
I would like to share with you the lyrics of a song (“Recomenzar” (Restart), by Juan Antonio Pacheco), to which I providentially listened one day after writing these lines.
Look at me, look at my cross. Look at what I try to hide.
My wounded body, mi tiredness, mi mistakes, my emptiness.
Look at it and embrace me, Lord.
Look at me, look again at what Maria saw, I follow you again, Lord
I want to speak about You,
To say that love is the strength that makes me start again,
I want to raise my voice again,
Bring the hearts close to your love
And restart, kiss my pain,
Draw a veil, accept myself the way I am
Embrace me, Lord, embrace me, Lord, embrace me, Lord.
Looking inside with the same love, welcome and acceptance that He looks at you with.
Looking inside to recognize the truth of the human and heavenly nature of our being. Letting ourselves be (kill our pride, vanity, arrogance…) to let Him be Himself, to let Him act as Himself.
Looking inside to restart, raise our voice again, bring the hearts close to his warmth…
Looking inside so that our understanding opens and so that we can experiment, shout and convey with words and actions: “It´s the Lord… I´ve seen him… and he´s ALIVE”. Amen.
 


jueves, 23 de abril de 2015

RETIRO "EL NO ESTÁ AQUÍ, HA RESUCITADO"


Lugar: Parroquia “San José Obrero” sábado 25 de abril  de 10am a 1pm
Inscripciones: Párroco Guzmán  o Gloria 649-229-575
Horario:
10.00 - 10.30       Oración compartida
10.30 - 10.45       Charla
10.45 - 11.30       Meditación, oración... personal
11.30 - 11.45       Descanso
11.45 - 12.30       Meditación, oración... personal
12.30 - 1.00         Oración compartida
Te esperamos

domingo, 19 de abril de 2015

"TE AMA, CREE Y CONFÍA EN TÍ"

 
Hace ya unos años, haciendo el mes de Ejercicios Espirituales de San Ignacio en Guatemala, se me regaló una consigna: “Abandónate y confía”. Desde entonces y para siempre me acompaña, me sostiene, me da fuerza para hacer frente a las pruebas, tentaciones y dificultades del camino.
 
Lo importante no es tanto que yo le ame, sino que Él me ha amado primero y si ha sido así, no puedo tener duda alguna de que me ama y me amará siempre. Y ante tanto amor ¿qué puedo responder?. Santa Teresita decía: “Mi vocación es el amor”… y San Ignacio: “En todo amar y servir. Todo para mayor gloria de Dios”
Lo importante no es tanto que yo crea en Él, sino que Él cree en mí. Me conoce y precisamente por eso cree en mí.

 
Lo importante no es tanto que yo confíe en Él, sino que Él confía en mí. Y puede que me no lo crea, o que no me sienta dign@, o que me pregunte ¿cómo puede confiar si caigo una y otra vez, si soy tan débil, si soy tan pequeñit@, si no aprendo...?. No eligió a los doce porque fueran perfectos, lo mismo que a tantos otros después… Escoge a lo más simple, a lo que pasa desapercibido, a lo más sencillo… para poder hacer su obra. Solo si somos y nos sentimos “pobres” podrá ser a través nuestro. Nos conoce, sabe de nuestra fragilidad y vulnerabilidad, a Él no le podemos engañar, pero aun así se sigue fiando, continúa confiando. ¡Qué amor tan grande!
Cierra los ojos y siente que Jesús delante de ti te dice una y otra vez: “…. te amo, creo en ti, confío en ti”.
Él no duda de nosotr@s... Su amor es mucho más grande que nuestras idas y venidas, que nuestros aciertos y desaciertos…
Él siempre espera cuando nos apartamos o caemos… porque nos ama, porque cree en nosotr@s, porque confía en que vamos a volver, en que saldrá algo bueno de nosotr@s en el momento en que nos dejemos hacer
Te ama, cree y confía en ti… te ha creado, te ha formado, te ha elegido, te sostiene… cuenta contigo
¿Qué respuesta sientes que puedes dar a tanto amor recibido gratuitamente?
Levántate, ponte en pie y sigue caminando… no estás sol@... Te queda mucho por andar… Todo pasa pero su amor permanece siempre. Agradece su amor incondicional y ahora sí… “Abandónate y confía”… porque “nada hay imposible para Él”.
 

lunes, 13 de abril de 2015

"APRENDER A ORAR CON LOS SENTIDOS"


Dirigido a  tod@s aquell@s que:
- tienen dificultades para hacer oración
- quieren descubrir otros métodos de hacer oración
- desean encontrarse con el Dios de Jesús

Taller inspirado en la espiritualidad de San Ignacio de Loyola
 
* Duración: Siete semanas
 
* Inicio: Lunes 20 de abril a las 5.30pm. Salones de la parroquia "María Inmaculada" (junto al Ayuntamiento de Logroño)
 
* Inscripciones: Gloria Sáenz Blanco 649-229-575 (Formadora de cursos de crecimiento psico-espiritual en la Diócesis)

martes, 7 de abril de 2015

"CRISTO VIVE, ALEGRÉMONOS"

Aquellas mujeres “corrieron a anunciarlo” y es que, cuando tienes experiencia de Cristo vivo y resucitado, no te lo puedes callar. Las palabras no son suficientes para explicar lo que sucede, no son capaces de describir lo que se siente… Tú les saliste al encuentro y sigues saliendo al encuentro de cada uno de nosotr@s, el problema es que la mayor parte de las veces ni nos damos cuenta. Y hasta nos podríamos preguntar: ¿realmente deseamos que ese encuentro se produzca o preferimos evitarlo por miedo a las consecuencias que de ello se puedan derivar?
El encuentro con Cristo resucitado es personal, es algo entre Él y tú y te lleva a anunciarle en el día a día con tu propia vida.
Sí… Cristo vive allá donde hay un corazón...:
·        Que se conmueve ante el dolor y el sufrimiento ajeno
·        Que renuncia a si mismo por entregarse a los otros
·        Que ama incondicionalmente
·        Que es transmisor de paz y esperanza
·        Que está disponible a construir el Reino
·        Que es fiel a la voluntad de Dios cueste lo que cueste
·        Que es misericordioso
·        Que ve en el otro a un/a herman@
·        Que se deja amar
·        Que se arriesga a amar
·        Que comparte lo que es, lo que vive, lo que siente y lo que tiene
·        Que no se cansa de partirse y repartirse
·       
Por eso es posible que, en lugares, ambientes y situaciones en los que impera la muerte, la violencia, la desesperanza y la desolación, Cristo siga viviendo
“Alegrémonos”… “no tengamos miedo”… Cristo resucitado sale a nuestro encuentro para recordarnos que vive, que el amor triunfa sobre la muerte, que el amor todo lo puede, que está con nosotr@s y también en nosotr@s.
-         Que te descubramos y llenos de gozo “corramos a anunciarte” con nuestra forma de ser, de estar y de hacer
-         Y que los demás puedan verte resucitado a través nuestro para que tengan vida y vida en abundancia.
Que así sea

domingo, 5 de abril de 2015

"MORIR PARA PODER RESUCITAR"

¿Cuántas veces te has sentido tan pecador/a que no te crees merecedor/a del amor y de la misericordia de Dios? ¿Cuántas veces sientes que le haces la cruz más pesada a Jesús o que colaboras en clavarle en la cruz?. Y sin embargo Él siempre está, observando en silencio: tus idas y venidas, tus triunfos y derrotas, tus alegrías y tus desolaciones… Y siempre te da otra oportunidad, y no se cansa de esperar, su paciencia es infinita, conoce tu debilidad… Para Él no son tan importantes tus caídas y tropiezos sino tu voluntad de seguir, tu deseo de amarle cada vez más, tu ilusión por seguirle a pesar de las dificultades que puedan aparecer en el camino, tu disponibilidad para hacer su voluntad. Su amor y su misericordia son mayores que nuestras faltas, nuestra ceguera, nuestra vulnerabilidad.
“¿Señor, lavarme los pies tu a mí?”. Pedro no se sentía digno de que Jesús le lavara los pies. ¿Le faltaba humildad? ¿Le costaba dejarse amar? ¿Era consciente de su pequeñez? … Sea cual fuera la razón Jesús le conoce, nos conoce… sabe lo pequeñit@s que somos, lo poco que podemos por nosotr@s mism@s y es por eso que nos ama y nos lo quiere demostrar. Nuestra tarea es simple pero a la vez podemos sentirla complicada:

-       Con humildad abrirnos a ese amor que se nos regala de manera generosa, desinteresada e incondicional.
-       Dejarnos tocar y acariciar por Jesús que se acerca con suavidad y respeto.
-       Dejarnos mirar por Él hasta que su mirada penetre en nuestro corazón
Y poco después Pedro niega a Jesús tres veces… “¿No eres tú también de sus discípulos? Él lo negó diciendo: “No lo soy”. ¿Cuántas veces le negamos?.
¿Cuántas veces anteponemos “nuestras cosas”, “nuestros intereses”, “nuestros caprichos”, “nuestras apetencias”… al Amor, a lo que da vida, a Dios?
¿Cuántas veces hacemos nuestra voluntad y le damos la espalda?
¿Cuántas veces nos desviamos del camino por pereza, comodidad, cansancio, por ser tibios, por dejadez…?


Pedro lloró su error. Sí… lloró y lamentó su error.  Lágrimas que expresaban su impotencia, su dolor, su no entender… lágrimas que le hacían consciente de sus limitaciones, de sus miedos, de su fragilidad…
Pero Pedro se dejó mirar por Jesús, se dejó alcanzar por esa mirada de amor y misericordia. Una mirada que lo decía todo sin mediar palabras. Esa mirada le penetró hasta el fondo de su ser. Esa mirada se le quedó siempre presente. Que seamos capaces de encontrarnos con la mirada de Jesús y de abrirnos al amor que desprenden sus ojos. Y que tengamos la humildad de Pedro de reconocer los errores y nuestra fragilidad, y deseemos continuar.
Jesús está solo, todos le abandonan, es insultado, golpeado… y va camino a la muerte. La cruz fue consecuencia de una forma de ser y de vivir, de la fidelidad al amor, a la voluntad de su Padre. Nosotr@s también nos encontramos en el camino con cruces que hay que cargar y muertes que no deseamos. Pero ¡ay, pobres de nosotr@s que escogemos tantas veces caminos que nos llevan a la perdición y a la muerte pudiendo escoger los que nos conducen a la vida!
¡Escoge la vida y vivirás! Y escoger la vida supone renunciar a  cosas, situaciones, relaciones… que nos esclavizan y no nos dejan ser, que nos dañan o dañan a otros, que nos alejan del Amor…
En la vida continuamente  es preciso optar para seguir avanzando. El camino de Jesús es el que me conduce a la vida y a la felicidad. Que sepamos reconocer lo que nos ata, lo que nos atrae y seduce, lo que nos distrae, lo que nos entretiene, lo que nos acomoda en la espiral de la muerte, lo que nos hace girar en torno a nosotros mismos, lo que nos resta vida… Que sepamos reconocer todo ello para liberarnos y optar por lo que genera vida.
Todas nuestras decisiones tienen repercusiones para nosotro@s y los otr@s. Escucha a tu corazón porque es ahí donde Dios nos habla. Dios quiere la vida. Lo que da vida te genera una paz profunda. ¡Escoge la vida y vivirás!.
Morir para resucitar a la vida, a lo que me da vida… porque solo teniendo vida podré dar vida a los demás.
Nadie dijo que el camino fuera fácil pero la cruz es más llevadera si Cristo está en ella.
Pedro estaba cerca de Jesús y tardó en comenzar a entender algo. También a nosotros muchas veces nos cuesta comprender. En esos momentos no nos queda otra cosa que abandonarnos en sus brazos y confiar porque algo es claro y es que nos quiere felices. Todo es para bien. Aunque no veamos, aunque nos sintamos hundidos o vacíos u olvidados… confiemos y continuemos. El Amor, que venció a la muerte, todo lo puede.
Y después Jesús le preguntará a Pedro: “¿Me amas?”… y hoy también nos pregunta: “…. ¿me amas?”. ¿Cuál es nuestra respuesta?. Tal vez “si”, tal vez “no”, tal vez “me queda mucho”, tal vez “a veces me despisto”, “no lo suficiente”…

Al menos si no le amamos con todo nuestro ser, ojalá tengamos el deseo de:
-       Amarle cada vez más y seguirle
-       Renunciar a nuestro “yo” para dejarle ser a “Él”, a nuestros intereses, a nuestros…
-       Ser coherentes
-       Ser fieles a nuestra conciencia, a su voluntad

Que muramos a todo aquello que nos aleja del Amor… y que resucitemos porque Él ya resucitó, que nos abramos a su Amor, a la vida y a lo que da vida, a lo que está por venir… “para que tod@s los que nos rodean tengan vida y vida en abundancia”

FELICES PASCUAS

 

sábado, 4 de abril de 2015

"LOS DISFRACES DE DIOS"


El pasado domingo por la tarde estuve repasando una charla que tenía que dar en la parroquia de “San Ignacio” y preparando una reunión. A las 7pm salí a darme un paseo por el parque de la Ribera. Junto al río iba caminando cuando vi a lo lejos a M. descansando en un banco frente al río Ebro. Otras veces me invita a sentarme, esta vez llegué antes de que le diera tiempo de percibir mi llegada. Me senté, sonrió y me dio un fuerte abrazo. Y en ese momento miró al río y dijo: “¿Cómo habrá gente que no pueda creer en Dios? Mira las flores, mira la montaña, mira los árboles, mira la fuerza con la que baja el agua del río”. Estuvimos hablando unos diez o quince minutos y al fin dijo: “Bueno, yo voy a seguir mi camino y tú el tuyo”. Me dio otro abrazo y continuó diciendo: “Siempre te tengo presente y deseo que cada día seas más feliz”

Seguí mi camino con un gozo y una alegría que salía por cada poro de mi piel. Te había encontrado en mi paseo y no solo eso: me sonreíste, me abrazaste, te alegraste de verme, me invitaste a descubrirte en las flores, en la montaña, en los árboles, en el río… en definitiva en todo. Y no contento con eso, todavía al despedirnos me diste otro abrazo y me dijiste que deseabas que cada día fuera más feliz”. ¿Qué puedo decir ante tanto amor? ¿Qué puedo pedir? ¿Qué da más alegría que encontrarse contigo y experimentar tu presencia?.

Gracias por hacerte el encontradizo conmigo.

Esta mañana paseando por el parque volví a encontrarme contigo. Ibas en una silla, tu padre te llevaba, tienes algún tipo de discapacidad. Tocaste mi corazón. Te sentí. Te percibí. Te cruzaste en mi camino. No dijiste palabras pero me hablaste a lo más profundo. Lágrimas de consolación comenzaron a rodar por mis mejillas y lo que surgía en lo más profundo de mi era una oración agradecida.

La alegría me desbordaba porque en ese fugaz encuentro me enviaste un mensaje: “Soy Dios, el Dios de Jesús. Aquel que no se manifiesta de forma deslumbrante. Soy el Dios escondido, el Dios que se disfraza y se esconde en lo humilde, en lo sencillo, en lo enfermo, en lo débil…”.

Yo que llevo unas semanas a vueltas con mi fragilidad y mi debilidad… y Tú que te cruzas en mi camino para hacerme ver algo que racionalmente sabía pero que hasta ahora no había experimentado: “Mírame, yo también soy pequeño, soy frágil, débil, humano. Te entiendo, sé cómo te sientes… únicamente quiero recordarte que no estás sola, estoy contigo, y así con lo que eres y como eres: Te quiero y deseo que seas feliz. Te conozco, sé de tu historia y de tu presente. Deseo que sigas a mi lado, no te prometo que el camino sea llano pero sí te puedo asegurar que en todo momento estaré ahí, así ha sido siempre. Y te daré la fortaleza necesaria para afrontar todas las pruebas que se te presenten. Yo, Tu Dios débil y escondido, no te abandonaré, confía ahora y siempre… y vivirás”