martes, 24 de noviembre de 2015

"EL AMOR TODO LO SANA Y TRANSFORMA"


Si hay algo que sana y transforma es el amor… el amor a un@ mism@ y el amor a los demás

·         Lo más grande que podemos hacer por nosotr@s mism@s es:

o   Amarnos tal y como somos reconociendo que somos únicos, irrepetibles… seres con dones y cualidades de los que nos alegramos, que agradecemos a Dios por poseerlos y que ponemos al servicio de los otros para el bien común

o   Dejarnos amar por los otros, aceptar el amor que se nos ofrece y agradecerlo. Abrirnos a ese amor, dejarnos querer

·         Lo más grande que podemos hacer por los otros es amarles y aceptarles tal y como son. Quererles porque si, quererles sin necesidad de que haya alguna motivación o beneficio, quererles sin expectativas, quererles con todo lo que son y así como son. Si algo puede sanarles y transformarles es nuestro amor incondicional, que se sientan queridos y valiosos a nuestros ojos

Dichos@ quien haya encontrado en su camino una persona que le haya amado incondicionalmente, que haya creído en él o ella, que le haya querido sin esperar algo a cambio, que haya respetado sus decisiones, que haya estado a su lado en las buenas y en las malas, en sus aciertos y en sus errores… Caminar o haberse cruzado con una persona así es un regalo que hay que agradecer inmensamente… es un reflejo del amor de Dios que le ha ayudado a crecer, a madurar, a creer en sí, en su valor como persona e incluso a experimentar y creer en el amor de Dios

El amor de Dios manifestado en las personas o en los acontecimientos transforma nuestras vidas. El problema es que no siempre nuestros ojos están abiertos, ni nuestros oídos atentos, ni nuestro corazón dispuesto para percibirlo y experimentarlo

A veces decimos que Dios nos ama pero no deja de ser una idea racional. Necesitamos sentir ese amor para creérnoslo. Que alguien me diga que me ama no quiere decir que me sienta amada, necesito experimentar ese amor… Yo he escuchado muchos “le quiero mucho” y me he quedado igual, ni frío ni calor… sin embargo otros me han sonado a música celestial, me han llegado al corazón, me han hecho sentir realmente amada.

Resultado de imagen para imagen EL AMOR DE DIOSSi no hemos experimentado el amor de Dios tal vez sea porque tengamos falsas imágenes del Dios de Jesús… no nos creemos dign@s de su amor… pensamos que su amor depende de cómo nos comportamos o de lo que hacemos o decimos… El amor de Dios supera nuestra razón… es ilimitado, generoso, misericordioso, paciente, no tiene expectativas, no exige… se da… se ofrece porque sí… sin motivos… Dios nos ama porque es amor, porque solo entiende de amor… y porque nos quiere plenos y dichosos nos ama

Si no hemos experimentado el amor de Dios, capaz de transformar nuestras vidas, pidámosle incansablemente que nos conceda esa gracia. El amor todo lo puede, el amor obra milagros… solo después seremos capaces de hacer cosas que nunca hubiésemos imaginado... Abandonémonos, confiemos, dejémonos llenar de su amor y que Él sea a través nuestro
 

viernes, 20 de noviembre de 2015

"VOLVER A DIOS"


¿Cuántas veces nuestro estado de ánimo se altera en función de los acontecimientos externos? Cuando las cosas van bien nos alegramos y tal vez inconscientemente nos vanagloriamos de nuestra capacidad y nos creemos pequeños dioses que todo lo pueden. Sin embargo cuando los planes no se ejecutan tal y como deseábamos, o cuando las personas no responden como esperábamos, o cuando surgen imprevistos con los que no contábamos… nuestras seguridades se caen, aparece la duda, no entendemos… y si creemos en Dios hasta podemos rebelarnos y culparle por permitir que sucediera lo que no estaba en nuestros esquemas.

 ¿Cómo poder ser indiferente frente a los acontecimientos externos? A San Ignacio le plantearon una vez sobre qué es lo que haría en el caso de que la Compañía de Jesús desapareciese… y él contestó que tan solo necesitaría quince minutos. ¡Quince minutos!... ¿para qué? podríamos preguntarnos… la respuesta es clara… quince minutos para hacer silencio, para conectarse con el Dios que le habitaba y experimentar la paz en su interior. Pero a eso no se llega de la noche a la mañana. Él era un hombre de oración, él se conocía… se trabajó mucho a nivel psico-espiritual para poder llegar a alcanzar tal indiferencia frente a los hechos, para ser capaz de depositar toda su confianza en Dios

 Nosotr@s tenemos un problema… nos creemos que todo depende de nosotros cuando en realidad de nosotros solo depende poner los medios… nos creemos que todo lo podemos y que somos inmortales cuando en realidad somos tan frágiles y limitados que la vida se nos podría ir en un instante… nos creemos que contamos con la gracia de Dios mientras la vida nos sonríe y no somos capaces de descubrir la gracia de Dios cuando aparecen las dificultades…

Hay algo que nos puede ayudar. Es un caso extremo pero en él se ve con claridad cuál tiene que ser nuestra actitud si no queremos sufrir ante las adversidades. Jesús en sus últimos momentos tampoco entendía nada y elevó sus ojos al cielo pidiendo al Padre que apartara de él ese cáliz… ¿Cómo recobró Jesús la paz en su corazón? Poniendo la confianza en Dios y ofreciéndole la vida: “Que no se haga mi voluntad sino la tuya”

Jesús nos lo recuerda una y otra vez: “No tengáis miedo… confiad en Dios… es nuestro Padre… Él cuida de nosotros… Tened fe en Él”

 Sus caminos no son nuestros caminos… dejémosle actuar con la confianza puesta en Él… dejémosle hacer… Él sabe lo que más conviene… no nos empecinemos en nuestros planes y proyectos cuando tal vez no sean los suyos… permitámosle ser en nosotros… seamos dóciles y hagamos su voluntad y no la nuestra.

 En la adversidad volvamos nuestros ojos a Dios… busquemos el encuentro con Él para recobrar la paz que hemos permitido que nos arrebaten… y con un acto de humildad e ilimitada confianza, soltemos amarras, dejemos de forzar o resistirnos o de pelearnos con nosotros mismos o con el mundo, permitámonos descansar en sus brazos y dejémonos llevar.