sábado, 31 de diciembre de 2022

“VINISTE PARA QUEDARTE”

 

Viniste para quedarte pero no terminamos de encontrarte porque el ruido nos hace sordos a Tu Palabra, a tu voz… y las luces nos atraen consiguiendo distraernos y enfocar la mirada en falsas propuestas de felicidad.

Viniste para quedarte pero no te hallamos porque te buscamos entre la multitud, en lo que nos habla de placer, de comodidad, de poder, de éxito…

Viniste para quedarte pero no te descubrimos porque nos hemos fabricado una imagen tuya que dista mucho de la de aquel Niño en el que te encarnaste y que nos habla de pobreza, debilidad, desprendimiento, limitación…

Viniste para quedarte pero no te buscamos porque nos da miedo lo que pueda suponer. Preferimos tomar caminos que, desgraciadamente, nos conducen a sentirnos cada vez más huecos por dentro y más faltos de paz, alegría y esperanza.

Viniste para quedarte pero no nos interesa Tu Presencia porque creemos vivir “muy cómodos”, porque no queremos complicarnos. Preferimos auto convencernos de que todo va bien, de que así somos libres, de que no necesitamos creer.

Viniste para quedarte pero no nos acercamos ni un poquito porque nos da terror tocar de cerca la pobreza, la debilidad y la fragilidad encarnada en los otros y en nuestras pobres vidas.

Viniste para quedarte pero no te aceptamos, acogemos y abrazamos porque ni siquiera soportamos y nos reconciliamos con nuestra propia miseria.

La Navidad nos recuerda que vuelves a nacer, que sales otra vez a nuestro encuentro. Una nueva oportunidad para ir a Ti, para conocerte, para recibirte.

La Navidad nos recuerda que viniste para quedarte acompañando nuestras pobres vidas.

Hace más de dos mil años te fue difícil encontrar un lugar donde nacer. ¿Seré yo quien esta vez te cierre otra vez la puerta?

miércoles, 28 de diciembre de 2022

“LLEGÓ NAVIDAD”

 


Un año más llegó Navidad para TODOS pero solo será motivo de celebración para aquellos ojos que saben mirar, para aquellos oídos que son capaces de reconocerte en la suave brisa, para quien mantiene su capacidad de sorprenderse, para quien sigue confiando a pesar de no entender, para quien se sabe acompañado por un Dios que siempre está.

Escuchamos estos días a muchos decir: “¡Felices fiestas!”. No son tantos los que se atreven a desear: “¡Feliz Navidad!”. Tristemente no conocen el Misterio que encierra la Navidad, o todo lo que suena a religioso les causa rechazo, o simplemente no comprenden lo que realmente se celebra. Y se quedan en lo exterior: Comidas, fuegos artificiales, petardos, música, baile, regalos… Y otros no festejan por razones diversas.

Todos los días tendríamos que celebrar la Navidad. Que todo un Dios se abaje hasta el punto de encarnarse en una personita como nosotros, pasar por uno de tantos, sufrir lo que cualquier ser humano e incluso morir por nosotros. ¿No es suficiente para agradecer y vivir con esperanza, alegría y paz?. ¿Puede haber una demostración mayor de amor?.

Sigue naciendo, la historia se repite y se hace presente cada día. Ese Dios “pequeño” está en cada “pequeño” y desea encontrarse con nosotros, amarnos y ser amado.

lunes, 26 de diciembre de 2022

“NO LES TENGAS EN CUENTA ESTE PECADO”

 

Estas fueron las últimas palabras de Esteban cuando algunos curiosos ya tenían piedras en las manos y sus principales perseguidores comenzaban a lanzárselas hasta matarlo. Hace falta estar lleno del amor y la misericordia de Dios para perdonar incluso a tus asesinos.

Cuando nuestra humanidad simplona y egoísta se cierra al amor comienzan los rencores, los deseos de venganza, el odio, los malos deseos… y muchas veces surge la esperanza de que la justicia divina haga su obra, adjudicando a Dios la sentencia de “los crímenes y barbaridades” de otros cuando no tiene otro poder que el del amor y la misericordia.


En vez de lanzar a los otros a la justicia divina, que entendemos de aquellas maneras. ¿Por qué no los ofrecemos y entregamos a su misericordia?. ¿Acaso la gracia del amor y la misericordia no es para todos?. ¿No vino para darse y quedarse con todos?.

A la unión con Dios se llega mediante la identificación con Jesús pero sólo será posible si vamos dando cabida en nuestra vida a su amor y su misericordia y comenzamos a practicarla en las grandes y pequeñas acciones de cada día. Eso implica: Ser humilde, perdonar, acoger, confiar, dejarse llevar por el Espíritu, desprendimiento, sufrir críticas, burlas, menosprecios… Y todo esto no se consigue por el puro esfuerzo sino por pura gracia. Pidamos entonces la gracia de amar y perdonar como Él, como tantos otros han hecho después a imagen y semejanza suya. Si es este nuestro deseo, Él lo ha puesto en nuestro interior y no tardará en convertirse en una realidad porque nada es imposible para Él.

domingo, 25 de diciembre de 2022

“DESPOJADO DE TODO”

 

Esta mañana en la iglesia me quedé viendo a ese Dios en el que creemos. Dos imágenes aparentemente muy diferentes, un bebé en un pesebre y un hombre adulto clavado en la cruz. Pasaron más de treinta años entre ambos acontecimientos. Una vida nueva, un camino por recorrer, un final que no terminó en muerte sino en resurrección.

Un Dios que se abaja para hacerse cercano, accesible, para encontrarse con nosotros. Al que podemos hallar cuando tocamos la fragilidad, el dolor, el sufrimiento, la pequeñez… de los otros y la nuestra.

Un Dios despojado de todo: éxito, dinero, fama… incluso de ropa. Un Dios que nos invita a ser libres de todo y para ello nos marca el camino que no es otro que su camino.


Un Dios de brazos extendidos dispuestos a acoger, a abrazar nuestra pequeñez y pobreza, nuestras miserias. ¿Cuál es nuestra reacción y respuesta a un Dios que solo desea amarnos?. ¿Cómo es nuestra actitud en las relaciones con los otros: brazos abiertos o la defensa, la huida, el ataque?. ¿Somos capaces de aceptar y acoger todo eso que no nos gusta de nuestras pobres vidas?. 

Un Dios de mirada comprensiva, dulce, tierna, amorosa, misericordiosa… a pesar de nuestra limitación, nuestras faltas, nuestros errores pasados…

¿Cómo no desarmarnos ante un Dios así?. ¿Cómo huir de un Dios “tan débil y frágil”?. ¿Cómo temer a un Dios que solo quiere amarnos?

domingo, 18 de diciembre de 2022

“CAMBIO DE RUMBO”

 

Todos nos hemos visto sorprendidos alguna que otra vez por situaciones o acontecimientos que han desbaratado nuestros planes, que nos han hecho cambiar de rumbo. No es de extrañar que surjan en ese momento los miedos, las preguntas, la angustia, el enojo… Pensábamos que ya habíamos encontrado el rumbo, el sentido de la vida… Creíamos tal vez que en adelante todo iría rodado… Estábamos convencidos de cuál era el camino… Y de la noche a la mañana: Todo cambia.

Al bueno de José le pasó algo similar. Este sencillo y humilde carpintero soñaba con una vida tranquilita, como la del resto de familiares y vecinos. El Señor vino a echar por tierra sus proyectos eligiéndolo para una misión que escapaba a todo razonamiento humano. En él también surgieron las dudas, el miedo, la impotencia… Se le pedía apostar y aceptar un proyecto distinto al suyo pero acabó aceptando y confiando en que el Señor siempre propone y da, no lo que queremos sino lo que más nos conviene.

En el afán de cada día, en la rutina, también nosotros somos sorprendidos invitándonos a cuestionarnos el camino que seguimos, o incluso a cambiar de rumbo. El creer que tenemos todo controlado no nos permite escaparnos de las sacudidas que de pronto experimentamos y que hacen tambalear el edificio que habíamos construido.

¿Te has encontrado alguna vez diciendo: “Nunca me hubiera imaginado aquí” o “Pensé que esto no podría sucederme” o “No creí que pudiera llegar a estar así, a tener estos sentimientos, a sufrir…” o “Esto es precisamente lo que no quería, lo que no hubiera elegido para mi vida”?. Es entonces cuando tocas lo más humano, la fragilidad misma, la vulnerabilidad, la miseria… y te sientes necesitado de apoyo, de fortaleza, de claridad... de AMOR. ¿Dónde buscas entonces todo eso que necesitas y no tienes?. Hay muchos libros… sí, hay muchos cursos… sí, hay muchas técnicas para superar, para enfrentar, para… San José no tenía todo eso y tampoco lo necesitó. Sintiéndose tan “pequeño” satisfizo sus carencias en quien le indicaba otro horizonte, en quien le encomendaba una misión diferente. No entendiendo hacia dónde iba, confundido, preocupado, con miedo, se abandonó a su Dios con la confianza de que Él le daría lo necesario para llevar a cabo la tarea propuesta.

El camino que nos queda por recorrer no lo conocemos pero sí en quién podemos apoyarnos y quién nos acompaña y provee. Abandonarse y confiar.

martes, 29 de noviembre de 2022

“MIRAR DE FRENTE LA FRAGILIDAD”

 

Hay una realidad que no podemos obviar: Somos seres finitos, vulnerables, heridos.

Hay que ser valiente para ponerse de frente y reconocerse en quienes son dependientes, necesitados, frágiles. Desgraciadamente el sistema capitalista tiene poco de humano. Nos invita a mirar a otro lado, a evitar esas situaciones que hablan de nuestra limitación y pequeñez. Es más sencillo manejar a robots porque no piensan y son fácilmente manipulables, tan solo es preciso dar al botón del spot publicitario y comienzan todos la carrera por el tener, el ser más que, el conseguir… Se convierten también el vivir muchos años y la salud en ídolos a los que dar culto invirtiendo tiempo y dinero.

Tarde o temprano llega el día en que te encuentras con el dolor y el sufrimiento, en los otros o en tu propia vida y ya no se le puede dar largas. ¿Qué hacer entonces con eso?. ¿Te hundes?. ¿Te enojas con la vida o con “dios”?. ¿Buscas desesperadamente soluciones que te alejen cuanto antes de eso que estás sintiendo?. ¿Niegas lo que es?. ¿Huyes?.¿Buscas culpables?...

No esperemos a que la vida nos sorprenda. Podemos acercarnos a nuestra verdad a través del encuentro con la humanidad de los otros, a lo más vulnerable y frágil de los otros. Esto está al alcance de todos. Y podemos hacerlo de varias maneras:

  • El salvador cree que es imprescindible y que cuenta con las herramientas para aliviar o ayudar al otro impidiendo muchas veces su propio crecimiento, y ofreciéndole lo que quizás no le sirve. Su posición es de superioridad y, aunque tiene buenas intenciones, no deja de ver al otro como “el pobrecito”.  
  • Hay quien tiene la teoría muy aprendida, también sus propios patrones e ideas, y llega imponiendo sus formas, sus tiempos. No respeta a la persona, sus ritmos. No entiende la realidad que vive y tampoco lo pretende. Se desquicia y trata de ejercer su autoridad para que respondan a sus deseos mediante gritos, comentarios despectivos, e incluso fuerza física.

Ninguna de estas maneras ayuda al que sufre ni al que se acerca. El otro es tan solo “otro”, alguien inferior. Su realidad no interpela, no refleja nada de la propia verdad.


El excluido, el dependiente, el abandonado, el marginado, el enfermo… nos habla de nuestra propia vulnerabilidad, fragilidad, finitud. Acercarnos, abrazar todo eso, es acoger también nuestra condición débil. No caben entonces posturas autoritarias ni salvadoras para que la relación de ayuda sea efectiva. Es preciso descubrirse en el otro, verse en el otro como si de un espejo se tratase y en consecuencia tratarle como nos gustaría ser tratados. Encontrarnos con lo corporal pero también con lo que hay de misterio y de divino en cada uno. Se nos ofrece la posibilidad de trascender esa realidad limitada, herida, frágil, sufriente... porque no somos solo cuerpo físico, porque estamos habitados por una realidad mayor.

Es increíble cómo en estos cuerpos frágiles puede encarnarse y habitar un amor tan grande pero así es, así lo quiere. Desde esta verdad podemos encontrarnos. Desde ahí no hay diferencias. Desde ahí aprendemos a relacionarnos, a entendernos, a tratarnos.

lunes, 28 de noviembre de 2022

“AGRADECER SIEMPRE, SIEMPRE”

 

Desde ayer se nos recuerda el estar atentos, el no perder la capacidad de asombro, y es que "nos acostumbramos” a lo que tenemos, lo sentimos como un derecho o como nuestro, lo consideramos como algo que nos pertenece, y se nos olvida lo que tiene de don inmerecido, y el amor que hay escondido en todo eso que hay de bueno en nuestro haber.

Escuchaba hace un rato que el Papa Emérito Benedicto XVI dijo una vez que tendríamos que ayunar de comulgar para que lo valoráramos más. Ni él podía llegar a imaginar que sus palabras se cumplirían un día al enfrentarnos a la dura realidad de una pandemia que vino sin avisar a nuestro mundo. Cuando algo que se vive como algo cotidiano y “normal” te falta, no hay duda de que caes en la cuenta de lo que significaba para tu vida.  

Son muchas las razones por las que dar gracias cada día: un trabajo, la salud, la memoria, cualidades, personas (familiares y amigos), una casa, una oportunidad de crecer, un encuentro, una llamada, una buena noticia, el descanso, la comida… la fe, el perdón, el amor… Tristemente, y como decía al principio, “nos acostumbramos” y caemos en la cuenta de su valor cuando nos faltan. Tal vez algo de eso podamos volver a recuperarlo pero otras cosas, con las que creíamos contar, se irán de nuestra vida para siempre.

Escribo esto justo ahora que me falta algo que me ha impedido hoy hacer cosas que para mí son importantes. Precisamente por eso, quizás por esto. No quiero caer en el fatalismo quedándome en lo negativo o quejándome sino ver lo positivo de esta experiencia, el amor del Señor, el que me ha servido para reflexionar y escribir, el caer en la cuenta una vez más de lo bendecida que soy y la invitación a cultivar la actitud de agradecimiento. 

Todo momento es bueno para comenzar a agradecer. Quizás ya hayamos perdido o dejado ir ciertas realidades pero hoy nos quedan otras muchas por las que dar gracias, y mañana surgirán otras nuevas por las que también dar gracias. Ojalá tengamos la capacidad de abrir los ojos y la lucidez para estar atentos y valorar cada pequeño regalo envuelto de amor que se nos ofrece. Y volvamos a vivir, y a contagiar la alegría que brota de un corazón agradecido y amado. Porque aunque todo nos faltara, siempre nos quedará el amor de quien habita en nuestro interior y cuida de nosotros.

No nos anclemos en el pasado, en lo que fue y ya no está, si no es para agradecerlo y dejarlo ir. Abramos los ojos a lo que es y vendrá y agradezcamos todo lo bueno que tenemos y llegará a nuestras vidas compartiéndolo con los demás.

domingo, 20 de noviembre de 2022

“ACUÉRDATE DE MÍ”

 

¿Cuántas veces hemos implorado ayuda a Dios como el buen ladrón crucificado junto a Jesús?. En lo personal no recuerdo que alguna súplica haya dejado de ser escuchada y respondida. Un grito a veces profundo expresado a un Dios débil, frágil… a un Dios que se abaja y se hace pequeño, que está herido, golpeado, que está clavado en la cruz… a un Dios que siempre escucha, que cuida, que provee, que va haciendo su obra, que lleva de la mano… Porque siempre necesitaremos esa mano, porque siempre seremos dependientes, pequeños, frágiles… ¡Pobres de nosotros si no nos vemos así!. ¡Pobres de nosotros si creemos que todo lo podemos y que por nuestros propios medios conseguiremos lo que nos propongamos!. ¡Pobres de nosotros si creemos que tenemos el control de algo!.



Al escuchar ese “acuérdate de mí” me viene la imagen de la niña que aquel día estaba sentada en el bordillo y estiró el brazo a su madre que se acercó a darle la mano para ayudarle a levantarse. Qué importante tener la humildad de reconocerse chiquito, de pedir ayuda, de confiar en esa Presencia, en esa Mano que nos tomará para llevarnos a... ¡Cuántas veces he expresado con éstas u otras palabras mi necesidad!. ¡Cuántas veces he pedido ser rescatada de situaciones que me asfixiaban, que me quitaban vida!.

Revisando mi historia solo puedo dar gracias por tantas veces que mis peticiones han sido escuchadas, porque su misericordia ha salido siempre a mi encuentro, por guardarme en su corazón, por ir transformando mi vida, por tanto amor manifestado de tantas maneras, porque le importo, porque me sigue llevando aunque a veces no entienda su forma o sus caminos me parezcan extraños, por siempre tenderme la mano.

“Hoy estarás conmigo”. Este Dios en el que creemos está pendiente, escucha. La respuesta siempre llega en su momento, cuando lo considera mejor, de la manera que cree más conveniente.

Está, estará conmigo… Hoy, mañana, pasado… Cada día de una forma, respondiendo de maneras distintas, haciendo sentir su amor y su misericordia a través de los acontecimientos y de las personas… En la dificultad, en la prueba, en la angustia pero también en la alegría, en los éxitos. Conoce el dolor, el sufrimiento, las heridas de nuestro corazón, la debilidad y fragilidad humana, la miseria…

Ese “Hoy estarás conmigo” nos habla de su compañía, de su cercanía, de su preocupación por cada uno…  de su Presencia permanente. Y ante todo eso solo cabe el abandono (porque estamos en buenas manos) y la confianza ciega y sin límites (porque quien es la Verdad no puede dejar sin cumplir sus palabras y promesas).

viernes, 11 de noviembre de 2022

“ENCUENTRA TU PROPIA CALCUTA Y SERÁS SU TESTIGO”

 

Siempre he admirado a Santa Teresa de Calcuta, siempre he soñado con ir a la India y conocer más de cerca esa realidad que interpeló y transformó la vida de esa sencilla y pequeña mujer pero el avión, o más bien el Señor, me llevó en dirección contraria.

Conocí a  las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl y a las hermanas del Buen Samaritano, que eran lo más parecido en modelo de entrega a lo más desechado y excluido de la sociedad, pero también tuve la dicha de conocer a las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta en San Pedro Sula (Honduras) e incluso a la sucesora de la Santa cuando viajó a visitarlas.


Todo esto para contar que el otro día escuchando un pregón del DOMUND se compartió algo que decía la Madre Teresa y que en ese momento y por lo que estaba a punto de comenzar a vivir me venía como anillo al dedo (la providencia de Dios siempre haciéndose presente cuando más la necesitamos): “Se puede encontrar Calcuta en todas partes si tienes ojos para ver, y no solo para ver sino para mirar. En todos los lugares del mundo hay personas no amadas, no deseadas, rechazadas, personas a las que nadie ayuda, personas marginadas y olvidadas y ésta es la mayor de las pobrezas”. Y terminaba el pregón con una frase de esas que se te graban hasta lo más profundo: “Encuentra tu propia Calcuta y serás su testigo”.



Hay algo que atrae en “Calcuta” pero también algo que se resiste a enfrentarse a esas realidades. Por un lado el deseo de amar y servir al Señor en los más pequeños, por otro la fragilidad manifestada en los miedos, la inseguridad, la búsqueda de lo cómodo y lo fácil, lo que no supone esfuerzo o riesgo… Solo con Él es posible ser testigo de su amor. Estar disponible y dejar que Él sea, que Él haga, que sea el protagonista de lo que ahí pase.

Humanamente contando solo con las propias fuerzas no es posible estar en “Calcuta”, hace falta la gracia del Señor, o en palabras de San Juan de la Cruz “una inflamación de un amor mayor”. Y sobre todo no olvidar la confianza de que su Espíritu dará la luz y la sabiduría a la hora de obrar, y la confianza de que en el Señor encontramos nuestra fuerza. A partir de ahí dejarse hacer, dejarle ser. Es en la debilidad donde está llamada a manifestarse la gloria de la resurrección.

Por dura que pueda parecer a veces la misión que estamos desempañando, independientemente de los habitantes de nuestra “Calcuta”, no olvidemos las palabras de San Pablo que invita a seguir caminando con paso firme y la mirada orientada siempre hacia Jesús. Y sobre todo no perdamos nunca el ánimo porque “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.

lunes, 7 de noviembre de 2022

“EN MEDIO DE LA OSCURIDAD DE LA NOCHE”

No voy a ser santa por mi propio esfuerzo, ni por mis capacidades, ni por mis cualidades, ni por mis obras… Cada vez me siento más pequeña, más necesitada, más dependiente, más frágil…

Caigo, huyo de las dificultades, tambaleo cuando pierdo el control… Hay heridas en mi corazón que siguen doliendo y por medio de las cuales hiero a otros.


En medio de la oscuridad de la noche. ¿Qué puede hacerse?. ¿Acaso el encender alguna lucecita artificial o un gran foco nos va a librar de ello?. Para quienes tenemos fe solo nos queda abandonarnos y confiar sabiéndonos sostenidos y amados, y mantener la esperanza porque la muerte no tiene la última palabra. La muerte, en cualquiera de sus formas, solo es el paso doloroso por el que es necesario atravesar para poder ver la luz, para renacer a una vida distinta. Por fe reconocemos que es un tiempo de purificación, de vacío interior, para dar espacio al único que puede llenar nuestra vida de sentido y plenitud.


lunes, 31 de octubre de 2022

“HAZME TU ROSTRO VER EN LA AFLICCIÓN”

 

De vez en cuando alguien me dice que rece por la situación que está viviendo. Creo en la oración de intercesión porque es una forma de amar a aquellos a quienes les deseas lo mejor.

¡Cuánto dolor y sufrimiento hay en el mundo!. ¡Cuánto dolor y sufrimiento podríamos evitarnos o evitar a otros!. Nos movemos de un lado para otro, seguimos funcionando como si nada pasase, sonreímos, decimos que todo está bien cuando nos preguntan, pero en el interior de muchos se está librando una fuerte batalla.

Me acuerdo de la niña del otro día, es necesario estirar el brazo y pedir la ayuda necesaria a quien solo puede dárnosla. Pero también el bueno de Pedro nos habla cuando ahogándose y viendo su pequeñez, pide auxilio a su querido Jesús. En definitiva… fijar la mirada en quien es nuestra paz, en quien nos sostiene y provee, en quien nos ama más allá de cómo nos vayan las cosas.

Qué dulces las palabras de Jesús cuando dice: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré”. ¿Quién sino Él?. Se nos recuerda en el salmo 23: “El Señor es mi pastor nada me falta… nada temo porque Él va conmigo…”. Y mi querida Santa Teresa insistía en no turbarnos, en no espantarnos, porque quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta. Bienaventurados... felices... dichosos...



Pero si con todo, las palabras y oraciones solo quedan a nivel de la cabeza y no llegan a tocar el corazón porque está lleno de demasiadas preocupaciones, solo cabe la rendición total. Abandonarse en el amor y la misericordia del Señor. Abandonarse en un profundo acto de fe que confía sin ver y sin entender. Y expresarle con palabras nuestros deseos más profundos. Esta noche en la Eucaristía una canción, que tantas veces he escuchado y cantado, parecía reflejar lo que más anhelo en este momento, seguro que a ti también te habla. Me quedo con la primera parte y te la comparto para que te sirva como oración antes de terminar el día.



Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar.

Tu grande y tierno amor quiero gozar.

Llena mi pobre ser, limpia mi corazón.

Hazme tu rostro ver en la aflicción.

Mi pobre corazón inquieto está.

Por esta vida voy buscando paz.

Más solo Tú, Señor, la paz me puedes dar.

Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar.

domingo, 30 de octubre de 2022

“¡BAJA, DATE PRISA…!”

Cada vez que recordamos el encuentro de Jesús con Zaqueo me acuerdo de un queridísimo amigo que se identificaba con él. Es chaparrito pero bendito él que se reconoce pequeño de estatura y en todo lo demás porque, ahora que no me oye, tengo que confesar que su vida es una entrega constante y total al Señor y eso solo es posible cuando un corazón está conquistado por su Amor.

Y a los demás ¿Qué nos dicen Jesús y Zaqueo?. Después de tanto tiempo veo que seguimos trepándonos a donde sea para descubrir o encontrarnos con Jesús. Y no es en las alturas donde lo vamos a hallar sino abajo. Por eso a Zaqueo le invita a bajar de la higuera en la que se había encaramado.

Difícil encontrar a Jesús en los puestos de arriba, en el éxito, en el poder, en el bienestar… en definitiva en todo lo que nos lleva a creernos autosuficientes, mejores que otros, con más capacidades o cualidades, imprescindibles, importantes…

¡Baja!... Porque está con los pies en la tierra en todo lo que nos habla de debilidad, de pequeñez, de fragilidad… también de belleza, de armonía, de paz, de esperanza, de amor…

¡Baja!... A las profundidades del corazón porque también ahí está solo que abrumados por “lo que nos pasa” olvidamos que “solo Él basta”, que “solo en Él podemos encontrar la auténtica paz”, que no vamos solos, que nos movemos y existimos gracias a su Presencia que es real, viva y nos habita.

Jesús quiere que bajemos porque está interesado en encontrarse con nosotros, porque quiere colmar nuestra vida. Y además quiere que lo hagamos en seguida. Se acabó el perder más tiempo buscándolo por otros derroteros. Tal vez cumplimos, rezamos mucho, hacemos grandes y maravillosas obras, ayudamos a mucha gente… pero ¿A quién buscamos con todo ello?.

Jesús no termina con un “Baja, date prisa” sino que además expresa su anhelo más profundo: “Necesito quedarme en tu casa”. No solo no obliga sino que nos lo pide. Y su amor es tan grande que no solo respeta nuestra libertad sino que como sabe que es lo que más feliz puede hacernos, desea que seamos conscientes de que habita en nuestro corazón y ser el centro de nuestra vida.

¡Cuánto mensaje en una frase tan corta!. Ahora es tiempo de escuchar a Jesús y revisar qué es lo que nos falta a cada uno: Bajar… No perder el tiempo y ubicarnos con nuestro hacer, nuestra forma de ser y estar… Darle el protagonismo en todo lo que hacemos, decimos...

¿Quién se ha encontrado con el Señor sin bajar?. Si no ponemos los medios, la vida se encargará de ofrecernos mil y una oportunidades de poder descender hasta nuestra pobreza y miseria, hasta nuestra fragilidad. Siempre es doloroso porque al ego le cuesta disminuir y teme desaparecer. Y cuando no es por propia voluntad el sufrimiento es mayor porque no entendemos, nos revelemos contra “eso” que sucede… Sin embargo es lo mejor que nos puede pasar porque solo reconociendo la pequeñez y desde abajo podemos encontrarnos con quien lo es Todo para nuestras vidas.


martes, 18 de octubre de 2022

“UNA IDEA QUE NO ES MÍA”

 

El otro día nos compartió un sacerdote en la homilía una idea que quiero compartirte. Hizo alusión al sol y a cómo nos ofrece su luz y su calor sin ni siquiera pedírselo, tan solo necesitamos ponernos delante para sentir sus efectos. Un ofrecimiento totalmente desinteresado y gratuito, como tantas otras cosas que se nos ofrecen en la vida y de las que ni somos conscientes.

El sacerdote nos invitaba a cuestionarnos sobre esta realidad: “Si eso hace el sol ¿Qué hará Dios cuando nos ponemos delante de Él?”. Y ahí dejé de seguir la homilía… necesito poco para distraerme y que mi imaginación comience a volar. Me encantó la reflexión. Me acordé de una muy buena amiga religiosa que siempre habla de la importancia de “ponerse a tiro”. Y pensé en los efectos tan grandes que tiene en nosotros el hecho de buscarle, de estar en su Presencia. Y entonces me dije y me pregunté: “Si con tan solo disponernos recibimos tantas gracias, ¿De cuántas más saldremos beneficiados cada vez que comulgamos?, ¿Qué no hará el Señor cada vez que, reconociendo nuestra pequeñez y miseria, le abrimos la puerta de nuestro corazón para que habite en Él?

Lo dejo ahí para que tú también te interrogues.



viernes, 14 de octubre de 2022

“VALES PARA QUIEN TE QUIERE”

 


Llevo días dando vueltas a eso del “valer” y cómo en este momento se considera valiosa a la persona que “hace” (cuanto más haces más valioso eres). Es así como vamos deformando la imagen de Dios al proyectar nuestras propias ideas. Acabamos convenciéndonos de que para Él valemos si hacemos. Conclusión: Hay que hacer, hay que estar comprometido porque de eso va a depender mi valía y el amor que Dios me va a tener. Y si por tiempos se ha adorado al “dios” justiciero, ante el que había que ofrecer sacrificios y someterse a penitencias (un “dios” todavía enquistado en muchos corazones), hoy prima el “dios” del “hacer”, de las obras… Condicionamos el amor de Dios a nuestro esfuerzo cuando es totalmente gratuito. Por eso nos cuesta acogerlo, porque no nos terminamos de creer que Alguien pueda amarnos simple y llanamente por ser quienes somos, por estar como estamos.


Hoy me encontré con alguien al que hacía más de una semana que no veía. Casi a diario nos cruzamos pero rara vez intercambiamos una palabra. Lo más curioso es que le quiero mucho y creo que él también a mí. Estaba preocupada, pensé que le habría pasado algo, y como tantas otras veces no me equivoqué. Se me alegró el corazón cuando le volví a ver y no pude evitar expresárselo con palabras y con un abrazo. Cuando caminaba de regreso a casa me preguntaba: ¿Por qué le quiero tanto?. ¿Qué valor tiene esta persona para mí?. Y llegué a la conclusión de que no quiero a las personas por lo que valen, sino que para mí son valiosas porque las quiero. Así entiendo el amor de Dios por nosotros. No valemos para Él o nos ama por lo que hacemos, sino que “porque nos ama somos valiosos, especiales e importantes para Él”. Y como no: “También se alegra de encontrarse con nosotros”.



Esas personas “descartadas” o “desechadas” por la sociedad porque “no son productivas”, “son una carga”, “no hacen nada”… estoy segura de que para quien las quiere, son valiosas. Y aunque nadie las quisiera, el Señor sí las quiere y para Él todas son valiosas, importantes, especiales, únicas…

Nos distanciamos de las personas porque tomamos caminos diferentes pero a veces hay quien se aleja porque ya no te considera valioso, ya no saca provecho de ti, ya no satisfaces sus necesidades. Si es éste el caso, no te lamentes, nunca te quisieron. Para quien realmente te quiere: Siempre serás valioso, independientemente de lo que hagas, de donde estés, de que no te comuniques… Siempre se alegrará de tu bien… Siempre te acogerá, te perdonará… Siempre estará esperándote y dispuesto para acompañarte, levantarte…

“Jesús no espera de ti que lo hagas todo perfecto, ni que hagas grandes hazañas… confía en su amor y espera todo de Él” – Mensaje de whatsapp de hoy del grupo Lluvia de Rosas – Comunidad “Santa Teresa de Jesús” de Carmelitas Descalzos Seglares de Madrid – Plaza de España. ¿Casualidad o providencia?

domingo, 9 de octubre de 2022

“¡ES EL SEÑOR!”

 

No sé si a ti te pasa pero hay días en los que parece que se tiene una sensibilidad más a flor de piel. El otro día, cuando apenas había pasado el mediodía, ya me quedaba con dos situaciones que se presentaron:

  • Una niña de unos cuatro años sentada en el bordillo de un portal. Faltaban minutos para las nueve de la mañana. Parece que le costaba, más que en otras ocasiones, ir al cole. Su madre a unos metros le llamaba y le decía que caminara pero ella no se movía. Solo fue necesario que la niña estirara el brazo hacia su madre para que ella acudiese a darle la mano y así se solucionó todo. Me hizo sonreír. ¿Cómo se iba a resistir la madre a esos “ojazos” azules y a esa mano extendida pidiendo ayuda?. Y me dije: “Eso es lo que tengo que hacer yo, cuando necesite algo del Señor: le miraré y le acercaré mi mano. La respuesta está asegurada
  • La mañana fue un tanto difícil y complicada. De regreso a casa caminaba entre refunfuñando, quejándome, tratando de justificar comportamientos, queriendo confirmar mi valía… en una palabra: enredada. En un momento pensé en cambiar de calles e ir por otro camino a casa, y así lo hice. Al mismo tiempo me decía: “Quizás es que me tengo que encontrar con alguien”. Continué caminando con mi tran-tran en la cabeza, y un señor me sacó de mi ensimismamiento. Me detuvo y me preguntó, con un racimo de uva en la mano, si me gustaba la uva. Le contesté que me encantaba y me regaló un racimo. Y de ahí otro. Y como me veía emocionada y agradecida, y además le reforcé lo generoso que era, acabé con cuatro racimos en las manos que tuve que llevar colgando. Si me llega a dar otro más hubiera tenido que sacar una bolsa. ¿Quién era ese hombre? A saber. Me dijo que se llamaba Benito. Le prometí mi oración y se sonrió.  Me pasó como a los de Emaús. Seguí caminando con una alegría… porque sabía que no había sido Benito, sino el Señor quien salió a mi encuentro para sacarme del enredo en el que andaba. Y lo consiguió. “Pero si yo no había alargado mi mano pidiendo ayuda…” pensé. Definitivamente este Dios nuestro, que nos ama tanto, sabe lo que nos conviene y por eso a veces se nos adelanta.

Si hubiera acabado todo ahí… No voy a seguir contando anécdotas porque esto sería muy largo, solo una más. Después de un fin de semana largo fuera de casa y en compañía de Santa Teresita, mi último compromiso era ir a la Eucaristía en la noche porque me tocaba leer. Al ir a salir a la calle vi en el portal dos pétalos de rosa roja y me sonreí: “No puede ser”. Y solo dije: “Sí Teresita, entendido, vas conmigo para la Iglesia”.

Y con ¡tantas cosas! ¿Cómo no regresar una y otra vez, y las veces que haga falta a agradecer al Padre, como el leproso sanado, por tanto y todo?

martes, 4 de octubre de 2022

“¿CON QUIÉN TE IDENTIFICAS?”

 

Marta pasa inquieta y nerviosa por ¡tantas cosas que tiene entre manos!. Quiere quedar bien, lucirse ante el Señor. Le estresa y enoja no cumplir sus expectativas, fracasar, ver que pasa el tiempo y queda mucha tarea pendiente, la actitud de su hermana… Además le preocupa la valoración que haga Jesús de su trabajo. El centro es ella: Quiere ofrecer sus obras. Su confianza está puesta en su “hacer”, en los resultados, en dar una buena imagen.


Mientras tanto, María está tranquila,  disfruta del momento con Jesús. No necesita la aprobación o un premio de Jesús, se sabe y siente amada en Su Presencia tan solo por lo que es. Su confianza está cien por cien puesta en Él, en su amor y misericordia. No se siente comprometida a “hacer”, a realizar obras, porque toda su vida es ofrenda que se entrega a Jesús. En la vida de María el centro es el Señor.

ENTREGA. Podemos, como Marta, entregar unas horas, migajas de nuestro tiempo, unas obras, un dinero… O entregar la vida… como María.

CONFIANZA. Podemos, como Marta, confiar en lo que hacemos, en lo que podemos, en lo que sabemos, en lo que tenemos, en personas determinadas, en la salud, en las cualidades, en los conocimientos adquiridos… O confiar en el Señor… como María

 

Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras,
sea lo que fuere,
por ello te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que se cumpla Tu voluntad en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te encomiendo mi alma,
te la entrego
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.

Carlos de Foucauld

sábado, 1 de octubre de 2022

“LLUVIA DE ROSAS”

 

Hay quien dirá que es una casualidad o quien lo considerará simplemente curioso. Cuando te sientes hija amada, cuando crees en un Padre providente, descubres su Presencia donde menos te lo imaginas si eres capaz de dejarte sorprender y ver más allá.

Hoy es el día de Santa Teresita del Niño Jesús. Llevo una temporada bien enganchada o conectada con ella. Me fascina lo fácil que hace que sea, lo humanamente complicado de alcanzar. Me encanta su “caminito”. Pues bien… ya hace días que estoy especialmente pidiendo su intercesión. Su deseo era “Pasar su cielo haciendo el bien en la tierra”. ¿Cómo va cerrar sus oídos a quiénes le invocan?

No voy a decir que me ha resuelto la vida porque no es cierto. La verdad es que no pido nada concreto porque lo quiero todo. Pero hoy me hizo un guiño a primera hora de la mañana. Para mí fue un “Estoy contigo, no estás sola, yo también te acompaño…” y muchísimas cosas más. A las 9am me regalaron un ramo de seis rosas blancas. Tal vez si hubieran sido otras flores no me habrían hablado pero eran rosas

Estoy en un grupo de whatsapp que se llama “Lluvia de rosas”. Todos los días envían unas frases de Santa Teresita y una reflexión e invitación. Pues bien, rebuscando en internet encontré esto: A Santa Teresita le encantaban las rosas. Su vida se estaba consumiendo y sabía que su misión no había hecho más que empezar mientras se disponía a entrar en la vida eterna con Dios. Ella explicaba que "Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas.", es decir, que proporcionaría una lluvia de favores y beneficios, para que la gente amara más a Dios.”

A mi no me regalan flores todos los días, y menos rosas, y no era una sino seis. Y solo celebramos a Santa Teresita el 1 de octubre. Y es la patrona de los misioneros. ¿Cómo no voy a creer en que ha sido uno de los tantos detalles y gestos de amor de Dios, que se ha servido esta mañana de ella para recordármelo?

Conoce a esta pequeña gran Santa que encontró un camino muy corto y derecho para llegar hasta Dios.

 

sábado, 24 de septiembre de 2022

“LA MUERTE NO TIENE PODER SOBRE EL AMOR”

 

Todo lo que está relacionado con pecado, enfermedad, tinieblas, sufrimiento, dolor, culpa, rechazo… nos evoca a muerte


El amor incondicional y fiel de Dios, que nos ha creado y nos sostiene, está por encima, es más grande y más fuerte que cualquier realidad de muerte que pueda afectar al ser humano. Nada de todo eso es obstáculo para que nos regale su amor.

Por nuestra parte podemos trascender cualquier circunstancia, situación, angustiosa, deprimente, frustrante, triste, esclavizante, embarazosa… que estemos viviendo. “Eso” que suena, huele o nos habla de muerte no es un fin en sí mismo. Cuando enfocamos la atención en ello, dejamos de ver una realidad mayor, más grande, mejor. Y lo hacemos cada vez que nos enredamos en esas realidades de muerte tratando de buscar explicación o culpables, cuando nos condenamos o justificamos, cuando… Y ante esto, San Juan de la Cruz nos advierte: “Cuando reparas en algo dejas de arrojarte al todo”

Todo lo que de muerte nos atrapa es como una densa nube que cubre el cielo impidiendo ver el sol. Sabemos que el sol está detrás queriendo darnos luz, calentarnos, darnos vida, pero nos empeñamos en continuar mirando la nube: Quejándonos, maldiciendo, angustiándonos, “y si hubiera…”,… o buscando distractores, o dejándonos seducir por luces brillantes que nos hacen creer que esa es la solución de nuestros males.

Así como el sol siempre está, el amor de Dios ha estado, está y permanecerá incluso después de que este cuerpo que habitamos deje de respirar y latir

El Dios en el que creemos, su amor, es capaz de atravesar cualquier realidad de muerte por enquistada que esté en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestro cuerpo o en nuestra alma. Pero también es cierto que nos ha creado con capacidad para dar ese paso y poder trascender

No lo olvidemos: “La muerte no tiene poder sobre el amor de Dios”

viernes, 16 de septiembre de 2022

“ENTREGARME AL AMOR SIN RESERVAS”

 

Hace ya días que resuena en mí una frase: “Entregarme al Amor sin reservas”. Literalmente impone y no a pocos puede asustar. He escuchado muchas veces, a cristianos comprometidos, confesar su miedo a una oración contemplativa en la que no medien palabras, anticipándose a lo que el Señor les puede pedir. Es por esto por lo que tantos prefieren rellenar su oración con palabras, canciones, meditaciones, poesías, rezos. De esta forma se cumple y la conciencia queda tranquila

Pero vuelvo a la frase porque cuestiona pero ¿miedo?. Nos ayuda a caer en la cuenta y tomar conciencia de lo que realmente somos, de lo que se nos quiere regalar.

Te comparto mi interpretación pero puede quedarse muy corta. Ante frases así mi entendimiento es muy limitado para abarcar todo lo que puede encerrar. Para mí esa entrega sin reservas al Amor se traduce en:

  • Reconocer ese Amor que está, que se me da incondicionalmente, y agradecerlo
  • Dejarme envolver y empapar por ese Amor con lo que soy y tengo. No lo merezco, no soy digna, pero sí que lo necesito y lo deseo.


La entrega a ese Amor se traduce en permitirle amarme independientemente de dónde esté, de qué haga… de mis cualidades o defectos… de mis errores o aciertos

Este Amor, que me sobrepasa, que no comprendo, y que es incondicional, se me entrega, y lo único que tengo que hacer es entregarme a Él. ¡Qué desigualdad!. Nunca se podrán equiparar los dos amores. Su Amor siempre será mayor. Mi amor raquítico, limitado, interesado, condicionado… Lo sabe y por eso solo eso pide. Que sea humilde para reconocer mi pequeñez y Su grandeza, para dejarme abrazar y traspasar por su amor, y para ofrecerle ese poco de amor con el que cuento en mi haber, aunque tenga taras y carencias.

La ofrenda a ese Amor solo puede ser la propia vida. Nunca podremos corresponder a un Amor que siempre será mayor: ni todos los sacrificios, ni todas las obras, ni todas las renuncias… serán suficientes. Nada de lo que hagamos nos hará merecedores de un Amor así porque es gratis, incondicional. Ese Amor ya está al alcance de todos. El problema surge cuando por orgullo nos cerramos al Amor: Unas veces creyéndonos dignos por lo buenas personas que somos o por las maravillosas obras en las que nos implicamos, y otras enredándonos en nuestra miseria, pequeñez, fragilidad, pecado…

Hay quien ayuda a mucha gente, quien tiene puestos de poder o cargos a través de los cuales hace mucho bien… y quizás no se ha entregado al Amor, viviendo todo su hacer como exigencia, cumplimiento, compromiso… o como respuesta a un “dios” que lleva cuentas, que pide, que juzga, que premia o castiga…  con la consiguiente frustración, culpabilidad, irritabilidad o cansancio, cuando los resultados no son los esperados

Y también hay vidas entregadas al Amor que no hacen ruido, ni cosas espectaculares… que pasan desapercibidas entre la masa

Obras, renuncias, sacrificios, éxitos, rezos… Nunca van a ser suficientes para igualarse al Amor que se nos da. Nada de eso le interesa si con todo ello nos buscamos y somos el centro. “Solo quiere nuestro amor”. Y es la humildad la que hace posible la entrega sin reservas a un Amor que siempre será mayor.