miércoles, 29 de abril de 2020

“DESESPERADOS POR SALIR”


Tras seis largas semanas confinados en casa ya hay quienes están desesperados por salir. ¿Por qué no nos planteamos mejor salir de nuestro encierro personal, de nuestro ensimismamiento, de nuestro vivir auto centrados? Esclavos de nosotros mismos e incapaces de verlo preferimos distraernos en lugar de hacer algo por liberarnos.
Esperamos y soñamos salir de casa pero seguimos prisioneros en nuestra cárcel interior. ¿De qué nos sirve salir a la calle, recorrer el mundo… si somos nuestros propios prisioneros?
No nos podemos engañar, cada uno conoce sus cadenas (y si no es así, aprovecha este tiempo para entrar dentro de ti). ¿Qué es aquello que te impide ser feliz, aquello a lo que estás apegado, aquello que no eres capaz de soltar, aquello que te aleja de Dios…?

Tienes la llave de tu propia libertad. Tu libertad no la determina el espacio físico por el que te puedes mover. Serás libre cuando salgas de ti, y el amor sea el principio y fundamento de tu vida. ¿Esclavo o libre? Tú tienes la llave.


martes, 28 de abril de 2020

“NO LE RECONOCIERON”



Ni María Magdalena, ni los de Emaús, ni tantos otros le reconocieron. Y es que con los ojos físicos no volvieron a ver más a Jesús. A Jesús resucitado solo es posible verlo con otra mirada: la de la fe… con otros ojos: los del corazón

Ayer, hoy y siempre sigue cruzándose en el camino y acompañándonos en nuestros desalientos, en nuestras luchas, decepciones, angustias…
Verle y descubrirle presente en nuestras vidas es un don que podemos pedir y del que podemos gozar en la medida que estamos atentos a la realidad, que le escuchamos a través de la Palabra… porque Él siempre busca la manera de hacerse el encontradizo para acompañarnos en nuestro peregrinar.
Está ahí pero nuestros esquemas rígidos y cuadriculados, nuestra razón, “nuestras cosas”… nos impiden reconocerle
Ampliemos nuestra mirada, nuestra escucha… pongamos atención… ensanchemos nuestro corazón… y descubriremos la Presencia del Señor escondida pero también velada a lo largo del día

lunes, 27 de abril de 2020

“¿CÚANTO TIEMPO DE VIDA ME QUEDARÁ?”


Muchos de nosotros, ante el inminente escenario que está dejando esta pandemia y lo que nos queda por ver, nos hemos hecho esta pregunta en algún momento. “¿Cuánto tiempo de vida me quedará?”

Cumplí años a finales de marzo con la alegría de haber llegado otra vez pero con la incertidumbre de vivir o no otro cumpleaños. Algo que siempre es incierto porque la muerte es una realidad que nos puede sorprender en cualquier momento sin importar la edad o nuestro estado de salud. Pero en esta realidad, en la que nos encontramos inmersos y donde todos los días los fallecidos se cuentan por miles, es inevitable ser más conscientes de que nuestro final puede estar cerca
No sé cuánto tiempo de vida me queda pero tengo algo claro y es que no quiero perder ni un solo día distraída, ocupada en cosas que no me ayudan a crecer, encerrada en mí, angustiada por el mañana…
Quiero vivir cada día con intensidad, con la intensidad y plenitud que solo el amor puede dar y eso nadie ni nada me lo va a robar.
No sé si me quedarán 2 días, 2 meses, 2 años o 20 pero ¿qué más da el número si viví con calidad? Mi deseo: “Que mi existencia, que mi paso por este planeta, sea de utilidad y provecho para otros”. Nada me llevaré cuando me marche pero, si así lo vivo, me iré con la alegría y la paz de permanecer en el corazón de otros cuando mi corazón deje de latir.

sábado, 25 de abril de 2020

“¿QUÉ MILAGRO ESPERAS TÚ?”


Estaba la multitud reunida, hambre física y otras necesidades. Un muchacho se acerca con tan solo 5 panes y 2 peces, pero más que suficiente para que se produzca el milagro
Todos esperaban un milagro, ¿qué milagro esperas tú?
  • ¿El milagro del fin de la pandemia?
  • ¿El milagro del fin del hambre en el mundo?
  • ¿El milagro de que se haga realidad el Reino de Dios?
  • ¿El milagro de la igualdad de oportunidades?
  • ¿El milagro de una vida digna para todos?
  • ¿El milagro…?

Aquel muchacho tenía 5 panes y 2 peces y los entregó. ¿Qué tienes en tu haber? El milagro se hace realidad cuando nuestros 5 panes y 2 peces los ponemos al servicio del bien común.

El milagro depende de ti y de mí. El milagro lo realizamos nosotros. El milagro tiene una raíz: El amor.
Cuando seamos capaces de entregar con generosidad e infinita confianza esos 5 panes y 2 peces, nuestra vida comenzará a cambiar. Ese será el primer y gran milagro. Después de ese milagro, se sucederán los demás

jueves, 23 de abril de 2020

“¡ALÉGRATE! DIOS ESTÁ CONTIGO”


En la Biblia se nos hace saber que no estamos solos pero no sé si nos lo terminamos de creer. Cuando nos sentimos abandonados, no escuchados, y abrumados por “a saber cuántas emociones”… experimentamos que Él no está con nosotros. No le terminamos de creer. Lo sabemos pero no llega a calarnos en nuestro corazón. Tal vez tenemos una idea equivocada del “dios” de Jesús. Un “dios” muy lejano desentendido de nuestros problemas, que no responde a nuestras peticiones, que da escarmientos y goza con el sufrimiento humano… Por no conocer al Dios de Jesús concluimos afirmando que no existe o nos ha dejado solos. Sin embargo el Dios de Jesús está presente en todo y en todos y nos acompaña en nuestras risas y lágrimas, en nuestras alegrías y tristezas, en nuestros éxitos y fracasos, en nuestros aciertos y fallos. Así lo ha hecho a través de la historia y lo sigue haciendo con nosotros
Éxodo 3, 1-15. Dios le encarga a Moisés una misión y le dice “Yo estoy contigo”
Salmo 23. “El Señor es mi pastor nada me falta… me conduce… me guía… Él viene conmigo”                                                                         
Isaías 43, 1-5. “Tú eres valioso a mis ojos, eres honorable y yo te amo; no temas porque yo estoy contigo”.
Mateo 28, 20 “… y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
Romanos 8, 31 “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?”

Podría poner muchísimas más citas pero lo importante es que hagamos silencio y dejemos que ese “YO ESTOY CONTIGO” resuene en nuestro corazón:

  • Si estás enfermo o conoces a alguien que pueda estarlo… “Él está contigo y también con él o ella”
  • Si estás encerrado en casa o por tu trabajo te toca salir y exponerte al contagio del coronavirus… “Él está contigo”
  • Si tienes miedo, ansiedad, angustia… “Él está contigo”
  • Si estás preocupado, triste, desolado… “Él está contigo”
  • Si te sientes impotente, frustrado, enojado… “Él está contigo”
  • Si tienes hambre, si te has quedado sin trabajo, si nadie te apoya, si estás solo, si no tienes un techo bajo el que cobijarte, si crees que no eres importante para otros, si crees que tu vida no tiene valor… “Él está contigo”
  • Si te sientes llamado a una misión y te ves incapaz o pequeño… “Él está contigo”
  • Si quieres hacer un cambio en tu vida que te acerque más a los valores del Reino y a identificarte más con Jesús… “Él está contigo”
  • Si has perdido la esperanza… “Él está contigo”

Y es que Jesús ya lo prometió… y Él siempre cumple sus promesas. Deseo que tengas la experiencia de la presencia de Cristo resucitado que vive y está contigo ahora y siempre.

miércoles, 22 de abril de 2020

“¿ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO ESTA CUARENTENA?”


Leí el otro día un comentario de Javier Melloni SJ en el que recordaba el inicio de la conversión de San Ignacio. Y es que todo comenzó con una cuarentena. Una bala de cañón le destrozó una pierna en plena lucha contra los franceses cuando estaban invadiendo España. Eso le llevó a quedarse en cama durante meses. Él quiso alimentar su ego y sus sueños con libros de caballerías pero su cuñada tan solo le pudo conseguir “La vida de Jesús” y “Vidas de Santos”. Ignacio renegó en un principio pero como no tenía otra opción, tuvo que caer rendido ante esos libros para ocuparse en algo. ¡Quién iba a decir que ahí empezaría su conversión!. Se empezó a entusiasmar tanto con la lectura de la vida de todos ellos que sus sueños de vanagloria, poder, éxito… se fueron diluyendo hasta desear ser un caballero para Cristo

Seguramente nosotros no pensábamos vivir una cuarentena. La de Ignacio duró meses. La nuestra seguramente también. Es triste que tenga que suceder algo: accidente, enfermedad… y en este caso una pandemia para poder parar. Ya han pasado unas semanas pero todavía estamos a tiempo de aprovechar este tiempo. Podemos caer en la tentación como San Ignacio de querer alimentar nuestros deseos más mundanos y buscar entretenimiento para que se nos haga más llevadero (películas, juegos, redes sociales, dormir más de lo necesario, radio, televisión…). Pero hay un peligro más sutil… recordemos que el mal espíritu también se disfraza de ángel de luz presentando cosas que son buenas pero no lo que nos conviene (podemos caer en la tentación de “tragarnos” todos los videos que suenan a “santo”, o en la tentación de auto exigirnos determinados rezos a horas precisas, o… cada uno sabe… es importante escucharse y más aún reflexionar cómo y en qué estamos invirtiendo el tiempo). Cuidado con la tentación “del hacer” y “del ruido” porque incluso ahora que tenemos todo el tiempo a nuestra disposición podemos caer en el mismo afán que en la vida ordinaria. Por muy santo que sea el ruido… no le permitimos hablar a Él en lo más profundo de nuestro corazón
Esta cuarentena es una oportunidad si así la vivimos y ponemos los medios. ¿Hacer o dejarle hacer? ¿Hablarle o escucharle? ¿Distraernos u ocuparnos en lo que nos ayuda a crecer? ¿Perder el tiempo o aprovecharlo? ¿Seguir igual que siempre o convertirnos? ¿Permanecer dormidos o despertar?... La decisión es nuestra

martes, 21 de abril de 2020

“¿DÓNDE ESTÁ DIOS?”


Escribiendo el título me acordé de una canción que nos enseñó un claretiano en una convivencia hace ya muchos años. El estribillo decía así:
“Oh, oh, oh ¿Dónde, dónde está Dios?
Sé que todo lo ha hecho Él
Pero ¿dónde, dónde está Él? No lo sé”
Y esto es lo que muchos pueden estar pensando o sintiendo en estos momentos: “dios” se ha ausentado, “dios” no hace nada, “dios” nos ha abandonado, “dios” se está tardando en resolver este problema, yo rezo más que antes pero vamos a peor… Luego está el otro extremo: el de los que esperan una acción intervencionista y más bien rápida

Pero vamos de nuevo a preguntarnos ¿dónde está Dios?. Está en los profesionales de la salud, en quienes trabajan en los supermercados, en los bancos, en las farmacias, panaderías, medios de comunicación…en todos aquellos que a través de su profesión, independientemente de cual sea, están sirviendo a otros.
Está en los que tienen hambre, en quienes buscan qué dar de comer a sus hijos, en quienes se manifiestan exigiendo justicia, en quienes comparten lo que tienen con los de menores posibilidades, en quienes escuchan a quienes se sienten agobiados y abrumados por esta situación…
Está en los enfermos, en los que deambulan por las calles, en quienes están presos, en los hospitales, en las casas, en las calles…
Está presente acompañando, fortaleciendo, dando esperanza, consolando, apoyando, sosteniendo…
Está presente en cada corazón que se abre a su Presencia, a su amor porque quien así lo vive lo transparenta, le deja ser
Y es que Dios no es un Dios lejano, es un Dios encarnado en la realidad y en cada uno. Es un Dios escondido en lo insignificante, en lo pequeño, en lo excluido, en el dolor, en la pobreza… pero también escondido en la armonía, en la bondad, en la belleza, en la verdad, en la justicia, en la solidaridad.
Dios es… Dios está… Tan solo necesitamos abrirnos a su Presencia.
La canción terminaba diciendo:
"Y hoy Dios vive dentro de mí, sé que vive dentro de mí, 
desde que como el niño aquel, en el creí"


domingo, 19 de abril de 2020

“ENCERRADOS PERO ¿LIBRES O ESCLAVOS?”


Como consecuencia de la pandemia conviene que permanezcamos en casa: por amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos. Pero ¿cómo estamos viviendo este “encierro”? ¿Nos sentimos libres o esclavos?
Tras algo más de un mes de confinamiento en nuestros hogares, hay quien comienza a sentir la pesadez, el aburrimiento, el sin sentido, la aparente pérdida de tiempo, el miedo a la enfermedad e incluso a la muerte, el hambre, la impotencia, la frustración, el enojo por la pasividad y negligencia de los gobernantes, la preocupación por el día de mañana… Algunos que viven solos, ya hace días que comenzaron a sentir la angustia, ansiedad, desesperación e incluso depresión. Otros que viven acompañados, lejos de fomentar la armonía en el hogar, se dejan llevar por sus emociones dando lugar a diferentes formas de violencia.
Mientras unos viven “el encierro” con elegancia, paz, esperanza… y viven este tiempo como oportunidad de encuentro con el Señor, medio de crecimiento, conversión personal… Otros se desesperan y buscan cualquier excusa para salir a la calle porque sienten que les falta el aire.

Hay un encierro más preocupante que el encierro físico de estar entre cuatro paredes y es el del corazón endurecido. ¿De qué me sirve tener la posibilidad de desplazarme por cualquier lugar del mundo si mi corazón solo se mira a sí mismo? ¿La libertad la determina el hacer lo que quiero, lo que se me antoja y apetece o mi capacidad de amar?
“Vuela y sé feliz” es un llamado, una invitación a la libertad interior. Esa libertad que nadie puede robar, esa libertad que es posible experimentar en las situaciones difíciles. Es un llamado a trascender “todo” por medio del amor. Es una invitación a ser libre independientemente de las circunstancias
No existen cadenas si nuestro corazón está abierto y sigue amando. Ser libre o esclavo es una decisión tuya.
Abre tu corazón y podrás volar más allá de las paredes de tu casa… hasta cualquier persona, hasta cualquier lugar. Vuela y sé feliz.

jueves, 16 de abril de 2020

“BUSCADOS, LLAMADOS, ENVIADOS”


María estaba triste, llorando… y en medio de su desolación el Señor sale a su encuentro. Y es que el Señor no se cansa de buscarnos y de desear ese encuentro más que nosotros mismos
Las preocupaciones, los problemas… nos nublan la vista y nos impiden ver al Señor. María recupera la visión cuando escucha su nombre, siente una gran consolación, experimenta la presencia de Jesús
¡Qué importante nuestro nombre! ¡Qué sanador escuchar nuestro nombre cuando lo pronuncia alguien que nos quiere!... suena a música celestial, es inevitable sentirse consolad@.
Al escuchar su nombre, María experimentó amor, ternura, dulzura, cercanía… y eso llenó su corazón de un gozo indescriptible. Hoy el Señor también pronuncia nuestro nombre con la misma delicadeza y suavidad de siempre, con el mismo AMOR
Amor incondicional de quien conoce nuestra historia con sus aciertos y fallos, logros y fracasos, idas y venidas…
Amor incondicional de quien conoce nuestro presente: lo que nos angustia, asusta, enoja, inquieta… debilidades, fortalezas… deseos, sueños…
Amor incondicional de quien confía y cree en nosotros “a pesar de…”
Amor incondicional de quien, conociéndonos mejor que nosotros mismos,  nos envía a una misión acompañados, asegurando su Presencia, su Espíritu

martes, 14 de abril de 2020

“MIENTRAS DORMIMOS Y PERMANECEMOS EN CASA…”


Mientras dormimos y permanecemos en casa… los sanitarios tratan de mantener la vida de muchos enfermos: abrumados unas veces por la impotencia de quien se ve limitado, extenuados otras por la frustración de ver morir a algunos,  entristecidos por verles sin compañía de familiares, asustados por miedo al contagio y el de sus familiares…
Mientras dormimos y permanecemos en casa… los profesionales que siguen trabajando, se juegan la vida… personal médico y de enfermería, aseadoras, policía, transportistas, repartidor@s, reponedor@s, cajeras, personal de bancos, panader@s, carter@s…
Mientras dormimos y permanecemos en casa… muchos científicos buscan incansablemente la cura o el tratamiento para poner fin a esta pandemia
Mientras dormimos y permanecemos en casa… muchos siguen laborando desde sus hogares con el fin de que la sociedad se desestabilice lo menos posible, los profesores han tenido que aprender a marchas forzadas a trabajar en línea y por medio de plataformas para que los alumnos no pierdan el curso…

Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay padres y madres de familia con el estómago vacío preguntándose qué les darán de comer a sus hijos… hay niños, jóvenes y adultos que deambulan por las calles sin un techo donde cobijarse… hay quienes no pueden darse una ducha porque no llega agua a sus casas… hay quienes se manifiestan reclamando las prometidas provisiones…
Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay familiares que lloran la enfermedad o la muerte de un ser querido, el no poder acompañarle…
Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay personas que viven solas a las que ya les está afectando emocionalmente la falta de relación con otras y hogares en los que se ha acrecentado la violencia intrafamiliar
Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay personas que han contraído la enfermedad y están aisladas, en su casa o en un hospital, privadas de todo contacto humano
Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay personas que dependen únicamente de un respirador y se debaten entre la vida y la muerte
Mientras dormimos y permanecemos en casa… hay quien está dando su último suspiro (en un hospital, en su casa e incluso en medio de la calle o a la orilla de un camino)
Mientras dormimos y permanecemos en casa… se mezclan un montón de sentimientos entre los seres humanos… tristeza, frustración, impotencia, enojo, dolor, soledad, rabia, preocupación, miedo, angustia…
Que todo esto nos haga más humanos viendo en el otro a un hermano  

domingo, 12 de abril de 2020

“SI LA RESURRECCIÓN FUERA…”




Si la resurrección fuera…
  • Una mirada, sería la quien se asombra y alegra ante lo que ve
  • Una flor, sería una flor diminuta, sencilla, insignificante
  • Una luz, sería la que brinda una pequeña vela
  • Una película, hablaría de esperanza
  • Una música, sería instrumental y suave
  • Palabra… Se me ocurren dos: "Presencia"… "Experiencia"…
  • Un paisaje, sería un lugar en silencio y a la vez habitado... un amanecer        
  • Sonido, sería el de las olas del mar o el canto de un pájaro
  • Viento, sería una suave brisa
  • Una llamada, sería la de alguien a quien quieres y hace tiempo no escuchas
  • Un gesto, sería un abrazo

Resurrección es regalo… es fiesta… es consuelo… es paz… es gozo… es amor entregado que se queda para siempre

sábado, 11 de abril de 2020

“PERO ¿QUÉ HEMOS HECHO?”


Nos creó un Dios por amor y para amar. Nos amó y nos ama tanto que nos regaló la libertad para hacer y deshacer, para tomar decisiones, para forjar nuestro destino, para… pero ¿Qué tan maduros y responsables hemos sido manejando nuestra vida? ¿Qué tanto la hemos amado? ¿Y la de los otros? ¿Y la creación?
Pero ¿qué hemos hecho?. Hemos hecho con nuestra libertad lo que se nos ha antojado buscando siempre el propio amor, querer e interés. Ahora estamos pagando las consecuencias de nuestra imprudencia, inconsciencia, torpeza, soberbia y creída omnipotencia. No busquemos culpables, todos somos responsables de lo que está pasando
¿Y todavía alzamos nuestra mirada al cielo o imploramos a “dios” pidiendo auxilio? Más bien tendríamos que bajar la cabeza y pedir perdón por tanto desastre cometido. Porque en pleno siglo XXI y con todos los avances que se han logrado, seguimos crucificando a Jesús con nuestras acciones, omisiones y actitudes


No va a haber un “dios” que nos saque de ésta. O cambiamos o seguiremos forjando nuestra propia destrucción. Ya es hora de despertar. Fuimos creados libres, Jesús nos quiere libres. De nosotros depende lo que hagamos con esa libertad. Asumamos la responsabilidad de nuestros errores. Reconozcamos nuestro egoísmo, nuestra avaricia, soberbia, ansia de tener, de poder y de acaparar, nuestra búsqueda de lo fácil, lo cómodo, lo seguro… la búsqueda de nuestro bienestar aunque sea a costa de otros…
Solo la libertad, que es movida por el amor, puede salvarnos… pero la respuesta depende de nosotros.



jueves, 9 de abril de 2020

“APRENDAN DE MÍ”



La pandemia que amenaza nuestra existencia nos pone cara a cara con nuestra limitación, con la muerte. Es un buen momento para preguntarnos sobre nuestra forma de vivir, actitudes, actividades, prioridades… Es toda una oportunidad para preguntarnos por el sentido de nuestra vida. Dentro de días, semanas o tal vez meses solo quede el recuerdo de nosotros en algunos corazones. Todavía estamos a tiempo de preguntarnos ¿Qué es lo que realmente merece la pena? Solo hay una respuesta: El amor y el servicio. El amor manifestado y expresado en obras. Encontrar el camino para hacer realidad lo vivido en la Última Cena. No esperemos a mañana, tal vez sea muy tarde. Comencemos hoy desde la realidad en la que cada uno está inserto.
Jesús ya nos indicó el camino con su vida. ¿Le hemos considerado nuestro Maestro o hemos dirigido nuestra existencia respondiendo a otros maestros: consume, acumula, busca el éxito, preocúpate por tu imagen, colecciona títulos, busca tu propio bienestar, disfruta de la vida…?
“Aprendan de mí que soy sencillo y humilde de corazón” (Mateo 11, 29)
“Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor” (Juan 15, 9)
“Si yo, el Maestro y Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros” (Juan 13, 13-14)
“Hagan esto en memoria mía” (Lucas 22, 19)
Qué necesario conocerte para poder amarte. Y para conocerte es necesario estar contigo, compartir tiempo, escucharte, mirarte y dejarnos mirar por ti… ¿Cómo te vamos a conocer si escuchamos de ti de vez en cuando? ¿Cómo te vamos a conocer si no pasamos de verte como un personaje histórico? ¿Cómo nos van a interpelar tus actitudes, sentimientos y acciones si hay otras ofertas o invitaciones que nos seducen y atraen más?
Hablabas con gestos, con hechos… tus palabras no eran huecas porque vivías de forma coherente con lo que predicabas y eso te daba autoridad y te hacía creíble. Que nos atrevamos a acercarnos a ti, a mirarte, a escucharte… Que aprendamos de ti para colaborar en la construcción de tu Reino, amando y sirviendo para mayor gloria de Dios.

“SU AMOR ESTÁ POR ENCIMA DE NUESTRO PECADO”


Judas, Pedro… muchos a lo largo de la historia, y también nosotros hemos traicionado a Jesús. Pero así como les miró a ellos, nos sigue mirando a nosotros porque su amor está por encima de nuestro pecado. No hay nada en nosotros que Dios no quiera y no pueda abrazar. No hay pecado que no pueda ser sanado en el corazón amoroso de Dios
Tenemos un Dios que no se detiene en los errores, que no juzga, que no lleva cuentas del mal, que no mira las apariencias, que no se fija en nuestros éxitos o fracasos, que no nos valora más en función de nuestras hazañas o sacrificios… Tenemos un Dios que solo entiende de amor y por eso mira directamente nuestro corazón. Su mirada puede transformar nuestra vida pero a veces la esquivamos, otras veces nos escondemos.

El camino de la conversión es el amor. Dios quiere hospedarse en nuestra casa. ¿Cuál es nuestra disponibilidad y generosidad para abrirle la puerta? ¿Cuáles son nuestros bloqueos o miedos?
El miércoles de ceniza se nos recuerda una invitación: “Conviértete y cree en el Evangelio”. La conversión no puede ser producto de la auto exigencia, del perfeccionismo, del esfuerzo… no lograré el objetivo deseado y me quemaré. El camino de la conversión es el amor… el amor sentido y experimentado en lo más profundo del corazón que inevitablemente nos lleva al otro. ¿Qué medios estoy poniendo para que se de ese encuentro con el Dios que me habita, que me mira con ternura y que me abraza en mi totalidad?
Su amor está por encima de nuestro pecado. Nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios, somos nosotros quienes a veces lo rechazamos por vergüenza, culpa… en definitiva por ser perfeccionistas, narcisistas o tener una idea de Dios equivocada
Su amor está por encima de nuestro pecado. Seamos sencillos y humildes y dejémonos abrazar por quien dio su vida por amor a nosotros

miércoles, 8 de abril de 2020

“NUESTRA NATURALEZA TAMBIÉN ESTÁ EN CUARENTENA”


Nuestra naturaleza, ésta a la que hemos vuelto la espalda, ésta de la que hemos usado y abusado a nuestro antojo con nuestros hábitos de consumo y la mala gestión y administración de los recursos… está en cuarentena. Esta naturaleza que clamaba día y noche, esta naturaleza tan defendida por unos pocos y tan silenciada por muchos… está en cuarentena.

Nuestra naturaleza: animales, plantas, árboles, ríos y mares… está en cuarentena. También ella necesita recuperarse porque está enferma por nosotros, por tanto daño que le hemos causado. Al fin puede comenzar a respirar. Su mejor respirador, desgraciadamente, es que nos quedemos en casa y quietos. Somos una amenaza y un peligro para ella. Necesita sanar, recuperarse… está enferma… enferma de falta de amor
Si le damos tiempo podrá recuperar la armonía y la belleza con que fue creada. Dios nos la regaló y… ¡Qué desastre hicimos!, ¡Qué administradores tan nefastos!
Tengo la fe de que ella pueda ayudarnos a salir de esta, de que pueda contribuir a restablecer el orden porque, como su sumo creador, sólo quiere darse para juntos beneficiarnos. Confiemos en ella, colaboremos con ella, sintámonos uno con ella… La necesitamos más de lo que ella nos necesita… No nos necesita para recuperarse y es triste decirlo pero ¡al fin va a poder respirar!

martes, 7 de abril de 2020

“QUE NO TERMINE ESTO TODAVÍA”


En contra de lo que muchos piden en estos momentos, yo espero que todavía dure un buen rato esta pandemia. No soy masoquista, no me gusta el dolor y el sufrimiento, no quiero que muera más gente, me quiebro con nada, quiero volver a ver a mi familia, a mis amigos... Pero si esto terminara en poco tiempo, ¿habría servido de algo tanto fallecimiento?. Todavía hay gente que no se entera de lo que está pasando, que sigue viviendo como si nada, que se lo está tomando como unas vacaciones en casa con todo tipo de caprichos mientras otros esperan las tan prometidas bolsas solidarias para comer un poco de arroz y unos frijoles. No podemos seguir igual después de todo esto y mucho menos peor que como estábamos.
Esto nos tiene que sacudir a todos pero qué triste que tengamos que vivirlo en propia carne o que lo sufra algún familiar cercano para comenzar a reaccionar.
Despertemos… es hora de abrir los ojos… es tiempo de detenerse, de renovarse, de preguntarse por el sentido de la vida, de cuestionarse  sobre actitudes, intereses, prioridades, valores e incluso creencias.

Son muchos los que se nos han adelantado. Se habla de miles. En Honduras estamos todos los días esperando el llamado a cadena nacional para saber cuántos casos nuevos hay de coronavirus y cuántos han fallecido. Es horroroso quedarnos en los números. Detrás de cada uno de esos números hay una persona con nombre y apellidos, con un rostro concreto, con una familia sufriendo o llorando la enfermedad o la muerte de su ser querido. Sensibilicémonos, permitámonos sentir con el otro, abramos nuestro corazón, no tengamos miedo a tocar nuestra debilidad, a parecer flojos, a derramar lágrimas… Esto nos recuerda que somos humanos, que somos hermanos, que todos estamos hechos del mismo barro. Y nos ayuda a caer en la cuenta de que la identidad que nos hemos forjado es solo un espejismo, que no tenemos poder ni control alguno sobre nuestra vida y menos aún sobre la de los otros, que estamos de paso y que lo único que tiene valor es lo que hayamos amado y compartido. Todavía estamos a tiempo de hacer cambios, aprovechémoslo POR FAVOR…

lunes, 6 de abril de 2020

“NUNCA PIDIÓ NADA PARA SÍ”


El Papa Francisco, en la homilía del viernes pasado, reflexionaba sobre la actitud y los dolores de María. Y subrayó una cualidad: “Nunca pidió nada para sí”. En este tiempo en el que nuestros rezos se llenan de peticiones por nosotros y nuestras familias… en el que tanta gente recurre y se refugia en el rosario… sería bueno que miráramos a María y aprendiéramos de ella.
Aceptar y acoger la voluntad de Dios fue la clave en toda su vida. Y eso no la alejó del dolor y del sufrimiento. Ni siquiera por ser la Madre tuvo privilegios o estuvo exenta de la tristeza, de las preocupaciones y del desgarro que le supondría el ver a su hijo asesinado. Sin embargo no dejó de confiar, de abandonarse… No dejó de ser fiel, de esperar… No dejó de amar

El Papa recordaba los siete grandes dolores de María:
1.- El dolor sentido al escuchar las palabras de Simeón “una espada atravesará tu corazón”
2.- El dolor vivido al tener que huir de Egipto para salvar a su hijo
3.- La angustia sentida cuando, siendo niño, Jesús se perdió
4.- El dolor experimentado al encontrarse con su hijo camino del Calvario
5.- El dolor ante la inminente muerte de Jesús en la cruz
6.- El dolor al tomar a su hijo en sus brazos cuando lo bajan de la cruz
7.- El dolor al sepultar a Jesús
Y ante tanto dolor y situaciones complicadas que vivió… “Nunca pidió nada para sí”. Nunca dijo: “Yo soy la mamá, mírenme”. Se limitó a abrazar, acoger, aceptar… todo lo que se iba presentando con una confianza infinita, con una esperanza sin límites… porque sabía en manos de quien estaba
Después de esto… ¿Qué vamos a pedir en nuestros rezos? 

sábado, 4 de abril de 2020

“LA SOLEDAD DEL CREYENTE”


Para mí hay una soledad mucho más dura que la de estar físicamente sol@. La soledad que sufren tantos hombres y mujeres creyentes, incluidos sacerdotes y religiosas. La soledad de pertenecer a una religión y no compartir ciertos ritos, tradiciones, mensajes, oraciones e incluso cantos. La soledad de formar parte de una comunidad y no comulgar con tus herman@s en la forma de concebir la iglesia, la religión, lo establecido, los rezos… y ni siquiera a Dios.

Esto no es algo nuevo y fruto de la modernización o de los avances en la sociedad. Esto es algo que ya ocurría en tiempos de Jesús. ¿Acaso Jesús no fue víctima de esta misma soledad?
Antes los fariseos fieles cumplidores de ritos, leyes, normas… Ahora los fariseos nos aferramos a un amuleto, a un salmo, a celebraciones, procesiones, a un rosario…
Antes Jesús, hoy no pocos, pasando por los grandes santos, han sido y siguen siendo víctimas de una soledad fruto de la incomprensión, de la impotencia, del no sentirse “en la misma onda”, del “no encajar”…
Ese Jesús que nació y vivió pobre, que experimentó el amor del Padre y confió en Él hasta el final… Ese Jesús que amaba la vida pero fue humillado, maltratado y asesinado… Ese Jesús que se dejó guiar por el Espíritu y por eso fue libre… Ese Jesús que fue fiel… ¿Qué actitudes tendría hoy ante lo que estamos viviendo? ¿Qué nos diría de nuestras peticiones, de nuestro sentir, de nuestro hacer, de nuestras exigencias, de nuestra forma de estar…? Al menos ojalá que no seamos como los fariseos echando pesadas cargas a los otros para que hagan “lo que nosotros hacemos o lo que creemos que es lo correcto para agradar a Dios”
Seguir a Jesús te condena a la soledad… La soledad del que se va adentrando en un camino incierto, de abandono, de confianza… La soledad del que cada vez entiende menos, del que duda… La soledad del que se siente pequeño y frágil… La soledad de la incomprensión, de la no comunión “con lo de todos”… La soledad del que todo le sobra… La soledad del que solo encuentra descanso en el silencio…
A ti que te conozco… y sé que vives esta soledad pese a estar acompañad@… sólo quería recordarte que no estás sol@.

viernes, 3 de abril de 2020

“HAGAN LO QUE ÉL LES DIGA”


Recordando la imagen de la Virgen de Suyapa sobrevolando el país estos días, me vino esta frase dicha por María en aquella boda: “Hagan lo que Él les diga”. Y ¿qué quiere Jesús que hagamos?. Que amemos. Jesús ama la vida, quiere la vida
El amor y la vida son los valores más preciados pero desgraciadamente en muchas culturas ni se respetan ni se consideran. Es hora de volver la mirada a Jesús y recordar y vivir ese primer mandamiento: amar nuestra vida, la de los otros y la creación que se nos regaló

¡Cuántas personas están siendo obligadas a trabajar bajo la amenaza de ser despedidos si no se reportan!. Desgraciadamente detrás de esta realidad hay empresarios explotadores y asesinos que lo único que aman es el dinero, el tener y el poder. No les importa la suerte de sus empleados, si enferman o mueren tienen cómo reemplazarlos.
¡Cuántas personas están siendo suspendidas de trabajo y sueldo porque no tienen cómo pagarles si no trabajan!. ¿Qué tan cierto será que grandes empresas no pueden hacer frente económicamente a esta situación? ¿De qué se van a alimentar esas familias estos meses? ¿Dónde está el amor en estas medidas?
¡Cuántas personas hay que, imprudentes e inconscientes, siguen: saliendo a la calle en cuanto hay oportunidad o excusa a ver o a visitar a alguien o a comprar una o dos cosas, o continúan abriendo la puerta de casa a familiares o amigos! ¿Es que no aman su vida ni la de su familia?
Entre la triste realidad de unos, la negligencia de otros, y un gobierno en Honduras que promete y promete y no cumple… ¿Qué podemos esperar?
Se habla de donaciones en dólares millonarias pero:
No se está abasteciendo a los hospitales ni al personal sanitario de los mínimos para evitar el contagio o atender a los enfermos
Los más pobres llevan dos semanas esperando las prometidas provisiones de alimentos y nunca terminan de llegar
¿Cómo se puede hablar de amor al pueblo cuando no se le facilita el acceso a las necesidades básicas y se le deja morir?
“Hagan lo que Él les diga”… Amen… ¿Cómo podemos decir que amamos a Dios y todavía atrevernos a pedirle que bendiga a Honduras cuando no amamos nuestras vidas ni al prójimo? ¿Esperamos que un “dios milagrero” nos resuelva el problema?
Afortunadamente siempre hay excepciones. Hoy quiero felicitar a los que hacen del amor su lema de vida… a quienes sanan vidas, a quienes dan vida de diversas formas: calmando el hambre de quien tiene necesidad, quedándose en casa, cumpliendo las disposiciones establecidas, orando por los más vulnerables, acompañando desde la distancia a través de la tecnología a quienes se sienten solos, abatidos o angustiados…. Mi felicitación para quienes exponen sus vidas en hospitales, supermercados, bancos, farmacias… por seguir abasteciendo y sirviendo al pueblo
“Hagan lo que Él les diga”… Ámense como yo les amo

jueves, 2 de abril de 2020

“www.noestassolo.es”


Un grupo de jesuitas y laicos de Madrid (España) han puesto en marcha el proyecto “No estás solo”, una red para acompañar a distancia a las personas que en estos días de confinamiento por el coronavirus necesitan a alguien con quien hablar. La sensación de soledad, o la búsqueda de desahogo y la necesidad de encuentro, en este tiempo de mayor aislamiento se acentúan.

Puedes acceder a través de la página web: www.noestassolo.es, independientemente del lugar del mundo en el que te encuentres, si necesitas hablar con alguien o si quieres prestar tu colaboración (aunque te adelanto que en este momento ya están saturados de voluntarios, gracias a Dios hay 1.500 personas que desde casa están prestando su servicio de acompañamiento y escucha a través del teléfono o la computadora).
Si deseas que te ayuden (porque padeces ya la enfermedad, o porque eres población de riesgo, o no estás afectado pero necesitas hablar con alguien) puedes entrar en esta página web www.noestassolo.es o llamar al número 00-34-667-548-854. Si tú no requieres este tipo de ayuda en este momento, tal vez puedas ocuparla dentro de unos días o semanas así que no pierdas el contacto. Y si conoces a alguien que puede beneficiarse de este servicio, ¡infórmale, ya!. Gracias. Estamos aquí para ayudarnos, recuérdalo.

miércoles, 1 de abril de 2020

“¿ESPERANZA O FALSA ILUSIÓN?”


Hay quienes confunden la esperanza con falsa ilusión. Ante el escenario en el que estamos inmersos, unos son muy conscientes de lo que ocurre y de lo que se viene, y los hay que no ven o no quieren ver la inminencia del peligro para sus vidas y la de los otros y siguen haciendo vida normal o proyectos a corto o medio plazo convencidos de que no les va a afectar esta enfermedad e incluso con la seguridad de que de ésta salen.

Los cristianos debemos vivir desde la esperanza pero una esperanza aterrizada, con los pies en la tierra. Nuestra esperanza en estos momentos es que…
  • El sufrimiento, el dolor y la muerte no tienen la última palabra
  • Después de la noche siempre amanece otro nuevo día
  • Todo pasará y el Amor seguirá reinando
  • Esta pandemia llegará a tocar nuestras conciencias y a sacar lo mejor de nosotros mismos
  • Cambiará nuestra forma de ser, de estar y de relacionarnos con nosotros, con los otros y con la creación

Quienes fundamentan su esperanza en creer en poderes sobrenaturales, o a confiar en que en dos semanas termina esto y todo volverá a la normalidad… o no ven o no quieren ver. Seamos valientes y enfrentemos la realidad, aceptemos lo que es y pongamos los medios para evitar la enfermedad pero no nos resistamos ni fundemos nuestra esperanza sobre arena porque solo conseguiremos auto engañarnos, frustrarnos y sufrir al no ver cumplidas nuestras expectativas o anhelos.
En estos momentos, me atrevería a decir que, no hay persona sobre la faz de la tierra que vea el fin de esta historia. Es mejor que asumamos y aceptemos esta realidad que nos toca con valentía. Esto no es no tener esperanza, esto es ser realista. Y tener esperanza no está reñido con ser realista sino que está íntimamente unido. Vivamos este tiempo como medio de purificación personal, transformación y crecimiento personal pero eso sí… pongamos los pies en la tierra.
No llamemos esperanza a lo que no es real, a falsas ilusiones, a mecanismos que utiliza la mente por miedo para no ver lo que es
  • Esperanza sí… pero la esperanza del creyente que confía en que de esto va a salir algo bueno
  • Esperanza sí… pero la de quien ve con los ojos del corazón lo que ocurre y consigue ver a Dios en medio de tanto dolor y sufrimiento
  • Esperanza sí… pero la de quien reconoce conscientemente lo que es,  acepta lo que no puede cambiar y espera con paciencia y fe a que el sol vuelva a brillar
  • Esperanza sí… pero la de tantos creyentes afectados por la pandemia, incluidos sacerdotes, religiosas y misioneros, que ya partieron al encuentro definitivo con el Señor confiados en que su muerte dará mucho fruto