viernes, 21 de abril de 2023

“EL MILAGRO PUEDE PRODUCIRSE”

 

Aquel muchacho compartió cinco panes y dos peces, comieron cinco mil personas y todavía sobró. ¿Te has parado a pensar qué tienes en tu haber?. Sólo se te pide que compartas ese poquito que tienes y, todo se transformará, el milagro se producirá. Puede parecer insignificante eso que se posee frente a tanto por mejorar o cambiar pero no subestimemos la capacidad del Señor para modificar cualquier realidad.


Ahí donde nos tiene el Señor, ahí en esos lugares o viviendo esas situaciones adversas o compartiendo con personas que calificamos de “difíciles”… el milagro puede producirse. Ofrecemos nuestra levadura y Él se encarga de poner el resto de ingredientes y hacer que todo ello se transforme en un hermoso y delicioso pan.

Ese poquito que podemos aportar es el suficiente y necesario para que se obre el milagro... Ofrecerlo y confiar en la gracia del Señor.

viernes, 14 de abril de 2023

“DEJARSE ENCONTRAR”

 

Quizás nuestros ojos, como los de María Magdalena, lleven tiempo empañados de lágrimas. A lo mejor nuestras mentes están llenas de preocupaciones y nuestro corazón de desesperanza como el de los de Emaús. Pareciera difícil poder descubrir al Señor así pero para Él todo es posible.

Se acerca a nuestras vidas, a nuestras realidades, independientemente de lo que esté aconteciendo. Y no lo hace con luces de colores o de manera deslumbrante o extraordinaria sino que de manera silenciosa, suave… Nos busca sin descanso: En los afanes de cada día, en nuestras alegrías y también en nuestros desiertos y tempestades. Sí, también en aquellos acontecimientos que calificamos como negativos, frustrantes, dolorosos… o me atrevería a decir que en ellos aún más. Quiere hacerse sentir cuando estamos tristes, angustiados, cansados… por eso sale a nuestro encuentro.

Él es quien nos busca sin descanso. En vez de buscarle sin cesar en el hacer, en las obras, en el cumplimiento, en llevar una vida intachable… quizás haya que frenar y dejarse encontrar. Ahí en la propia pequeñez, pobreza, debilidad… Ahí en la realidad personal, en las circunstancias de cada día… Así tal y como somos y con lo que tenemos… El Señor nos busca sin descanso.

Que abramos nuestro corazón y nos dejamos encontrar por Él.

miércoles, 12 de abril de 2023

“ERA NECESARIO QUE…”

 

Muchas veces no entendemos por qué suceden ciertas cosas, por qué nos toca vivir determinados acontecimientos, por qué… y nos preguntamos: “¿Por qué a mí?”. Así caminaban aquellos hacia Emaús: Decepcionados, tristes, queriendo encontrar respuestas a la muerte de Jesús y alimentando aún más su desesperanza al no hallarlas. Y Jesús tan solo responde: “Era necesario”.

¿Realmente era y es necesario el sufrimiento?. No. El Dios que todo lo creó, y todo lo hizo bien y bueno, no comparte el sufrimiento pero se sirve de lo que vamos viviendo, por muy negativo y malo que podamos considerarlo, para acercarse a nosotros y mostrarnos su amor.

Seguro que esa adversidad no estaba en nuestros planes y proyectos, no encajaba con nuestros deseos, no formaba parte de nuestro querer… pero en ella estaba escondido el amor y la invitación a confiar, a creer, a ser humildes, a ser misericordiosos, a cambiar nuestra mirada, a acogernos en la debilidad, a salir de nosotros mismos, a dar un nuevo sentido a nuestra vida… Y es que el Señor no se cansa de buscarnos en todo momento y en toda circunstancia.

Ante acontecimientos inesperados y dolorosos hemos podido derramar lágrimas, sentirnos culpables, nos hemos podido lamentar de no haber tomado mejores decisiones, quizás han surgido sentimientos no deseados como rabia y rencor, y a lo mejor en algún momento hemos renegado de nuestra fe y nos hemos alejado aún más… pero “eso” ERA NECESARIO.

Ante el misterio, muchas veces incomprensible, solo queda rendirnos, confiar en que todo forma parte de un Plan de Amor y de que el Señor consigue sacar siempre mucho bien de todo… y dar gracias. Un Dios Amor solo puede desear y querer cosas buenas para sus hijos.

domingo, 9 de abril de 2023

“A TODOS POR IGUAL”

 

¡Qué fácil querer a quien nos quiere, hacer el bien a quien nos ayuda….!. ¡Cómo nos cuesta ver más allá, valorar a los otros por lo que son y no por lo que interpretamos, amar a quien no piensa como nosotros, a quien nos cae mal, a quien nos ignora o rechaza…!.


Uno de los tantos gestos de Jesús que hablaba de su amor desinteresado, gratuito y universal fue el lavar los pies a sus discípulos. No hizo distinción entre ellos. Se abajó  y lavó los pies a todos los que allá se encontraban: A quien le quería, a quienes buscaban primeros puestos, a quienes no entendían… a quien le traicionaría y también a quien le negaría. Él lo sabía. Conocía sus corazones, sus pensamientos y sentimientos. Y a pesar de esto, todos recibieron el mismo trato.

También hoy se abaja a nuestras realidades, a nuestras vidas. Sigue queriendo lavar nuestros pies. El gesto habla por sí solo: “Te amo a pesar de…, por encima de… y no me importa… Y porque te amo: Te sirvo, te cuido, lo doy todo por ti”.

Seguro que podemos poner cara a personas que nos resultan fastidiosas, prepotentes, que no nos caen bien, que hablan mal de nosotros, que nos han hecho algún daño… Es la oportunidad de abajarnos y lavarles los pies, tratarles como a aquellos a los que queremos. Por supuesto que cuesta pero con su gracia todo es posible. Y será otro medio de unirnos a Él. Pero quizás primero sea necesario amar nuestra pequeñez y pobreza y dejar que Jesús se acerque a lavarnos los pies. ¿Cómo amar la pequeñez y pobreza del otro si no acepto, abrazo, y me alegro de todo lo que hay en mi haber?.

miércoles, 5 de abril de 2023

“BENDITA PEQUEÑEZ”

 

Sólo cuando somos conscientes de nuestras limitaciones, de nuestra dependencia (al ver que todo no lo podemos), de nuestro deterioro por la edad (enfermedades, cansancio físico)…, de nuestra incapacidad (no todo lo podemos controlar…), de nuestra pobreza (nada nos pertenece), de nuestra nada (todo es obra de la gracia)… Sólo entonces nos vemos y sentimos pequeños, y si tenemos fe nos puede llevar por dos senderos:

Enojarnos, pedir cuentas, quejarnos al Dios en el que creemos, adjudicándole ser el causante de todos nuestros dolores y sufrimientos. Atribuirle la responsabilidad y alejarnos de Él, a la vez que se acrecienta aún más nuestro vacío, tristeza, malestar. ¿Cómo poder ver en “Quien todo lo hizo bien” (creación) y en “Quien pasó su vida haciendo el bien” (sanación, misericordia, compasión…), al protagonista de todos los males que nos aquejan?.



El otro camino es tomar la determinación de buscarle y acercarnos a Él  pero no persiguiendo que elimine “eso” que nos perturba o angustia sino únicamente deseando unirnos a Él que se abajó para encontrarse con nosotros en nuestras heridas, fragilidad y pecado.

Y es que… difícilmente le vamos a encontrar, nos vamos a unir a Él, si seguimos buscándolo en las alturas. Siendo conscientes de nuestra pequeñez y en consecuencia de nuestra necesidad y dependencia de su gracia, es como podemos unirnos a Él. ¿Para qué entonces crecer si eso nos va a convertir en personas autosuficientes que se asientan en sus propias seguridades, cualidades, conocimientos, méritos…?

Mientras nos apoyemos en lo que hacemos bien, en nuestras capacidades, en las alabanzas de los otros, en los éxitos cosechados, en las personas que nos quieren… seguiremos creciditos o creciendo cada vez más y más.

Se abajó encarnándose en un ser frágil y vulnerable. No lo hizo para que crezcamos y nos perdamos buscándolo en la perfección o en las nubes, tampoco en las obras. Es en la pequeñez y la pobreza, ajena y propia, donde podemos encontrarlo. No hay que recorrer un largo trayecto, tampoco hacer cosas extraordinarias.  

Benditas circunstancias que nos hacen caer en la cuenta de nuestra pequeñez y a la vez de nuestra necesidad y dependencia de quien nos ha creado y ama. En vez de quejarnos y renegar, tendríamos que buscar ser cada vez más pequeños, alegrarnos de ser cada vez más chiquitos y agradecerlo. Reconociendo nuestra nada, lo poco que somos y podemos, estaremos unidos a Él y lo esperaremos todo de Él.