domingo, 19 de marzo de 2023

“¿POR QUÉ…?”

 

Surgen los “por qués” sobre todo cuando las cosas no suceden como esperamos, cuando los proyectos no tienen éxito, cuando la salud se pierde, cuando somos testigos del dolor o sufrimiento propio o ajeno, cuando las situaciones adversas hacen tambalear nuestras seguridades o ponen al descubierto nuestra fragilidad, cuando…

Cambiar el enfoque… Jesús nos invita a mirar de otra forma. Los “por qués” nos enredan llegando a padecer la culpa, la impotencia, la frustración… y de remate sin el éxito deseado porque no damos con las respuestas o la solución a aquello que nos perturba, incomoda, molesta, enoja, duele…

Aquella gente preguntó a Jesús sobre el “por qué” de la ceguera de aquel hombre, deseaban conocer la causa o la raíz. Buscaban culpables, quizás él mismo, a lo mejor un “dios” sádico y cruel que se ensaña con la persona. El Maestro les da vuelta al planteamiento y con autoridad responde: “Para que se demuestre el poder (amor) de Dios”.

Al cuestionarnos sobre el “para qué” de “eso” es cuando se hace la luz, nos abrimos a una nueva perspectiva, nuestros ojos comienzan a ver…



En el mal, en la desgracia, en lo que consideramos un problema, en lo que parece no tener explicación o respuesta… hay un propósito. Por muy dificultoso o incomprensible que sea: “Es para que a través de ello se muestre el poder y amor de Dios”. Hasta el mayor de los sufrimientos encuentra sanación y liberación cuando se le dota de sentido, cuando se le encuentra la razón de ser, cuando se acepta y es utilizado como medio para dar gloria a Dios.

Desgraciadamente nuestras cegueras nos hacen girar sobre nosotros lamentándonos por lo que nos pasa, preguntándonos por lo que las causó, perdiendo la esperanza, buscando culpables…  Jesús puede devolvernos la vista si nos ponemos en sus manos y confiamos en su Plan de Amor.

sábado, 18 de marzo de 2023

“EL SUFRIMIENTO, ¿OBSTÁCULO O MEDIO?”

 

Ayer en una charla nos preguntaban porque hay gente que no tiene fe. Es curioso, siempre sorprende, hasta Santa Teresita se cuestionaba sobre ello. Las respuestas fueron de lo más variopintas: Porque no se transmite, porque no está de moda, porque hay mucho sufrimiento en el mundo… Para mí es un misterio, en mi corto entender la fe es un don. El por qué unos tenemos fe y otros no, solo Dios lo sabe y yo no lo puedo explicar. Sí que alcanzo a darme cuenta de que teniéndola, si no se alimenta y se buscan compañeros de camino, acabará muriendo.

Muchos recibieron el don y creyeron en su momento pero, las adversidades e incluso las desgracias y sufrimiento ajeno, unidos a la falta de medios para que creciera y se fortaleciera, acabaron ahogándolo.



Hay quien concibe los problemas o el sufrimiento como un obstáculo para creer: terremotos, inundaciones, enfermedades, desempleo, pérdida de seres queridos… Pero allá donde unos ven un obstáculo otros encuentran una oportunidad. Oportunidad de crecimiento, de comenzar a mirar de otra manera, de reorientar la vida, de encontrarle sentido a lo que se hace, de abrazar la fe confiando y agarrándose a un Dios que encarnándose tampoco pudo evitar el sufrimiento de los otros y de Él mismo.

El cómo miremos dependerá de las gafas que nos pongamos, de cómo o de qué queramos ver, de asumir la responsabilidad o echar la culpa a otros o a Dios de lo que nos pasa o sucede en el planeta, de seguir creyéndonos poderosos y autosuficientes o de caer en la cuenta de lo poquito que somos y lo necesitados que nos sentimos.



Ese sufrimiento por el que quizás estamos atravesando en este momento es un medio para reconocer nuestra pequeñez, nuestra finitud, nuestra vulnerabilidad… para acercarnos al Dios de Jesús (pobre, débil, frágil…), para abrirnos a su amor, para despertar a amar… ¡Qué fácil parece decirlo!. Pero es posible. He sido testigo de muchas vidas que en situaciones extremas han sido un ejemplo de una fe inmensa. En vez de rechazar a Dios, de enojarse con Él, se abrieron a su amor y a su providencia descansando en sus brazos.

El sufrimiento es algo por lo que todos pasamos tarde o temprano. Las situaciones adversas se presentan continuamente. Ante estas realidades: ¿Cuál queremos que sea nuestra actitud?, ¿Cómo vamos a vivirlas?.

martes, 14 de marzo de 2023

“UN AMOR DESCONCERTANTE”

 

Cuando los esfuerzos no son suficientes para hacernos pequeños, siento que las circunstancias se imponen para que caigamos en la cuenta de lo chiquitos que somos. No hay nada como el caer, el ver que no podemos o que no controlamos, el reconocer nuestras faltas y pecados, el ser criticados por otros, el rechazo, el enfermar, el que no nos valoren…

Leía el otro día una frase que quiero compartir: “Nuestro drama está en suponer que Dios no nos ama y en no valorar Su gran Amor por nosotros”. ¡Cómo cuesta saberse amado cuando se es consciente de tanta miseria en el propio haber, de tanta pobreza!. Así de particular, especial y desconcertante es este Dios que nos ha creado. Nadie mejor que Él nos conoce, sabe todo sobre nosotros.

Todos contamos con personas que nos quieren, que incluso nos admiran, pero apenas han logrado vislumbrar un poquito de nuestra historia, de nuestro presente, de cómo somos, de cómo o con quién nos relacionamos. Estoy segura de que si profundizasen un poco más en nuestros fangos, cambiaría la idea o imagen que se habían forjado de nosotros. Y entonces ¿seguirían estando ahí o se apartarían decepcionados o incluso enojados?.


Por fortuna hay un Dios enamorado locamente de cada uno y aún en el caso de que todos nos abandonaran, siempre nos quedaría Su Amor. El Amor de un Dios que no se escandaliza, que lo sabe todo, que camina a nuestro lado, que mantiene sus brazos abiertos, que quiere ciegamente a la criatura débil, pequeña y limitada que ha formado.

Nada de lo que hagamos o dejemos de hacer, digamos o callemos, podrá cambiar Su Amor por nosotros. Ahora bien, ¿qué tan dispuestos estamos a acoger a un Amor que se abaja hasta tocar lo más pobre de nuestra humana condición?.

domingo, 12 de marzo de 2023

“ABAJARSE PARA VIVIR”

Le esperaban rodeado de riquezas, éxito, con poder… tal y como el mundo concibe todas estas realidades. Y todo un Dios se vino a encarnar en un ser frágil, débil, vulnerable, limitado… humano.

Se abajó hasta pasar por uno de tantos, vivir como uno más, mezclarse con los más pequeños, con los excluidos, con los olvidados. No hizo alarde de quién era, de sus capacidades, de su sabiduría…

Ese es el camino, Jesús es el camino, pero nos cuesta seguirlo porque eso de abajarnos no es tan sencillo. La sociedad, los otros, o incluso nosotros mismos tenemos otros planes y objetivos. Queremos destacar, quedar por encima de otros, tener cada vez más, presumir de lo que hacemos o logramos, de nuestros dones o cualidades… Y acabamos creyéndonos mejores que muchos, más dignos, más merecedores de halagos y de que todo nos vaya bien.

¡Cómo cuesta ser humilde!. ¡Cuánto por aprender!. Es el camino, no hay otro para quien se diga ser seguidor de Jesús y quiera ir tras sus pasos. Callar muchas veces, escoger lo que otros no quieren, hacer lo menos gustoso o llamativo, no hablar bien de uno mismo y tampoco mal de los otros, no poner la mirada en escalar puestos, ver en el otro a un hermano, perdonar, pedir perdón…

Si no ponemos de nuestra parte por comenzar a andar, la vida nos sorprenderá con acontecimientos en los que no nos quedará otra que claudicar reconociendo nuestra incapacidad, nuestra pequeñez, nuestra necesidad… que todos somos iguales, en polvo nos convertiremos.

Si “eso” está pasando ahora en mi vida tal vez convenga que me cuestione sobre mi idea de Dios, quién soy, quiénes son los demás, cómo es mi relación con los otros y las cosas, qué lugar ocupo en esta sociedad y hacia donde quiero ir, qué puedo aprender…

Se abajó para poderse acercar y darse a nosotros. ¿Cómo lograremos encontrarlo si continuamos buscándolo en las alturas?. ¿Por qué nos cuesta tanto ser y relacionarnos desde nuestra condición frágil y limitada?. ¿Para qué tanto esfuerzo en aparentar o conseguir lo que, lejos de acercarnos al agua que puede calmar nuestra sed, nos separa de la verdadera fuente que nos da la vida plena?. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si nos alejamos del Amor?.


jueves, 9 de marzo de 2023

“RESISTENCIAS”

 

Quien más quien menos ha vivido situaciones y acontecimientos en su vida a los que se ha resistido, de los que ha querido huir, que no ha querido aceptar. Cómo nos cuesta abandonarnos ciega y enteramente a Él, a su voluntad. Quizás eso que no nos gustaba, que no queríamos, era un medio de gracia, de sanación, de salvación, de encuentro personal con el Señor. Quizás eso era lo que más nos convenía, aunque no fuera lo más fácil, lo más gratificante, lo más vistoso, lo más aplaudido.

Buscamos y deseamos hacer la voluntad de Dios construyendo castillos en el aire y soñando con escenarios utópicos, y dejamos de responder a la realidad presente y a lo que se nos pide en cada momento. Y si lo hacemos tal vez surge en nosotros el sentimiento de culpa, de tristeza, de frustración porque no se corresponde con la idea que nos habíamos construido de lo que podía ser su voluntad para nuestras vidas.

Tiene mucho que ofrecernos, quiere dárnoslo todo, pero… nos ciegan nuestros razonamientos y creencias, nos turba el cansancio físico y emocional, nos cuesta creer que “eso” pueda ser algo querido por Dios y lo que más bien nos va a hacer, no soportamos tener que humillarnos, humanamente nos vemos muy pequeños, surgen los miedos, no terminamos de rendirnos…

Querer lo que Él quiere.

Amar y entregarnos por amor, desinteresadamente… Aunque nos sintamos incapaces, frágiles, débiles… Tal y como somos y con lo que tenemos. Y por supuesto sin expectativas, que nuestra única motivación sea amar.

sábado, 4 de marzo de 2023

“A VUELTAS CON ESO DE LA CONFIANZA”

 

Quizás no creemos, o tal vez si lo hacemos confiamos tan solo un poquito en el Señor. Nos agarramos más fuertemente a Él en situaciones que superan nuestra capacidad o que hacen tambalear nuestra humanidad. Ahí es donde nos vemos tan vulnerables, frágiles y tan poca cosa que casi no nos queda otra que confiar. Seguramente en momentos de enfermedad, rechazo, críticas, sufrimiento por acontecimientos, angustia por preocupaciones o por lo que viven personas a las que queremos. Quien más o quien menos, a poca fe que tenga, se agarra al Señor suplicando aquello que más está necesitando y para eso se requiere confiar en Aquel a quien le estás pidiendo.

Ahora bien, ¿Qué sucede si no me satisface mis deseos?. ¿Será que no es un buen Padre?. ¿No habré pedido bien o suficiente?. ¿A lo mejor a mí no me quiere?.

La confianza es un salto al vacío, no implica que todo será como pienso o quiero. Es un misterio que no se puede abarcar ni explicar con palabras o al menos así lo siento. Es abandonarse por fe en que todo es y será como más convenga sabiendo que “eso” que estoy viviendo es lo que quiere para mí porque busca mi bien y ahí voy a encontrarme con su Amor. No es buscando recibir sino dándome en esa realidad donde voy a poder encontrarle.

Cuando pido por mí estoy en el centro. La confianza también implica salir de mí y poner mi mirada en el Otro, querer lo que Él quiera. Una confianza que solo se puede asentar sobre la fe. No veo, no entiendo, no sé, no puedo… pero me fío, porque sé que Alguien que me ama cuida de mí, me sostiene y quiere encontrarse conmigo.

jueves, 2 de marzo de 2023

“NUESTROS DESEOS MÁS PROFUNDOS”

 

Nos quedamos en los deseos superficiales cuando no tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas, cuando las cosas no suceden como nos gustaría, cuando aspiramos a nadar en otras realidades diferentes a la que nos toca, cuando queremos huir de la situación en la que nos encontramos… Pero hay deseos más profundos que olvidamos y no llegamos a hacerlos vida por perdernos en aquellos que añora el ego y que buscan la autocomplacencia, el bienestar y la satisfacción personal.


¿Qué es lo que nuestro corazón desea ardientemente?.

¿Qué es lo que a nuestro corazón le puede hacer verdaderamente feliz?. ¿Quizás el encuentro con Cristo, su gracia, experimentar su Presencia, vivir unidos al Señor, dejarnos guiar por su Espíritu…? Esto es lo que yo quiero para todos, y no solo eso sino que también su paz, un corazón como el suyo…

Cualquier deportista, que sueña con el triunfo, pone los medios para lograr su objetivo. ¿Cuáles son los medios de los que disponemos para que nuestros deseos más profundos se hagan vida?. ¿En qué podemos enfocarnos?. ¿Qué es aquello que conviene dejar porque dificulta la consecución del fin que perseguimos?.

¿De qué nos serviría tenerlo todo en esta vida, contar con un buen estatus social, ser admirados, ganar un buen sueldo, gozar de excelente salud, residir en una lujosa casa o disponer de un montón de propiedades… si nuestro corazón sigue vacío e insatisfecho?. ¿Cuándo caeremos en la cuenta de que ese corazoncito tiene otras necesidades que no estamos cubriendo porque ni siquiera nos paramos a escucharlas?.