sábado, 31 de diciembre de 2022

“VINISTE PARA QUEDARTE”

 

Viniste para quedarte pero no terminamos de encontrarte porque el ruido nos hace sordos a Tu Palabra, a tu voz… y las luces nos atraen consiguiendo distraernos y enfocar la mirada en falsas propuestas de felicidad.

Viniste para quedarte pero no te hallamos porque te buscamos entre la multitud, en lo que nos habla de placer, de comodidad, de poder, de éxito…

Viniste para quedarte pero no te descubrimos porque nos hemos fabricado una imagen tuya que dista mucho de la de aquel Niño en el que te encarnaste y que nos habla de pobreza, debilidad, desprendimiento, limitación…

Viniste para quedarte pero no te buscamos porque nos da miedo lo que pueda suponer. Preferimos tomar caminos que, desgraciadamente, nos conducen a sentirnos cada vez más huecos por dentro y más faltos de paz, alegría y esperanza.

Viniste para quedarte pero no nos interesa Tu Presencia porque creemos vivir “muy cómodos”, porque no queremos complicarnos. Preferimos auto convencernos de que todo va bien, de que así somos libres, de que no necesitamos creer.

Viniste para quedarte pero no nos acercamos ni un poquito porque nos da terror tocar de cerca la pobreza, la debilidad y la fragilidad encarnada en los otros y en nuestras pobres vidas.

Viniste para quedarte pero no te aceptamos, acogemos y abrazamos porque ni siquiera soportamos y nos reconciliamos con nuestra propia miseria.

La Navidad nos recuerda que vuelves a nacer, que sales otra vez a nuestro encuentro. Una nueva oportunidad para ir a Ti, para conocerte, para recibirte.

La Navidad nos recuerda que viniste para quedarte acompañando nuestras pobres vidas.

Hace más de dos mil años te fue difícil encontrar un lugar donde nacer. ¿Seré yo quien esta vez te cierre otra vez la puerta?

miércoles, 28 de diciembre de 2022

“LLEGÓ NAVIDAD”

 


Un año más llegó Navidad para TODOS pero solo será motivo de celebración para aquellos ojos que saben mirar, para aquellos oídos que son capaces de reconocerte en la suave brisa, para quien mantiene su capacidad de sorprenderse, para quien sigue confiando a pesar de no entender, para quien se sabe acompañado por un Dios que siempre está.

Escuchamos estos días a muchos decir: “¡Felices fiestas!”. No son tantos los que se atreven a desear: “¡Feliz Navidad!”. Tristemente no conocen el Misterio que encierra la Navidad, o todo lo que suena a religioso les causa rechazo, o simplemente no comprenden lo que realmente se celebra. Y se quedan en lo exterior: Comidas, fuegos artificiales, petardos, música, baile, regalos… Y otros no festejan por razones diversas.

Todos los días tendríamos que celebrar la Navidad. Que todo un Dios se abaje hasta el punto de encarnarse en una personita como nosotros, pasar por uno de tantos, sufrir lo que cualquier ser humano e incluso morir por nosotros. ¿No es suficiente para agradecer y vivir con esperanza, alegría y paz?. ¿Puede haber una demostración mayor de amor?.

Sigue naciendo, la historia se repite y se hace presente cada día. Ese Dios “pequeño” está en cada “pequeño” y desea encontrarse con nosotros, amarnos y ser amado.

lunes, 26 de diciembre de 2022

“NO LES TENGAS EN CUENTA ESTE PECADO”

 

Estas fueron las últimas palabras de Esteban cuando algunos curiosos ya tenían piedras en las manos y sus principales perseguidores comenzaban a lanzárselas hasta matarlo. Hace falta estar lleno del amor y la misericordia de Dios para perdonar incluso a tus asesinos.

Cuando nuestra humanidad simplona y egoísta se cierra al amor comienzan los rencores, los deseos de venganza, el odio, los malos deseos… y muchas veces surge la esperanza de que la justicia divina haga su obra, adjudicando a Dios la sentencia de “los crímenes y barbaridades” de otros cuando no tiene otro poder que el del amor y la misericordia.


En vez de lanzar a los otros a la justicia divina, que entendemos de aquellas maneras. ¿Por qué no los ofrecemos y entregamos a su misericordia?. ¿Acaso la gracia del amor y la misericordia no es para todos?. ¿No vino para darse y quedarse con todos?.

A la unión con Dios se llega mediante la identificación con Jesús pero sólo será posible si vamos dando cabida en nuestra vida a su amor y su misericordia y comenzamos a practicarla en las grandes y pequeñas acciones de cada día. Eso implica: Ser humilde, perdonar, acoger, confiar, dejarse llevar por el Espíritu, desprendimiento, sufrir críticas, burlas, menosprecios… Y todo esto no se consigue por el puro esfuerzo sino por pura gracia. Pidamos entonces la gracia de amar y perdonar como Él, como tantos otros han hecho después a imagen y semejanza suya. Si es este nuestro deseo, Él lo ha puesto en nuestro interior y no tardará en convertirse en una realidad porque nada es imposible para Él.

domingo, 25 de diciembre de 2022

“DESPOJADO DE TODO”

 

Esta mañana en la iglesia me quedé viendo a ese Dios en el que creemos. Dos imágenes aparentemente muy diferentes, un bebé en un pesebre y un hombre adulto clavado en la cruz. Pasaron más de treinta años entre ambos acontecimientos. Una vida nueva, un camino por recorrer, un final que no terminó en muerte sino en resurrección.

Un Dios que se abaja para hacerse cercano, accesible, para encontrarse con nosotros. Al que podemos hallar cuando tocamos la fragilidad, el dolor, el sufrimiento, la pequeñez… de los otros y la nuestra.

Un Dios despojado de todo: éxito, dinero, fama… incluso de ropa. Un Dios que nos invita a ser libres de todo y para ello nos marca el camino que no es otro que su camino.


Un Dios de brazos extendidos dispuestos a acoger, a abrazar nuestra pequeñez y pobreza, nuestras miserias. ¿Cuál es nuestra reacción y respuesta a un Dios que solo desea amarnos?. ¿Cómo es nuestra actitud en las relaciones con los otros: brazos abiertos o la defensa, la huida, el ataque?. ¿Somos capaces de aceptar y acoger todo eso que no nos gusta de nuestras pobres vidas?. 

Un Dios de mirada comprensiva, dulce, tierna, amorosa, misericordiosa… a pesar de nuestra limitación, nuestras faltas, nuestros errores pasados…

¿Cómo no desarmarnos ante un Dios así?. ¿Cómo huir de un Dios “tan débil y frágil”?. ¿Cómo temer a un Dios que solo quiere amarnos?

domingo, 18 de diciembre de 2022

“CAMBIO DE RUMBO”

 

Todos nos hemos visto sorprendidos alguna que otra vez por situaciones o acontecimientos que han desbaratado nuestros planes, que nos han hecho cambiar de rumbo. No es de extrañar que surjan en ese momento los miedos, las preguntas, la angustia, el enojo… Pensábamos que ya habíamos encontrado el rumbo, el sentido de la vida… Creíamos tal vez que en adelante todo iría rodado… Estábamos convencidos de cuál era el camino… Y de la noche a la mañana: Todo cambia.

Al bueno de José le pasó algo similar. Este sencillo y humilde carpintero soñaba con una vida tranquilita, como la del resto de familiares y vecinos. El Señor vino a echar por tierra sus proyectos eligiéndolo para una misión que escapaba a todo razonamiento humano. En él también surgieron las dudas, el miedo, la impotencia… Se le pedía apostar y aceptar un proyecto distinto al suyo pero acabó aceptando y confiando en que el Señor siempre propone y da, no lo que queremos sino lo que más nos conviene.

En el afán de cada día, en la rutina, también nosotros somos sorprendidos invitándonos a cuestionarnos el camino que seguimos, o incluso a cambiar de rumbo. El creer que tenemos todo controlado no nos permite escaparnos de las sacudidas que de pronto experimentamos y que hacen tambalear el edificio que habíamos construido.

¿Te has encontrado alguna vez diciendo: “Nunca me hubiera imaginado aquí” o “Pensé que esto no podría sucederme” o “No creí que pudiera llegar a estar así, a tener estos sentimientos, a sufrir…” o “Esto es precisamente lo que no quería, lo que no hubiera elegido para mi vida”?. Es entonces cuando tocas lo más humano, la fragilidad misma, la vulnerabilidad, la miseria… y te sientes necesitado de apoyo, de fortaleza, de claridad... de AMOR. ¿Dónde buscas entonces todo eso que necesitas y no tienes?. Hay muchos libros… sí, hay muchos cursos… sí, hay muchas técnicas para superar, para enfrentar, para… San José no tenía todo eso y tampoco lo necesitó. Sintiéndose tan “pequeño” satisfizo sus carencias en quien le indicaba otro horizonte, en quien le encomendaba una misión diferente. No entendiendo hacia dónde iba, confundido, preocupado, con miedo, se abandonó a su Dios con la confianza de que Él le daría lo necesario para llevar a cabo la tarea propuesta.

El camino que nos queda por recorrer no lo conocemos pero sí en quién podemos apoyarnos y quién nos acompaña y provee. Abandonarse y confiar.