sábado, 31 de octubre de 2020

“JESÚS, UN HOMBRE LIBRE”

 

Jesús fue libre frente a todo y a todos y se confirma en lo que decía, en lo que callaba, en lo que hacía, en su manera de relacionarse…

Un día un fariseo le invitó a comer a su casa y Él entró y se sentó a la mesa. Sabía lo que criticaban, que no estaban de acuerdo con lo que decía, con sus actitudes… Sabía que otros iban a murmurar por aceptar la invitación… Sabía que podía haber segundas intenciones

Para Jesús la persona está por encima de lo que haga, de lo que piense, de sus intenciones por muy mal intencionadas que sean, de sus actos…



Sólo busca:

  • Que todos descubramos nuestra verdadera identidad de hijos amados de Dios y vivamos desde ella.
  • Que reconozcamos nuestro potencial y lo pongamos al servicio del prójimo
  • Que todos seamos libres, que nos miremos y tratemos como hermanos, que valoremos lo que nos une y no nos distanciemos y dañemos fijándonos en lo que nos diferencia

Lo que a Jesús le mueve es el amor a Dios y el amor al prójimo al que ve: esclavo de sus pasiones, perdido entre tantas seducciones, herido y roto por tanto sufrimiento pasado y presente.

Por eso hoy se sigue acercando con delicadeza y respeto. No irrumpe de forma violenta sino que espera a que le invitemos a comer en casa. Sólo Él puede sanar y liberar nuestro corazón. Sólo necesitamos abrir la puerta y dejarle entrar

miércoles, 28 de octubre de 2020

“¿HACIA DÓNDE VAMOS?”


 

¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde lleva esta carrera imparable por el tener, por el poder, por el éxito…?

¿Por qué ver a los otros como enemigos o amenazas cuando son nuestros hermanos? ¿O por qué verlos como medios para satisfacer nuestros intereses particulares?

¿Por qué no reconocer nuestra dependencia, nuestra necesidad de los otros, nuestras limitaciones y debilidades?

¿Por qué vivir en una continua zozobra, angustia y soledad por creernos y querer ser autosuficientes o todopoderosos?

¿Qué nos tiene que pasar para que abramos los ojos? Parece ser que las guerras, las luchas de poder o por el tener, los terremotos o huracanes, las enfermedades… y ahora el COVID-19 no son suficientes.

¿Hasta dónde llega nuestra frialdad para que una pandemia, que se ha cobrado cientos de miles de vidas en todo el mundo y que nos puede afectar a cualquiera, no nos cuestione? ¿Qué más tiene que suceder?

¡Qué triste realidad! Y es que…

  • Avanzamos en la creación de cosas que aparentemente son útiles pero la mayoría nos esclavizan
  • Nos relacionamos más a través de la tecnología pero físicamente nos mantenemos distantes
  • Pensamos en los intereses particulares pero poco o nada en el bien común
  • Hay suficientes recursos en el planeta pero siguen existiendo personas viviendo en extrema pobreza
  • Necesitamos sentirnos amados pero nos alejamos de familiares y amigos que ya no piensan igual

Sólo cuando comencemos a ver lo que nos une por encima de las diferencias es cuando:

  • Amanecerá en nuestra vida
  • Podremos construir un mundo distinto
  • El dolor del otro nos afectará y nos llevará a actuar
  • La alegría de los demás será nuestra alegría
  • Desaparecerán la angustia, la ansiedad y los miedos

Es hora de despertar… y urge que lo hagamos YA.

sábado, 24 de octubre de 2020

“…ANDAS NERVIOS@ E INQUIET@ CON TANTAS COSAS”

 

Imagina a Jesús delante de ti que con cariño te mira, y con ternura dice tu nombre a la vez que te recuerda lo nervios@ e inquiet@ que estás con tantas cosas en las que te enredas, con tantas cosas que te preocupan en este momento.

¿Qué es lo que te abruma y quita la paz? ¿En qué o quién estás poniendo tu atención? ¿Cuál es el centro en todo eso que te aturde?

Jesús con sus palabras te acaricia y te invita a volver los ojos a Él. Si mantienes los ojos fijos en Él, si le pones en el centro y no tu vida o “tus cosas” vuelves a recuperar la paz y armonía interna. El problema es cuando nos descentramos.

Cuando Jesús es el centro:

  • Ningún comentario puede dañarte
  • Las actividades y quehaceres se miran de otra forma y se viven con más equilibrio, haciendo lo posible y confiando en que Él se ocupará del resto.
  • El tomar decisiones no debe alterarte pues solo buscas hacer su voluntad y Él te la hará saber en el momento preciso
  • Los acontecimientos no deben perturbarte pues tu confianza y esperanza están puestas en Él que siempre provee con lo que se necesita en cada momento

La clave: “Mantener los ojos fijos en Él”. Si te descentras, vuelve a ubicarte. Haz silencio en tu interior y escucha la voz del Señor que con dulzura y profundo amor pronuncia tu nombre y te recuerda qué es lo realmente importante. 




miércoles, 21 de octubre de 2020

“NADA NOS PERTENECE”

 

No somos dueños ni propietarios de nada, ni siquiera de nuestra propia vida. Sufrimos en la medida que nos creemos poseedores de lo que no nos pertenece por miedo a perderlo pero también por aquello que desearíamos poseer y no tenemos. Y la verdad, todos la conocemos: “Todo es pasajero, transitorio… todo pasa”.

Creernos dueños de “…” nos produce angustia, ansiedad, depresión… y nos impide ser felices

El Señor nos concede cualidades, habilidades… pone a nuestra disposición cosas, la naturaleza… nos regala compañer@s de camino… Todos medios desde los cuales y con los cuales poder amarle y servirle. Pobres de nosotr@s si hacemos de nuestro trabajo, o de nuestras cosas, o de los frutos cosechados, o incluso de nosotros mismos, el centro y fin de todo.

Que recordemos siempre quien es el dador, el dueño y Señor de todo, el Creador. Que todo pasa y nada permanece. Que es inútil aferrarse a lo que perece, que es necedad poner nuestra felicidad en lo que tarde  o temprano desaparecerá. Que tan solo somos administradores de lo que se nos ha dado.

Que recordemos nuestra verdad de seres finitos. Que vivamos indiferentes, desapegad@s a todo lo creado

Y es que… “Solo un corazón libre, un corazón centrado y apoyado en Dios es feliz”.



lunes, 19 de octubre de 2020

“¿REALMENTE HERMANOS?”

 

Nos decimos ser Hijos de Dios pero cómo nos cuesta vernos y más aún tratarnos como hermanos.

¿Nos cuesta ver la bondad en los otros, lo que hay de Dios en ellos?

¿Los sentimos como amenazas, competidores, seres de los que podemos obtener alguna utilidad?

¿O los percibimos como el regalo que son, como complemento nuestro, como necesarios en nuestro desarrollo y
crecimiento integral?

Todos somos importantes, cada uno con su función, insustituibles. Piezas de un mismo rompecabezas que debemos armar para completar la obra. Teclas de un mismo piano, cada una con un sonido particular y único.

Aportamos nuestra singularidad, nuestro color, nuestra creatividad, nuestra música… y juntos formamos un todo

Aprendamos a valorar a los otros no por lo que hacen o dicen, no por el beneficio o provecho que podamos sacar de ellos, no porque respondan a nuestras necesidades… aprendamos a valorarlos porque han sido creados por el mismo Padre y tan amados por Él como cada uno de nosotros. Cada uno es un regalo de Dios para los demás. No se entiende la rivalidad, la manipulación, el maltrato, la sumisión… si me considero hij@ de Dios

Que nos miremos y tratemos como verdader@s herman@s, hij@s de un mismo Padre, igualmente amad@s, sostenid@s, elegid@s, perdonad@s, valios@s y únic@s.

miércoles, 14 de octubre de 2020

“¿PALABRAS LLENAS O HUECAS?”

 

¡Qué fácil y sencillo hablar y decir cosas hermosas!

¡Qué pesar cuando, todas esas frases o expresiones bellas, resultan vacías y huecas!

Y es que hay muchas palabras que contienen mensajes que alegran, estimulan, motivan… pero si no se dicen con el corazón no llegan ni a tocar la piel de quien las escucha. Pienso en un “Te quiero mucho” o en “Hermanito”, “Hermana”…

De igual forma, si las palabras no van acompañadas de gestos o se materializan en hechos, detalles, acciones…quedan en lo que son: palabras. Y no son creíbles



Podemos dar vida y hacer mucho bien con las palabras pero cuando no salen del corazón y no las cargamos de sentido, sentimiento y gestos… de nada sirven

Palabras que expresan afecto, reconocimiento, admiración, valoración… no transforman la vida de quienes las escuchan si no se demuestran con obras

Conclusión: Acompañemos nuestras palabras con hechos

lunes, 12 de octubre de 2020

“NOS QUIERE TRABAJANDO EN SU TIERRA”

 


Ahora igual que entonces va a buscar obreros para trabajar en su propiedad, en su tierra. No quiere que nadie quede excluido y una y otra vez sale al encuentro en medio del ruido, del afán de cada día, del tiempo de descanso o de ocio, a través de una persona, de una imagen, de una palabra, de un recuerdo…, por medio de un acontecimiento gozoso o doloroso, en la soledad o al estar rodeados de gente…

Nos quiere a todos con Él y no se cansa de buscarnos. A cada persona nos tiene asignado un pedazo de su tierra para trabajarlo: sembrar, cuidar, regar. Y nos invita a mantener fijos los ojos en Él para no caer en la tentación:

- de andarnos comparando al ver la cosecha de los otros o el tamaño de la parcela

- de quejarnos por no ver frutos, o por la aridez de la tierra, o por las dificultades que encontramos al trabajar

- de esperar reconocimientos o premios

Que no apartemos la mirada de Él para saber agradecer el habernos llamado a trabajar en su compañía, para saber valorar el pedazo de tierra que nos ha correspondido. Y que hagamos todo lo que esté en nuestras manos, todo lo posible, porque lo demás depende solo de Él.

jueves, 8 de octubre de 2020

“¿DE QUÉ ME SIRVE…?”

 

¿De qué me sirve acumular cosas, dinero, títulos? ¿De qué me sirve la fama o el éxito? ¿De qué me sirven las cualidades, las habilidades, lo aprendido? ¿De qué me sirve estar rodeado de gente, los cientos de seguidores en las redes sociales o los “likes” en mis fotos o historias?

Si no tengo amor, todo lo que hago, todo lo que vivo, todo lo que soy estará vacío y hueco

Si no tengo amor, la lucha por la justicia y la paz será liderada por el orgullo de querer imponer, tener la razón, pelear por lo que creo o quiero y no me importará utilizar la violencia o faltar al respeto a la vida y dignidad de los que no piensan como yo

Si no tengo amor, veré a los demás como amenazas, como enemigos… o me serviré de ellos como si de cosas se tratara, a mi antojo y conveniencia

Si no tengo amor, buscaré satisfacer mis necesidades por encima de todo y de todos

Si no tengo amor, no cuidaré ni protegeré las cosas, los animales, la naturaleza…

Si no tengo amor me perderé, no seré nada

Si no tengo amor puedo dar grandes prédicas pero sin autoridad, las palabras no tendrán credibilidad

Si no tengo amor no veré la bondad de cada persona, no podré descubrir a Dios presente en todo y en todos

Si no tengo amor necesito detenerme, hacer un alto en mi vida, abrir mi corazón al amor y llenarme para poder comenzar a vivir de manera diferente.



lunes, 5 de octubre de 2020

“CAMINAR CONTIGO”

 


“Caminar contigo” a pesar del cansancio, de las dudas, de las limitaciones, de la fragilidad, del pasado…

“Caminar contigo” para aprender de Ti, contagiarnos de tus actitudes y sentimientos, convertirnos, tener vida

“Caminar contigo” porque cuando se camina en soledad: la carga es más pesada, el camino se hace más difícil, hay más posibilidades de perderse, y se puede caer en la búsqueda de sí

“Caminar contigo” sin prisas, a tu ritmo, siendo conscientes del presente, atendiendo a lo que acontece en cada paso

“Caminar contigo” pero detrás para poder seguirte

“Caminar contigo” confiando en que tu camino es el que nos conduce a una vida en plenitud

“Caminar contigo” porque ¿con quién mejor si solo deseas nuestro bien y nunca vas a dejar de amarnos?




viernes, 2 de octubre de 2020

“TODO ES PARA BIEN DE LOS QUE AMAN A DIOS”

 


Qué fácil creerlo cuando todo va sobre ruedas y parece que la vida nos sonríe pero qué complicado cuando llega la adversidad, la prueba… Pienso en Jesús en el monte de los Olivos, pienso en tanta gente que está viviendo situaciones límite, pienso en esta pandemia y el dolor que está causando, pienso en quienes son abusados o violados a temprana edad, pienso en quienes son abandonados, en los que pasan hambre, en las mujeres maltratadas, en quienes no tienen trabajo, en los enfermos, en quienes no encuentran una razón por la que seguir viviendo…

“Todo es para bien de los que aman a Dios”. Nuestro entendimiento no es capaz de comprenderlo en muchas ocasiones. Queriendo ver el bien solo vemos lo negativo.

“Todo es para bien de los que aman a Dios”. Se necesita un excedente de fe, una confianza absoluta y una disposición a abandonarse al Padre con la certeza de que sabe lo que hace y siempre quiere lo mejor para todos.

Aunque no veamos, aunque no entendamos, aunque todo parezca volverse en contra nuestra, aunque no encontremos salida a nuestros problemas, aunque dudemos y no sintamos su Presencia, aunque… ¿qué nos queda si no abandonarnos en Él y confiar?. Dejemos que haga su obra en nosotros para mayor gloria suya aunque no corresponda con nuestra voluntad. Sabe lo que hace y lo que nos conviene

Abandonarse y confiar. Que contemplar la cruz sea nuestro consuelo, aumente nuestra fortaleza y mantenga viva nuestra esperanza porque… “Todo es para bien de los que amamos a Dios”.