Vivir en la oscuridad es similar a vivir en la ignorancia. Incluso
puedes creerte buena persona y que haces cosas buenas cuando en realidad andas
bien perdid@
Vivir en la luz te hace consciente de todas tus miserias. Es como abrir una ventana en aquel cuarto que hasta ahora había permanecido en tinieblas.
Eres capaz de percibir hasta la más minúscula mota de polvo. Y eso en la vida
del espíritu… duele. Duele descubrirse pobre, frágil… duele contemplar el
autoengaño en el que hasta ese momento se había vivido… duele ser consciente de
cada fallo, de cada error, de cada trampa del ego orgulloso, avaricioso,
soberbio, deseoso de prestigio, honor, poder.. duele verse tan lejos de Dios
cuando creías estar tan cerca… duele verse a la luz de Jesús y no encontrar
ningún parecido… duele reconocerse tan humano y tan poca cosa
¡Qué difícil tener la humildad de enfrentarse con la propia realidad!…
¡Qué complicado responder a la voluntad de Dios cuando el ego ha sido siempre
el protagonista y no quiere ceder el puesto!
Vivir en la luz no es fácil… vivir en la luz duele…
Vivir en la luz requiere de voluntad y de deseo de vivir en la luz…
Vivir en la luz, aunque sea duro, es la única manera de poder ser
discípul@ y seguidor@ de Jesús