sábado, 30 de noviembre de 2019

"MI AMOR ESTÁ CRUCIFICADO"


La frase no es mía, es de San Ignacio. Me quedó resonando el otro día. ¡Qué profundo todo lo que encierra!.

Si quieres seguir a Jesús has de aspirar a vivir este tercer grado de amor que no es otra cosa que morir al propio amor, querer e interés, prefiriendo y eligiendo suma pobreza, oprobios e injurias, y humillaciones. Seguir a Jesús es, en definitiva, identificarse con Jesús, tener los mismos sentimientos y actitudes que Jesús

Ni es fácil ni es cuestión solo de voluntad, y peor aún en función del montón de apegos que tengamos a las cosas, personas, comodidades, adicciones…


No se trata de esforzarse respondiendo a un “dios” castigador o premiador… Se trata de ofrecer la vida a Aquel que me dio su Vida. Algo que es espontaneo y es respuesta agradecida cuando se experimenta Su Amor.

Y es tarea de todos los días renunciar a esos gustos, placeres, entretenimientos, vicios… que nos alejan del fin para el que hemos sido creados

Y es tarea de todos los días el anteponer las necesidades de los otros a nuestros propios caprichos o intereses.

Y es tarea de todos los días no perder el tiempo en “eso” que me quita tiempo y vida, y coarta mi libertad

Cristo nos quiere libres y esto sólo es posible en la medida que crucifiquemos nuestro amor. Ojalá podamos no solo decirlo sino vivirlo.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

"SEGUIMOS A UN JESÚS POBRE Y HUMILLADO"



Seguir a Jesús no nos va a enriquecer, no nos va a dar seguridades, no nos va a garantizar una vida tranquila, no nos va a proporcionar fama… más bien seguir a Jesús nos conduce: a vivir pobremente y de forma austera, a no desear tener más, a no apegarnos a las cosas, a vivir en la incertidumbre de ¿y mañana qué?, a desestabilizarnos, a ser criticados o ninguneados, o incluso a ser objeto de burlas porque nos crean tontos…


Seguir a Jesús es de “locos” porque es ir contracorriente, contra los valores de este mundo, contra las invitaciones de la sociedad de consumo que nos anima a tener más creándonos más necesidades, a ser más que…, a ser reconocidos, a cuidar nuestro cuerpo como si fuera un “dios” haciendo de él un ídolo, a buscar la felicidad en las cosas (diversión, placer, juego, viajes, moda, tecnología)…

El que decide seguir a Jesús pobre y humillado: “está loco”, pero ojalá hubiera más locos enamorados de ese Jesús, porque ellos son los que construyen el Reino. Esos que eligen: la pobreza, el sufrir oprobios (humillaciones) e injurias (injusticias) por amar y servir, y la humildad como actitud de vida


Seguir a Jesús es tener sus mismas actitudes y sentimientos. Elegir lo que elegiría Él, hacer lo que haría Él, mirar como miraría Él… ser compasivo, tolerante, misericordioso, bondadoso…

Seguir a Jesús es renunciar a nuestros caprichos, apetencias, gustos e intereses para hacer en todo su voluntad. Salir de nuestro propio amor y querer para que Él sea en nosotros.

No podemos autoengañarnos. Seguirle implica toda nuestra vida. O con Él o con el mundo ¿con quién queremos hacer alianza?. Decir que le seguimos pero vivir según los valores del mundo nos fragmenta y nos quita la paz. ¿A quién queremos seguir?

domingo, 24 de noviembre de 2019

"LO QUE TÚ QUIERAS SEÑOR"


¡Qué fácil pensarlo o incluso decirlo! ¡Qué difícil vivirlo! Y es que estamos apegados a “tantas cosas, personas, situaciones, adicciones…”. Unas veces son cadenas gruesas y otras finos hilos de seda como decía San Juan de la Cruz pero ¿qué más da si no nos permiten volar, si nos impiden ser libres?

Y es que sólo un corazón que se ha vaciado de sí: es capaz de llenarse de Él, es libre para hacer su voluntad


“Lo que Tú quieras”… pero que no se vea afectada mi salud ni la de los míos, ni mis comodidades, ni mi trabajo, ni mi casa, ni mi carro, ni lo que he conseguido hasta ahora, ni mi imagen, ni lo popular que soy, ni el cargo que tengo, ni el lugar en el que vivo… y menos aún mi via. ¿Qué pasaría si perdieras algo de eso? Te darías cuenta de en qué o en quién tienes puesta tu seguridad y confianza.

¡Qué grande nos queda ese “lo que Tú quieras Señor”!... y es que ¡estamos tan apegados a lo de este mundo!. ¡Qué perdidos y despistados andamos cimentando nuestra pobre casa sobre arena o creándonos falsas ilusiones que más bien pronto que tarde nos harán caer en la cuenta de que tan solo eran espejismos!

Sólo el corazón vacío, sólo el corazón libre puede decir y vivir esta frase: “Lo que Tú quieras Señor”. El primer paso es quererlo y desearlo, el segundo pedirlo, el tercero poner los medios y el cuarto confiar en que Dios en algún momento nos conceda la gracia de vivirlo. Que así sea.




sábado, 16 de noviembre de 2019

"¿QUÉ TANTO AMO A DIOS?"



¿Cómo puedo decir que creo en Dios y le amo si no lo materializo en obras, si no lo concreto en gestos de amor al prójimo?
¿Cómo se puede amar a Dios y hacer daño al prójimo o ser indiferente a sus necesidades?
Sólo es posible si tengo una imagen de un “dios mío y no de los otros”, de un “dios que está en las alturas”

¿Cómo me atrevo a decir que amo a Dios cuando me limito a rezar? Porque tengo una pobre y estrecha idea de un “dios” que es responsable del bienestar y desgracias humanas, y de quien depende la sanación y salvación humana, de un “dios controlador que nos maneja como marionetas”


Si digo que amo a Dios pero no amo a mis hermanos… todavía no he entendido nada
Si digo amar a mis hermanos pero no materializo ese amor mediante obras… estoy muy autocentrado y me falta mucho camino por recorrer

Porque el amor no es algo abstracto. Los gestos de amor se concretan en actos de donación: afecto, cosas materiales, tiempo…e incluso la propia vida

No se trata de quebrarnos la cabeza pensando qué hacer. Se trata de dejar ser a Dios en mí, dejar ser al Amor que me habita, dejarle que se exprese

Nuestro prójimo son todos aquellos con quienes nos cruzamos cada día y ¡hay tanto sufrimiento!. No nos podemos limitar a orar por ellos. Él solo puede aliviar el sufrimiento ajeno a través nuestro. Él solo puede amar a través nuestro. ¿Le vamos a permitir ser?. La responsabilidad es de cada uno y la respuesta también es personal. Tú decides

martes, 12 de noviembre de 2019

"TODO ES LUGAR DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR"



En todo/s está Dios pero ¡qué difícil verle sobre todo en el sufrimiento ajeno o cuando pasamos por una situación difícil!. Es más, tendemos a molestarnos, a enojarnos e incluso a alejarnos del encuentro con Él en la oración o en la Eucaristía y hasta llegamos a veces a culparle de lo que nos sucede. Esto se debe a nuestra pobre, limitada y errónea imagen de Dios. Nada se parece ese “dios” al Dios de Jesús, al Dios de la vida

Cuando nuestra mirada es superficial, nos cuesta descubrirle. Tenemos que aprender a mirar en profundidad las cosas, los acontecimientos, a las personas porque… “todo es lugar de encuentro con el Señor”


Los discípulos y otros muchos también vivieron esto después de la muerte de Jesús. Encerrados en su “idea” de Jesús y de Dios, les costó reconocerle en lo cotidiano, en las heridas… sólo cuando ampliaron su mirada pudieron experimentar Su Presencia

En un mundo abatido por el sufrimiento y los dolores físicos y emocionales también podemos encontrar a Dios. A Tomás le costó creer que Jesús seguía vivo pero, cuando entró en contacto con las heridas, le reconoció. En el prójimo herido podemos encontrarnos con Él.

Ampliemos nuestra mirada si queremos experimentar su Presencia. Si continuamos mirando todo y a todos de manera superficial y nos quedamos con lo que nuestros ojos físicos alcanzan a ver… Si seguimos limitando y encasillando a Dios en nuestros criterios e ideas… difícilmente podremos descubrirle en todo/s

Recuerda siempre y en todo momento: “Todo es lugar de encuentro con Dios”

martes, 5 de noviembre de 2019

"AGRADAR O AGRADECER?"



Se dio y se sigue dando… nos sigue regalando la creación, la vida, un montón de dones y cualidades, personas que nos hacen el camino más fácil apoyándonos, acompañándonos, guiándonos… medios para cubrir nuestras necesidades básicas… No terminaríamos en todo el día el listado de regalos que Dios nos ofrece a cada instante


Nos ama, nos perdona una y otra vez, nos consuela, nos fortalece, nos rescata, ilumina nuestros pasos, desea lo mejor para nuestra vida, tiene compasión por cada uno, nos da libertad, nos espera unas veces y nos busca otras, nos mira con ternura…

Cuando nuestro afán en relación a Dios es agradarle no respondemos al Dios de Jesús sino a un ídolo que nos hemos fabricado al que hay que rendir cuentas porque si no… o al que hay que tener contento para que…

Ante el Dios de Jesús solo cabe agradecer tanto amor y ese agradecimiento es menester que se exprese con palabras y obras. No vamos a vivir lo suficiente para devolverle todo lo que nos da o hace por nosotros pero sería muy egoísta limitarnos a decir “gracias” y seguir viviendo nuestras pobres vidas ajenos a todo don regalado o creyéndonos merecedores de todo “eso”

Que nuestra vida sea una ofrenda, una acción de gracias en respuesta a tanto amor.

sábado, 2 de noviembre de 2019

"¿QUÉ TAN AGRADECID@ SOY?"


¿Cuántas veces los otros hacen algo por ti? Tal vez un detalle, un regalo, una ayuda, una invitación, una llamada, un rato compartido para escucharte… ¿Cómo respondes a ese amor? Se me ocurren dos actitudes: La del fariseo y la del publicano
El fariseo se cree merecedor de “eso” que le dan o hacen por él
El publicano desde su humildad, reconoce el don recibido y muestra con hechos “tanto amor manifestado y experimentado”


Así como nos relacionamos con las personas nos relacionamos con Dios, así como nos relacionamos con Dios nos relacionamos con las personas. Ante Dios tan solo son posibles estas dos mismas actitudes. La del fariseo que se cree merecedor, dice gracias pero se queda de brazos cruzados y no responde ante tanto amor “porque es bueno y ¡qué menos!... es lo que merece”
O la del publicano que, a pesar de sus fallos, sus caídas y defectos, es consciente de ese amor y responde con su vida como acto de agradecimiento

“Es de bien nacidos ser agradecidos” dice el refrán. Y está bien agradecer con palabras pero ¡qué cortitos nos quedamos!
Nuestra respuesta nunca podrá compararse al gesto de amor de Dios o de los otros pues ellos fueron los que tomaron la iniciativa, pero no por eso vamos a dejar de expresar con obras o gestos aquello que nos dieron o hicieron por nosotros

¿Cuál es mi respuesta ante tanto amor recibido de Dios o de mis hermanos?