martes, 30 de noviembre de 2021

“A VUELTAS CON EL AMOR PROPIO”

 

Es curioso pero desde pequeños se nos enseña a tener amor propio, y se insiste en esto en muchos cursos de crecimiento personal, pero ¡qué lejos todo esto de aquello a lo que nos invita Jesús!. Y es que, precisamente, su camino va orientado a vencer ese amor propio, los intereses y quereres personales, y eso no es fácil.

Tener amor propio no está relacionado con una buena autoestima. Precisamente quien tiene una buena autoestima sabe poner al amor propio en su lugar, no se deja manipular por él, es libre frente a él. Quien tiene una buena autoestima es capaz de abajarse, es humilde.


Si con algo está relacionado el amor propio es con el orgullo y la soberbia. Cuanto mayor sea el amor propio: más me enojará que no me valoren, que no me consideren, que me desprecien, que me critiquen… y seguramente mi respuesta será: quejarme y, atacar o  alejarme de quien percibo como una amenaza a mi persona, abandonar. Habrá voces que me digan: “No te dejes aplastar”, “Haz valer tus derechos”, “Que no se rían de ti”, “Demuéstrales quien eres”… pero una voz en lo más profundo de mi me susurrará: “Yo todo lo veo”, “No tienes que demostrar nada a nadie”, “Sé de tu esfuerzo, de tus deseos, de tu sufrimiento, de tus dudas, de tus miedos…”, “Estoy contigo”, “Para mi eres importante”… La voluntad decidirá a que voz dar respuesta: Si dejarse llevar por el amor propio demostrando a los demás, con palabras y actitudes, el propio orgullo… o abajarse para vencer el amor propio.

Humanamente es más fácil defender el amor propio, incluso da la sensación de que quedas por encima y ganas la batalla pero la realidad es que, quien obedece a su amor propio, tiene la derrota asegurada en cada combate. Únicamente triunfa quien es capaz de trascender su amor propio, quien tiene autoridad para poner a su ego en su lugar, quien tiene poder sobre su voluntad y no se deja llevar por intereses personales sino que se rige únicamente por el Amor. A los ojos de los otros se le juzgará “tonto”, será objeto de burlas, pero no le importará porque actúa y vive bajo la mirada de quien considera de gran valor lo que el mundo desprecia y considera necio o inútil.

¿Cómo podríamos decirnos seguidores de Cristo si es el amor propio quien guía nuestra vida, si tratamos de imponer nuestra voluntad? ¿Fácil? No. ¿Imposible? Humanamente sí, por eso es tan importante que pidamos sin cansarnos la gracia de ser humildes y poder vencernos una y otra vez. Oportunidades de ejercitarnos no faltan cada día.

lunes, 29 de noviembre de 2021

“¿CÓMO ES NUESTRA MIRADA?”

 

¿Quién no se ha sorprendido alguna vez criticando a alguien? ¿En qué se basan nuestros juicios? ¿Cuáles son nuestros parámetros sobre lo que está bien o no, lo que es justo o no…? ¿En qué nos centramos a la hora de hablar: en lo que ha hecho o dicho esa persona, en su forma de estar, en su comportamiento…?

Tristemente la mayoría de las veces por no decir todas, y mientras andamos como ciegos por el camino, nos quedamos con lo externo y nos olvidamos de la persona.

Una cosa es el pecado, la falta, el error, la confusión, la mala intención, lo que hace o dice… otra cosa es la persona. Y a veces nos pasa que nuestra mirada se enfoca en lo que no consideramos normal o no responde a nuestros criterios, y se nos olvida ver la dignidad, la fragilidad y pequeñez de quien acribillamos con comentarios despectivos e incluso venenosos.

A los fariseos les encantaba señalar las faltas, obsesionados por los errores y caídas de los demás. Para ellos su centro era la norma, el cumplimiento, las leyes… Jesús mira más allá, para Él lo que importa es la persona, sus necesidades, su sufrimiento…

Nuestra forma de mirar a los otros también nos habla de la imagen que tenemos de Dios. Si somos críticos y fácilmente sentenciamos según nuestro barómetro, el “dios” en el que creemos es un juez muy humano y poco divino. Si nos enfocamos en las faltas y pecados y se convierten en un tormento, nuestro “dios” es aquel que premia a los buenos y castiga a los malos. Si juzgamos a los otros en función de lo que hacen o dejan de hacer, nuestro “dios” es aquel que nos exige méritos, sacrificios y caemos en el activismo y en el estar comprometidos en todo… Si vemos en el otro a un ser vulnerable, limitado, necesitado… “a pesar de…”, es porque creemos en el Dios de Jesús que es capaz de “ver más allá” porque le importa y ama a cada persona

Esos otros, a quienes señalamos, están hechos de la misma materia que nosotros. No vamos a justificar comportamientos que van en contra de la dignidad y la vida de las personas pero si mirar y actuar con compasión y misericordia, más allá de los hechos, a cada uno que se cruce en nuestro camino… como Jesús miraría, como Jesús haría.

viernes, 26 de noviembre de 2021

“¿POR QUÉ NO IR MÁS ALLÁ?”

 

¿Por qué nos quedamos mirando el dedo que señala el sol pudiendo ver el sol? ¿Por qué detenernos ante la piedra del camino pudiendo continuar y contemplar el maravilloso paisaje que se nos regala?

La invitación de hoy es a ser capaces de trascender cualquier situación por negativa o fatal que la califiquemos, de lo contrario no pasaremos de quejarnos o lamentarnos.

Todo puede ser trascendido: el frío o el calor, la espera, los cambios, la soledad, el fracaso, las críticas, los dolores, el insomnio, la enfermedad, la vejez, la incapacidad, las restricciones a la movilidad, la pérdida de seres queridos, de un trabajo, de bienes…

Mientras te quedes en lo que te enoja, te preocupa, te asusta, te entristece… no pararás de dar vueltas sobre ti, te harás daño, incrementarás tu sufrimiento, te harás esclavo de “eso”

Si eres capaz  de encontrar y dar sentido a lo que te sucede, podrás vivirlo con serenidad porque te habrás liberado de ello.

La clave entonces es lograr trascender cada situación difícil, incómoda, dolorosa, molesta… De ti depende mirar el dedo o el sol, contemplar la piedra o enfocarte en tu destino

jueves, 25 de noviembre de 2021

“¿TODO ES PARA BIEN DE LOS QUE AMAN A DIOS?”

 

En ocasiones a quienes lo aman no les va bien y, a aquellos que no lo aman les va de maravilla… por supuesto visto desde los criterios de nuestro mundo porque leída e interpretada desde la fe, esta frase siempre se cumple: “Todo es para “Bien”  de los que lo aman”

En la vida se dan situaciones que surgen sin esperar, no estaban en nuestros planes… puede que ni sean de nuestro agrado, no es lo que queremos, las rechazamos, nos quejamos de ellas… más no llegamos a entender su alcance. Y es que de todo se sirve y aprovecha el Señor para despertar todo lo bueno que somos y permanece dormido en nuestro interior


Aquello que puedo valorar como una catástrofe o una situación adversa, puede ayudarme a cuestionarme o cuestionar la vida de quienes están cerca, puede cambiar mi forma de mirar las cosas, la realidad, a las personas… puede hacerme replantear el sentido de mi vida y hacia dónde voy, puede volverme más human@

¿Por qué quienes aman al Señor sufren mayores dificultades y experiencias más duras? Porque se prestan a ser medio, instrumento, para que los otros le conozcan y amen. Porque ellos no se buscan, lo que desean es darle gloria con su vida. Porque el “Bien” no está relacionado con que vayan las cosas “viento en popa” así como lo interpretamos según nuestros pobres esquemas… sino en que hay un “Bien” mayor:

- que está por encima de nuestros intereses, planes, caprichos, quereres personales…

- al que aspira todo aquel que desea hacer la voluntad de Dios, y por eso es capaz de ponerse en sus manos aunque no entienda, aunque se sienta pequeño, aunque la situación le sobrepase

- que forma parte de un plan misterioso de amor

Todo es para “Bien” de los que aman a Dios…

… porque con su vida son instrumentos en sus manos, construyen el Reino, dan gloria a Dios

… porque lo que realmente desean es que se le conozca y se le ame

Que nunca nos falte la confianza de que todo es para “Bien”

martes, 23 de noviembre de 2021

“ESPERAR EN MEDIO DE LA PRUEBA”

 

¡Qué difícil se hace esperar cuando vivimos en una sociedad en la que todo es “para ya”, que nos exige rendimiento, que nos impone plazos, que…!

A veces somos nosotros quienes sometemos a otros a la presión de hacer las tareas de forma rápida, de tomar decisiones, a rendir cuentas, a obtener resultados…

Y en ocasiones el flagelo es contra nosotros mismos al imponernos plazos, los tiempos para sacar adelante proyectos, responder a una propuesta, conseguir algo que anhelamos, recuperarnos de una enfermedad…


Es otoño, los árboles poco a poco van perdiendo sus hojas. Cada vez hace más frío y  el invierno ya se hace sentir. Los árboles no tienen prisa, todo en la naturaleza sigue su ritmo, su proceso. No se estresan, nadie les presiona, aceptan el momento presente con todo lo que éste les ofrece, se dejan hacer… Ahora es tiempo de desprenderse, de soltar, de dejar ir… ya llegará el momento de los brotes, de las hojas verdes, de los frutos.

Pero, ¡Ay de nosotros!. Nos cuesta esperar. Y en el mejor de los casos buscamos justificaciones para encontrar la paz que necesitamos: ¡Seguro que es por algo!, ¡Algún día lo entenderé!... Estoy convencida de lo primero: “Todo tiene su razón de ser” y quien se sabe en buenas manos no tiene de qué preocuparse pero lo de que algún día entenderemos… A veces nunca llegamos a entender por qué sucedió esto o aquello pero ¿Acaso es necesario dar respuesta a todo, querer comprender todo lo que vivimos?. ¿Qué queda si no es abandonarse y confiar en que todo forma parte de un plan misterioso de amor?

lunes, 22 de noviembre de 2021

“¡BIENVENIDO, JESÚS!”

 

Hace unos años me contó una amiga-hermana lo que le pasó a su hija el día de su Primera Comunión. Parece ser que el catequista pasó un detalle por alto. No les dijo a los niños qué tenían que responder cuando se acercaran al sacerdote y éste les dijera “El Cuerpo de Cristo”. Así que podéis imaginar lo que sucedió. Ellos y su espontaneidad. Unos dijeron lo primero que se les ocurrió y otros perplejos, por no saber o por el susto, se quedaron callados. Reímos mucho cuando me compartió las ocurrencias de los niños y estoy más que segura que también hicieron reír al Señor ese día

Recordé esta anécdota porque hay una señora en mi parroquia que cuando se acerca a comulgar (a pesar de que por la pandemia se nos repite hasta la saciedad que no respondamos en voz alta), siempre dice: “¡Bienvenido, Jesús!”. La primera vez que la escuché, me impactó. La quedé viendo y ella a mí, le sonreí, me sonrió… nuestras miradas se quedaron clavadas unos segundos. ¡Me pareció tan bonito, tan profundo…!. Pero lo que más toca mi corazón es el cómo ella vive lo que dice… realmente es muy consciente del gran acontecimiento del que es partícipe. No puedo evitar, desde ese día, seguirle con mi mirada cada vez que alguien le acerca en su silla de ruedas hasta el altar. Y me encanta, si no alcanzo a escucharle, ver como sus labios exclaman sonriendo: “¡Bienvenido, Jesús!”

Providencialmente, el otro día en un grupo, una mujer se preguntaba y nos preguntaba para qué va la gente a la Eucaristía: ¿Para celebrar? ¿Para escuchar?... Esta anciana en silla de ruedas de la que te he hablado seguramente respondería: “Para recibir a Jesús en mi vida, en mi corazón”

Que nos abramos a su amor, que le dejemos morar en nuestro interior y transformar nuestras pobres vidas, que le acojamos siempre con la alegría de quien recibe a un buen amigo al que se ama.

jueves, 18 de noviembre de 2021

“¿PARA QUÉ SEGUIR VIVIENDO?”



 


Son muchas las personas que con 100, 90, 80, 70 y menos años, piden o buscan la muerte porque se sienten “inútiles”, dependientes de otros, una “carga”… o sencillamente porque no encuentran sentido a su vida por la edad, por su incapacidad, por la falta de oportunidades, por la carencia de recursos, por enfermedad, por soledad, por no sentirse queridos…

Y por otro lado hay quienes, viendo esta realidad, caen en la tentación de decir o al menos pensar: “Para lo que hace o como está mejor que se lo lleve Dios”, “No tiene sentido que siga viviendo”, “Morirse sería lo mejor que le podría pasar”, “Una persona así ¿Qué hace ya aquí?”…

Toda vida es valiosa, sin distinción, con independencia de todo. El problema es cuando nos valoramos en función de la productividad y de los frutos.

Si te identificas con el primer grupo de personas… Recuerda que “Tú sí que vales” y que tu vida es importante y necesaria para quienes te rodean porque algo tienen que aprender con tenerte cerca… el Señor sabe sacar mucho bien incluso de donde parece que “todo está perdido” o que a los ojos del mundo “no sirve”

Si te identificas con el segundo grupo de personas tal vez la pregunta no sería: “¿Por qué o para qué seguirá viviendo?” sino “¿Qué me está diciendo el Señor?”, “¿Qué puedo hacer por él o por ella?”

Si no te identificas con unos ni con otros, bendito sea Dios y feliz tú porque eres capaz de valorarte y valorar a los otros no en términos de rendimiento sino de dignidad, no desde el hacer sino desde el ser.

Toda vida por improductiva, insignificante, silenciosa o escondida que sea… es importante.

martes, 16 de noviembre de 2021

“¿QUÉ HACEMOS MIENTRAS EL REY LLEGA?”

Érase una vez un hombre noble que se marchó a un país lejano para conseguir su título de rey. Antes de partir entregó entre “su gente” unas onzas de oro para que las pusieran a producir mientras regresaba. Llegó el día en que el buen hombre regresó convertido en rey y aquellos, a quienes había entregado sus bienes, dieron cuenta de lo que habían hecho con ellos. Ahí comprobó la generosidad y confianza de unos pero también descubrió el miedo, las dudas, la comodidad y el egoísmo de otros.

Esta es nuestra propia historia. Un Rey que quiere reinar para que este mundo sea más humano y nos vivamos y tratemos como hermanos, y hombres y mujeres a los que ese Rey ha regalado un montón de dones, cualidades, virtudes… ¿Qué hacemos con todo eso que nos ha confiado mientras Él regresa? No se trata de producir o no por el esperado premio o el temido castigo. Es más bien la decisión de dar el máximo rendimiento a lo que tenemos respondiendo al deseo de que el Rey reine: Que sea conocido y amado

Hay quien se pone a producir con lo poco que tiene.

Algunos conocen a este Rey de oídas o por tradición y hacen “algunas cositas buenas”

A otros no les interesa que reine, van por otros rumbos, se buscan otros reyes, hacen lo posible por aniquilarlo de mil y una maneras… esconden aquello que se les ha regalado, “pasan”

Los hay que por miedo al qué dirán prefieren, bajo “falsa humildad”, decir que no tienen, que no saben, que no pueden, que otros están mejor preparados… y también entierran lo que se les ha dado

Algunos esperan el momento de producir, que se den las condiciones óptimas según sus parámetros, se quedan de brazos cruzados y no ponen de su parte para que el Rey reine: Ahora es imposible pero: cuando me jubile… cuando  mis hijos sean mayores… cuando terminen las clases… cuando acabe este proyecto… cuando me llamen… cuando pase esta mala racha… cuando me necesiten… Y así pasan los días, los meses, los años… y no se ponen los medios

Afortunadamente hay quienes no esperan a mañana, lo que pueden hacer hoy lo hacen, responden con lo poco o mucho que tienen en su haber… porque aman a ese Rey, porque quieren que todos le conozcan, le amen, le sigan…que se encuentren con Él, que tengan experiencia de su amor y misericordia. Ponen a producir todo lo que se les ha dado, invierten incluso su vida.

¿Quieres que este Rey reine? Si tu respuesta es sí: Pregúntale qué puedes hacer con lo que te ha dado. “Señor, ¿qué quieres que haga?”


lunes, 15 de noviembre de 2021

“CREO EN UN DIOS DÉBIL”

 

Creo en un Dios todopoderoso en un amor y en una misericordia que exceden la razón y la lógica humana pero creo también que este Dios es tan débil y frágil que se encarna en Jesús, un ser: necesitado, dependiente, pequeño, pobre y sufre la humillación, el desprecio, los golpes, las injurias, el maltrato, la traición, el abandono…


La debilidad y fragilidad, de los otros y también la propia, es otro de los lugares de encuentro con Dios. La realidad es que surgen las resistencias ante el ver, oír o tocar todo lo que tenga que ver con la pequeñez… aparecen los miedos y después la lucha… Y como consecuencia: el pasar de largo, las distracciones para no pensar en ello, la búsqueda desesperada por paliarla…

¿Cuántas veces, ante la debilidad propia o ajena, se eleva una plegaria al cielo para que Dios la elimine? ¿Por qué mejor no pedir que en la experiencia del encuentro con la debilidad podamos descubrirle, conocerle más, sentir su Presencia, experimentar su amor…?

Hay quienes no reconocieron a Jesús teniéndole delante. Sus ideas, sus esperanzas, sus creencias sobre las características del Mesías, el cumplimiento de las leyes y las normas, las tradiciones… les cerraban y cegaban a poderlo descubrir. Tristemente después de más de dos mil años seguimos con esquemas cuadriculados, ideas preconcebidas, formación obsoleta… sobre Jesús, su buena noticia, dónde encontrarlo… Y es que ¡cómo cuesta creer en un Dios pequeño, débil, frágil! Es más cómodo buscarle en lo establecido, en lo conocido, en lo que da seguridad… Es más fácil creer en un Dios al que hay que cumplir, al que puedo pedir… un Dios que me va a solucionar los problemas o que me va a compensar mis esfuerzos y sacrificios

Simeón y Ana se encontraron con Dios en la debilidad al reconocerlo en un bebé en brazos de sus padres, María y Juan acompañaron a Dios en la debilidad (sin fuerzas, herido, cansado… crucificado)

Mi debilidad, la debilidad de los otros, es oportunidad, medio de encuentro con el Dios de Jesús.

Acoger, abrazar mi debilidad. ¿Por qué no abrirme desde ella a la sorpresa, al encuentro? Dejarme tocar por la debilidad. Acompañar a Dios débil encarnado en quienes sufren. ¿Por qué rehuirla, por qué luchar contra ella, por qué tener miedo…?

jueves, 11 de noviembre de 2021

“CAMINAR CON LOS PIES EN LA TIERRA PARA PODER VOLAR ALTO”

 

Se puede seguir a Jesús desde el ideal de lo que se quiere ser, de lo que los otros esperan, de lo que se cree que Dios quiere o desde la realidad que se es.

Seguirle desde “un ideal” acaba frustrando, cansando e incluso se termina abandonando… se es infeliz

Seguirle desde la realidad que se es: Permite vivir el presente sin afanarse por el mañana, evita muchas complicaciones, ayuda a escuchar mejor Su voluntad, descubrirle y responderle… da una gran paz.


Se le puede encontrar donde se cree que está o abrirse a la novedad y dejarse sorprender rompiendo todos los esquemas aprendidos e ideas preconcebidas.

Y es que puede que….

Creyendo conocerle y haberle alcanzado, podamos desconocerle y habernos alejado

Creyendo seguirle y estar respondiendo a su voluntad, podamos estar buscándonos y respondiendo a un ideal

El “nacer de nuevo” del que Jesús hablaba a Nicodemo. Poner los pies en la tierra, ser consciente de lo que se es y de lo que se tiene, dejarse hacer, abandonar viejas creencias, abrirse a lo que está por llegar… No es fácil… supone ruptura, renuncias… implica lanzarse al vacío… se necesita fortaleza, determinación, valor para hacer oídos sordos a quienes no aplaudan el camino, confianza de saberse en buenas manos, de ser sostenido, acompañado, amado…

Soñar con volar alto y poner los medios no nos garantiza conseguirlo. Caminar con los pies en la tierra sabiendo quien nos lleva, lo que somos y tenemos… dejándonos hacer… será lo que nos permitirá poder volar hasta donde ni alcancemos a llegar con nuestro pensamiento

lunes, 8 de noviembre de 2021

“¿CÓMO REPERCUTE TU VIDA EN LOS OTROS?”

 

No sé por qué escribo, no sé para quién escribo, desconozco el alcance de todo esto… pero sí creo que toda acción y toda palabra, por insignificante, pequeña e intrascendente que parezca, puede llegar a tener una repercusión inimaginable en la vida de los otros


Hoy quiero compartirte esto. Vidas aparentemente sencillas, escondidas y desconocidas, han sido y siguen siendo testimonio y modelo de evangelio para otros. Conozco a un matrimonio que enterró a su hija hace unos días. Más de cuarenta años cuidando de ella. El sacerdote llegó a la casa a dar la unción de enfermos a la muchacha y su madre se fue después a la parroquia para dar gracias a Dios. Providencialmente yo estaba en esa Eucaristía, desconocía lo que estaban viviendo en casa pero ese día mi mirada la siguió mientras se acercaba despacito a recibir la comunión. Y pensé: “¡Cómo tiene la espalda la pobre señora de “cargar” con su hija toda una vida!”. Una hora después fallecía la joven. Como podéis imaginar el funeral fue una preciosidad y la guinda del pastel la colocó esta madre cuando nos evangelizó, una vez más, al decir unas palabras antes de terminar la Eucaristía. Creo que ninguno de los presentes aguantamos las lágrimas. ¡Qué testimonio de fe, de esperanza… qué fortaleza, qué amor… qué paz en un corazón que, tal y como nos compartió, quedaba con un gran vacío! Pero no había duda de que estaba lleno de Dios. Una vida entera entregada de manera silenciosa, callada, escondida pero... ¿a qué vecino del barrio no cuestionó el ejemplo de esta familia todos estos años?

Cada palabra que pronunciamos, cada gesto, cada acción, cada decisión… influye en los otros. Si construimos o destruimos, si damos o vida o matamos, con lo que decimos o hacemos,  depende de nosotros. No hay vida carente de sentido, toda persona es valiosa y aporta algo en su entorno. Ojalá que todo sea para bien y entre todos construyamos un mundo más humano.

domingo, 7 de noviembre de 2021

“¡CUIDADO CON NUESTRAS BUENAS OBRAS!”

Seguramente hacemos buenas y muy santas obras pero en ellas hay un grave peligro o tentación: “Que por medio de ellas hagamos mucho ruido para que nos vean y aplaudan”

Los ricos echaron muchas monedas… la viuda tan solo dos moneditas… Jesús se fijó en este detalle. No nos vamos a centrar hoy en quién dio más pues todos conocemos la historia y la enseñanza. Vamos a poner la atención en la intención o actitud de cada uno para cuestionarnos sobre nuestra forma de dar, hacer, servir…

Los ricos querían que se viera lo que hacían, y que se valorara, y que se admirara, y que se aplaudiera… La pobre viuda dio y se dio sin reparar en las miradas o en las habladurías de los otros, tenía bien claro su centro, su fin.

¿Nos gusta que todo el mundo se entere de lo que hacemos? ¿Nos vanagloriamos y nos crecemos con nuestras “buenas obras”? ¿Nos llevan nuestras acciones a convertirnos en jueces de quienes no responden o no se comprometen como nosotros? ¿Justificamos nuestro valor con nuestro hacer? ¿Nos buscamos en el servicio? ¿Esperamos recompensa de los otros o de Dios?

¿O por el contrario somos, como la pobre viuda, de los que en silencio y de manera escondida apoyamos, acompañamos, escuchamos, ayudamos, trabajamos…?

¿Cuál es el origen de ese darnos? ¿De dónde brotan nuestras acciones: cumplimiento, obligación, miedo, exigencia… o amor?

¿Cuál es el fin de nuestras obras: que nos vean, que nos valoren, que nos aplaudan, que nos quieran… o el mismo Dios? ¿Quién es nuestro público? ¿Para quién vivimos y hacemos lo que hacemos?

Dichos@ tú si tus obras, actos, gestos, palabras… tienen como origen y destino al Amor

De Él y para Él… sin esperar… tan solo movidos por el amor y buscando amar.


jueves, 4 de noviembre de 2021

“EN EL SILENCIO DE LA NOCHE”

 

En el silencio de la noche, cuando la mayoría de las personas duerme, ¡pueden escucharse tantas cosas…!. En la madrugada han surgido la mayoría de los escritos de este blog. En el encuentro con Él, conmigo y con lo vivido, los sentimientos y los pensamientos toman forma y algo en mi interior me anima a sacarlo por medio de palabras. Soy consciente de que no es mío, las ideas surgen a veces tan rápidamente que apenas logro entender después mi propia letra. Y como no lo produzco yo sino que se me regala, quiero responder de la manera que se nos ha enseñado: “Dad gratis lo que se os ha dado gratis”

Confieso que en el silencio de la noche no siempre es agradable lo que escucho, lo que encuentro… a veces es doloroso porque aparecen: las dudas, los miedos, la ingratitud, los tropiezos, los resentimientos, la culpa… toco mi más absoluta humanidad, mi pobreza, mi fragilidad…

También es verdad que en el silencio de la noche no siempre hay palabras, me atrevo a decir que la mayoría de las veces no ocurre algo, y hablo de semanas enteras… pero ahí permanezco

En el silencio de la noche no busco encontrarme con los gustos o los regalitos de Dios, busco simplemente estar con independencia de si pasa o no algo.

En el silencio de la noche soy más consciente de que no estoy sola, de que una Presencia me habita y envuelve

En el silencio de la noche mientras unos duermen y otros tratan de conciliar el sueño, mientras unos trabajan y otros estudian, mientras algunos oran por todos… el Amor sigue regalándose para quien desee y esté dispuesto a acogerlo.

En el silencio de la noche también se producen los milagros.

lunes, 1 de noviembre de 2021

“NO TE CIERRES AL AMOR”

 

Hay un Amor que se nos regala gratuitamente mientras vamos por el camino de la vida mendigando amores que no terminan de satisfacer y colmar nuestra sed

Hay un Amor que se nos ofrece en todo momento, no hay ni siquiera un instante en el que no se desborde sobre cada uno de nosotros.


Si realmente deseas un amor así en tu vida tan solo tienes que abrirte a él, acogerlo, abrazarlo… ¿Te cuesta, no serán sus miedos y resistencias? ¿Sientes una lucha interna en la que por un lado lo deseas pero por otro te cierras? ¿Quizás miedo a perder el control, a dejar de ser tú, a saltar al vacío, a que tu vida cambie, al compromiso…? ¿Te has parado a pensar si el cerrarte a este Amor no estará repercutiendo negativamente en tu forma de mirar, de relacionarte con otros, en tu salud, en tu estado de ánimo, en lo que haces…?

  • Las quejas y lamentos nos cierran al Amor
  • La incertidumbre y los miedos nos cierran al Amor
  • La desconfianza, las preocupaciones y dudas, nos cierran al Amor

Cada momento, cada instante, está sembrado de su Amor y es una oportunidad para abrirnos a Él

  • El Amor no es intermitente, se ofrece de manera continuada
  • El Amor espera ser recibido, acogido, abrazado
  • El Amor todo lo envuelve y habita

Solo quien se abre al Amor puede entregarse completamente independientemente de la vocación a la que haya sido llamado. Cerrados al Amor solo daremos migajas de nuestro tiempo y de nuestra vida, nuestra entrega estará limitada por nuestras creencias, condicionamientos, resistencias, miedos… Y haremos cosas sí, y seguramente muy santas, e incluso nos admirarán y felicitarán por ello pero no tendrán su origen y raíz en el Amor. Y cuando el fundamento no es el Amor… todo se desmorona y acaba cayendo.

Solo quien se abre al Amor puede entregarlo todo porque ha recibido TODO