lunes, 31 de enero de 2022

“NOTICIAS”


Escucho las noticias en la televisión o en la radio y las encuentro muchas de ellas ¡tan alejadas de lo que cada uno vivimos en la cotidianidad de cada día….! que no dejo de preguntarme cómo puede vender el hablar de política, economía, guerras, de la vida de otros o incluso del tiempo.

En la calle la gente no suele hablar de estas cosas si tiene un poco de confianza. Reviso mi semana pasada y he sido testigo de otras noticias. Noticias que no salen en los medios de comunicación pero que afectan a lo más íntimo de la persona. Noticias que muchas veces resultan incómodas porque cuestionan, comprometen… Noticias de todos los días. Noticias de las que todos podemos ser testigos si nos detenemos a observar, escuchar, contemplar.

Y puedo contaros algunas de las noticias que escuché: una joven que no tiene dinero para comprar pañales a su bebé de dos meses, una compañera de colegio que falleció víctima de cáncer, un anciano con pensamientos reincidentes de querer quitarse la vida, un inmigrante que no podía pagar el cuarto, una profe que perdió a su único hijo de 32 años dejando a una niña de 4, una mujer con su amiga íntima ya en fase terminal, otra mujer de avanzada edad, viuda y sin hijos planteándose ingresar en una residencia de mayores, una amiga que perdió a su padre, otra a su madre… Esto que afecta a las personas en lo más íntimo, sí que son noticias, son realidades que ponen al descubierto lo más vulnerable, lo más frágil. Pero no interesa publicarlo porque, aquello que tiene relación con el dolor y el sufrimiento humano, no vende sin embargo es una realidad de la que no podemos huir. Por mucho que queramos evadirla tarde o temprano la experimentaremos en nuestra propia carne, si es que no nos está tocando ya.

Ahí afuera hay mucho dolor, mucha necesidad de escucha, mucha soledad… de eso no se habla en las noticias pero existe, es real. Hay quien sufre en silencio, pero también quien comparte su tristeza y sufre la incomprensión y la falta de acogida.

Sería bueno preguntarnos: Ante estas “particulares noticias” de vecinos, conocidos, amigos o familiares ¿Qué sentimos? ¿Cómo reaccionamos? ¿Qué respuesta damos? Porque tal vez no podamos hacer algo para que mañana suban las temperaturas, o para que los políticos se centren en lo que les toca en vez de estar echándose tierra todo el día, o para detener el avance de la pandemia… pero hay realidades más concretas que nos tocan muy cerquita y ante las cuales no podemos esquivar la mirada, ni quedarnos de brazos cruzados. Si no es por fe, al menos que sea por humanidad


sábado, 29 de enero de 2022

“NUESTRAS TEMPESTADES”


“En aquel tiempo se levantó una fuerte tempestad”. Hoy son sucesos, acontecimientos, situaciones adversas, la relación con los otros… los que provocan emociones que nos zarandean y desequilibran con riesgo de naufragar. Tempestades que nos desconectan de nuestro ser, de nuestra Fuente, de Dios… porque nos enredamos en lo de afuera, en lo externo, haciendo caso omiso a quien nos habita.

Solo dos palabras: “Silencio, enmudece”. Déjate de discursos, argumentos, explicaciones… Déjate de quejas y lamentos. Déjate de culparte o culpar a otros. Déjate de victimizarte.

Silencio… Silencio y volver la mirada al interior, a lo profundo. Acallar los ruidos externos e internos. Y así poder conectar otra vez con la paz y el amor que permanece siempre ahí. (Cuando hablamos por whatsapp a veces se pierde la señal. La persona sabemos que está al otro lado pero no hay manera de poder hablar con ella. Con el Señor también perdemos a veces la señal y es necesario reestablecer la relación y comunicación por medio del silencio y el encuentro personal para experimentar la paz y la calma que somos y tenemos, la paz que un día nos dio y nos dejó para siempre)

“¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”. Todos, consciente o inconscientemente, nos vemos envueltos en infinidad de tormentas. El problema no es tanto la tempestad sino el consentir permanecer y recrearse en ella en lugar de poner los medios para salir y recuperar la calma. “Silencio, enmudece”

¿Hay alguna tormenta de la que no podamos salir?


miércoles, 26 de enero de 2022

“EL DESIERTO Y LA ESPERA”


Leía el otro día una frase: “Es importante saber esperar hasta que llegue el momento justo”. Hacía referencia a los tiempos de desierto, esos por los que todos hemos pasado o podemos estar viviendo en la actualidad: Estar sin trabajo, la espera de un diagnóstico, una operación, la llegada de un bebé al mundo, permanecer ingresado en un hospital, padecer una enfermedad terminal, la soledad de quien ha perdido a su pareja…

Hay desiertos elegidos y desiertos que aparecen en la vida sin buscarlos… Desiertos que duran unos días mientras otros duran meses o incluso años.



El desierto es tiempo de: Silencio, vacío, paciencia, abandono, confianza, purificación, conocerse, conocer a Dios, encuentro… A veces asusta la oscuridad de la noche. En ocasiones aparece la impaciencia y la desesperación… pero ¿Cuál es la prisa o el afán por querer salir del desierto cuanto antes? ¿Qué perseguimos? ¿Qué deseamos alcanzar? ¿Qué hay tan urgente que no pueda esperar? O quizás nos tendríamos que preguntar: ¿A qué le tenemos miedo? ¿De qué huimos?. Y es que… ¿De qué nos serviría salir del desierto si volvemos a lo de siempre sin que nada en nosotros haya cambiado? 

En el desierto también está el Señor… “Es importante saber esperar hasta que llegue el momento justo”. La clave: SABER esperar. Porque hay maneras de esperar. Hay quien espera la llegada de un amigo enredando en el celular y quien espera sentado contemplado lo que acontece en la realidad en ese momento. En el desierto pasa igual, hay formas y formas de esperar y ahí radica la diferencia entre saber o no esperar.

Quien no sabe esperar: Llena su desierto, la vida y el tiempo, de: cosas, gente, ruido, actividades, proyectos… Para que el tiempo pase rápido, para no mirar, para no pensar, para no sentir… ¿De qué sirve un tiempo de desierto si lo llenamos de “lo de siempre”?

Quien sabe esperar: Va al ritmo de la vida, no tiene prisa… Prioriza el silencio, la escucha, la soledad, el vaciarse de lo superfluo… Valora el presente y lo agradece… Sabe que ese tiempo es de Dios y no falta su cuidado, su providencia, su amor. 

No es fácil pero es cuestión de actitud. No se trata si dura más o menos, de si lo he buscado o me lo he encontrado en el camino. ¿Cómo quiero vivir mi tiempo de desierto?.


domingo, 23 de enero de 2022

“¿A DÓNDE IREMOS SIN SU ESPÍRITU?”

 



Ayer beatificaron en El Salvador a: Rutilio Grande, Manuel Solórzano, Nelson Rutilio Lemus y Cosme Spessotto. No todos estamos llamados al martirio pero los que lo están indudablemente cuentan con mucha gracia de Dios y no es de extrañar hasta donde llegan porque es el mismo Espíritu el que los empuja. Así le pasa a Jesús hoy… empujado por el Espíritu Santo regresa a Galilea y comparte con todos los presentes su misión. Habla de Su misión, no de la tuya ni la mía. Y es que a veces nos imponemos cargas que no nos corresponden, asumimos responsabilidades que no son nuestras, nos forzamos a hacer cosas que no van ni acordes con nuestras capacidades.


A cada uno el Espíritu nos da unos dones y nos empuja a determinadas acciones. A cada uno nos lleva por caminos distintos pero a todos nos conduce al mismo lugar.


No se trata de compararse, de envidiar, de competir, de destacar… sino de escuchar, dejarse llevar, dejarse hacer. Porque no sé si a ti te pasa pero a mí hay veces que no tengo ni la ilusión, ni la fuerza, ni siquiera el deseo… es como si el Espíritu se hubiese echado a dormir. No estoy hablando de tibieza espiritual, en éste caso ya sé que soy yo la responsable por enfriarme y descuidar lo importante. Te hablo de estar en la onda pero parecerme que Dios está ausente, es como una sensación de orfandad que solo puede ser  alimentada con la fe. Tras esta mini confesión continúo con mi reflexión. Si se trata de ir a su ritmo, detrás de Él y dejarse guiar ¿Para qué apresurarse? ¿No son acaso también productivos y de purificación esos tiempos de estar, esperar, de no ver, de no saber, de no entender?. Estoy segura de que sí porque, entre otras cosas, se crece en humildad al reconocer que nada se puede sin su amor y su gracia. Y estoy convencida de que cualquier intento si no está abocado al fracaso, casi seguro que no dará mucho fruto.

Conclusión a la que vuelvo a llegar… sin el Espíritu nada hacemos, nada podemos… sin su amor y su gracia difícilmente construiremos el Reino.

Que su Espíritu guíe y empuje nuestras pobres vidas

viernes, 21 de enero de 2022

“¿QUÉ HAY QUE HACER PARA SALVARSE?”

 

No nos justifica ni salva el ser buenas personas, ni las grandes obras, ni los múltiples compromisos, ni la cantidad de novenas o rosarios rezados, ni el tener cargos de relevancia dentro de la iglesia, ni… Lo que nos justifica y salva es Su Amor y Su Misericordia. ¿Puede ser de otro modo?. Quien se conoce sabe que:

* No tiene razones para vanagloriarse ni engreírse

* Nada bueno proviene de sí ni le pertenece

Nuestra pobre naturaleza es seducida por: el poder, el dinero, el consumismo, el placer, el éxito… Se ve enredada en múltiples conflictos fruto de heridas, necesidades, ansias de… Sin embargo, en medio de todo esto, descubrimos infinidad de actos cargados de bondad, generosidad, misericordia, entrega desinteresada, servicio… ¿Tantas cosas buenas pueden ser  propias de nuestra condición: pobre, pecadora, herida, frágil?

En estos actos que definimos “buenos” no cabe la alabanza a quien se ve (la persona)… pero sí a su Autor, a quien no se ve (Dios),  que hace posible que allá, donde parece que solo hay muerte y miseria, brote la vida por medio del amor y la misericordia.

Que sepamos reconocer, agradecer y alabar todo lo bueno que existe y de quién procede, porque si ponemos el foco de atención en el instrumento del que se sirve solo lograremos alimentar: la soberbia, la rivalidad, la envidia, los conflictos, la vanidad…

Una llamada a la atención, al agradecimiento, a la humildad, a alegrarnos de lo bueno que hace a través de los otros y de nosotros, a reconocer de quien procede todo bien, a reconocernos salvados tan solo por Amor.

miércoles, 19 de enero de 2022

“HERIDAS, MISERIA, FRAGILIDAD, PECADO”

 

Creo que este título repele en vez de atraer pero ¿Acaso no es eso lo que hay en nuestro “haber”? ¿No es precisamente en esto que somos muy parecidos? ¿Y qué hacer con ello: combatir, ocultar, negar, huir…?

Las heridas, miserias, la fragilidad o el pecado…

  • Nos ayudan a reconocer y ser conscientes de nuestra pequeñez y a la vez de su grandeza, de que nada bueno proviene de nosotros. Sólo desde ahí es desde donde el Señor puede hacer y ser
  • No nos separan del amor de Dios
  • Podemos ofrecerlos en nuestras oraciones, no para deshacernos de todo ello sino, porque la entrega de la persona es un ofrecimiento de todo y esto es parte de ese todo que poseemos. ¡Vaya intercambio más injusto según nuestros criterios!. Ofrecemos estos “tesoros” y recibimos amor y misericordia
  • No son nuestro Absoluto. Si hacemos de ellos nuestro Absoluto solo conseguiremos alimentar: La culpa, el odio, el resentimiento, la impotencia, la frustración, la tristeza, la ansiedad, la angustia, la auto exigencia, la desvalorización… Tan solo son medios que:
    • Nos pueden llevar al encuentro con Dios
    • Nos hablan de nuestras necesidades de amor y misericordia
    • No nos determinan, no hablan de quién realmente somos
    • Nos recuerdan la pobre condición humana
    • Nos hacen descubrir el Tesoro con el que contamos




Cuando nos sorprendamos convirtiendo los medios en fines, cambiemos la mirada, fijemos la atención otra vez en la misericordia y el amor providente de un Dios que nos cuida, que camina con nosotros y está pendiente de nuestras necesidades.

A pesar de las heridas, miserias, fragilidad y pecado… su amor no se aparta y su misericordia nos acoge y abraza

domingo, 16 de enero de 2022

“¿TE QUEDA VINO?”

 


Todos estamos llamados a la unión con Dios, a ese matrimonio espiritual con Él, pero en ese desear, buscar, hacer, servir… podemos sentir y descubrir que nos hemos quedado sin vino.


A veces nos quedamos sin vino por vivir desde y hacia afuera, por probar otras cosas que nos hablan de alegría y felicidad, por ir alejándonos de nuestro centro, por creernos autosuficientes, por poner las seguridades en personas o cosas… Y si hacemos un alto y miramos a nuestro interior descubrimos un profundo vacío, tristeza, soledad… Necesitamos el milagro, que el agua se transforme en vino, que nuestra sequedad, angustia o desesperación se conviertan en gozo, plenitud.

Tal vez nos falta el vino no porque hayamos elegido otros deleites sino porque conviene que pasemos un poco de necesidad para luego disfrutar más del brindis. Quizás no haya llegado todavía el momento de saltar de gozo y bailar con los otros que ya participan de la fiesta. Habrá que saber esperar de forma activa (buscando, escuchando, estando…)

María sabe que su hijo es quien puede dar todo lo que el alma anhela pero para ello indica el camino: “Haced lo que Él os diga”… Y dice muchas cosas entre otras: “Permaneced en mi amor”… Todos estamos invitados a esa boda, a esa unión con el Señor, a que en nuestra vida reine la alegría, la confianza, el amor. Mantengamos viva nuestra esperanza confiando en quien lo da TODO y desea celebrar con nosotros.

 

sábado, 15 de enero de 2022

“¿TE ATREVES A BUSCAR EN LO DÉBIL?”

 

Muchas veces hemos leído o escuchado la frase de Pablo “…mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad” 2Cor 12, 9. ¿Cómo se puede manifestar su fuerza cuando nos duele todo el cuerpo o tenemos una enfermedad grave, crónica o incurable? ¿Cómo cuando fallamos y caemos? ¿Yen los fracasos? ¿Y ante las humillaciones…? ¿Y en los niños, los ancianos o las personas dependientes? ¿Y en quienes no pueden llevar al médico a sus hijos o no tienen un triste plato de comida que darles? ¿Y en quienes…?...  ¿Cómo sentir la fuerza del Señor cuando el ser humano se siente insignificante, nada valioso, necesitado, vulnerable…?


En la debilidad se caen las máscaras y los muros de defensa que hemos levantado para protegernos de los otros… En la debilidad nos sentimos a la intemperie, frágiles… nada o muy poquito se puede


La fuerza que se manifiesta es la del amor de Dios, que difícilmente puede expresarse cuando tropieza con el orgullo, la autosuficiencia, el éxito, el poder, la vanidad, el tener, el placer… Cuando se reconoce la propia verdad… solo queda el amor

Nuestra alma anhela encontrarse con el amor de Dios pero no lo buscamos en la debilidad ajena y tampoco en la propia, por eso no lo encontramos. A todos, creyentes o no, nos mueve ese deseo pero no lo alcanzamos porque escogemos caminos equivocados. Simeón y Ana, dos personas que reflejan su debilidad en su edad avanzada, fueron capaces de reconocer a su Salvador en un bebé indefenso, en la misma debilidad. Se les manifestó el amor y la ternura del Señor en un niño de apenas unos días de vida.

El amor de Dios alcanza su grandeza y plenitud en la pequeñez. Se manifiesta en lo débil y pequeño, en lo necio, en lo despreciado, en lo aparentemente “inútil”, en lo marginado… En cada persona que sabe que nada le pertenece, que todo es don y gracia… En quien reconoce su vulnerabilidad y pequeñez y no se engríe… En quien no tiene pero tampoco ambiciona…

viernes, 14 de enero de 2022

“ABAJARSE PARA QUE EL AMOR SEA”

 

Dios creó al ser humano imperfecto, frágil, pequeño… para que no se jacte ni se engría creyéndose “dios”, para que por medio de él se manifieste su AMOR. El Creador no deja de amar la obra de sus manos pero nosotros: prescindimos de Él cuando nos sentimos autosuficientes, nos alejamos porque no responde a nuestros deseos y expectativas, no acogemos su amor al descubrir nuestra miseria, al sentirnos indignos…


Hace falta mucha humildad para que, como Pedro, nos abramos al amor de Dios. Sólo es posible reconociendo la limitación, los miedos, la fragilidad, las resistencias… Sólo es posible si se abraza la historia, si se acogen las caídas, la torpeza, los defectos… Sólo es posible si nos damos por vencidos, si nos rendimos, si cedemos el control… Sólo es posible si caemos en la cuenta de que nada somos y podemos por nosotros mismos, que todo es don y gracia regalado por puro amor.

Pedro pudo confesar a Jesús que le amaba, y abrirse a su amor, cuando fue consciente de sus miedos, de su orgullo y soberbia, de que su voluntad no coincidía con la de Dios, de su imagen equivocada del Mesías…

Tropezando una y otra vez Pedro, fue conociendo a Jesús y conociéndose a sí mismo. Cuando aceptó la propia pequeñez se abrió al amor del Señor y comenzó a amar

jueves, 13 de enero de 2022

“SI QUIERES…”

 

¿Qué pedimos en nuestras oraciones? ¿Cuál es nuestra actitud? ¿Exigimos y demandamos o le dejamos ser y hacer como Él crea más conveniente? ¿Dónde queda el “hágase tu voluntad”?

Muchas veces pedimos lo que creemos mejor según nuestros criterios e incluso podemos hacer grandes y dificultosas promesas si se nos concede. Una relación con un Ser Superior de “si me das, te doy, pero que sea lo que yo quiero”, se podría definir como mercantilista. Son muchos los que se decepcionan al sentirse no escuchados y no atendidos en sus demandas. Es normal que se enojen y alejen de un “dios” así y hacen bien porque no existe ese “dios”.

Un leproso se acerca a Jesús, se postra de rodillas y le dice: Si quieres puedes sanarme”. No le obliga a Jesús, no mira su propio interés, se abre a lo que Él quiera hacer con su pobre vida. Y Jesús… responde, le sana. Y el leproso da gloria a Dios después de ser curado.

Sin embargo Jesús pronuncia las mismas palabras antes de ser apresado: “Si quieres aparta de mi este cáliz pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Humildad, disposición… abandono. Jesús acaba en una cruz asesinado

En un caso la respuesta es la salud, en el otro la muerte en cruz. Desde criterios humanos que juzgan lo que es bueno o no, es imposible llegar a comprenderlo. ¿Cómo entender a un Dios así?. Es necesario mirar más allá. Tanto la salud en el caso del leproso, como la cruz en el caso de Jesús, fueron medios para dar gloria a Dios, fueron medios a través de los cuales se manifestó la grandeza y el amor de Dios en la debilidad y fragilidad. Si miramos la salud y la cruz como fines es normal que no entendamos. La salud y la cruz tan solo fueron medios para algo mayor.

San Ignacio insiste en sus ejercicios espirituales en no desear más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, solo desear aquello que más conduce al fin para el que hemos sido creados.

Si quieres… pero que se haga lo que Tú quieras y no lo que yo deseo… porque un Padre Amor y Providente nunca abandona a sus hijos.

miércoles, 12 de enero de 2022

“HACER LA VOLUNTAD DE…”


Podemos desear hacer la voluntad de Dios o incluso poner mucho empeño en ello. Muchas veces surgen dudas sobre el dónde, el qué, el cuándo, el con quién… y nos quebramos la cabeza, y nos enfocamos en el hacer respondiendo a lo que creemos que es su voluntad. Seguramente podemos llegar a realizar obras grandes y muy buenas, y quizás ayudamos a infinidad de personas a través de ellas… pero ¿es esa su voluntad?


En el “hágase en mí según Tú quieras”, que pronunció María y tantos otros después, el protagonista es Él. Disponiéndose así: Quien hace es Él. Solo cabe el abandono, ya no hay posibilidad de dirigir o controlar. Se trata de permitirse ser utilizados para un proyecto: que se desconoce, que de primeras asusta porque es incierto a dónde va a conducir, que invita a cambiar de esquemas, que rompe seguridades y certezas, que implica humildad, paciencia, confianza, desprendimiento…

Hágase en mí no supone una actitud pasiva, tampoco quedarse de brazos cruzados… es anteponer el plan de Dios a los propios proyectos,  y colaborar tal y como el Espíritu vaya insinuando e impulsando

El “hágase en mí” es lanzarse al abismo sin red, con la confianza de saberse en buenas manos, sin otra seguridad que su amor, con la esperanza de que tarde o temprano todo será para gloria suya… aunque no se vea, aunque no se entienda…


sábado, 8 de enero de 2022

“HAY QUE ¡VIVIR LA VIDA!”

 

No deja de sorprenderme que relacionemos el ¡vivir la vida! con diversión, placer, vacaciones… estar en la calle, consumir, conocer países… Tristemente es un concepto muy extendido hoy en día, en cualquier parte del mundo, de ahí que para la sociedad mercantilista sea tan sencillo manipularnos y seducirnos con las mil y una ofertas que nos ofrecen


Nos dejamos envolver por las redes de un sistema que, lejos de darnos vida, nos deja secos, vacíos, insatisfechos… nos hace seres individualistas, egoístas, ambiciosos, autosuficientes… y provoca entre nosotros: rivalidades, conflictos, enfrentamientos…

Hace muchos años, un director de escuela en Honduras me dijo: “¡Ay no Gloria, usted se está perdiendo los placeres de este mundo!”. Yo sonreí y le respondí: “¿Usted cree? No soy consciente de estar perdiéndome ningún placer de este mundo. Debe de ser que tenemos distintos conceptos de lo que son placeres”. No dijo más, se quedó callado.

¿Qué es para ti ¡vivir la vida!? ¿Qué es lo que realmente te da vida, felicidad plena? ¿Qué consideras placeres de esta vida? ¿Cuáles son los tesoros que te dan vida? ¿Dónde está puesto tu corazón?

Jesús vino “para que tengamos vida”… y sigue viniendo… y cada Navidad se nos recuerda que llega, que se nos regala, que se nos da “para que tengamos vida”… que solo Él da nos puede ofrecer una vida dichosa… Pero seguimos empeñados en buscar por otros derroteros

Totalmente de acuerdo, la vida es para vivirla pero ¿Qué es lo que realmente da vida a la vida?: “¿Vivir auto centrado o salir de si?”, “¿Anteponer los deseos particulares o el bien común?”, ¿Valerse por sí mismo o dejarse ayudar?”, “¿Preocuparse solo de sí o ayudar a otros?”, “¿El ruido o el silencio?”, “¿Atesorar o compartir”, “¿Poner la confianza en lo que se tiene o en el Señor?”. “¿Destruir o construir?”… 

viernes, 7 de enero de 2022

“EL QUE BUSCA… ENCUENTRA”



¿Qué buscas? ¿Qué deseas encontrar? 

Tal vez eres de los que buscas al Señor porque deseas encontrarte con Él pero… ¿Alguna vez te has preguntado qué es realmente lo que buscas?. Varias pueden ser las motivaciones: Anhelo del alma, necesidad, refugio, sanación, consuelo, puede que se haya convertido en parte de la rutina…

Ojalá el deseo fuera siempre puro y solo se le buscara para amarle pero nos descubrimos muchas veces siendo el centro y con el deseo de que se haga nuestra voluntad y no la suya

Nuestra humanidad, con todo lo que tiene, nos lleva a ir a ese encuentro, y a presentarnos tal y como somos (unas veces tristes, otras preocupados, algunas con una infinidad de dudas, otras con nuestros miedos, en ocasiones hartos de todo, a veces vacíos por dentro, quizás algunos días contentos y agradecidos…). No podemos negar lo que nos sucede o nuestras emociones, tampoco inventar otras formas de estar. Es inevitable que solo podemos buscarle, ir a su encuentro, así como estamos, así con lo que vivimos y con lo que siente nuestro corazón.

Conoce lo que sucede en nuestro interior, nuestra debilidad, fragilidad… no es ajeno a lo que nos inquieta, a lo que nos conviene… pero también sabe del deseo de encontrarnos con Él a pesar de nuestras imperfecciones.

Que siempre le busquemos… independientemente de cómo estemos, de nuestras motivaciones… de si salió el sol o si la niebla no nos deja ver por dónde continuar

Que no nos cansemos de buscarle así como hicieron: los pastores, los Magos, Natanael, Zaqueo…los enfermos, los curiosos, Herodes, los fariseos, los que le apresaron… Santa Teresa, San Francisco, San Ignacio, San Agustín… porque “El que busca… encuentra”


jueves, 6 de enero de 2022

“¿QUÉ ESTRELLA SEGUIMOS?”



Los Reyes siguieron la estrella que les encaminó hasta el Mesías, una luz les guio.

Nuestra alma, como la de ellos, anhela encontrarse con el recién nacido, con el creador de todo y de todos, con quien nos sostiene y nos da vida pero ¿Qué estrellas o luces seguimos? ¿Los caminos por los que transitamos, y que libremente escogemos, nos conducen hasta Él? ¿A qué invitaciones respondemos? ¿Hacia dónde se orientan nuestros pasos, acciones, decisiones…?

Quizás no somos conscientes de la necesidad de nuestra alma de encontrarle pero creo que es inherente a todo ser humano.

La verdadera felicidad depende del rumbo que tome nuestra vida, de la estrella a la que seguimos

Que estemos atentos a las luces que nos conducen al encuentro con Dios, con nuestra esencia, con la verdad

Que no nos dejemos seducir o deslumbrar por otras luces que nos pierden acrecentando nuestra insatisfacción, tristeza y vacío interior

Nadie está excluido de participar, de recibir, de ser abrazado por la Buena Noticia, por la Vida, por el Amor. Sus brazos están abiertos para todos y esperando dárnoslo TODO

Que la luz, que la estrella, que guio a los Magos atrape todo nuestro ser, nuestra atención, y la sigamos.


martes, 4 de enero de 2022

“SÍ, TENGO MIEDO”

 

Tengo miedo, lo reconozco y lo confieso públicamente. Hay quien me ve fuerte y es cierto pero también es verdad que esa fortaleza no es mía. Hay quien me considera valiente pero sólo yo sé lo cobarde y miedosa que soy así que esa valentía tampoco es mía. Por esto no puedo vanagloriarme de lo que soy, de lo que hago, de lo que tengo… porque no es mío, porque no me pertenece

Tengo miedo, todo me da miedo: las ratas, viajar en avión, los ascensores, una enfermedad incurable, el covid, que me asalten, que fallezcan mis padres, alejarme de Dios, caer, hablar en público… Pero ¿Es algo raro tener miedo? ¿No es una emoción presente y natural en todos nosotros, lo expresemos o no? ¿Acaso no sería patológico no tenerlo? Por experiencia puedo decir que una extraña paz, que tampoco es mía, ha aparecido en momentos que temía. Ignacio lo llamaba consolación y es un don de Dios. Toda la vida decía que nunca viajaría en avión, la primera vez fue para cruzar el océano con 26 años y sola y ¡tenía una paz cuando me senté en el asiento que me daba lo mismo que nos estrelláramos!. Y podría contar un montón de anécdotas pero voy a continuar con la reflexión…



El problema lo tenemos cuando no escuchamos o miramos nuestros miedos, cuando vivimos ocultándolos o negándolos creyéndonos por encima de todo y de todos, o juzgando a quienes lo sienten y expresan… cuando huimos del miedo refugiándonos en “otras cosas” o en el activismo.

Si habláramos de nuestras emociones con la misma facilidad con la que hablamos del tiempo, de vanidades, de nuestros éxitos, de la vida de los otros… podríamos comprendernos mejor y ser más compasivos unos con otros. Desgraciadamente no todos estamos preparados para acoger y abrazar las emociones de los otros porque ni siquiera somos capaces de aceptarlas en nuestras vidas. Y de remate, para que no nos afecte lo que otros sienten, hacemos comentarios muy poco acertados que lejos de consolar, acompañar y aliviar, caen sobre ellos como un pedrusco pesado: “¿Pero por qué tienes miedo?”, “No es para tanto, mira a otros…”, “No tienes por qué tener miedo Dios está contigo”, “Parece mentira, tú que tienes fe”, “Eso que te da miedo es una tontería”… De esta manera ¿quién no se va a sentir incomprendido y juzgado?.

Sí, tengo miedo pero no me enojo contra él. No me resulta un problema tener miedo, puedo convivir con él. No me impide ser, actuar, vivir. Lo asumo, lo acepto, lo acojo como parte de mí. Me hace recordar mi pequeñez, mi fragilidad, mi limitación... Me permite estar alerta y cuidarme. Creo que el Señor también se sirve de nuestras heridas, de nuestra miseria, de nuestras emociones, de… para encontrarse con nosotros. Y algo también muy bueno e importante es que me facilita el poder comprender y acompañar a otros en sus miedos y angustias.

Tener fe no nos libra de tener miedo, de las pruebas, de las dificultades, de las dudas... El mismo Jesús nos muestra el camino. Es el amor el que nos puede ayudar a trascender nuestros miedos:


* La relación y el encuentro con el Amor, con el Señor, por medio de la oración. Abrirnos al amor de Dios, abandonarnos a Él y a su voluntad, ponernos en sus manos con una confianza infinita. Esto es lo que a Jesús le ayudó en medio de su miedo y angustia ante una muerte inminente. Y Dios no eliminó su miedo pero sí le fortaleció y consoló, le regaló su paz y le animó a afrontarlo.

La relación de amor con el Señor es un antídoto para superar todo miedo posible. Sólo Él sabe qué es lo que más nos conviene.
Saber mirar más allá del propio miedo y descubrir el amor de un Dios que está en nosotros, compartiendo nuestras fatigas y temores. “Hágase en mí”

* La relación y el encuentro con el amor de los otros. Otra medicina para poder hacer frente a nuestros temores, todos lo hemos experimentado desde pequeños, es el sabernos amados, acogidos, aceptados, en “eso” que estamos viviendo. El sabernos abrazados en nuestra fragilidad, vulnerabilidad, miseria… nos hace sentirnos queridos, comprendidos, seguros y acompañados y el camino se allana.
Jesús fue varias veces a buscar a sus discípulos… necesitaba experimentar su cercanía, su amor… pero no encontró el amor que buscaba en aquellos con los que tanto había compartido. Seguro que nosotros no lo tenemos tan difícil como Él y encontramos a más de uno que sepa escucharnos, que tenga brazos capaces de acoger todas nuestras imperfecciones y miserias, y esté siempre disponible para secar alguna que otra lágrima

* El darnos… solo por amor. Gratuidad… Entrega… La vida no es un valor absoluto, estamos de paso. Nos puede ayudar a trascender el miedo el entregar la vida. “Lo que Tú quieras Señor”. Esto también le ayudó a Jesús en aquella noche de densa oscuridad en la que parecía que todo había sido en balde.

sábado, 1 de enero de 2022

“SERÁ UN NUEVO AÑO SI…”

Será un nuevo año… 

  • Si decimos adiós a rencores de días o de años 
  • Si la soberbia y el orgullo dan paso a la humildad 
  • Si acogemos nuestra pequeñez, miseria, pobreza, limitación 
  • Si soltamos aquellos apegos que nos impiden avanzar 
  • Si nos reconciliamos con nuestra historia, con los otros… 
  • Si miramos la realidad y a las personas con limpio corazón 
  • Si la energía invertida en la búsqueda del propio interés, se orienta en trabajar por el bien común 
  • Si el egoísmo y egocentrismo se transforman en generosidad, apertura al otro, entrega y disponibilidad 
  • Si acogemos a los otros tal y como son, sin pretender cambiarlos 
  • Si destruimos los muros que nos separan y construimos puentes que nos unan 
  • Si nos abrimos al amor y a la misericordia de un Dios Padre que se nos quiere dar 
  • Si le buscamos en todo 
  • Si nos dejamos sorprender por el Señor y dejamos atrás conceptos y esquemas que nos encierran en ideas caducas que nos impiden crecer 
  • Si renunciamos a hacer nuestra voluntad y le permitimos que se haga la suya en nuestras vidas 
  • Si Él se convierte en el centro y fundamento… Nuestras intenciones, acciones y operaciones orientadas a Él, y para su mayor gloria y alabanza 
  • Si ponemos nuestra vida en sus manos 
  • Si encontramos en Él toda nuestra riqueza y ponemos sólo en Él toda nuestra seguridad y esperanza 
  • Si… 
De ti y de mí depende que éste sea de verdad un NUEVO año… 
  • Porque hay cosas que ya tienen que cambiar 
  • Porque no vivimos eternamente en la tierra y mañana puede ser muy tarde