sábado, 30 de octubre de 2021

“DAR PARA RECIBIR”

 

Hace unos días escuché esta afirmación y no deja de resonar en mi interior: “Para recibir primero hay que dar”. En mi opinión, vivir desde esta creencia, anula la existencia del amor gratuito reduciéndolo a un amor condicionado e interesado que en realidad no es amor sino egoísmo.

Si doy para recibir: Invertiré tiempo, esfuerzo y recursos para que se me devuelva al menos lo mismo que entregué. En el mejor de los casos lo lograré y, en el peor de los casos me frustraré, porque mis expectativas no fueron satisfechas, e incluso podré llegar a enojarme con quien no respondió como esperaba

Desgraciadamente esta creencia está muy arraigada y se actúa en función de ella, unos más conscientemente que otros.

Extrapolando esta creencia al ámbito cristiano, encontramos gente muy comprometida en la iglesia y con colectivos marginados que esperan recibir “algún día” recompensa de un “dios” que da en función del tiempo invertido, de las obras, del sacrificio realizado, de los rezos… Y la realidad es que al Dios de Jesús no se le puede conquistar, se da gratuitamente, regala su amor con independencia de lo que hagamos o de cómo nos comportemos. La Buena Noticia es que de Él se puede obtener todo lo que nuestro corazón anhela sin realizar el mínimo esfuerzo, tan solo con disponerse y abrirse para acogerlo.

Creo en un Dios que se da sin esperar algo a cambio. Creo en el Amor incondicional, gratuito, que se da incondicionalmente… Creo que este amor es posible vivirlo entre nosotros porque el Amor nos habita.

jueves, 28 de octubre de 2021

“¿DE QUÉ NOS SIRVE GANAR EL MUNDO SI PERDEMOS LA VIDA?”

 

Se alcanzan metas hace unos años impensables. Todo avanza tan rápido que nuestra imaginación es incapaz de prever lo que todavía veremos

Inteligencia, entendimiento… avances en todos los ámbitos…

Y casi todo producido por el miedo, o por el deseo de tener, de poder o de éxito. Movido también en ocasiones por el apego a la imagen, a la salud y a la propia vida


Casi todo enfocado al bienestar personal, a la seguridad, al ahorrar tiempo, al hacer la vida “más fácil”, al ataque o la defensa

¿Y hacia dónde nos lleva todo esto si no a ser personas cada vez más individualistas, egoístas, encerradas, ambiciosas y a la vez más temerosas, desconfiadas e inseguras?

Y enredados en lo de ahí afuera y en nuestras conquistas, pasamos desapercibido lo más importante: A nuestro Creador que es quien nos sostiene y cuida. A quien está presente en cada momento de nuestra existencia. A quien habita en lo más profundo de nuestro ser.

Capaces de tantas y tantas cosas… pero a la vez incapaces de descubrir y experimentar lo que todo corazón humano anhela y busca aún sin saberlo: el amor y la misericordia de Dios que, lejos de ser privilegio de unos pocos, está al alcance de todos

Perdidos en medio de la multitud, de los avances, del ruido, del consumismo, del éxito, del aparentar, del cuidado de la imagen, del pasarlo bien… hay una necesidad que clama ser satisfecha: volver al centro para encontrarnos con el Amor, reorientar la vida y poder ser verdaderamente felices.

¿De qué nos sirve ganar el mundo si perdemos la vida?

¿De qué nos sirven tantas conquistas, personales o colectivas, si seguimos sintiendo un gran vacío interior?

¿De qué nos sirven tantas supuestas seguridades si hoy mismo podemos dejar este mundo?

“LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR”

 

Uno de los males de los que adolece el mundo es el “no ser escuchados”. Soledad, dolor, angustia, preocupación… bullen en el interior de muchos que desean sentirse acogidos, acompañados, consolados. Sin embargo la escucha, lejos de considerarse un valor, se ve como una pérdida de tiempo.

Quizás somos de los que nos detenemos pero ¿cómo es la calidad de nuestra escucha?. Podemos estar sin estar, pensando en otras cosas u ocupados en otros quehaceres. Es importante y necesario brindar nuestra persona con todo lo que somos y tenemos

Si no escuchamos al hermano al que vemos ¿cómo vamos a escuchar lo que hoy Jesús tiene que decirnos?. “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”. Es más fácil y sencillo escuchar la televisión, las ofertas, las últimas novedades en el mercado, los anuncios de fiestas… pero ¡Qué difícil escuchar a Jesús en un mundo con tanto ruido y seducciones! ¡Y no digamos cumplirla!. Sin embargo Jesús asegura la felicidad, no la que promete el mundo a base del mínimo esfuerzo, del aplastar al otro o ser mejor o tener más que los demás, de buscar seguridades o bienestar personal… Jesús nos anuncia la verdadera felicidad la que brota del salir de sí, del darse… Él muestra el camino “Este es mi Hijo Amado… escuchadle”. Ahora la respuesta está en nuestras manos

lunes, 25 de octubre de 2021

“ME ODIO”

 

Así me compartía el otro día una joven: “Me odio”. ¡Qué sinceridad! ¡Qué encuentro con sus emociones!. Puede sonar fuerte pero ¿Quién no se ha odiado alguna vez en su vida? ¿Acaso no está este sentimiento encubierto cuando nos sentimos culpables por algo?



El “me odio” puede ser resultado de poner el listón demasiado alto, de aspirar a dar una imagen que no logro, de no aceptar mi miseria, de compararme con otros, de ver las propias heridas…

El “me odio” hace que me enfoque en mí, que me enrede y me haga daño, que actúe con agresividad y violencia, que lesione a otros con mis palabras o acciones

El “me odio” habla de auto desprecio, de auto rechazo

Muchas veces se participa en talleres de crecimiento personal que ayudan a reconocer heridas, emociones… pero si no se es bien acompañado pueden causar más dolor que beneficio. No estoy en contra de conocerse, todo lo contrario, pero sí en que ese conocimiento enfoque y encierre a la persona en su ego.

Entrar dentro de sí y tocar la propia realidad, descubrir la verdadera identidad… sin miedo, con valentía…

Se huye de sentir, de mirar lo que pasa en el propio interior pero ahí en lo más profundo, junto con nuestra miseria, también está Dios. Ahí y desde la humildad de sabernos y sentirnos “tan poca cosa” es donde se puede producir el encuentro. Ahí es donde se pueden sanar las heridas. Ahí se puede experimentar el abrazo del Padre, su amor y su misericordia.

jueves, 21 de octubre de 2021

“LOS CELULARES NOS ABSORBEN”

 

¿Quién está libre de la tentación que puede suponer a veces el uso de la tecnología? Si éste es tu caso: Felicidades. Yo el otro día caí…. Bueno, como tantas otras veces, unas consciente y otras inconscientemente. Me sucedió algo que me dolió. Estábamos en la sala de espera del hospital, mi hermana y yo sentadas detrás de mis padres a tan solo un metro. Cristina con el celular leyendo recetas de cocina, y yo tratando de enviar un escrito del blog a un sacerdote por email porque se lo había mandado por whatsapp y quería tenerlo en su correo. Cuando levanté la cabeza mis padres no estaban, miré la pantalla para ver si ya habrían entrado con la doctora y ya habían pasado dos personas más a la consulta. En ese momento le dije a mi hermana: “Los papás ya entraron y no nos hemos enterado”. Se quedó sin palabras y directamente apagó su cel y lo guardó en su bolso. Fue cuestión de segundos pero tiempo suficiente para caer en la cuenta de nuestro no estar en lo que teníamos que estar. ¡Qué desastre!


Definitivamente que todos estamos expuestos a la tentación de la tecnología. Y por muy santo que sea lo que hagas con ella, no se puede dejar lo importante o lo que tienes en ese momento... lo otro puede esperar.

Ha sido una llamada a estar en el presente, a no distraerme, a permanecer en una sola cosa… a dejar lo secundario para después. Definitivamente que todo habla...

domingo, 17 de octubre de 2021

“BENDITA FRAGILIDAD”

 

No nos gusta ver nuestra miseria, reconocer nuestra pequeñez, sentirnos dependientes de otros… Huimos de la enfermedad, del sufrimiento, no queremos escuchar noticias trágicas o ver las heridas de los otros porque todo ello nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra finitud, lo poquita cosa que somos…

El problema es que mientras todo va bien, y todo lo hacemos, y creemos que todo lo podemos… aumenta nuestro orgullo y soberbia y podemos llegar a vivir sin Dios o creernos más que Él… en cualquiera de los casos estamos perdidos.

¿Cómo abandonarnos en Dios cuando nos valemos por nosotros mismos, cuando podemos conseguir todo lo que queremos, cuando confiamos en nuestro esfuerzo, cualidades y dones, cuando ponemos nuestra seguridad en lo que tenemos, en nuestra inteligencia, salud o virtudes?

Perder algo que se considera importante puede verse como una tragedia pero siempre es una oportunidad para abajarse, reconocer la propia naturaleza y a la vez la dependencia de Dios, descubrir la propia pequeñez y a la vez su grandeza.

Sentir la incapacidad, la impotencia, la desorientación, la soledad, el vacío, la fragilidad… nos ayuda a tomar conciencia de que no podemos nada, de que no somos nada, sin su amor y su gracia

Bendita fragilidad si aumenta nuestro deseo de encontrarnos con Dios y de amarle

Bendita fragilidad si nos hace más humanos, más hermanos.

No sé si has tocado fondo alguna vez o estás en camino, tal vez no necesitas hacer ese recorrido porque se te ha regalado el entendimiento de otra manera, pero a veces es el medio para que se produzca una conversión o cambio en nuestras vidas. Así que si eres uno de estos: abandónate, confía y espera porque el Señor puede hacer obras grandes. Solo en las almas que se sienten y saben pequeñas se produce el milagro. Si otros lo han vivido, también en nosotros es posible

martes, 12 de octubre de 2021

"SABER DECIR: "NO""

 

No recuerdo haber dicho tantas veces “NO” como en estos días pasados. Dije “NO” a realizar un video sobre la importancia de leer la Biblia, a participar vía zoom en las clausuras de los EVO, a acompañar a una persona en su proceso de crecimiento, a grabar un audio por el mes de las misiones, a asistir a una reunión, a preparar las moniciones para una eucaristía… y creo que no he terminado.

Reconozco mi limitación. Es más, lejos de vivirlo como invitaciones del Señor, por muy santas que sean, las siento como tentaciones que llegan hasta mí con el fin de reventarme y colapsarme. Por eso es bueno reconocer la propia fragilidad, pobreza, límites… escucharse, escuchar el cuerpo… discernir… y responder solo a Dios. Y es que no todo lo que suena o huele a Dios es de Él.



No es de Dios agradar a los otros buscándonos o responder a sus deseos y expectativas por miedo al qué dirán, o por caer bien, o por mantener una imagen que nos hemos fabricado o que queremos dar. No podemos perder el centro. No se trata de hacer, hacer, hacer… Tampoco de dar más de lo que tenemos o podemos. No caigamos en el error de creernos mejores personas o mejores cristianos por decir a todo que “Sí”… sino de amar en todo lo que vivimos y hacemos, aunque no se vea, aunque no sea aplaudido, aunque parezca simple o sencillo, y a veces hasta criticado

En estos días he dicho muchas veces “NO” y siento una gran paz, cero culpabilidad ¿por qué habría de sentirme culpable si estoy en lo que tengo que estar y haciendo lo que tengo que hacer?

domingo, 10 de octubre de 2021

“NOS PODEMOS PERDER EN LAS FORMAS”

 

Una de las tentaciones en las que podemos caer es quedarnos en lo externo, en lo superficial, en los ritos, en las formas… Nuestro culto a lo que vemos nos puede privar del contenido profundo que hay escondido

En este tiempo de pandemia se ha pedido a los sacerdotes de más de 80 años en algunas zonas que no dieran de comulgar. Hoy escuché a uno de ellos decir: “¡Qué triste que un sacerdote no pueda dar la comunión!”. Nos podemos llegar a apegar a las cosas más santas e incluso quedarnos en la acción y no profundizar en el verdadero sentido o lo que significa aquello que hacemos

No me voy a meter en la explicación teológica sobre que es el dar la comunión pero desde mi corto entendimiento sí que me parece que tiene un trasfondo que no se limita al acto concreto sino a una forma de ser, de disponerse, de estar y de hacer en la vida. Dar y compartir con los otros a ese Jesús al que vamos conociendo y que llena de sentido y plenitud nuestra vida. No quedarnos con ese Don que se nos ha regalado gratuitamente sino ofrecerlo a los demás. Compartir y repartir lo que somos y tenemos, en definitiva nuestra vida.


Damos la comunión cuando nos interesamos por los problemas, las dificultades y necesidades de los otros, cuando nos entregamos, cuando servimos, cuando compartimos, cuando amamos… así como hizo Jesús

Profundicemos en la realidad de lo externo y carguémoslo de sentido para evitar caer en la tentación de apegarnos a lo que no nos pertenece y de perdernos en las formas

sábado, 9 de octubre de 2021

“SER EL MÁS IMPORTANTE, EL MÁS GRANDE”

 

Querer ser el más importante, el más grande, responde a los deseos del ego y nos hace perder el norte. La competición, el compararse, no es propio de quien sigue a Jesús. Tristemente la realidad es que en la Iglesia vemos mucha rivalidad y en algunos el ansia por escalar y alcanzar los primeros puestos en sus diversas formas

El deseo de destacar, de ser valorado, aplaudido… se hace presente en muchas personas comprometidas en causas muy nobles. Y en ese afán por crecer en popularidad, éxito, poder y tener, se olvida lo más importante. Y es que… quien gana su vida la pierde. Vivir auto centrado lleva al olvido de para quién se vive.

La preocupación no debe de ser si soy o no importante, tampoco el ser grande… sino hacer la voluntad de Dios. Si por hacer su voluntad soy importante y grande, o me tienen por estúpido o tonto, no es algo que deba perturbarme.

Jesús pregunta a Pedro: “¿Me amas?”. No le interesa que seamos importantes o grandes pues bien sabe de nuestra pequeñez y fragilidad. Conoce lo que ha creado. No le podemos engañar ni aparentar lo que no somos y no podemos. No vamos a ganar méritos ante Él. Su único deseo es que nos abramos a su amor y le amemos.

viernes, 8 de octubre de 2021

“NO ES TANTO LO QUE SE HACE SINO CUANTO SE AMA”

 

Me compartía el otro día una amiga que quería hacer algo para responder a tanto amor de Dios y no sabía qué. En su comunidad hay catequistas de sobra, la pastoral social también cuenta con demasiados voluntarios…

Se puede caer en la tentación de llegar a concretar y limitar la respuesta a tanto amor en un compromiso específico y con eso sentir que ya cumplimos. O en la tentación de hacer respondiendo a un “dios” que nos pide

Pienso que el “Señor, ¿qué quieres que haga?” es una espada de doble filo si no nos la planteamos frente al Dios de Jesús. Nos puede crear ansiedad si no encontramos el qué, dónde o con quién, o podemos lanzarnos a hacer respondiendo a lo que creemos o a nuestra voluntad y no tanto a lo que el Señor quiere de nuestras vidas.

Si el verbo “hacer” nos trae de cabeza tal vez convendría que nos preguntáramos: “Señor, ¿cómo puedo amarte?”. Cada uno tendrá que encontrar su camino de entrega particular porque no se trata de imitar a otros sino de ser uno mismo y dejar que se despierte la creatividad

“Señor, ¿cómo puedo amarte?”. Amándote siempre y en todo momento. Amándote en lo que se hace, por rutinario y simple que parezca. Amándote en cada persona.

Cuando el fin del amor es Él: No hay críticas que afecten, no se espera gratificación o recompensa, no duele la reacción de aquellos a quienes se dirige la acción. Tener claro por quien se vive, se hace, se habla… y a quien se ama con todo ello.

No es tanto lo que se hace sino cuánto se ame en lo que se hace.

 

miércoles, 6 de octubre de 2021

“¿CUÁL ES EL SENTIDO DE TU VIDA?”

 

Vivimos un momento en el que muchos tienen todo lo que quieren, en el que “todo se vale”, en el que tecnológicamente avanzamos a un ritmo vertiginoso, en el que la esperanza de vida se alarga en países desarrollados hasta 90 o más años, en el que… Y resulta que hoy, más que nunca y con gran diferencia, hay más gente desorientada y sin un punto claro hacia el cuál caminar.

Cuando no sabes para dónde: Te dejas llevar por la corriente, por lo que está de moda, por lo que hace la mayoría… No te cuestionas, no te planteas metas… Y por mucho que tengas un trabajo, casa, títulos, cargos… aunque cuentes con la admiración de personas, tengas cientos o miles de seguidores en las redes sociales… aunque puedas darte los caprichos y lujos que desees…  en el fondo hay una sensación de vacío que duele pero que puedes llenar dando a tu vida un sentido que la plenifique

Solo hay un camino para que la vida tenga sentido: Ser amados y amar al prójimo


Mateo, Magdalena, Zaqueo… encuentran el sentido de su vida cuando Jesús se cruza en su camino, y su mirada y forma de tratarles les hace sentirse amados. Tras el encuentro con el amor sus vidas cambian: la manera de situarse ante la realidad, sus actitudes, sus relaciones… Cuando recibes amor te sientes especial, importante para quien te ama.

Experimentar amor de otros o del mismo Dios es junto al amar a los otros lo que da sentido pleno a la vida. Contra las insinuaciones a buscar el propio interés y ver en los otros rivales a los que derrotar o al menos a quienes superar, la invitación a salir de sí y amar al prójimo

Abramos los ojos a esta realidad. Los espejismos que nos ofrecen y tratan de seducir provocan ansiedad, frustración, desesperación… Cuando somos conscientes de que eran espejismos, nos presentan otros distintos y por supuesto más atractivos. No nos engañemos, nada de lo que el mundo ofrece puede darnos vida plena, la sensación de vacío se hará cada vez más profunda

Solo hay un camino: Recibir y dar amor.     

domingo, 3 de octubre de 2021

“¿QUÉ PUEDO HACER PARA SER GRANDE?”

 

Para ser grandes se nos invita a conseguir títulos, alcanzar metas, tener éxito, poder o dinero, ser más que…, ocupar un cargo, ser admirados y aplaudidos… ¡Qué lejos de la verdadera grandeza del ser humano!

Quiero compartirte lo que el otro día nos contó un sacerdote en su homilía: “De pequeño quería y soñaba con ser mártir pero luego con el tiempo me di cuenta de que eso hablaba de mi orgullo. Después, en mi etapa de formación, luché contra un defecto y cuando logré vencerlo descubrí tres más. Y todo para llegar a la conclusión de que en la vida del cristiano solo son necesarias dos cosas: Confiar en Dios y amar al prójimo”.


¡Qué complicado hacemos lo que en principio es tan sencillo!. Por supuesto que el sacerdote habla desde su experiencia y la sabiduría de quien ha estado siempre en el camino y a sus más de ochenta años sigue buscando. Estas indicaciones que nos mostraba son simplemente las que Jesús predicó con su vida: Su confianza en el Padre y el amor al prójimo

¿Hacia dónde se orienta la educación de los hijos, de los niños y jóvenes de hoy? Padres y formadores ¿buscamos que sean grandes según los criterios de la sociedad?. Quizás tendríamos que preguntarnos primero en qué buscamos nosotros la grandeza para saber hacia dónde estamos orientando a los demás

La verdadera grandeza humana no se aprecia a los ojos de quienes son del mundo, no se valora en la sociedad porque no es rentable económicamente, no se busca porque no se conoce o porque asusta ir contra corriente…

Para ser grandes hay que confiar en el Padre y amar al prójimo y esto solo es posible si nos abajamos, si nos sabemos y sentimos dependientes y necesitados, si salimos de nosotros mismos y vemos en el otro a un hermano y le tratamos como tal.


https://youtu.be/Voer4ju5erk


viernes, 1 de octubre de 2021

“EL SEÑOR SOSTIENE MI VIDA”

 

Así decía el salmo el otro día. Providencialmente, la tarde anterior, leyendo un libro del ahora General de los Carmelitas Miguel Márquez decía: “… detrás de todo está Él sosteniendo y cuidando nuestras vidas”.

Esta es nuestra fe, esta es nuestra confianza… la de sabernos, a pesar de todo, sostenidos y cuidados por Alguien que nos ama, a quien importamos, para quien contamos y somos especiales.

Revisa tu historia, mira tu presente… ¿Hay algo en tu haber que no se te haya regalado? Las personas que te rodean, las circunstancias que vives, la familia, el trabajo, las cualidades, los éxitos cosechados… ¿Crees que los has conseguido tú? ¿Se te han dado por merecerlos? La realidad es que los has recibido por puro amor de quien te sostiene y cuida.

Más allá de lo que hagas, de dónde estés, de las pruebas por las que pases, de cómo te sientas, de tus crisis… ALQUIEN SOSTIENE Y CUIDA TU VIDA. Y si es así… ¿De qué preocuparte? ¿Por qué angustiarte? ¿Cuál es el miedo?

ALGUIEN SOSTIENE Y CUIDA TU VIDA. Créelo, abandónate y confía. Siempre encuentra la forma de hacértelo saber y experimentar. Días después de esto, y estando mi papi en el quirófano, entré en la capilla a celebrar la Eucaristía. En esta ocasión el salmo que repetimos una y otra vez fue: "Dios está con nosotros". Así es, así lo creo, así lo siento... y estoy alegre y agradecida por ello.