viernes, 4 de abril de 2025
“ABRAZAR NUESTRA DEBILIDAD”
Hace unos meses llegó una amiga a comprar unos
libros, me habló del mucho trabajo que tenía, de lo cansada que estaba y… dos
días después me llamó para contarme que se cayó y se lesionó una pierna. Con
motivo del accidente se ha sometido a varias operaciones y ya son más de cuatro
meses los que lleva de baja.
Hoy pasó por la librería, también otra amiga que ha
tenido que ingresar a su padre en una residencia porque ya está muy dependiente
y no podían tenerlo más tiempo en casa. Cada día escuchamos casos de personas
que viven muy de cerca la limitación, lo frágil de la condición humana.
Una enfermedad, una rotura que nos limita el
movimiento, la edad, el deterioro o la muerte de un ser querido, la pérdida de
un trabajo, un desastre natural, una pandemia… son algunos ejemplos de lo que
nos puede poner en contacto estrecho con nuestra realidad.
Tarde o temprano a todos nos toca vivir algún
acontecimiento que nos hace sentir vulnerables, dependientes, frágiles,
necesitados. Junto a ello es inevitable que aparezca también la impotencia, la
frustración, el enojo, la tristeza. Caemos entonces en la cuenta de que nada
somos, nada podemos, nada controlamos. Todo lo que creíamos ser y hacer se
desvanece.
¡Qué triste cuando nos quedamos mirando el hecho o
lo que nos provoca lo que está aconteciendo!. ¡Qué sufrimiento cuando tratamos
de luchar contra “eso” sin lograr resultado alguno!. ¡Qué error querer huir en
vez de mirar cara a cara con valor aquello que nos asusta!. Lamentarnos,
culpabilizar a otros o a Dios, enojarnos con el mundo, resignarnos o llorar
nuestras penas, no nos llevará a nada.
El problema es ver nuestra fragilidad o
vulnerabilidad como un fin y no como un medio, es anclarnos en ella y no
trascenderla. Ese Dios se abaja desde el principio y nos lo demuestra encarnándose
en un bebé para recordarnos que está en lo más pequeño y débil de nuestra
condición humana, que ahí nos espera para mostrarnos su amor, para abrazarnos,
tal como somos, tal como estamos. En esas condiciones o circunstancias podemos
descansar en El, en su amor, y también darle gloria.
Cada uno elige cómo vivir lo que le pasa porque no es tanto el hecho en sí sino la
actitud que tomamos ante eso que nos sucede. Pero eso sí, si crees en el Dios
de Jesús, sal de tu enredo y mira más allá de lo que tus ojos ven, acoge su
amor y déjate abrazar por Él. Todo un Dios se abaja hasta ti para recordarte
que ahí, en esa realidad que te toca vivir en este momento, también está
contigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Siempre está con migo
ResponderEliminarA veces las cosas malas suceden para evitar una peor o enseñarnos algo importante
ResponderEliminarMil gracias Gloria por ayudarme a creer en Dios. TKM.
ResponderEliminarGracias por compartir este hermoso y profundo escrito. Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas. He vivido situaciones similares, donde he tenido que enfrentar mi propia fragilidad y vulnerabilidad. A veces, sentir que estamos perdidos o que nuestras circunstancias nos superan puede ser abrumador. Sin embargo, he aprendido que abrazar nuestras debilidades nos permite conectarnos no solo con nosotros mismos, sino también con los demás y con algo más grande que nosotros.
ResponderEliminarRecuerdo un periodo en el que enfrenté la enfermedad o en algún familiar cercano. Fue un tiempo difícil, lleno de emociones encontradas: tristeza, impotencia y frustración. Pero en esos momentos, vi también el amor y el apoyo de las personas que me rodeaban. Aprendí a mirar hacia adentro y a aceptar mis emociones, sin luchar contra ellas. Esa experiencia me enseñó a valorar la vida de manera diferente y a encontrar fortaleza en mi vulnerabilidad.
Lo que mencionas sobre dejarse abrazar por Dios resuena profundamente en mí. En mi propia experiencia, he encontrado consuelo en la fe y en la certeza de que, incluso en los momentos de debilidad, hay amor y luz esperándonos. La actitud que adoptamos ante nuestras dificultades puede cambiar completamente nuestra perspectiva. Agradezco cada día por las lecciones que estas experiencias me han brindado y por el amor que descubrimos en medio de las tormentas.
Gracias nuevamente por compartir estas reflexiones tan valiosas. Es un recordatorio poderoso de que no estamos solos en nuestra fragilidad.
Una vez más muchas gracias Gloria, por tu reflexión tan verdadera,
ResponderEliminarDios quiera que sepa abrazar mis debilidades, cada día y cobijarme en El.
Gracias Gloria
ResponderEliminarEn este momento que me toca vivir, quiero mirar más alla de lo que ven mis ojos y dejarme abrazar por el Amor de Jesús con la confisnza que Él siempre estarà conmigo
Gracias Gloria por estos mensajes que me hacen pensar cuántas gracias hay que dar a. Dios
ResponderEliminarAsí es.. es un Dios misericordia que nos mira con amor. Así debemos vernos, como él nos mira; más que mirarnos con miseria, como eventualmente nos vemos anosotros mismos, es mirarnos con misericordia.
ResponderEliminarMuy bello ,profundo ,gracias Gloria por compartir!!
ResponderEliminar