viernes, 20 de noviembre de 2015

"VOLVER A DIOS"


¿Cuántas veces nuestro estado de ánimo se altera en función de los acontecimientos externos? Cuando las cosas van bien nos alegramos y tal vez inconscientemente nos vanagloriamos de nuestra capacidad y nos creemos pequeños dioses que todo lo pueden. Sin embargo cuando los planes no se ejecutan tal y como deseábamos, o cuando las personas no responden como esperábamos, o cuando surgen imprevistos con los que no contábamos… nuestras seguridades se caen, aparece la duda, no entendemos… y si creemos en Dios hasta podemos rebelarnos y culparle por permitir que sucediera lo que no estaba en nuestros esquemas.

 ¿Cómo poder ser indiferente frente a los acontecimientos externos? A San Ignacio le plantearon una vez sobre qué es lo que haría en el caso de que la Compañía de Jesús desapareciese… y él contestó que tan solo necesitaría quince minutos. ¡Quince minutos!... ¿para qué? podríamos preguntarnos… la respuesta es clara… quince minutos para hacer silencio, para conectarse con el Dios que le habitaba y experimentar la paz en su interior. Pero a eso no se llega de la noche a la mañana. Él era un hombre de oración, él se conocía… se trabajó mucho a nivel psico-espiritual para poder llegar a alcanzar tal indiferencia frente a los hechos, para ser capaz de depositar toda su confianza en Dios

 Nosotr@s tenemos un problema… nos creemos que todo depende de nosotros cuando en realidad de nosotros solo depende poner los medios… nos creemos que todo lo podemos y que somos inmortales cuando en realidad somos tan frágiles y limitados que la vida se nos podría ir en un instante… nos creemos que contamos con la gracia de Dios mientras la vida nos sonríe y no somos capaces de descubrir la gracia de Dios cuando aparecen las dificultades…

Hay algo que nos puede ayudar. Es un caso extremo pero en él se ve con claridad cuál tiene que ser nuestra actitud si no queremos sufrir ante las adversidades. Jesús en sus últimos momentos tampoco entendía nada y elevó sus ojos al cielo pidiendo al Padre que apartara de él ese cáliz… ¿Cómo recobró Jesús la paz en su corazón? Poniendo la confianza en Dios y ofreciéndole la vida: “Que no se haga mi voluntad sino la tuya”

Jesús nos lo recuerda una y otra vez: “No tengáis miedo… confiad en Dios… es nuestro Padre… Él cuida de nosotros… Tened fe en Él”

 Sus caminos no son nuestros caminos… dejémosle actuar con la confianza puesta en Él… dejémosle hacer… Él sabe lo que más conviene… no nos empecinemos en nuestros planes y proyectos cuando tal vez no sean los suyos… permitámosle ser en nosotros… seamos dóciles y hagamos su voluntad y no la nuestra.

 En la adversidad volvamos nuestros ojos a Dios… busquemos el encuentro con Él para recobrar la paz que hemos permitido que nos arrebaten… y con un acto de humildad e ilimitada confianza, soltemos amarras, dejemos de forzar o resistirnos o de pelearnos con nosotros mismos o con el mundo, permitámonos descansar en sus brazos y dejémonos llevar.

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