Así
dice el Credo… Jesús descendió a los infiernos… ¿Alguna vez has descendido a
los infiernos?
Me
contó una amiga que el otro día “descendió a los infiernos”… volvió a
experimentar su miseria en las profundidades de su ser… lo poco que es… volvió
a sentir su herida, su dolor, sus miedos, sus terrores, sus culpas, sus
pecados… todo era oscuro, muy oscuro… y en el fondo: tristeza, ansiedad,
angustia, desesperanza, odio, enojo, desolación… una honda sensación de vacío.
¿Quiénes
somos si Tú no estás en nuestras vidas? ¿Acaso la vida tiene sentido sin Ti?
Nuestra vida está vacía sin Ti… rota, deshecha, perdida,… ¡Qué triste vivir
errantes y sin un horizonte!... Necesitamos que permanezcas a nuestro lado, que
sigas guiando nuestros pasos, que nos muestres y experimentemos Tu Amor y Tu
Misericordia, que constatemos que vas sanando nuestras heridas… necesitamos de
Tu Gracia, necesitamos del milagro de Tu Gracia para recomponernos, para
reconstruirnos y poder reubicarnos y así caminar por tu senda.
Que
en los momentos más difíciles nos abandonemos en Tus brazos como un bebé en los
brazos de su madre y confiemos en que nos sostienes y no nos dejarás caer…
porque nos amas y así será siempre.
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