Tuve un retiro esta
mañana, el tema: “Como el barro en manos del alfarero así eres tú en mi mano”.
Anoche terminamos con las presentaciones del nacimiento viviente y,
providencialmente, en una de las escenas había una viejita trabajando en el
torno. Antes de empezar a actuar, me quedé contemplando las vasijas que había
hecho y le pedí que me vendiera una para el retiro. Doña Luisa me dijo: “Agarre
la que quiera, yo se la voy a regalar”. Y me llevé una que no era ni tan
bonita, y además muy simple, y de remate estaba un poco inclinada. Me atrajo
por la sencillez y la imperfección.
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Porciúncula. Franciscan School. San Pedro Sula. Honduras |
Antes de iniciar el
retiro, coloqué la vasija en el altar para que todos pudieran contemplarla. Y
esta fue mi reflexión esta mañana:
1.- “El importante es el Alfarero y no la
vasija”. Así tiene que ser en mi oración y en mi vida. El centro, lo
importante, el importante: Él. Dejar de girar de una vez por todas en torno a
mí, fijar mi mirada en Él, y centrar todo mi ser en Él. Porque Él es el actor y
yo tan solo un instrumento
2.- “La vasija está vacía”… así es como
tengo que presentarme ante Dios… vacía de todo aquello que no me permite ser,
que no le deja a Él ser… vacía de todo aquello que me asfixia y me quita la
paz, de todo aquello que me llena pero no de auténtica felicidad…Vaciarme de
“mis cosas” para llenarme “solo de Él”.
3.- “La vasija no está terminada”… al igual
que mi vida… me falta camino por recorrer. Para que esa vasija llegue a su
culmen tiene que pasar todavía por un largo proceso e incluso ser sometida a
altas temperaturas: pruebas, dificultades, tentaciones…
¡Qué gran lección la
del Alfarero! ¡Qué gran lección la de la vasija!
¡Qué gran regalo el de
Dios al permitirnos que Doña Luisa se prestara para hacernos una demostración
en el torno, mientras los participantes en el retiro contemplábamos en silencio
la escena!
Gracias Padre porque
todo lo haces bien y te vales de todo para poder hablarnos.
Gracias por poder ser
testigo de tu obra en los otros.
Que nos dejamos moldear
por Ti, disponiendo nuestras vidas en todo momento a tu santa voluntad.
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