¿Te consideras santo o pecador? Evalúa tus actitudes. ¿Eres
dado a juzgar al sacerdote porque… o al ministro de la eucaristía porque… o a
la que lleva la luz porque… y a quien pasa la colecta porque….? ¿Cómo es
posible que “X” sirva en la iglesia siendo como es o después de lo que ha
hecho, por qué se lo permiten? Cualquier parecido con la parábola del fariseo y
del publicano es pura coincidencia y es que desgraciadamente quienes más
juzgamos y criticamos somos muchas veces los que estamos en la iglesia y a
quienes están en la iglesia. ¿Te crees digno de tirar la primera piedra? ¿Por
qué no revisas primero tu historia de pecado, tus faltas, y lo que pequeño que
eres sin la gracia de Dios?
El argumento de otros es el siguiente: “No, si yo también tengo pecado pero… nunca
haría lo que hizo aquel, o aquello es más grave que lo mío, o…”
Y los hay que piensan así: “Sí, pero al menos no me
pondría a servir después de eso”…
¿Te crees digno para condenar al otro?
¿Cómo crees que mira Jesús a ese al que llamas pecador y
al que condenas? Siento decirte que con el mismo amor que a ti. No puedes
mirarle como Jesús le mira porque no has abierto tu corazón al amor de Dios…
solo así puedes ver a los otros como Él los mira.
¡Ay de los que se creen santos!...
- … porque cierran su corazón a Dios
- … porque ven a los otros desde la soberbia de creerse mejores que los demás
- … porque no pueden amar
- … porque no tienen paz en su interior
- … porque se dañan cuando juzgan a otros
- …
Dichosos los que
se sienten pecadores y siguen sirviendo desde su fragilidad porque…
- … son los preferidos de Dios
- … es más fácil para ellos encontrarse con Él
- … ven a los otros con compasión
- … son conscientes de que en su pequeñez Dios hace la obra
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