jueves, 24 de octubre de 2024

“DESAFINADA”

 

Aprendí a tocar un poco la guitarra mirando, escuchando, practicando…Nunca utilicé cejilla para subir o bajar el tono de las canciones. Tal vez requería más trabajo pero cambiaba las notas y prescindía del aparatito. No sé por qué a estas alturas de la vida me ha dado por comprar una cejilla.

Anoche, como todos los miércoles a las 8.30pm en la parroquia “Corazón de María”, nos juntamos para estar un rato con el Señor. Cuando comencé a tocar la segunda canción, con la cejilla dichosa, me sonó la quinta cuerda desafinada total. “¿Qué está pasando?” – me pregunté. Paré un momento para reubicar la cejilla y más de lo mismo así que continué con el resto de la canción. Me sentí incómoda porque me chirriaba el sonido de la guitarra. Terminada la canción quité la cejilla para afinar esa quinta cuerda y, para mi sorpresa, estaba perfecta.

Ojalá hubiera quedado aquí la anécdota pero la última canción también requería cejilla y… más de lo mismo. "Ahhhhhhhhhhhhhhhh…" pero ahí sí que ya me sonreí, el mal espíritu quería volver a meterse y no le dejé que me aguara la canción a San José.

Aún con todo, los pocos con los que compartí dijeron que los cantos habían sido muy bonitos. Me costaba creerlo. ¿Estábamos en el mismo lugar, a la misma hora y viviendo lo mismo?. ¿Será que no se percataron del desafine?.

Me siento como mi guitarra anoche, un instrumento desafinado. Nuestro Dios oculta a los ojos y oídos de los otros nuestras notas discordantes, defectos, miserias, limitaciones… y todo para gloria suya.

¡Ay de nosotros si conociendo lo que hay en nuestro haber nos creemos más que… mejores que…!. Lo que hace en nosotros no es para gloriarnos. Sí para agradecerlo, ofrecérselo para bien de otros. Dejemos que se sirva de lo que somos (aunque suene desafinado) porque es capaz de transformarlo todo para bien de los que lo aman.

Si suenas o te crees desafinado, no te preocupes, el Señor está ahí, contigo… y te afina para gloria suya. Si aún con todo chirrías y los demás se percatan, será porque en ese momento es lo que más te conviene. Todo lo hace bien.

lunes, 21 de octubre de 2024

“BUSCANDO CORAZONES”

 


El Dios de Jesús busca corazones que se hagan capacidad para llenarlos con su Amor. Parece un anuncio publicitario. A otras ofertas seguro que les hacemos más caso, nos suponen un gasto de dinero y de remate no colman nuestro deseo de felicidad.

Todo un Dios se abaja, se hace pequeño, accesible, cercano, se deja tocar, comer…

Todo un Dios se nos da, se nos quiere regalar… pero las ocupaciones, distracciones, emociones, intereses personales… no le dejan espacio.

Todo un Dios nos ama así como somos, así como estamos. Por no reconocer esta verdad y abrirnos a su amor, andamos mendigando cariños, honores y alabanzas.

Pudiendo tenerlo TODO nos entretenemos en menudencias.

Por poner el corazón y la vida en otras realidades o en nosotros mismos, perdemos la paz y la alegría.

¿Quién es nuestro Dios?. ¿En qué Dios creemos: en el que nos da y al que pedimos “cosas” o en el que se nos da?.

El Dios de Jesús busca corazones que se hagan capacidad para llenarlos con su Amor. Vaciemos nuestro corazón de amor propio, de apegos, y falsas seguridades en las que ponemos nuestra confianza para dejar a Dios ser Dios. 

viernes, 18 de octubre de 2024

“¿QUÉ LE VAMOS A REGALAR A TERESITA”

 

Iba a ser la fiesta de Santa Teresita, mi amiga, hermana, intercesora… Una persona que también la quiere mucho me preguntó: “¿Qué le vamos a regalar a Teresita?”. La cuestión me agarró en curva y para evadir la responsabilidad respondí: “Si se te ocurre algo…”. Pero luego se metió el Espíritu y de repente me sorprendí diciendo: “Ella es la que nos va a regalar. Estemos atentos y dejémonos sorprender”. La realidad es que no nos dio nada, se nos dio.

Pensamos que llevamos el control de nuestra vida, que somos los que tomamos la iniciativa, y nada más lejos de la realidad. Queremos llevar la voz cantante y dirigirlo todo y no dejamos a Dios ser Dios.

Pensamos que todo depende de nosotros, de nuestro esfuerzo. En realidad somos tan frágiles y pequeños que a la mínima adversidad nos sentimos vulnerables, dependientes y necesitados.

No somos los primeros pero en el afán de conquista, de querer ser los protagonistas, de colgarnos medallitas o acumular puntos, agarramos la batuta como si lo que pusiéramos de nuestra parte fuera lo mejor y lo más valioso.

Nos cuesta reconocer que la iniciativa no es nuestra, abandonarnos y abrir los brazos a lo que se nos quiere regalar, dejarnos sorprender por lo que llega.

Ni a Dios ni a los santos les vamos a ganar en generosidad hagamos lo que hagamos.

Nos cerramos a la gracia cuando ocupamos el primer lugar

Cambiemos el chip… De hacer, a dejarnos hacer… De regalar, a recibir lo que nos quieran dar… De esforzarnos, a abandonarnos y dejarnos querer.

Cómo cambia la visión y la vida si en vez de enfocarnos en lo que depende de nosotros y podemos hacer, ponemos nuestra atención en lo que se nos regala a lo largo del día, en los mimos de Dios en cada momento.

Abramos los oídos, los ojos y el corazón. El Amor siempre está amando y desea que haya personas que lo acojan.

sábado, 12 de octubre de 2024

“SE FUERON PERO SIGUEN ESTANDO”

 

El martes día 8 mi abuela cumplió un año y ocho meses de fallecida. La tuve presente en la oración de la mañana y también en la eucaristía pero luego comenzó el trajín del día a día y no me volví a acordar hasta la tarde.

Conocí hace unos meses a una niña que tiene su mismo nombre: Gabriela. Nos presentamos un domingo que le pedí llevar una ofrenda al altar y desde entonces siento que se creó un vínculo especial. Se me alegra el corazón cuando la veo en la eucaristía, y ella viene hasta donde estoy en el momento de la paz a darme un abrazo.

Justo el martes, Gabriela entró por primera vez en la librería en la que trabajo. “¡Ahhhhhhh, Gabrielaaaaaa, qué sorpresa!”. Fui un poco escandalosa, lo reconozco, pero no pude contener la emoción. La verdad que no sé quién se sorprendió más, la pobre ni reaccionaba, ni por cerca imaginaba encontrarse conmigo allá.


Tras darnos el abrazo me fui a buscar sus libros de catequesis y al regresar al mostrador, Gabriela me mostró una estrella rosada. Pensé que solo me la enseñaba pero nada de eso, me la regaló. No tenía otra cosa, era lo único que andaba encima, quería ofrecerme algo y me dio “su estrella”. ¡Santísimo!... Como la viuda del evangelio… Era todo lo que tenía. Me quedé sin palabras.

Por la tarde recordando la escena caí en la cuenta de la relación: Aniversario del fallecimiento de la yaya y la visita de Gabriela a la tienda… La yaya me mandó su abrazo y me regaló una estrellita rosada. ¿Qué más puedo decir?. 

Se fueron pero siguen estando todos los que se nos han adelantado y han partido a gozar de la Presencia y el abrazo del Padre. En la Iglesia se habla de la comunión de los santos, así entiendo yo esa comunión. Todos presentes, todos unidos, todos en permanente comunicación de amor con nosotros. A unos los hemos conocido personalmente, a otros a través de sus testimonios y escritos pero todos ellos siguen acompañándonos e iluminando nuestros caminos, nuestras noches. Se fueron pero siguen estando.


martes, 8 de octubre de 2024

“HAGAMOS EL CAMINO FÁCIL A LOS DEMÁS”

 

El otro día llegó a la librería un sacerdote a comprar un detallito para una señora que colabora en su parroquia. Me habló de ella con mucho cariño, se ve que la admira y quiere mucho. Me contó que es una mujer que siempre sirve y que nunca le oye una queja, ni le ve mala cara pese a la multitud de problemas personales y familiares que tiene. Hace su trabajo sin hacer ruido y muchas veces incluso cantando.

Estamos en el mes de las misiones. Todos llamados a ser misioneros, a responder a la voluntad de Dios que no nos pide tanto hacer como amar en todo lo que hacemos y allá donde nos encontremos.

Definitivamente esta señora es un regalo de Dios para este sacerdote y su parroquia, para su familia…

¡Qué bonito si los otros nos vieran como un regalo en los ambientes en los que nos movemos: La iglesia, el trabajo, la calle, el supermercado, la casa...!. ¡Qué evangelizador si así nos vivieran la familia, los vecinos, los compañeros, las personas con las que nos encontramos!.

¡Qué triste cuando suponemos una piedra en el camino para los otros, cuando queremos imponer nuestros criterios, cuando no dejamos hacer, cuando vivimos nuestra entrega con ese punto agrio que ni ayuda a los otros ni a nosotros!.

Si nos falta el amor… Estamos perdidos, bien perdidos. Podemos construir hospitales, dar todo nuestro dinero a la iglesia o a obras sociales, visitar enfermos, dar de comer al que tiene hambre… pero si nos falta el amor…

¿Para qué tanto hacer si no amamos en aquello que hacemos y a quienes están a nuestro lado?

¿Qué tanto se alegran los demás de vernos, de tenernos cerca, de trabajar con nosotros?

Como dicen mis queridas amigas claretianas de Centroamérica: “Hagamos el camino fácil a los demás”. Bastante dolor y sufrimiento hay en el mundo. Que nuestra vida sea una bendición para los otros.

viernes, 4 de octubre de 2024

“TE ESTABA ESPERANDO”

 

Eran las 7.50am de la mañana. Una religiosa estaba en la puerta de la iglesia. Las primeras palabras que escuché ese día fueron: “Te estaba esperando”. Me sonó a música celestial. Yo no había quedado con ella en vernos pero… ¡Qué bonito saber que alguien te espera!. Te sientes importante y especial para esa persona.

Después, en la eucaristía, meditaba sobre esto. Con Dios pasa lo mismo. Él siempre nos está esperando. No somos los que tomamos la iniciativa para acercarnos a Él. Es Él quien con su amor nos atrae y nos espera siempre.

No hablo desde la teoría, desde el conocimiento, desde la sola fe, hablo desde la experiencia. ¡Quién como yo para, en todos estos años, alejarse una y otra vez, meterse en hoyos y enlodarse de qué maneras!. Nunca dejó de buscarme, nunca dejó de esperarme. De todas me ha sacado y sigue jalándome con más fuerza que nunca.

¡Qué bonito escucharle decir: “Te estaba esperando”!. Ante esto ya no hace falta nada, solo estar. Y lo único que brota es una sonrisa y una frase muy corta: “Aquí estoy”. Y desde luego, ahí quiero permanecer hasta el final.

Veo como otros se perdieron en el camino, y me pregunto por qué conmigo ha tenido tanta misericordia y ha sido tan insistente. Mi corto entendimiento no alcanza a comprender tanto amor inmerecido pero humildemente lo agradezco infinitamente. ¿Por qué yo?. Sólo Él sabe. Que mis oídos estén siempre atentos para reconocer su voz y seguirle solo a Él aunque eso suponga incomprensión, juicios, renuncias o pérdidas. Y si me vuelvo a despistar en el camino, que me dé la gracia de tener esa determinada determinación para volver al único sendero que puede dar plenitud a mi vida.

Me espera… Te espera… Sólo queda disponernos e ir a su encuentro.